Composición de la flora vascular, delimitacióny estado de conservación de lomas del cerro Ochiputur (Trujillo, Perú): alcances para la identificación y gestión de ecosistemas desérticos
Norton Cuba-Melly *
Universidad Científica del Sur, Facultad de Ciencias Ambientales, Panamericana Sur Km. 19, Villa El Salvador, Lima, Perú
*Autor para correspondencia: nortoncuba92@gmail.com (N. Cuba-Melly)
Recibido: 8 diciembre 2023; aceptado: 17 septiembre 2024
Resumen
El desierto costero sudamericano es un ambiente de extrema aridez que recibe agua en forma de neblina oceánica y precipitaciones discontinuas provistas por El Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés). Sus particulares condiciones climáticas y geográficas son refugio de especies de flora, y fauna altamente especializada, que además de poseer un alto grado de endemismo se encuentran amenazadas por actividades humanas. Los objetivos del presente estudio fueron: proponer una delimitación del ecosistema de lomas en una localidad del norte del Perú conocida como cerro Ochiputur usando herramientas de teledetección y el análisis del Índice de Vegetación Diferencial Normalizado (o NDVI por su acrónimo en inglés), y efectuar una línea base de flora vascular e identificar impulsores de cambio en el área de estudio. El análisis NDVI permitió estimar la cobertura vegetal del ecosistema, aunque aún presenta limitaciones, asimismo, se evidencia la influencia del ENSO sobre la cobertura vegetal y el avance de actividades antrópicas perjudiciales. Se registraron 134 especies de plantas vasculares distribuidas en 3 unidades del paisaje del ecosistema de lomas. Finalmente, se discute una conexión entre el desierto y ecosistemas altoandinos, y la eficiencia de la teledetección en la delimitación de ecosistemas desérticos.
Palabras clave: Desierto costero; Impulsores de cambio; Inventarios florísticos; La Libertad; Teledetección
© 2025 Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Biología. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND
(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
Composition of vascular flora, delimitation and state of conservation of lomas of Ochiputur mountain (Trujillo, Peru): a scope for the identification and management of desert ecosystems
Abstract
The South American coastal desert is an extremely arid environment that receives water in the form of ocean mist and discontinuous precipitation provided by the El Niño-Southern Oscillation (ENSO). Its particular climatic and geographical conditions are a refuge for highly specialized flora and fauna species, which in addition to having a high degree of endemism are threatened by human activities. The objectives of the present study were: to propose a delimitation of the lomas ecosystem in a locality in northern Peru known as Ochiputur mountain using remote sensing tools and the analysis of the Normalized Differential Vegetation Index (NDVI), and to carry out a vascular flora baseline and identify drivers of change in the area of study. The NDVI analysis allowed us to estimate the vegetation cover of the ecosystem, although it still has limitations. Likewise, the influence of ENSO on the vegetation cover and the advance of harmful anthropic activities is evident. We recorded 134 species of vascular plants distributed in 3 landscape units of the lomas ecosystem. Finally, a connection between the desert and high Andean ecosystems, and the efficiency of remote sensing in the delimitation of desert ecosystems, were discussed.
Keywords: Coastal desert; Drivers of change; Floristic inventories; La Libertad; Remote sensing
Introducción
Los desiertos alrededor del mundo son biomas singulares que abarcan vastas extensiones de la superficie terrestre, caracterizados por sus condiciones de extrema aridez, escasez de precipitaciones y se pueden clasificar, según su zona climática, como: subtropicales, polares, invernales y costeros fríos (Smith y Pettorelli, 2020). Estos parajes de apariencia inhóspita pueden desplegar altas tasas de endemismo debido a procesos adaptativos de la biocenosis, como respuesta a sus condiciones ambientales extremas, por lo que representan refugios de diversidad para especies de distribución restringida y amenazada (Brito y Pleguezuelos, 2020). Los desiertos costeros fríos son particularmente diferentes a los que se encuentran al interior de los continentes, ya que poseen temperaturas promedio más estables y una alta humedad relativa como consecuencia de su proximidad a corrientes de aguas frías, producto de la surgencia de aguas marinas y a una fuerte subsidencia atmosférica que da origen a anticiclones (DellaSalla y Goldstein, 2020; Laity, 2009). Durante el invierno austral, los desiertos costeros fríos reciben aportes de agua temporal y espacialmente variables, donde destacan principalmente: la presencia de nubes de estratocúmulos que puede producir ligera precipitación o garúas, el ingreso de niebla advectiva proveniente del océano transportada por el anticiclón y el desarrollo de niebla orográfica que se forma con el enfriamiento del aire al encontrarse con diversas formaciones geográficas en el litoral de la costa, ambos tipos de neblina se pueden condensar en forma de garúa o formar gotas de rocío al encontrarse con una superficie más fría (Cereceda et al., 2002; Eckardt et al., 2013). Asimismo, la formación de una capa de inversión térmica reduce la evaporación del agua del suelo y el impacto de la radiación solar, promoviendo condiciones favorables para el desarrollo de la vida en el desierto. Dentro de los desiertos costeros fríos, también conocidos como desiertos de niebla, se destacan el desierto peruano-chileno en Sudamérica y el desierto de Namib en el sur de África (Smith y Pettorelli, 2020).
El desierto peruano-chileno forma un estrecho cinturón hiperárido en gran parte de la costa de Sudamérica, interrumpido brevemente por valles y humedales que se originan dentro de la cuenca hidrográfica del Pacífico (modificado de Dillon et al., 2003). Las condiciones ambientales del desierto costero sudamericano se encuentran principalmente influenciadas por la Cordillera de los Andes, la corriente fría de Humboldt y el anticiclón del Pacífico sur (Garreaud et al., 2010; Hartley y Chong, 2002). Estos factores climáticos y geográficos originan una marcada estacionalidad; en los meses de junio a octubre, con el ingreso de niebla oceánica al continente, se constituye una época húmeda, que es testigo de un auge en la composición de flora y fauna del desierto, así como del recubrimiento del suelo por vegetación predominantemente herbácea, mientras que a inicios de noviembre, con el aumento de la temperatura y la exposición solar que inhibe la condensación de la humedad atmosférica, comienza una época seca, donde la vegetación culmina su ciclo de vida o entra en estado de latencia, devolviéndole al paisaje desértico su aspecto estéril; sin embargo, existen especies perennes que continúan su ciclo de floración a lo largo del verano como arbustos, subarbustos, tillandsias, cactus, hierbas perennes y árboles (Cornejo-Badillo et al., 2023; Cuba-Melly y Odar, 2018; Rundel et al., 1991; Velarde, 1945). De igual forma, los componentes bióticos de este desierto se encuentran influenciados por la oscilación del sur El Niño (o ENSO, su acrónimo en inglés), un evento cíclico, pero no periódico, que en su fase positiva suministra precipitaciones extraordinarias en los meses del verano austral desencadenando un incremento sustancial en la extensión de la cobertura vegetal y la producción primaria, así como una alteración en el ciclo fenológico de las especies (Dillon y Rundel, 1990; Tovar et al., 2018; Vining et al., 2022). Este ecosistema desértico es conocido como lomas en Perú u oasis de neblina en Chile y sus nombres usualmente coinciden con la provincia en la que se encuentran ubicadas o la elevación natural que más predomine en el terreno, conocidas localmente como cerros.
La flora de lomas es el grupo más estudiado en la literatura científica para este ecosistema, debido a ello, existen múltiples inventarios florísticos, especialmente para Perú (Dillon et al., 2011; Gonzáles et al., 2023; Lleellish et al., 2015; Weberbauer, 1945; Whaley et al., 2019). De igual forma, se han realizado esfuerzos denodados a escala local que contribuyen al conocimiento colectivo de la flora de lomas, principalmente en el centro y sur del país (Cuba-Melly y Odar, 2018; Leiva et al., 2008; Montesinos-Tubée y Mondragón, 2020; Quipuscoa et al., 2016; Trinidad et al., 2012), por el contrario, en el norte, existe un gran vacío de información para la mayor parte de localidades, con excepción de lomas del cerro Campana (Leiva et al., 2014; Sagástegui et al., 1988; Weberbauer, 1945). Asimismo, aún se desconoce la extensión total de las localidades donde se desarrollan las formaciones de lomas en el desierto peruano, siendo solamente las más conocidas las que se encuentran representadas en el mapa nacional de ecosistemas de Perú (MINAM, 2019). Sin embargo, el uso reciente de herramientas de teledetección ha expuesto que la superficie de lomas se encuentra subestimada (Moat et al., 2021). La ausencia de una delimitación concreta y de conocimiento sobre la composición florística de lomas ha profundizado el desinterés por su conservación, provocando el avance de actividades socioeconómicas con impactos negativos sobre el ecosistema como el cambio de uso de suelo para la agricultura, la minería no metálica, la expansión urbana, la ganadería intensiva, el establecimiento de granjas avícolas y la depredación de flora y fauna, entre las más comunes (Alonso y Solórzano, 2021; Pollack et al., 2020). Estas alteraciones en sistemas naturales son denominadas también como impulsores de cambio, que son factores naturales o inducidos por el hombre que producen modificaciones en la biodiversidad y procesos ecosistémicos (Ferrier et al., 2016; MA, 2005).
En la región La Libertad, en el norte del Perú, se han identificado hasta la fecha solo 7 formaciones de lomas: cerro Cabezón, cerro Campana, cerro Prieto, cerro Cabras, cerro Ochiputur, cerro Negro y Virú, de la más septentrional a la más austral, respectivamente (Dillon et al., 2011). El cerro Ochiputur se destaca por su imponente elevación de 1,000 m snm, que se puede observar desde la ciudad de Trujillo, capital de la región. A pesar de su cercanía, son exiguas las publicaciones científicas sobre flora y fauna que nos permiten valorar su diversidad biológica y evaluar su estado de conservación. Desde 1940 y hasta finales de 1990, personajes ilustres de la botánica peruana realizaron expediciones florísticas en lomas del cerro Ochiputur, dentro de los que destacan Nicolás Angulo, Abundio Sagástegui, Arnaldo López, Octavio Velarde, Michael Dillon y José Mostacero, sus colecciones fueron incorporadas al Herbarium Truxillense (HUT) (Sagástegui et al., 1988); lamentablemente estos hallazgos nunca fueron publicados. Rundel et al. (1991) menciona brevemente la presencia de 100 especies de flora vascular para esta localidad, sin brindar una lista formal, citando el trabajo de Sagástegui et al. (1988), no obstante, esta publicación enfoca sus resultados en brindar un análisis del clima, suelo y composición florística solamente del cerro Campana, por lo que no ha sido posible corroborar esta información. Finalmente, el último estudio florístico realizado en el cerro Ochiputur fue realizado por Corcuera (2017), quien reportó un total de 34 especies.
Ante la ausencia de conocimiento en la que se encuentra el ecosistema de lomas del cerro Ochiputur, el presente estudio busca revalorar el esfuerzo realizado por diversos botánicos en el siglo XX y generar nueva información sobre la composición de flora vascular del área de estudio. Asimismo, explora el concepto actual de lomas, propone una metodología para la delimitación del ecosistema e identifica impulsores de cambio con la finalidad de mejorar la gestión de ecosistemas desérticos y evitar el avance de actividades perjudiciales para la biodiversidad.
Materiales y métodos
El ecosistema de lomas del cerro Ochiputur se encuentra ubicado en el distrito de Salaverry, provincia de Trujillo, región de La Libertad, Perú (UTM Zona 17 L 726254 9094206). La única vía de acceso asfaltada que se encuentra cerca al área de estudio es la carretera Panamericana Norte a la altura del km 551. Geológicamente, la zona abarca mantos arenosos conformados por la acumulación de arenas cuarzosas transportadas por el viento (depósito eólico no consolidado) formando dunas y pampas amplias hasta llegar a montañas constituidas por afloramientos de rocas ígneas intrusivas como la granodiorita y el granito (INGEMMET, 2016), cuya elevación máxima es conocida localmente como cerro Ochiputur, Chiputur o Apu Leo. Anualmente recibe visitantes, sin embargo, no cuenta con señalización, rutas establecidas para el turismo o hitos que denoten la existencia del ecosistema. El área de estudio cuenta con la presencia parcial de 2 sitios arqueológicos: El área IX-X Cerro Alto Salaverry y Cerro Ochiputur que reporta restos del periodo Formativo Tardío de la cultura Salinar (MINCUL, 2001a) y el área VIII Quebrada La Mina que reporta evidencias arqueológicas correspondientes a periodos Lítico-Paijanense, Formativo Temprano y Medio-Cupisnique, Formativo Tardío-Salinar y Estados Regionales Tardíos-Chimú (MINCUL, 2001b). En dirección oeste y suroeste, entre la llanura desértica y las dunas se han constituido campos agrícolas, irrigados por el canal del proyecto especial Chavimochic (PECH), zonas urbanas, la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de Trujillo y torres de alta tensión que cruzan líneas de transmisión de energía eléctrica de 220 kV, administrados por la Red de Energía del Perú, S.A. (fig. 1)

Figura 1. Mapa del área de estudio.
El ecosistema de lomas del cerro Ochiputur fue reconocido como Ecosistema Frágil (EF) por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), quien las define como “áreas de alto valor de conservación por su biodiversidad y los servicios ambientales que brindan, y son altamente vulnerables a consecuencia de las actividades antrópicas que se desarrollan en ellas o en su entorno”, y se rigen en un marco normativo distinto al de las Áreas Naturales Protegidas (MINAGRI, 2020). Dentro de esta área se conservan 883.75 ha que circunscriben solamente el macizo rocoso y sus quebradas (SERFOR, 2018a). Su altitud oscila entre 396 y 1,112 m snm. La ficha técnica de campo elaborada para este reconocimiento registra un total de 12 especies de flora, 10 de aves, 1 de mamífero y 1 de reptil. La evaluación fue realizada en una sola visita de campo, el 17 de agosto de 2016. Asimismo, la delimitación de la cobertura vegetal se realizó con base en una interpretación visual, obtenida mediante el análisis NDVI de una imagen satelital LANDSAT 8 OLI/TIRS, con fecha 04 de agosto de 2014 y corregida con observaciones en campo. Finalmente, reporta la presencia de residuos sólidos y expansión urbana (SERFOR, 2018b).
Para entender el concepto actual de lomas y proponer una delimitación es necesario realizar una distinción en la terminología, entre el ámbito geomorfológico y el ecológico. En el ámbito geomorfológico, loma o lomada es una elevación natural del terreno menor a 300 metros de altura desde su base y con inclinación de laderas promedio superior a 16% (Villota, 2005). En el ámbito ecológico, lomas es un ecosistema que se desarrolla en el bioma del desierto costero sudamericano, donde las condiciones climáticas del invierno austral permiten el desarrollo de vegetación estacional y predominantemente herbácea, con la presencia de otras formas de crecimiento perenne en menor proporción, en altitudes que van desde 0 hasta 1,000 m snm (Dillon, 2003; MINAM, 2019; Rauh, 1985; Rundel et al., 1991). Se propone evitar el uso de años ENSO positivos para la delimitación de ecosistemas de lomas debido a que son eventos no periódicos, en los que ocurren precipitaciones extraordinarias que distorsionan la temporalidad y cobertura del ecosistema (Tovar et al., 2018; Vining et al., 2022). No obstante, su análisis en el presente estudio resulta de interés para evaluar los patrones de distribución y cobertura de la vegetación que implica este evento sobre el ecosistema de lomas.
Se evaluaron imágenes satelitales Landsat 8 OLI/TIRS C2 L1 (path:9, row:66) procedentes de los años 2013 a 2022 extraídas de forma gratuita del Servicio Geológico de los Estados Unidos (o USGS por su acrónimo en inglés). El satélite Landsat 8 tiene disponibilidad de imágenes desde su fecha de lanzamiento en el año 2013, su intermitencia es de 16 días y la resolución espacial de sus imágenes es de 30 × 30 m (USGS, 2022). Se escogieron imágenes que tuvieran porcentaje de nubosidad menor a 15% entre los meses de agosto y septiembre para años regulares, por ser los meses que mejor evidencian el desarrollo de vegetación en época húmeda. Para el evento ENSO del 2017 se utilizó el mes de abril, por ser mes que mejor reflejó el desarrollo de vegetación para este evento. Se hizo un preprocesamiento de las imágenes con el complemento SCP del software QGIS, con el que se ejecutó una corrección atmosférica DOS1 y se empleó la herramienta Pansharpening para obtener una resolución espacial de 15 × 15 m.
Para estimar la extensión de la cobertura vegetal del ecosistema se utilizó el software QGIS con el que se efectuó el cálculo del índice de vegetación diferencial normalizado (o NDVI por su acrónimo en inglés), el cual es adimensional y tiene un rango de valores que van de -1 a 1 (Weier y Herring, 2000). El NDVI se calcula aplicando la siguiente fórmula:

Esta métrica estándar para superficies terrestres se basa en el principio de que la actividad fotosintética de las plantas absorbe la luz roja y refleja la luz infrarroja en las plantas sanas (Pettorelli et al., 2005). Cuando ocurren procesos fotosintéticos al incrementar o disminuir la clorofila en las plantas, una serie temporal del NDVI expone una tendencia positiva cuando el desarrollo es óptimo o negativa cuando el suelo se encuentre desprovisto de vegetación o presente cuerpos de agua (Lepage et al., 2023). El NDVI como índice espectral de vegetación es utilizado en ecosistemas desérticos debido a su alta sensibilidad, que permite evidenciar un contraste entre la presencia y ausencia de vegetación (Chávez et al., 2019).
Después de realizar algunos ensayos, se decidió delimitar la vegetación de lomas con valores de NDVI mayores a 0.15, que coincide con el valor umbral utilizado por Chávez et al. (2019) y Moat et al. (2021) para este ecosistema.
Establecimiento de línea base de flora vascular. El presente estudio con fines de investigación científica de flora silvestre fue autorizado por la Resolución de Dirección General Núm. 342- 2018-MINAGRI-SERFOR- DGGSPFFS, emitida por la autoridad nacional competente en materia de flora y fauna silvestre. Se realizaron recolectas libres de plantas vasculares entre septiembre de 2018 y diciembre de 2019 para abarcar la época seca y húmeda. Las colecciones botánicas fueron depositadas en el Herbarium Truxillense (HUT). Actualmente, el EF lomas de cerro Ochiputur solo incluye el macizo rocoso y sus quebradas, por lo que también se incluyó el sistema de dunas dentro del estudio. Además, se realizaron visitas entre los años 2014 y 2022, se tomaron anotaciones sobre la flora y el estado del ecosistema. Las especies fueron registradas con imágenes fotográficas y georreferenciadas con un dispositivo GPS GARMIN. Para realizar la línea base también se consultaron las colecciones botánicas, que tuvieran como localidad cerro Ochiputur o Chiputur, en el Herbarium Truxillense (HUT), así como en bases de datos virtuales de los herbarios United States National Herbarium (US) y Field Museum Herbarium (F). Los acrónimos de herbarios se indican según lo establecido por Thiers (2023).
El ordenamiento taxonómico de las especies se realizó utilizando el sistema de clasificación de APG IV (Chase et al., 2016). Para la determinación de especies se emplearon diversos trabajos de sistemática y taxonomía como León et al. (2002), Ostolaza (2014), Peralta et al. (2005), Robinson (1906), Tovar (1993), entre otros. La revisión de los epítetos, nombre de autores y procedencia de las especies (endémica del Perú, nativa o introducida) se realizó usando las bases de datos: GBIF (2023), POWO (2023) y Tropicos (2023). Se consideran como especies nativas a aquellas que son encontradas de forma natural en el continente americano, e introducidas a aquellas que provengan de un continente diferente al americano o sean especies cultivadas.
Identificación de amenazas al ecosistema y estado de conservación actual. Se clasificaron impulsores de cambio según la definición y el modelo conceptual propuesto por Ferrier et al. (2016). Asimismo, se solicitó información al gobierno regional de La Libertad y a la municipalidad provincial de Trujillo sobre el estado de conservación actual de lomas del cerro Ochiputur.
Resultados
Delimitación de lomas del cerro Ochiputur usando herramientas de sistemas de información geográfica (SIG). Se obtuvieron 6 imágenes satelitales con las características propuestas en la metodología para el análisis NDVI correspondientes a los años: 2014, 2016, 2017, 2019, 2021 y 2022 (fig. 2).

Figura 2. Mapa de índice de vegetación diferencial normalizado.
Los valores de NDVI en los arenales que se encuentran entre 0.15 y 0.25 manifiestan el desarrollo de hierbas anuales, perennes, subarbustos y cactus. En esta unidad del paisaje, la vegetación se detecta desde el valor de 0,10; sin embargo, al reducir el umbral a este valor, se dificulta visualizar el contraste de presencia/ausencia de vegetación entre la montaña y los arenales. Igualmente ocurre en áreas donde se despliegan poblaciones de Tillandsia spp. Por otra parte, estos valores para la montaña significan que tiene una cobertura de vegetación escasa o en estrés hídrico, y que no hay suficiente humedad para el desarrollo foliar de arbustos, lo cual ha sido corroborado con observaciones en campo. Cuando los valores de NDVI son mayores a 0.35 indican un mejor desarrollo herbáceo y arbustivo. Se reportan por primera vez tilandsiales en el cerro la Mina y en el cerro Enano, siendo el primero el de mayor extensión. Se encuentran principalmente compuestos por T. latifolia y T. purpurea, en asociación con cactus y arbustos bastante dispersos como: N. arequipensis, H. pacalaensis, L. boerhaviifolium, T. cacalioides y S. spicata. El análisis de NDVI demostró no ser suficientemente sensible para diferenciar la vegetación de lomas en los arenales.
El año 2014 fue el de mejor desarrollo vegetativo con un valor de NDVI que llegó hasta 0.79; a pesar de ello, la vegetación en los arenales tuvo una cobertura casi desapercibida y se encontró solamente cercana a la montaña. Los años 2016, 2019 y 2022 fueron años con escasa cobertura vegetal y valores promedio inferiores a 0.25, coincidiendo con los reportes de campo, en donde la vegetación se encontraba dispersa, con porte bajo y poco o nulo desarrollo foliar en los arbustos. En estos años, una alta exposición solar y una cobertura nubosa que se comenzó a disipar paulatinamente en agosto forzó una transición temprana hacia la época seca, mientras que en el 2014, el verdor se mantuvo hasta octubre-noviembre. En abril de 2017, bajo la influencia de lluvias extraordinarias por un evento ENSO positivo, se manifestó una mayor cobertura vegetal en la quebrada La Mina con un valor máximo de NDVI de 0.75, menor al de 2014. Igualmente, los arenales registraron un revestimiento de herbáceas, esencialmente provisto por T. paronychioides, que se extendió de forma homogénea hasta 320 m snm, en donde comenzó a aumentar la diversidad de especies conforme se aproximaba hacia el macizo rocoso. En la montaña las especies más usuales fueron: P. purpureodisca, N. humifusa, S. arcanum, N. paniculata y Sicyos baderoa Hook. et Arn. En este año, también se observó una formación de vegetación continua del ecosistema de lomas desde el cerro Queneto, en la provincia de Virú hasta el cerro Ochiputur y ésta, a su vez, unía con el matorral andino de La Libertad, lo que no ocurre en años regulares. La vegetación herbácea en los arenales se secó por completo llegando a los meses de invierno, sin embargo, en los años consecutivos, volvió a emerger solamente en la época húmeda, aunque con menor cobertura. El análisis de NDVI también permitió dar cuenta de la ampliación de la frontera agrícola y la urbanización en los arenales entre el año 2014 y 2022.
Composición de la flora vascular. Se registraron un total de 134 especies de plantas vasculares pertenecientes a 43 familias. Las familias con mayor número de especies fueron: Asteraceae (20 spp.), Solanaceae (16 spp.), Malvaceae (9 spp.), Boraginaceae (8 spp.), Cactaceae (7 spp.), Fabaceae (6 spp.) y Poaceae (5 spp.) (figs. 3-9). Se evidencia que un total de 42 especies son endémicas del Perú, lo cual equivale a 31.34% del total de especies evaluadas. La familia Solanaceae contiene la mayor cantidad de endemismos con 9 especies, seguida por las familias Asteraceae (7 spp.) y Malvaceae (4 spp). Las especies nativas fueron 83, mientras que las introducidas 7, es decir, 61.94% y 5.22% del total, respectivamente. Se registraron 19 especies de flora vascular solamente en herbarios, pero no se encontraron en las visitas de campo. Las colecciones de herbarios exhiben muestras del área de estudio comprendidas entre los años 1948-1986 (tabla 1).
Tabla 1
Lista de flora vascular de lomas de cerro Ochiputur. Distribución: NAT (nativa), EN (endémica de Perú), INT (introducida); rf!: registro en campo; *registro solo de herbario.
Núm. | Familia | Especies | Registro | Distribución |
1 | Acanthaceae | Dicliptera peruviana (Lam.) Juss | A. Sagástegui et J. Mostacero 11037 (HUT!) | NAT |
2 | Aizoaceae | Tetragonia crystallina L´Hér. | Dillon et al. 4688 (F!) [F barcode 1981589]; N. Cuba-Melly et J. Odar 040 (HUT!), N. Angulo 1993 (HUT!) | NAT |
3 | Amaranthaceae | Alternanthera truxillensis Kunth | N. Cuba-Melly et J. Odar 041 (HUT!), A. Sagástegui et J. Mostacero 11036 (HUT!) | NAT |
4 | Amaranthaceae | Atriplex rotundifolia Dombey ex Moq. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11034 (HUT!) [ F barcode 1934192] | EN |
5 | Amaranthaceae | Chenopodium petiolare Kunth | A. Sagástegui et J. Mostacero 11060 (HUT!) [ F barcode 1933652] | NAT |
6 | Amaryllidaceae | Ismene amancaes (Ruiz et Pav.) Herb. | N. Cuba-Melly et J. Odar 121 (HUT!) | EN |
7 | Amaryllidaceae | Stenomesson sp. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11063 (HUT!) [F barcode 1933650]; N. Cuba-Melly et J. Odar 042 (HUT!) | – |
8 | Apiaceae | Cyclospermum laciniatum (DC.) Constance | Dillon et al. 4690 (F!) [F barcode 1981587] | NAT |
9 | Apocynaceae | Peruviasclepias aliciae (Morillo) Morillo | N. Cuba-Melly et J. Odar 122 (HUT!) | EN |
10 | Apocynaceae | Philibertia solanoides Kunth* | A. Sagástegui, A. López et S. López 9148 (HUT!) | NAT |
Tabla 1. Continúa | ||||
Núm. | Familia | Especies | Registro | Distribución |
11 | Asparagaceae | Anthericum viruense Ravenna | (rf!) | EN |
12 | Asparagaceae | Furcraea occidentalis Trel. | (rf!) | NAT |
13 | Asteraceae | Acmella alba (L’Hér.) R.K. Jansen | A. Sagástegui, A. López et S. López 9157 (HUT!), A. López 4629 (HUT!) | NAT |
14 | Asteraceae | Baccharis spartea Benth. | N. Cuba-Melly et J. Odar 043 (HUT!), N. Angulo 1182 (HUT!) | EN |
15 | Asteraceae | Chionopappus benthamii S.F. Blake | N. Cuba-Melly et J. Odar 123 (HUT!) | EN |
16 | Asteraceae | Cotula australis (Sieber ex Spreng.) Hook. f. | (rf!) | INT |
17 | Asteraceae | Encelia canescens Lam. | Dillon et al. 4684 (F!) [F barcode 1981594] | NAT |
18 | Asteraceae | Erigeron bonariensis L. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11057 (HUT!) [F barcode 1933624], N. Cuba-Melly et J. Odar 124 (HUT!) | NAT |
19 | Asteraceae | Erigeron leptorhizon DC. | A. López et M. Diestra 9168 (HUT!) [F barcode 1934242], N. Angulo et A. López 1184 (HUT!), N. Angulo 1400 (HUT!) | EN |
20 | Asteraceae | Gamochaeta subfalcata (Cabrera) Cabrera* | A. Sagástegui et A. López 9161 (HUT!) | NAT |
21 | Asteraceae | Lomanthus arnaldii (Cabrera) B.Nord. et Pelser* | N. Angulo 1405 (HUT!) | NAT |
22 | Asteraceae | Onoseris odorata (D. Don) Hook. et Arn. | A. López 9150 (HUT!) [F barcode 1934243], N. Angulo 1402 (HUT!) | EN |
23 | Asteraceae | Ophryosporus galioides (DC.) R.M.King et H.Rob. | N. Cuba-Melly et J. Odar 125 (HUT!) | EN |
24 | Asteraceae | Ophryosporus peruvianus (J.F. Gmel.) R.M. King et H. Rob. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11052 (HUT!) [F barcode 1933661] | NAT |
25 | Asteraceae | Philoglossa purpureodisca H. Rob. | N. Cuba-Melly et J. Odar 044 (HUT!) | EN |
26 | Asteraceae | Sigesbeckia flosculosa L’Hér. | A. López 9163 (HUT!) [ F barcode 1934246] | NAT |
27 | Asteraceae | Simsia dombeyana DC.* | N. Angulo et A. López 1181 (HUT!) | NAT |
28 | Asteraceae | Sonchus oleraceus L. | Dillon et al. 4692 (F!) [F barcode 1981584] | INT |
29 | Asteraceae | Trixis cacalioides (Kunth) D. Don. | N. Cuba-Melly et J. Odar 045 (HUT!); A. Sagástegui et J. Mostacero 11046 (HUT!) (US barcode 3247976), A. Sagástegui et A. López 9164 (HUT!) | NAT |
30 | Asteraceae | Verbesina saubinetioides S.F. Blake | A. Sagástegui et J. Mostacero 11049 (HUT!) [F barcode 1933657] | EN |
31 | Asteraceae | Villanova oppositifolia Lag. | N. Angulo 1995 (HUT!) | NAT |
32 | Asteraceae | Wedelia calycina Rich. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11039 (HUT!) [F barcode 1933596]; N. Cuba-Melly et J. Odar 046 (HUT!) | NAT |
33 | Begoniaceae | Begonia geraniifolia Hook. | N. Angulo et A. López 830 (HUT!) | EN |
34 | Begoniaceae | Begonia tumbezensis Irmsch. | N. Angulo et A. López 829 (HUT!) | NAT |
35 | Boraginaceae | Euploca ferreyrae (I.M.Johnst.) M.W.Frohl. et M.W.Chase | A. Sagástegui et J. Mostacero 11051 (HUT!) | EN |
36 | Boraginaceae | Heliotropium angiospermum Murray | N. Cuba-Melly et J. Odar 126 (HUT!) | NAT |
37 | Boraginaceae | Heliotropium corymbosum Ruiz et Pav. | N. Cuba-Melly et J. Odar 127 (HUT!) | NAT |
38 | Boraginaceae | Nama dichotoma (Ruiz et Pav.) Choisy | N. Angulo 1400 (HUT!) | NAT |
39 | Boraginaceae | Pectocarya lateriflora (Lam.) DC.* | N. Angulo 1996 (HUT!) | NAT |
40 | Boraginaceae | Tiquillia dichotoma (Ruiz et Pav.) Pers. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11066 (HUT!) [ F barcode 1933660], N. Cuba-Melly et J. Odar 047 (HUT!), A. Sagástegui et A. López 9139 (HUT!) | EN |
41 | Boraginaceae | Tiquilia paronychioides (Phil.) A.T. Richardson | A. Sagástegui et J. Mostacero 11065 (HUT!) [F barcode 1933623] | NAT |
42 | Boraginaceae | Varronia macrocephala Desv. * | N. Angulo et A. López 838 (HUT!) | NAT |
43 | Brassicaceae | Cremolobus chilensis (Lag. ex DC.) DC. | N. Cuba-Melly et J. Odar 048 (HUT!) | NAT |
44 | Bromeliaceae | Puya ferruginea (Ruiz et Pav.) L.B. Sm. | N. Angulo 1128 (HUT!) | NAT |
45 | Bromeliaceae | Tillandsia latifolia Meyen | N. Cuba-Melly et J. Odar 049 (HUT!) | NAT |
46 | Bromeliaceae | Tillandsia purpurea Ruiz et Pav. | N. Cuba-Melly et J. Odar 050 (HUT!) | NAT |
47 | Bromeliaceae | Tillandsia recurvata (L.) L. | N. Cuba-Melly et J. Odar 051 (HUT!) | NAT |
48 | Cactaceae | Armatocereus cf. matucanensis Backeb. ex A.W. Hill | (rf!) | EN |
49 | Cactaceae | Haageocereus pacalaensis Backeb. | Dillon et al. 4695 (F!) [F barcode 1981581] | EN |
50 | Cactaceae | Loxanthocereus trujilloensis F. Ritter | Dillon et al. 4683 (F!) [F barcode 1981593] | EN |
51 | Cactaceae | Melocactus peruvianus Vaupel | (rf!) | NAT |
52 | Cactaceae | Neoraimondia arequipensis (Meyen) Backeb | (rf!) | EN |
53 | Cactaceae | Opuntia ficus-indica (L.) Mill. | (rf!) | INT |
54 | Cactaceae | Opuntia quitense F.A.C. Weber | (rf!) | NAT |
55 | Calceolariaceae | Calceolaria pinnata L. | (rf!) | NAT |
56 | Capparaceae | Beautempsia avicenniifolia (Kunth) Gaudich. | N. Cuba-Melly et J. Odar 052 (HUT!) | NAT |
57 | Capparaceae | Capparicordis crotonoides (Kunth) Iltis et Cornejo | A. Sagástegui et J. Mostacero 11038 (HUT!) [F barcode 1934191], N. Angulo et A. López 837 (HUT!) | NAT |
58 | Capparaceae | Capparidastrum petiolare (Kunth) Hutch. | (rf!) | NAT |
59 | Caprifoliaceae | Valeriana chaerophylloides Sm. * | N. Angulo 1398 (HUT!) | NAT |
60 | Caprifoliaceae | Valeriana pinnatifida Ruiz et Pav. | N. Angulo et A. Lopez 833 (HUT!) | EN |
61 | Caricaceae | Vasconcellea candicans (A. Gray) A. DC. | (rf!) | NAT |
62 | Caryophyllaceae | Drymaria paposana Phil. | A. López 367 (USM!) | NAT |
63 | Caryophyllaceae | Stellaria cuspidata Willd. ex D.F.K. Schltdl. | N. Angulo 1988 (HUT!) | NAT |
64 | Convolvulaceae | Cuscuta cf. odorata Ruiz et Pav. | N. Cuba-Melly et J. Odar 053 (HUT!) | NAT |
65 | Convolvulaceae | Ipomoea dubia Roem. et Schult. | A. Sagástegui et A. López 9166 (HUT!) | NAT |
66 | Convolvulaceae | Ipomoea dumetorum Willd. * | N. Angulo 1084 (HUT!) | NAT |
67 | Commelinaceae | Commelina fasciculata Ruiz et Pav. | N. Angulo 1814 (HUT!) | NAT |
68 | Crassulaceae | Crassula connata (Ruiz et Pav.) A. Berger | (rf!) | NAT |
69 | Cucurbitaceae | Apodanthera ferreyrana Mart. Crov. | N. Angulo 1396 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 054 (HUT!) | EN |
70 | Cucurbitaceae | Cyclanthera mathewsii Arn. ex A.Gray* | N. Angulo 1394 (HUT!) | NAT |
71 | Cucurbitaceae | Sicyos baderoa Hook. et Arn. | N. Angulo 831 (HUT!) | NAT |
72 | Ephedraceae | Ephedra americana Humb. et Bonpl. ex Willd. | N. Cuba-Melly et J. Odar 055 (HUT!), N. Angulo et A. López 827 (HUT!) | NAT |
73 | Euphorbiaceae | Croton alnifolius Lam. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11040 (HUT!) [F barcode 2100149] | NAT |
74 | Euphorbiaceae | Euphorbia sp. | N. Cuba-Melly et J. Odar 128 (HUT!), N. Angulo 1188 (HUT!) | – |
75 | Euphorbiaceae | Euphorbia viridis (Klotzsch et Garcke) Boiss. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11056 (HUT!) [F barcode 2233307], N. Cuba-Melly et J. Odar 056 (HUT!) | NAT |
76 | Euphorbiaceae | Ricinus communis L. | (rf!) | INT |
77 | Fabaceae | Dalea onobrychis DC.* | N. Angulo 1298 (HUT!) | EN |
78 | Fabaceae | Hoffmannseggia prostrata Lagerh. ex DC. | A. Sagástegui, A. López et S. López 9154 (HUT!) | NAT |
79 | Fabaceae | Mimosa albida Humb. et Bonpl. ex Willd. * | A. Sagástegui et J. Mostacero 11053 (HUT!) [F barcode 1979234] | NAT |
80 | Fabaceae | Tara spinosa (Molina) Britton et Rose | (rf!) | NAT |
81 | Fabaceae | Tephrosia cinerea (L.) Pers. * | A. Sagástegui et J. Mostacero 11061 (HUT!) [F barcode 2026934] | NAT |
82 | Fabaceae | Vachellia macracantha (Humb. et Bonpl. ex Willd.) Seigler et Ebinger | N. Cuba-Melly et J. Odar 057 (HUT!) | NAT |
83 | Geraniaceae | Erodium cicutarium (L.) L’Hér. ex Aiton | N. Angulo 1994 (HUT!) | INT |
84 | Geraniaceae | Geranium limae R. Knuth | N. Angulo 1998 (HUT!) | EN |
85 | Lamiaceae | Salvia oppositiflora Ruiz et Pav. * | A. Sagástegui et J. Mostacero 11059 (HUT!) [F barcode 1933595] | EN |
86 | Loasaceae | Mentzelia scabra Kunth | A. Sagástegui et J. Mostacero 11041 (HUT!) | NAT |
87 | Malvaceae | Cristaria multifida (Dombey ex Cav.) Cav. | Dillon et al. 4677 (F!) [F barcode 1981599]; N. Cuba-Melly et J. Odar 058 (HUT!) | EN |
88 | Malvaceae | Fuertesimalva chilensis (A. Braun et C.D. Bouché) Fryxell | (rf!) | NAT |
89 | Malvaceae | Fuertesimalva limensis (L.) Fryxell | N. Cuba-Melly et J. Odar 129 (HUT!) | NAT |
90 | Malvaceae | Fuertesimalva peruviana (L.) Fryxell | Dillon et al. 4691 (F!) [F barcode 1981586] | NAT |
91 | Malvaceae | Gaya weberbaueri Ulbr. | N. Angulo et A. López 1412 (HUT!), A. Sagástegui, A. López et S. López 9149 (HUT!) | EN |
92 | Malvaceae | Palaua malvifolia Cav. | Dillon et al. 4689 (F!) [F barcode 1981588] | EN |
93 | Malvaceae | Palaua rhombifolia Graham | N. Angulo et A. López 1190 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 059 (HUT!) | EN |
94 | Malvaceae | Sida jatrophoides L’Hér. | N. Angulo et A. López 1408 (HUT!) | NAT |
95 | Malvaceae | Urocarpidium albiflorum Ulbr. | N. Cuba-Melly et J. Odar 060 (HUT!) | NAT |
96 | Montiaceae | Calandrinia alba (Ruiz et Pav.) DC. | Dillon et al. 4687 (F!) [F barcode 1981590] | EN |
97 | Montiaceae | Cistanthe lingulata (Ruiz et Pav.) Hershk. | Dillon et al. 4686 (F!) [F barcode 1981591] | EN |
98 | Montiaceae | Cistanthe paniculata (Ruiz et Pav.) Carolin ex Hershk. | Dillon et al. 4693 (F!) [F barcode 1981583] | EN |
99 | Onagraceae | Oenothera arequipensis Munz et I.M. Johnst. | Dillon et al. 4680 (F!) [F barcode 1981597]; N. Cuba-Melly et J. Odar 061 (HUT!), A. Sagástegui 4626 (HUT!) | NAT |
100 | Oxalidaceae | Oxalis latifolia Kunth | N. Angulo et A. López 836 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 130 (HUT!) | NAT |
101 | Oxalidaceae | Oxalis lomana Diels | (rf!) | EN |
102 | Oxalidaceae | Oxalis megalorrhiza Jacq. | Dillon et al. 4682 (F!) [F barcode 1981585] | NAT |
103 | Piperaceae | Peperomia inaequalifolia Ruiz et Pav. | N. Angulo 1297 (HUT!); N. Angulo 1395 (HUT!), N. Cuba-Melly et J. Odar 062 (HUT!) | NAT |
104 | Piperaceae | Peperomia umbilicata Ruiz et Pav. * | N. Angulo 1311 (HUT!) | EN |
105 | Plantaginaceae | Plantago limensis Pers. | N. Cuba-Melly et J. Odar 063 (HUT!) | EN |
106 | Poaceae | Aristida adcensionis L.* | A. Sagástegui, A. López et S. López 9159 (HUT!) | NAT |
107 | Poaceae | Chloris virgata Sw. | A. Sagástegui, A. López et S. López 9153 (HUT!) | NAT |
108 | Poaceae | Eragrostis mexicana (Hornem.) Link | N. Angulo et A. López 1183 (HUT!) | NAT |
109 | Poaceae | Paspalum racemosum Lam. | (rf!) | NAT |
110 | Poaceae | Rostraria trachyantha (Phil.) Soreng | N. Cuba-Melly et J. Odar 064 (HUT!) | NAT |
111 | Polygalaceae | Monnina herbacea DC.* | N. Angulo 1414 (HUT!), N. Angulo et A. López 1177 (HUT!) | NAT |
112 | Polygalaceae | Monnina pterocarpa Ruiz et Pav. | N. Cuba-Melly et J. Odar 131 (HUT!); A. Sagástegui et A. López 9156 (HUT!) | NAT |
113 | Polypodiaceae | Pleopeltis pycnocarpa (C. Chr.) A. R. Sm. | N. Cuba-Melly et J. Odar 065 (HUT!); A. López 834 (HUT!), A. López 138 (BM barcode 013859443) | NAT |
114 | Portulacaceae | Portulaca oleraceae L. | (rf!) | INT |
115 | Rhamnaceae | Scutia spicata (Humb. et Bonpl. ex Willd.) Weberb. | N. Cuba-Melly et J. Odar 066 (HUT!) | NAT |
116 | Solanaceae | Browallia americana L. | N. Angulo 1185 (HUT!), N. Angulo 1279 (HUT!), A. Sagástegui et J. Mostacero 11054 (HUT!) (F barcode 2110863) | NAT |
117 | Solanaceae | Browallia truxillana S. Leiva, Florián et Tantalean | N. Cuba-Melly et J. Odar 067 (HUT!) | EN |
118 | Solanaceae | Exodeconus maritimus (Benth.) D’Arcy | (rf!) | NAT |
119 | Solanaceae | Exodeconus prostratus (L’Hér.) Raf. * | N. Angulo et A. López 1406 (HUT!) | EN |
120 | Solanaceae | Leptoglossis schwenckioides Benth.* | N. Angulo et A. López 1410 (HUT!); A. Sagástegui, A. López et S. López 9160 (HUT!) | EN |
121 | Solanaceae | Lycianthes lycioides (L.) Hassl. | N. Angulo 1397 (HUT!) | NAT |
122 | Solanaceae | Lycium boerhaviifolium L. f. | N. Angulo 2290 (HUT!) | NAT |
123 | Solanaceae | Nicandra john-tyleriana S. Leiva et Pereyra | N. Cuba-Melly et J. Odar 134 (HUT!), N. Angulo et A. López 1407 (HUT!), N. Angulo 1404 (HUT!) | EN |
124 | Solanaceae | Nicotiana paniculata L. | A. Sagástegui et J. Mostacero 11055 (HUT!) [F barcode 1933651] | EN |
125 | Solanaceae | Nolana gayana (Gaudich.) Koch | A. Sagástegui et J. Mostacero 11031 (HUT!) [F barcode 1933658]; N. Cuba-Melly et J. Odar 068 (HUT!) | EN |
126 | Solanaceae | Nolana humifusa (Gouan) I.M. Johnst. | Dillon et al. 4694 (F!) [F barcode 1981582]; A. López 4639 (HUT!) | EN |
127 | Solanaceae | Solanum arcanum Peralta | A. Sagástegui et J. Mostacero 11035 (HUT!) [F barcode 1933620], N. Cuba-Melly et J. Odar 134 (HUT!) | EN |
128 | Solanaceae | Solanum mochiquense Ochoa | N. Angulo et A. López 835 (HUT!); N. Angulo 1178 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 069 (HUT!), A. López 4628 (HUT!) | EN |
129 | Solanaceae | Solanum montanum L. | Dillon et al. 4685 (F!) [F barcode 1981592 (F!)] | NAT |
130 | Solanaceae | Solanum multifidum Lam. * | N. Angulo 1296 (HUT!) | NAT |
131 | Solanaceae | Solanum pennellii Correll | N. Cuba-Melly et J. Odar 133 (HUT!) | NAT |
132 | Tropaeolaceae | Tropaeolum minus L. | N. Angulo 1411 (HUT!) | NAT |
133 | Urticaceae | Parietaria debilis G. Forst. | N. Cuba-Melly et J. Odar 135 (HUT!) | INT |
134 | Verbenaceae | Lantana scabiosiflora Kunth | A. Sagástegui et J. Mostacero 11048 (HUT!), A. Sagástegui et A. López 9162 (HUT!) | NAT |
Las precipitaciones estacionales que reciben las lomas del cerro Ochiputur tienen influencia en la proliferación de vegetación principalmente en 3 unidades del paisaje: 1) arenales, conformados por depósitos eólicos que se extienden en la parte baja del cerro Ochiputur, entre 240 y 600 m snm. En la época seca, los mantos de arena se perciben como un paraje inhóspito y desprovisto de vegetación con la excepción de la presencia de cactus y tillandsias. Aquí se advierten comunidades dispersas de Haageocereus pacalaensis Backeb. en asociación con Tillandsia latifolia Meyen y Tillandsia purpurea Ruiz et Pav. En años donde la humedad es suficiente, se observa durante el invierno el desarrollo de hierbas anuales y perennes entre julio e inicios de septiembre, tales como: Cistanthe paniculata (Ruiz et Pav.) Carolin ex Hershk., C. lingulata (Ruiz et Pav.) Hershk., Cristaria multifida (Dombey ex Cav.) Cav., Oenothera arequipensis Munz et I.M. Johnst., Palaua malvifolia Cav., Palaua rhombifolia Graham, Nolana humifusa (Gouan) I.M. Johnst., Nolana gayana (Gaudich.) Koch, Chenopodium petiolare Kunth y Tiquilia paronychioides (Phil.) A.T. Richardson. Entre las dunas, la presencia de rocas y cantos rodados brindan refugio a especies como: Plantago limensis Pers., Tillandsia recurvata (L.) L., Ephedra americana Humb. et Bonpl. ex Willd., Atriplex rotundifolia Dombey ex Moq. y Alternanthera truxillensis Kunth, además de las previamente mencionadas. Se registran también subarbustos de Tiquilia dichotoma (Ruiz et Pav.) Pers., que junto con H. pacalaensis, se encuentran formando y estabilizando las dunas a partir de los 350 m snm. Un total de 9 especies están restringidas a los arenales dentro de las que destacan especies de los géneros: Oenothera, Palaua, Cistanthe, Cristaria, Ephedra y Plantago. A lo largo de su gradiente altitudinal no se observan cambios que denoten mayor heterogeneidad en la composición vegetal de los arenales, el factor con mayor impacto en la diversidad para esta unidad de paisaje es la presencia de roquedales que permiten mayor acumulación de humedad; 2) piedemonte, los arenales se ven interrumpidos por la elevación de la montaña, donde existe una gran depresión que forma un espacio interdunal de hasta 20 m de altura. El piedemonte se constituye del ecotono entre las dunas y la montaña, con suelos arenosos que reciben sedimentos de las partes altas, así como material aluvial que se acumulan en la falda de la montaña. Estas características particulares hacen que las especies anuales puedan conservarse por más tiempo y vigor, incluso hasta inicios de la época seca, igualmente sirve de hábitat para arbustos y cactus de mayor tamaño que en la montaña. El piedemonte más extenso se encuentra en la base de la quebrada La Mina donde se encuentran depósitos aluviales de aproximadamente 7 ha entre 380 y 440 m snm. Aquí se establece un matorral disperso con arbustos como: Lycium boerhaviifolium L. f., Capparicordis crotonoides (Kunth) Iltis et Cornejo, Beautempsia avicennifolia (Kunth) Gaudich. y cactus: H. pacalaensis, Melocactus peruvianus Vaupel y Neoraimondia arequipensis (Meyen) Backeb, en menor proporción alberga Encelia canescens Lam., Trixis cacalioides (Kunth) D. Don. y Vachellia macracantha (Humb. et Bonpl. ex Willd.) Seigler et Ebinger. En época húmeda proliferan algunas herbáceas como N. humifusa, T. paronychioides, Exodeconus maritimus (Benth.) D’Arcy, Solanum arcanum Peralta, Fuertesimalva peruviana (L.) Fryxell, Eragrostis mexicana (Hornem.) Link y Chloris virgata Sw., entre las más importantes; 3) montaña, en los meses de invierno, las quebradas, laderas y paredes rocosas del cerro Ochiputur otorgan diversos hábitats para la mayor diversidad de especies, entre 450 y 750 m snm. Las primeras especies en emerger, gracias al ingreso de la niebla en junio, son hierbas perennes, de ciclo histeranto, con órganos de reserva como: Ismene amancaes (Ruiz et Pav.) Herb., Begonia geraniifolia Hook. y Oxalis megalorrhiza Jacq. A continuación, entre los meses de julio-agosto empiezan a florecer la mayor parte de las especies: Apodanthera ferreyrana Mart. Crov., Lycianthes lycioides (L.) Hassl., Valeriana pinnatifida Ruiz et Pav., Peperomia inaequalifolia Ruiz et Pav., Philoglossa purpureodisca H. Rob., Cremolobus chilensis (Lag. ex DC.) DC., Stellaria cuspidata Willd. ex D.F.K. Schltdl., Nicandra john-tyleriana S. Leiva et Pereyra, N. humifusa, entre las más relevantes. En las laderas occidentales se pueden observar poblaciones de Tillandsia latifolia y Puya ferruginea (Ruiz et Pav.) L.B. Sm., entre 500 y 700 m snm, que sirven como refugio para el desarrollo de hierbas perennes y arbustos caducifolios al prevenir la pérdida completa de agua en el suelo, con la llegada del verano. A partir de septiembre-octubre, se inicia la transición hacia la época seca, en esta etapa se puede observar principalmente la floración de Dicliptera peruviana (Lam.) Juss., Puya ferruginea (Ruiz et Pav.) L.B. Sm., Browallia truxillana S. Leiva, Florián et Tantalean y Euphorbia viridis (Klotzsch et Garcke) Boiss. Finalmente, en verano se advierte la floración de Stenomesson sp., V. macracantha, Baccharis spartea Benth., Ophryosporus peruvianus (J.F. Gmel.) R.M. King et H. Rob., C. crotonoides, Scutia spicata (Humb. et Bonpl. ex Schult.) Weberb.y T. cacalioides. La presencia de especies arbóreas de Tara spinosa (Molina) Britton et Rose y Capparidastrum petiolare (Kunth) Hutch. fueron excepcionales dentro del área, restringida en las partes altas de las quebradas por encima de 500 m snm, no excediendo los 5 individuos en conjunto, mientras que, V. macracantha es más común, pero su porte es mayormente arbustivo y solamente arbóreo en la cima de la montaña. En la cumbre, entre 750-1,000 m snm, se pueden observar especies más xerofíticas como M. peruvianus, B. avicennifolia, Wedelia calycina Rich., Verbesina saubinetioides S.F. Blake, H. pacalaensis y Lantana scabiosiflora Kunth, por ser un área menos húmeda debido a la pérdida de la cobertura nubosa provista por la capa de inversión térmica.
La especie Stenomesson flavum (Ruiz et Pav.) Herb. es característica del ecosistema de lomas y su floración en verano es usada como indicador del inicio de la temporada seca (Cuba-Melly y Meerow, 2021), ha sido reportada en diversas ocasiones para lomas de la región Lima (Lleellish et al., 2015; Madrid-Ibarra y Cabanillas-Rodríguez, 2020; Trinidad et al., 2012) y en menor cantidad para la región La Libertad (Leiva et al., 2014). No obstante, una minuciosa evaluación de muestras obtenidas en lomas de cerro Ochiputur y de otras lomas de la región La Libertad [N. Angulo 2052 (HUT!); A. Sagástegui, J. Mostacero et M. Diestra 11011 (HUT!); A. Sagástegui et J. Mostacero 11063 (HUT!) (F! barcode 1933650); M. Dillon, U. Molau et P. Matekaitis 2706 (F! barcode 1912889)] revela que se trata de una especie diferente. Stenomesson flavum presenta un escapo floral de entre 10 y 30 cm de largo, perigonio cilíndrico-tubular de color anaranjado amarillento, el paraperigonio o copa estaminal se encuentra libre (8 mm de largo), culminando en 6 dientes irregulares o bífidos (4 mm de largo) que se intercalan entre los estambres, mientras que Stenomesson sp.(fig. 3C), presenta un escapo de entre 10 y 70 cm de largo, un perigonio cilíndrico-campanulado de color anaranjado rojizo, una copa estaminal membranosa que se encuentra fusionada al perigonio, a excepción del ápice, culminando en 6 dientes truncos de borde irregular (1 mm de largo) que se intercalan entre los estambres. Las características mencionadas pertenecen a la sección Adnata, que incluyen a especies como Stenomesson gasteroides Ravenna, S. cuzcoense (Vargas) Ravennay S. weberbaueri (Vargas) Ravenna (Ravenna, 1988), lamentablemente las especies tipo del herbario personal de Pierfelice Ravenna están presuntamente destruidas (IPNI, 2023). Un aumento en el análisis de las poblaciones en estado silvestre y la tipificación de las especies de la sección Adnata permitirá determinar con mayor certeza a Stenomesson sp. Por la evidencia expuesta, se descarta la presencia de S. flavum para lomas de La Libertad y su distribución geográfica se mantiene para la región de Áncash y Lima (Leiva et al., 2008; Lleellish et al., 2015).
La especie Heliotropium corymbosum Ruiz et Pav. (fig. 4E) fue posicionada como sinónimo de H. arborescens L. por Johnston (1928), aún vigente en herbarios locales y bases de datos como Tropicos, POWO y WFO Plant List. No obstante, el epíteto H. corymbosum fue restablecido con base en la elección del epitipo de H. arborescens, originario de los Andes ecuatorianos, caracterizado por tener un estilo más corto o igual a la cabeza estigmática, un cáliz de lóbulos agudos, hojas más pequeñas con superficie rugosa y venación profundamente impresa, mientras que H. corymbosum, endémica del Perú, presenta un estilo del doble de largo que la cabeza estigmática y sépalos acuminados (Luebert et al., 2010). Más adelante, se incluyó el epíteto H. lanceolatum Ruiz et Pav.como sinónimo de H. corymbosum (Luebert y Hilger, 2014). Cabe destacar que aún falta una revisión más detallada de especies de los géneros Heliotropium y Euploca en ecosistemas áridos del Perú (com. pers. Federico Luebert).

Figura 3. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte I. A, Atriplex rotundifolia; B, Ismene amancaes; C, Stenomesson sp.; D, Peruviasclepias aliciae; E, Baccharis spartea (♀); F, Baccharis spartea (♂).
Commelina fasciculata y Commelina hispida fueron descritas por Ruiz y Pavón (1798) de 2 localidades pertenecientes a formaciones de lomas de las regiones de Lima y Arequipa, respectivamente. Ambas especies fueron tipificadas y reducidas a sinonimia de Commelina tuberosa L. por Hassemer (2018a, 2018b, 2019). Commelina tuberosa es una hierba perenne de hábito erecto a decumbente; hojas lanceoladas pubescentes a glabras; inflorescencia en cimas, flores con 3 sépalos hialinos y 3 pétalos deltados a semicirculares, subiguales, unguiculados en la base; estambres fértiles 3: los 2 laterales más largos con anteras oblongas, azules y el central, más corto con una antera sagitada, azul, ascendentes proximalmente; presenta estaminodios amarillos, cruciformes y un estilo filiforme de estigma capitado, curvado hacia arriba en la parte apical; su distribución va desde EUA hasta Argentina (Espejo-Serna et al., 2009; Hurrell et al., 2023).

Figura 4. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte II. A, Chionopappus benthamii; B, Ophryosporus peruvianus;C, Philoglossa purpureodisca;D, Euploca ferreyrae;E, Heliotropium corymbosum; F, Tiquillia dichotoma.
No obstante, después de analizar material turgente y herborizado de especímenes del área de estudio y otras formaciones de lomas del centro y sur del país, se debe resaltar que se diferencian de C. tuberosa por ser herbáceas decumbentes; con pétalos ovados de ápice obtuso; 3 estambres fértiles de subiguales, con anteras blancas y oblongas; estaminodios de 2 a 3, ovados, orbiculares o irregulares y un estilo filiforme de estigma trífido. Además, cabe destacar que esta sinonimia se basó en una circunscripción amplia de C. tuberosa propuesta por Hassemer (2018a), Hunt (1994) y Hunt y Arroyo-Leuenberger (2017), que exhibe un análisis morfológico del tamaño, forma e indumento de tallos, hojas y brácteas, sin incluir las características de flores y frutos, es por ello que Hassemer (2019) resalta la necesidad de un estudio morfológico comparativo de aspectos florales, semillas y cariología del grupo C. tuberosa en el continente americano. Por otro lado, el análisis morfológico a los especímenes de formaciones de lomas muestra que C. hispida y C. fasciculata se tratarían de la misma especie al presentar las mismas características en la parte vegetativa y estructura floral, diferenciado solamente por indumentos híspidos en la primera, la cual es una variabilidad común que se puede observar entre individuos de una misma población o de diferentes localidades.

Figura 5. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte III. A, Tiquilia paronychioides; B, Tillandsia purpurea; C, Haageocereus pacalaensis; D, Loxanthocereus trujilloensis; E, Opuntia quitensis; F, Valeriana pinnatifida.
Por lo tanto, se propone una sinonimia entre ambas especies. Por haber sido descritas simultáneamente y según el Art. 11.5, y la nota 3 del Art. 11 del código Shenzhen (Turland et al., 2018), se propone priorizar a C. fasciculata. Con base en un mayor uso académico, según la búsqueda de literatura científica indexada en Google Scholar, para ambos epítetos (23 de mayo de 2024), se muestran 134 resultados para C. fasciculata y 16 resultados para C. hispida, asimismo, porque la pubescencia en los indumentos, que van desde glabros hasta híspidos, es variable. Por las razones expuestas, se propone el restablecimiento de la especie Commelina fasciculata Ruiz y Pav. (fig. 6A).

Figura 6. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte IV. A, Commelina fasciculata; B, Apodanthera ferreyrana; C, Euphorbia sp.; D, Fuertesimalva chilensis; E, Palaua rhombifolia; F, Urocarpidium albiflorum.
Commelina fasciculata Ruiz et Pav., Fl. Peruv. 1: 44. 1798 – lectotipo (designado por Hassemer, 2018a): Perú. S.d., anónimo s.n. MA-810456! = Commelina hispida Ruiz et Pav., Fl. Peruv. 1: 43. 1798, syn. nov. – lectotipo (designado por Hassemer, 2018b): Perú. Arequipa: Camaná: s.d., H. Ruiz L. et J.A. Pavón J. MA- 810458! ≠ Commelina tuberosa L., Sp. Pl. 1: 41. 1753 – lectotipo (designado por Hunt, 1994) Mexico, s.d., anonymous s.n. LINN-65.8!

Figura 7. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte V. A, Oxalis megalorrhiza; B, Peperomia inaequalifolia; C, Paspalum racemosum; D, Monnina pterocarpa; E, Lycium boerhaviifolium; F, Solanum pennellii.
Identificación de impulsores de cambio y estado de conservación actual. Se registraron 7 impulsores de cambio (IC) en lomas de cerro Ochiputur: cambio de uso de suelo por agricultura industrializada, crecimiento demográfico y urbanización, perturbación por vehículos motorizados, contaminación por residuos sólidos, introducción de especies exóticas, turismo no planificado y debilidad en la gobernanza ambiental. El 100% de IC fueron reportados en los arenales. En dirección noroeste y sur de la montaña encontramos la presencia de agricultura industrializada irrigada por el canal del Proyecto Especial Chavimochic (PECH) II Etapa, donde se cultiva principalmente espárrago (Asparagus officinalis L.) protegido por cercos vivos de aromo africano (Vachellia karroo (Hayne) Banfi et Galasso).
Figura 8. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte VI. A, Nicandra john-tyleriana; B, Exodeconus maritimus; C, D, arenales; E, F, piedemonte/depósitos aluviales.
A partir del 2014 y con la ampliación de la frontera agrícola, se desplazó la presencia de comunidades de H. pacalaensis, T. latifolia y T. purpurea que se encontraban en las zonas bajas del arenal cercanas a la carretera (fig. 9F). En dirección suroeste se ha establecido un complejo urbano: Urbanización Sol de Trujillo, que continúa en expansión. Entre la planicie arenosa y las dunas se distinguen huellas de vehículos motorizados a causa del uso de cuatrimotos como medio recreativo sin ninguna restricción (fig. 9C).Los residuos sólidos son comunes cercanos a la carretera donde bolsas plásticas se encuentran atrapadas entre las espinas de los cactus (fig. 9D). De igual forma, se observan residuos en la montaña producto del turismo no planificado. Asimismo, se pudo registrar la introducción de la especie Opuntia ficus-indica (L.) Mill. entre los médanos y el piedemonte, sembradas de la partición de cladodios entre cantos rodados y con presencia de botellas plásticas vacías a su alrededor (fig. 9E); en los arenales, los individuos mostraban indicios de estrés hídrico, sin embargo, en el piedemonte se observaron individuos mejor establecidos, lo cual podría ser perjudicial para las poblaciones de la especie nativa Opuntia quitensis F.A.C.Weber.
Figura 9. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte VII. A, B, Montaña; C, uso de vehículos motorizados; D, acumulación de residuos sólidos; E, introducción de especies exóticas; F, agricultura en el desierto.
Lomas del cerro Ochiputur cuenta con un reconocimiento como Ecosistema Frágil, cuyos estatutos se rigen por el Decreto Supremo Núm. 007-2020-MINAGRI, no obstante, aún no se ha realizado la ficha técnica de actualización del área, debido a ello, todavía no tiene saneamiento físico-legal, ni está registrada dentro de la Superintendencia de Bienes Estatales hasta la fecha de elaboración del presente estudio. De igual manera, esta categoría de conservación no considera el establecimiento de una zona de amortiguamiento, ni una zonificación temática para el área. Los gobiernos regional y local no cuentan con información biológica ni ordenanzas que ayuden a perpetuar la conservación de este ecosistema. Lomas del cerro Ochiputur se encuentra mencionada brevemente en la Estrategia Regional de Diversidad Biológica de 1999 y 2019-2022, pero no cuenta con planes de manejo, señalización o un sistema de monitoreo y vigilancia. Es debido a ello, que se califica a la gobernanza ambiental para la conservación del área de estudio como débil.
Discusión
La flora vascular de lomas del cerro Ochiputur presenta una alta diversidad que hasta el momento se encontraba subvalorada. Corcuera (2017) y SERFOR (2018b) reportaron 34 y 12 spp., respectivamente, mientras que, el presente estudio obtiene un total de 134 spp. La diferencia se debe a un mayor esfuerzo de muestreo y a los registros encontrados en herbarios locales y virtuales. Estos hallazgos resaltan el importante rol que juegan los herbarios en la conservación de la diversidad biológica (Delves et al., 2023), así como para analizar su presencia, ya sea como novedades, introducción de especies exóticas, extinciones locales, o para evaluar la afectación de su desarrollo fenológico por variabilidad climática (Nualart et al., 2017; Williams et al., 2021). Se reporta una nueva localidad de registro para la especie Peruviasclepias aliciae (Morillo) Morillo (fig. 3D), un arbusto trepador endémico del Perú, cuya distribución es común en zonas áridas de las regiones de Áncash, Cajamarca, La Libertad y Piura (Morillo, 2015), aún se desconoce su importancia ecológica en estos ecosistemas. De igual manera, se reporta por primera vez para el Perú, la especie Gamochaeta subfalcata (Cabrera) Cabrera. [A. Sagástegui et A. López 9161 (HUT!)]. Colectada únicamente en febrero de 1983, un año ENSO positivo. El rango de distribución de esta especie va desde el sur de EUA hasta Sudamérica, con reportes últimamente en Chile y Ecuador, abarcando una gran cantidad de ecosistemas desde 150 hasta 4,100 m snm (Freire et al., 2016, 2022), por lo que su presencia en Perú, no sería inusual.
Lomas de cerro Ochiputur exhibe mayor diversidad de flora vascular que lomas de Ancón (36 spp.), Lomas de Carabayllo (102 spp.), lomas de Villa María del Triunfo (112 spp.) y lomas de Amancaes (51 spp.) (Cano et al., 2001; Trinidad et al., 2012), que actualmente constituyen el Área de Conservación Regional Sistema de Lomas de Lima. Solamente se encuentra detrás de lomas de Atiquipa (230 spp.) y lomas de Yuta (183 spp.) en la región Arequipa (Moat et al., 2021; Quipuscoa et al., 2016), lomas del cerro Campana (151 spp.) en la región de La Libertad (modificado de Leiva et al., 2014) y la Reserva Nacional de Lachay (266 spp.), lomas de Iguanil (166 spp.), y lomas de Asia (152 spp.) en la región de Lima (Arana, 2019), ocupando el séptimo lugar de composición de flora vascular en ecosistema de lomas a nivel nacional, según los estudios realizados hasta la fecha.
Cerca de 70% de la flora de lomas del cerro Ochiputur se comparte con la vertiente occidental de los Andes de la región La Libertad, a consecuencia de la presencia de especies en común como: A. ferreyrana, Tropaeolum minus L., Sida jatrophoides L’Hér., Monnina pterocarpa Ruiz et Pav., Leptoglossis schwenkioides Benth., N. arequipensis, Onoseris odorata (D. Don) Hook. et Arn., Chionopappus benthamii S.F. Blake, entre otras(Beltrán et al., 2017; Leiva et al., 2019). Las lomas del cerro Ochiputur se encuentran conectadas al matorral andino a través de la cuenca del río Carabamba, que se encuentra en su sotavento (MINAM, 2019), lo que podría evidenciar un corredor biológico entre el desierto y ecosistemas altoandinos de la región, cuyas poblaciones se conectan en eventos ENSO positivos como se observó en el año 2017, en concordancia con lo encontrado por Arana (2019), Galán-de Mera et al. (1997), Müller (1985), Rundel et al. (1991), Mostacero et al. (2007) en otras formaciones de lomas. Si bien el uso del análisis NDVI para exponer la cobertura vegetal en eventos ENSO positivos no es útil para la delimitación del ecosistema, por su impredecibilidad y periodicidad variable, resulta apropiado para destacar una vinculación entre el desierto y las vertientes occidentales de la cordillera de los Andes a través de su flora. A pesar de que existen numerosas expediciones botánicas en algunas localidades remotas del matorral andino de la región La Libertad, las publicaciones de estos resultados son aún exiguas y por ende nuestra comprensión sobre la conectividad entre estas áreas geográficas es incipiente.
Las formaciones de lomas han sido largamente consideradas como islas de vegetación (Dillon et al., 2003; Lleellish et al., 2015), brindándoles un aire de misticismo y singularidad dentro de la franja hiperárida del desierto sudamericano. La razón de este sobrenombre se debe a una articulación vertical que se encuentra interrumpida solamente por valles interandinos y humedales, formados por ríos de la cuenca hidrográfica del Pacífico, lo que les brinda a estos espacios una fragmentación, variabilidad florística y endemismos propios de cada localidad (Dillon et al., 2011; Ferreyra, 1983; Weberbauer,1945). Aun cuando este es el caso para algunas formaciones de lomas, como en Chile donde el desierto de Atacama forma una barrera ecogeográfica y el aislamiento ha generado un mayor grado de endemismo, en el sur de Perú las lomas y la precordillera exhiben un mayor nivel de conectividad (Ruhm et al., 2022), lo que se podría acentuar en el centro y norte debido a la aproximación entre la cordillera y el desierto. En consecuencia, lomas del cerro Ochiputur forma parte del grupo de lomas que tiene gran influencia andina, sin dejar de destacar que comparte especies de bosques secos de llanura como: C. crotonoides, B. avicennifolia, V. macracantha (La Torre-Cuadros y Linares-Palomino, 2008) y posee endemismos propios del desierto. En la actualidad, existen propuestas de clasificación para formaciones de lomas de acuerdo a su ubicación geográfica, altitud y composición florística; no obstante, no se ha logrado un consenso debido a la ausencia de información de línea base de un gran porcentaje de localidades (Arana, 2019; Whaley et al., 2019).
El ecosistema de lomas del cerro Ochiputur se encuentra conformado por 3 unidades del paisaje: arenales, piedemonte y montaña, que se encuentran vinculadas de manera indivisible y son influenciados de manera simultánea, mas no equitativa, por la humedad proveniente de la niebla oceánica en el invierno austral y episodios extraordinarios de lluvias provistos por la oscilación del sur El Niño (ENSO). Estas unidades del paisaje, comunes en biomas desérticos se distinguen entre sí por sus factores bióticos y abióticos, por lo que resulta necesario mantener un orden de escala temporal y espacial separado de la restricción de organización ecológica para que nos ayude a comprender mejor su funcionalidad y optimizar su gestión dentro del territorio (Whitford y Duval, 2020). La noción de la incorporación de arenales y piedemonte dentro del ecosistema de lomas se ha perdido en algunas localidades debido a que muchas de ellas han sufrido la disminución de estos espacios frente a la expansión de áreas urbanas, agricultura y otras actividades antrópicas (Cuba-Melly y Odar, 2018; Santa Cruz et al., 2020). Este concepto reducido sobre la conformación de lomas se ve reflejado en la falta de inclusión de los depósitos eólicos dentro del área reconocida como ecosistema frágil por el estado peruano. Siendo la costa, la región natural que aloja a 58% de la población del país, la pérdida de estos espacios podría continuar en aumento (Nieuwland y Mamani, 2017).
Los arenales son la unidad de paisaje con el mayor grado de endemismo y el más susceptible ante los impulsores de cambios identificados en el presente estudio. El agua es el principal agente limitante para el desarrollo de vida en el desierto debido a la cantidad y frecuencia de entrada al ecosistema, es por ello que las tasas de recuperación del suelo en estos biomas son procesos lentos, especialmente en suelos perturbados por actividades humanas que incrementan las probabilidades de desertificación (Belnap, 2003; Lovich y Bainbridge, 1999). Asimismo, los vehículos motorizados producen cambios en la textura y propiedades físicoquímicas del suelo ocasionando una reducción en la densidad, crecimiento y cobertura de la vegetación en los depósitos eólicos (Assaed et al., 2019; Wuerthner, 2020). En consecuencia, es necesario proteger los arenales y aplicar restricciones a la práctica de actividades recreativas y socio-económicas en estos ambientes.
El modelo pulso-reserva es utilizado para explicar cómo las precipitaciones extraordinarias de comportamiento impredecible pueden desencadenar un crecimiento exponencial de la vegetación en ambientes áridos, en el que una porción perece o es consumida, otras se conservan a través de semillas y algunas almacenan energía en raíces o tallos (Noy Meir, 1973; Whitford y Duval, 2020). El presente estudio da cuenta de este paradigma a través del análisis NDVI en imágenes Landsat 8 OLI/TIRS, donde se observa la ausencia de cobertura vegetal en el sistema de dunas entre el 2014 y 2016, mientras que, en abril de 2017 posterior a las precipitaciones por el evento ENSO positivo, se observa un aumento de la cobertura vegetal en los arenales, que se mantuvo en años consecutivos en la época húmeda, pero con menor extensión. Además, se evidencia que en algunos años se pierde la temporalidad por falta de humedad, igualmente, los patrones de distribución de la cobertura vegetal no son homogéneos, ni tienen la misma extensión, ello puede deberse a la variabilidad en las precipitaciones en el marco actual del cambio climático que representan una amenaza para estos ecosistemas (Sotomayor y Jiménez, 2008). La ocurrencia de este fenómeno excede los objetivos del presente proyecto, no obstante, a partir de estos resultados, será necesario incluir otras variables como: características físico-químicas del suelo, la posición de la capa de inversión térmica y la cantidad, y conectividad de las precipitaciones que son clave para entender la respuesta biológica ante aportes de agua al sistema desértico (Caramanica et al., 2018; Nano y Pavey, 2013; Reynolds et al., 2004).
La vegetación en los arenales no se puede observar en su totalidad con el análisis NDVI, inclusive reduciendo el valor del umbral a 0.10, lo que además disminuye la calidad del contraste entre las unidades del paisaje; estos resultados son compatibles con lo encontrado por Chávez et al. (2019) y Moat et al. (2021), por lo que se hace la recomendación de evaluar los arenales por separado. El trabajo de Moat et al. (2021) ejecutó un mapeo de ecosistemas de lomas y tillandsiales en Perú y Chile, usando imágenes satelitales MODIS y análisis NDVI, el cual tuvo resultados similares para la delimitación del ecosistema en la montaña. Sin embargo, solo se registró una pequeña fracción de la vegetación en arenales, la cual fue caracterizada como: “oasis de neblina efímeros que comprenden costras biológicas, prados de líquenes y hierbas que aparecen cada 5-30 años con una duración menor a una semana”, lo cual no es compatible con lo encontrado en el presente estudio. El desarrollo de herbáceas y subarbustos en época húmeda, puede ser anual o interanual, con una cobertura variable, altamente dependiente de las condiciones meteorológicas, tiene una duración de entre 1 y 3 meses y llega a su máxima expresión cuando ocurren eventos ENSO positivos. La incompatibilidad de los resultados puede tener como causal que la resolución espacial de las imágenes MODIS es más baja (250 × 250 m) y a la falta de muestreo en campo, por consiguiente, se recomienda que la teledetección y el análisis NDVI sirvan siempre como un complemento del muestreo de campo para delimitar ecosistemas áridos.
Lomas del cerro Ochiputur cuenta con una categorización de ecosistema frágil desde el año 2018, a pesar de ello, como área prioritaria para la conservación de la biodiversidad ha pasado desapercibida y hoy se encuentra vulnerable ante los impactos de actividades socioeconómicas y expansión urbana. En virtud de su conservación, esperamos que la actualización de su línea base de flora vascular sea un incentivo para tomar medidas para preservar esta área natural y se considera fundamental continuar con el relevamiento de línea base de otras lomas de la región de La Libertad, cuyo conocimiento es aún incipiente. Asimismo, es perentorio incluir a los arenales dentro del área de conservación por su alto grado de endemismo, su baja resiliencia y su vulnerabilidad ante actividades humanas. El presente estudio propone un modelo de trabajo para la identificación y delimitación del ecosistema desértico de lomas que inicia con el mapeo del área a través de la teledetección, el cual permite obtener localidades probables de lomas y una extensión provisional de la cobertura vegetal para el ecosistema, que luego necesita ser complementado con muestreo de campo y la revisión de registros históricos en herbario, e incluye la identificación de impulsores de cambio que puedan ser perjudiciales para el futuro del área. La unificación de estos datos permitirá la priorización de localidades con base en su estado de conservación actual y mejorará la gestión de diversidad biológica de estos ecosistemas. Por último, se enfatiza la necesidad de evaluar conceptualmente la definición de lomas en espacios político-normativos, teniendo en cuenta su límite altitudinal, su posición geográfica, su composición florística, su conexión con ecosistemas altoandinos y las unidades del paisaje que conforman el ecosistema.
Agradecimientos
A Eric Rodríguez y al Herbarium Truxillense (HUT) por su atención y acceso a las colecciones del herbario. A Hamilton Beltrán y Juan José Alegría por su ayuda en la identificación de especies de las familias Asteraceae y Poaceae, respectivamente. A Jael Odar Tavara por su apoyo en las colectas de campo. A Boris Esquerre Ibáñez y Agostina B. Sassone por sus valiosos comentarios para la versión final del manuscrito. A Gustavo Hassemer y Federico Luebert por sus preciadas observaciones para las notas taxonómicas. A Víctor Corcuera Cueva por sus constantes esfuerzos para generar información y promover la conservación del cerro Ochiputur. Esta publicación está dedicada a la memoria de Nicolás Angulo Espino, médico cirujano de profesión, botánico, catedrático y fundador del Herbarium Truxillense (HUT), cuyos registros en lomas de cerro Ochiputur han servido de insumo para el presente trabajo. Su gran aporte a la botánica y a la formación de profesionales trascienden hasta la actualidad.
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