In memoriam Dr. Gustavo Casas Andreu (1943-2024)
Fausto Roberto Méndez-de la Cruz a, *, Rodrigo Macip-Ríos b y Gabriel Barrios-Quiroz c
a Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Biología, Departamento de Zoología, Apartado Postal 70-153, 04510 Ciudad de México, México
b Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia, Antigua Carretera a Pátzcuaro Núm. 8701, Col. Ex Hacienda San José La Huerta, 58190 Morelia, Michoacán, México
c Ecología y Conservación Dharma A.C., Carretera Federal Tepoztlán-Yautepec Km 7.5, 62520 Tepoztlán, Morelos, México
*Autor para correspondencia: faustomendez6@gmail.com (F.R. Méndez-de la Cruz)
Recibido: 11 octubre 2024; aceptado: 8 noviembre 2024
“De niño acompañaba a mi mamá, que daba clases en una escuela de Xochimilco y me gustaba ir al patio de la escuela que estaba junto a un bosque. Ese bosque estaba lleno de muchos animales, entre ellos chapulines, mariposas, plantas diversas y árboles enormes, me encantaba perderme en ese bosque lleno de vida”. Así comenzaba la admiración por la vida de un pionero de la herpetología en México, el Dr. Gustavo
Casas Andreu.
El Dr. Casas-Andreu (Gus, como le llamábamos sus amigos más cercanos) fue una figura destacada en el campo de la herpetología, con una carrera que abarcó más de 6 décadas. Nacido en la Ciudad de México el 15 de mayo (día del maestro) de 1943, realizó sus estudios de educación básica y media superior en la Escuela Militarizada México. Desde temprana edad mostró una pasión por los reptiles y anfibios, lo que lo llevó a estudiar Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde sería alumno de ilustres personajes de la biología en México como el Maestro Rafael Martín del Campo y Sánchez y el Dr. Eucario López Ochoterena. Su interés por los anfibios y reptiles, particularmente por los cocodrilos, un grupo de reptiles que lo cautivó por su complejidad y su importancia ecológica, lo motivaron para realizar investigaciones pioneras que ampliaron nuestro entendimiento sobre su comportamiento, ecología y conservación.

A lo largo de su vida, Gustavo Casas comenzó su acercamiento con los reptiles trabajando como
Investigador y jefe de la sección de herpetología en estudios con anfibios y reptiles acuáticos, del entonces Instituto Nacional de Investigaciones Biológico Pesqueras, perteneciente, en su momento, a la Secretaría de Industria y Comercio (1964-1971). Su tesis de licenciatura la desarrolló con las tortugas dulceacuícolas de México bajo la asesoría del Maestro Rafael Martín del Campo y Sánchez, misma que defendió en 1967. Siguiendo con su interés en la investigación en los reptiles, junto con Manuel Guzmán hicieron una recopilación del estatus de los cocodrilos de México, la cual se publicó como un número del Boletín del Instituto Nacional del Instituto Biológico Pesquero en 1970. Obtuvo la Maestría en Ciencias por la Facultad de Ciencias en el año 1973, por examen general de conocimientos.
Gustavo Casas ingresó como investigador al Instituto de Biología en 1974. Aquí empezó el trabajo curatorial de la colección de anfibios y reptiles. Posteriormente, realizó su tesis doctoral con el tema “Anfibios y reptiles de la costa suroeste del estado de Jalisco con aspectos de ecología y biogeografía”, la cual defendió en 1982, bajo la asesoría del Dr. Ismael Ferrusquía Villafranca. Como parte de su labor como curador de la Colección de Anfibios y Reptiles, en 1982 comienza un proyecto para representar la herpetofauna del país en lo que sería la Colección Nacional de Anfibios y Reptiles, y encabeza un grupo que colecta por todo el país. En esos momentos, la colección tenía representado menos de 5.6% de la herpetofauna del país. El proyecto que inició Gustavo Casas terminó en 1988, dando como resultado una representación aproximada de 60% de la herpetofauna de México en la colección del Instituto de Biología, convirtiéndose en una de las colecciones más importantes de México y del mundo.
Además de su trabajo como curador y biólogo de campo, Gustavo Casas fue un profesor dedicado y un mentor generoso en varias universidades de México. Su entusiasmo por la ciencia y su habilidad para transmitir conocimientos inspiraron a numerosas generaciones de herpetólogos y biólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metro-
politana y Universidad Autónoma del Estado de México. Sus clases y conferencias eran conocidas por su claridad, profundidad y el fervor con que abordaba cada tema, dejando una marca duradera en aquellos que tuvimos el privilegio de aprender de él. Dirigió 34 de tesis de licenciatura, 7 de maestría y 4 de doctorado. Entre los alumnos que desarrollaron tesis en diferentes niveles se encuentran: Oscar Flores Villela, Miriam Benabib Nisembaum, Aurelio Ramírez Bautista, Héctor Gadsden Esparza, Fausto R. Méndez de la Cruz, Elizabeth Arévalo Marín, Dolores Huacuz Elías, Rodrigo Macip Ríos, Anahí Guizado Rodríguez y Gabriel Barrios Quiroz, entre muchos otros, dejando un legado académico que ha trascendido y sigue dando frutos en generaciones presentes de herpetólogos.
Publicó 115 artículos de investigación, 40 de divulgación científica y 9 libros, que abarcan diversos temas, desde claves de identificación, herpetofaunas regionales, historia de la herpetología, etnoherpetología, biología de la reproducción y conservación de anfibios y reptiles. Entre los libros publicados se encuentran “Estado de las investigaciones sobre cocodrilos mexicanos”, “Anfibios y Reptiles de México”, “Nombres estándar en español, en inglés y nombres científicos de los anfibios y reptiles de México”, “Cómo hacer una colección de anfibios y reptiles”, “Sinopsis de datos biológicos y ecológicos del cocodrilo de pantano Crocodylus moreletii”, y otros. Su obra puede consultarse en el siguiente enlace: https://scholar.google.com/citations?user=jGqOlAgAAAAJ&hl=es

Gustavo Casas también fue un defensor incansable de la protección del hábitat natural de los cocodrilos y trabajó activamente con organizaciones nacionales e internacionales para promover políticas de conservación eficaces. Fue parte del Grupo de Especialistas de Cocodrilos de la IUCN, de grupos de asesores de la Conabio, además fue miembro fundador de varias sociedades científicas en México, como la Sociedad Mexicana de Zoología (SMZ), donde fue el primer presidente, de la Sociedad de Historia Natural, la Sociedad Herpetológica Mexicana (SHM), la Asociación para la Investigación y Conservación de Anfibios y Reptiles (AICAR), y más recientemente, del Colegio de Biólogos. Recibió homenajes (en vida y posmortem) de la SMZ, de la Sociedad Latinoamericana de Herpetología (en vida), de la SHM (en vida y se designó como miembro honorario) y de AICAR (en vida y posmortem, además de ser designado como miembro honorario).
Gustavo Casas fue un agradable conversador, cuando los temas que se tocaban eran diversos, desde cuestiones académicas hasta humanas y cotidianas, siempre con la oportunidad de aprender y reflexionar. Imposible olvidar las gratas charlas de sobremesa que se prolongaban hasta muy noche. Es importante mencionar que el Congreso de Herpetología de 1987, en donde participó como organizador local y reunió a las 2 sociedades de herpetólogos estado-
unidenses más importantes (Herpetologists’ League y la Society for the Study of Amphibians and Reptiles) y al Comité Herpetológico Mexicano (precursor de la Sociedad Herpetológica Mexicana), sigue siendo recordada por la gran camaradería que se vivió en el Hotel Mocambo, sede del congreso. Después de una larga vida académica productiva, se jubiló el 31 de octubre de 2017 de la UNAM, que fue su alma mater e institución académica principal.
Gustavo Casas, el profesor, académico, mentor y amigo, falleció el 1 de septiembre de 2024 a los 81 años de edad. Su memoria y legado viven en el impacto duradero que ha tenido en el estudio de los anfibios y reptiles de México, así como en el corazón de todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo y que hoy continuamos con la eterna tradición de generar nuevo conocimiento, difundirlo y enseñar lo aprendido.
Le sobreviven su esposa Xóchitl y sus hijos, Gustavo, Adrián, Gustavo Antonio y Sara Sofia, además de una legión de colegas, estudiantes y amigos que lo apreciamos profundamente.
Descanse en paz.