Raymundo Cervantes-Barriga a, Joaquín Arroyo-Cabrales b, Alejandro H. Marín-Leyva a, Javier Ponce-Saavedra c, Florent Rivals d, e y Tiberio C. Monterrubio-Ricof, *
a Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Facultad de Biología, Laboratorio de Paleontología, Edif. R Planta baja, Ciudad Universitaria, Francisco J. Múgica s/n, Col. Felícitas del Río, 58030 Morelia, Michoacán, México
b Instituto Nacional de Antropología e Historia, Subdirección de laboratorio y Apoyo Académico, Laboratorio de Arqueozoología “M. en C. Ticul Álvarez Solórzano”, Moneda Núm. 16, Col. Centro, 06060 Ciudad de México, México
c Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Laboratorio de Entomología “Biol. Sócrates Cisneros Paz”, Edificio B4 2° piso, Ciudad Universitaria, Francisco J. Múgica s/n, Col. Felícitas del Río, 58030 Morelia, Michoacán, México
d Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, Zona Educacional 4, Campus Sescelades URV (Edifici W3), 43007 Tarragona, España
e Universitat Rovira i Virgili, Departamentd’Història i Història de l’Art, Avinguda 35 de Catalunya 35, 43002 Tarragona, España
f Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Facultad de Biología, Laboratorio de Vertebrados Terrestres Prioritarios, Edificio “R” 2° Piso, Ciudad Universitaria, Francisco J. Múgica s/n, Col. Felícitas del Río, 58030 Morelia, Michoacán, México
*Autor para correspondencia: tmonter2002@yahoo.com.mx (T.C. Monterrubio-Rico)
Recibido: 22 enero 2024; aceptado: 30 enero 2025
Resumen
Los roedores en México representan 49% de los mamíferos y aunque se asume que las perturbaciones no los afectan en comparación con los mamíferos de mayor tamaño, los estudios al respecto son escasos. Se analizó la comunidad de pequeños roedores en los hábitats terrestres de la cuenca de Cuitzeo, los cuales experimentan distintos grados de antropización. Se recolectaron roedores en pastizal-huizache, matorral-pastizal y bosque de pino-encino durante un año, y se caracterizó la estructura de la comunidad vegetal de cada sitio. Se registraron 17 especies de las familias Cricetidae (15), Heteromyidae (1) y Muridae (1). La riqueza y diversidad especifica fue mayor en el pastizal (H´ = 2.43) y menor en el matorral (H´ = 1.02). Sin embargo, la abundancia fue mayor en el matorral (N = 47) y la menor en el pastizal (N = 21). En época invernal se registró mayor riqueza específica (12) y abundancia (N = 62). Los resultados permiten comprender la dinámica estacional de las comunidades de pequeños roedores en escenarios de perturbación de los hábitats naturales. La cuenca de Cuitzeo todavía alberga una riqueza destacable y se constituye en una región para la conservación de pequeños mamíferos.
Palabras clave: Ensamble de roedores; Diversidad; Hábitat; Estacionalidad
Spatial and seasonal analysis of small rodent communities in the Cuitzeo basin
Abstract
Rodents in México represent 49% of the mammals, and although it’s assumed that they are less affected by disturbance in comparison to the larger-sized mammals, studies on the topic are scarce. We analyzed the small rodent communities in the terrestrial habitats of the Cuitzeo basin, which are experiencing different degrees of anthropogenic disturbance. Rodents were collected in the grassland-huizache, scrub-grassland, and pine-oak forest over a year, and the vegetation community structure was characterized at each sampling site. Seventeen species were identified from the following families: Cricetidae (15), Heteromyidae (1), and Muridae (1). Specific richness and diversity were highest in the grassland (H´ = 2.43) and lowest in the scrub (H´ = 1.02). However, the abundance was highest in the scrub (N = 47) and lowest in the grassland (N = 21). The highest specific richness was recorded during the winter (12) as well as abundance (N = 62). The results increase our understanding of the seasonal dynamic of the small rodent communities in scenarios of habitat disturbance. The Cuitzeo basin still harbors noteworthy richness and constitutes a region for small mammal community conservation.
Las cuencas, como parte de las regiones naturales y libres de la división política del estado, permiten una adecuada comprensión de la diversidad que se presenta (Aguilar et al., 2010). La cuenca de Cuitzeo al noroeste de Michoacán presenta el segundo lago más grande en el interior de México y junto con sus humedales crea un mosaico de hábitats en la región. Históricamente, esta cuenca presentó cobertura de 12 asociaciones vegetales: 6 categorías en sistemas boscosos (bosque de encino, bosque de pino, bosque de pino-encino, bosque de cedro, bosque de oyamel y bosque mesófilo de montaña), 3 tipos de vegetación no boscoso (mezquital, matorral subtropical y pastizal) y 3 asociados a humedales y cuerpos de aguas (bosque de galería, tular y carrizal) (Madrigal y Guridi, 2009). Sin embargo, la pérdida de vegetación en la cuenca ha aumentado y en la actualidad 55% de la superficie presenta zonas agropecuarias y asentamientos humanos (Bravo et al., 2008; Correa et al., 2014; INEGI, 2023). Con respecto a la fauna, se ha registrado riqueza importante en diversos grupos como insectos y arácnidos (Ponce y Quijano, 2010), peces (Medina y Ortega, 2010), anfibios y reptiles (García y Flores, 2010), aves (Pérez et al., 2002; Villaseñor y Villaseñor, 2010), y más recientemente de mamíferos (Monterrubio et al., 2019); destacando en este último grupo los roedores por su alta riqueza específica.
Por su relevancia ecológica al formar la base de redes tróficas y por sus servicios ambientales como la depredación de semillas, así como rasgos de sus historias de vida como sus altas tasas de natalidad, variación y tolerancia en sus distribuciones y, en general, una notable adaptación a modificaciones al ambiente (Ceballos y Oliva, 2005), hace de los roedores un taxón que permite estudiar cómo varía la estructura local de sus comunidades en función de las características estructurales de la vegetación donde habitan. El entendimiento de estos procesos es fundamental para examinar la respuesta en los ensambles y comunidades de mamíferos ante el escenario cambiante de la cuenca de Cuitzeo, región considerada prioritaria para la conservación de biodiversidad, que experimenta alto impacto humano y efectos del cambio climático (Aguilar et al., 2010; Hernández et al., 2023).
En algunos estados de México como Durango, por ejemplo, Villanueva et al. (2017) evidenciaron cómo 6 especies se asocian a un gradiente de vegetación que va desde zonas boscosas hasta áreas de matorral y pastizal. Peromyscus difficilis y Sigmodon ochrognathus se asociaron con mayor frecuencia a bosques, en cambio P. boylii y P. pectoralis a zonas áridas. Por su parte, P. hooperi y Neotoma leucodon resultaron más tolerantes y se presentan a lo largo del gradiente. En Veracruz se estudió el gradiente de borde al interior de un bosque mesófilo de montaña para observar la zonación por parte de 9 especies de roedores y 1 marsupial. Aunque la riqueza específica fue similar a lo largo de los sitios de estudio, se observó que la distribución es significativa con relación a las tallas, roedores de tallas similares se evitan y roedores de diferentes tallas coexistían en los mismos sitios muestreados (González et al., 2012).
Por otro lado, la distribución y el uso del hábitat por los pequeños roedores también ocurre a nivel específico, ya sea por edad o por sexo. Neotomodon alstoni, por ejemplo, se ha estudiado en 5 hábitats del Ajusco (zacatonal, pradera, bosque, ecotono bosque-zacatonal y ecotono bosque-pradera) y se demostró que las hembras prefieren el zacatonal, y los machos los bosques y ecotonos; las hembras buscan sitios de mejor calidad que los machos y estos últimos muestran patrones de distribución más en relación con la densidad de hembras que con la calidad del microhábitat (Rojas et al., 2012).
Para Michoacán, un análisis sobre la distribución de 48 especies de roedores en las regiones fisiográficas del estado registró que cada región muestra diferencias significativas en relación con la abundancia de roedores, siendo el Cinturón Volcánico Transmexicano el de mayor diversidad, seguida del Altiplano Mexicano, destacándose que las 2 provincias son las de mayor diversidad, a pesar del alto número de asentamientos humanos en ellas (Sánchez et al., 2005).
El objetivo general del presente estudio fue evaluar la riqueza y diversidad de roedores en 3 hábitats: pastizal, matorral subtropical y bosque de pino-encino en la cuenca de Cuitzeo, examinando su variación entre épocas del año, además de caracterizar la vegetación de los hábitats.
Materiales y métodos
La cuenca de Cuitzeo se ubica principalmente en el centro-norte de Michoacán, compartiendo una porción menor del extremo norte de la cuenca con el estado de Guanajuato. Se sitúa en un intervalo de elevación de 1,750 a 2,359 m snm y presenta 3,675 km² de superficie (Bravo et al., 2008). Actualmente, 6% de su superficie es ocupada por asentamientos humanos y 8% por cuerpos de agua. Los campos de cultivo, pastos inducidos y plantaciones forestales representan 51%. Los tipos de vegetación de la cuenca seleccionados en este estudio representan 1% para pastizales naturales, 14% matorrales y 20% bosques abiertos y cerrados (Correa et al., 2014). La cuenca presente clima templado en 3 subgrupos: semifrío (en partes altas de las montañas del sur), semicálido (a los alrededores del lago de Cuitzeo) y subhúmedo (en la mayor parte de la cuenca). La temperatura media anual va de los 14 a los 17 °C y en las partes altas de la cuenca puede ser de 10 °C. La precipitación en las partes altas oscila entre 1,200 a 1,500 mm; en la parte media y baja entre 800 y 1,000 mm (INEGI, 2023).
Los sitios seleccionados para el muestreo fueron: al norte, el área a menor elevación, donde predomina el pastizal, el sitio se conoce como “La Cinta” (1,838 m snm). A elevación intermedia y en el centro de la cuenca, el sitio “Misión del Valle”, localizado en una zona suburbana con vegetación que presenta ecotonos de extensos matorrales y pastizales (1,896 m snm), y al sur, un sitio de bosque con vegetación de pino-encino conocido como “La Planta” (2,132 m snm) (fig. 1).
De acuerdo con información de temperatura y precipitación de localidades cercanas a las de este estudio, las temperaturas más altas en la región se presentan principalmente en los meses de abril y mayo (temporada de secas); mientras que los meses con mayores precipitaciones (temporada de húmedas) se concentran en julio, agosto y septiembre. El resto del año presenta bajas temperaturas y precipitaciones (temporada de secas frías) (Carlón y Mendoza, 2007).
Se efectuaron 4 salidas de campo durante un ciclo anual, las 3 primeras en 2021 y la última en 2022. Los roedores se capturaron con trampas Sherman. El primer muestreo (secas) inició del 30 de abril al 11 de mayo con esfuerzo de 60 trampas (540 noches/trampa), sin embargo, dada la baja captura se decidió aumentar un día más de recolecta en las siguientes temporadas. El segundo muestreo (lluvias) fue del 30 de agosto al 13 de septiembre con un esfuerzo 720 noches/trampa. Durante la temporada de secas frías se llevaron a cabo 2 salidas; una posterior a la temporada de lluvias (post-lluvias) durante el 26 de noviembre a 10 de diciembre con 70 trampas (840 noches/trampa), no obstante, las capturas aun seguían siendo pocas por lo que se hizo un último muestreo (secas frías), del 27 de enero al 10 de febrero de 2022 con 90 trampas (1,068 noches/trampa) con el fin de lograr tener un inventario más completo. El esfuerzo total acumulado en el estudio fue de 3,168 noches/trampa. La dispersión espacial del sistema de trampeo incluyó líneas de trampas con separación de 10 m, las cuales se colocaron antes de la puesta del sol y se revisaron al día siguiente por la mañana. El cebo consistió de una mezcla de maíz triturado y esencia de vainilla, el cual se encapsuló en una rejilla metálica de 3 cm³ colocada dentro de la trampa. Los roedores capturados se sacrificaron con pentobarbital sódico, siguiendo los lineamientos de la Sociedad Americana de Mamíferos (Sikes, 2016) y las recomendaciones convencionales de recolección de datos sugeridas por Romero et al. (2007).
Los resultados presentados en este artículo forman parte de un proyecto en el que también se analiza la alimentación y su efecto sobre la dentición de los roedores, por lo que fue necesario sacrificar a los ejemplares. Los roedores recolectados se depositaron para resguardo en el Laboratorio de Mastozoología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), donde como parte de su identificación se comparó con ejemplares existentes en la colección, además del uso de claves (Godinez y Guerrero, 2014; Mammal Diversity Database, 2024; Núñez y Pastrana, 1990). Se utilizó el catálogo nomenclatural de Ramírez et al. (2014) y se atendieron las modificaciones recientes para Peromyscus maniculatus (ahora P. labecula), P. boylii (ahora P. kilpatricki) y P. melanophrys (ahora P. zamorae) (Bradley et al., 2017, 2019; López et al., 2019). La recolecta científica se efectuó al amparo del permiso especial clave SGPA/DGVS/02243/22.
Figura 1. Localización de la cuenca de Cuitzeo, los límites se muestran en tono claro azul claro. En azul se indica el lago de Cuitzeo. Hábitats de estudio, A: pastizal-huizache, B: matorral-pastizal, C: bosque de pino-encino. CVTM: Cinturón Volcánico Transmexicano. Mapa elaborado por Alejandro H. Marín-Leyva.
La caracterización de la vegetación se hizo en el estrato herbáceo mediante 5 cuadrantes de 5 m², cada cuadrante con 5 unidades de muestreo de 1 m² (25 unidades en total, por cada sitio y para cada estación), distribuidas en arreglo “5 de oros”, una en el centro y las demás en las esquinas (Senasica, 2024). Se identificaron familias y géneros, y se registró su abundancia y cobertura horizontal en porcentaje. La determinación taxonómica de las plantas se limitó a género debido al estado fenológico de las plantas en algunas estaciones, se utilizó el término morfotipo para las plantas solo identificadas hasta familia.
Para la vegetación se describió la estructura general en los niveles taxonómicos de familia y género para cada sitio y época del año incluyendo composición y abundancias.
Para los roedores se analizó la riqueza y abundancia para cada localidad, época de recolecta y para todo el año. Para evaluar la relación entre la riqueza de especies en función del esfuerzo de muestreo, se elaboraron curvas de rarefacción para cada sitio que permitieron estimar la eficiencia del muestreo utilizando el acumulado por individuos (Chao et al., 2014, 2016). Posteriormente, se estimó la completitud del muestreo a través de las estimaciones no paramétricas de riqueza de Chao 2 y bootstrap. Se elaboraron curvas de rango-abundancia para describir las relaciones de abundancia entre las especies y determinar las dominancias para cada localidad y época del año.
Se calcularon los índices de diversidad de Shannon-Wiener (H´) y dominancia Simpson (D), tanto por sitio de estudio como por temporada. Se utilizó la prueba de t modificada por Hutchenson (1970) para probar las diferencias estadísticas, se incluyó además el cálculo de los límites de confianza (LC) a 95% por el método de percentiles. Para calcular la equitatividad de las especies se usó el índice de equitatividad de Pielou (J). Para conocer el grado de semejanza entre comunidades se usó el índice de similitud de Jaccard para composición de especies y el índice de Bray-Curtis para considerar la abundancia en la comparación (Magurran, 2004).
Con el fin de evaluar posibles diferencias en la composición de especies en relación con los hábitats, se aplicó un análisis de las similitudes entre comunidades (Anosim), con 10,000 permutaciones y disimilitud de Bray-Curtis. Todos los análisis antes mencionados se hicieron con el Software Past 4.12 (Hamer et al., 2001).
Resultados
La comunidad vegetal durante un ciclo anual se caracterizó por presentar 31 familias y 105 géneros de plantas en una muestra de 15,060 individuos del estrato herbáceo, de los que 51% correspondió a la asociación pastizal-huizache. El 39% se registró para matorral-pastizal y 10% en pino-encino.
En la asociación pastizal-huizache predominó la familia Poaceae, con abundancia relativa (AR) de 80% y cobertura horizontal relativa (CH) de 86%. Destacan los géneros Chloris (AR = 44%; CH = 51%), Paspalum (AR = 12%; CH = 3%) y Distichlis (AR = 9%; CH = 22%), esas proporciones fueron constantes durante todo el año. En el estrato arbóreo destaca el huizache (Vachellia sp.).
Tabla 1
Especies registradas y sus abundancias (absoluta y relativa = tasas de captura) en 3 asociaciones vegetales de la cuenca de Cuitzeo en un ciclo de muestreo anual. S = Secas; H = húmedas; PLL = posterior a lluvias; SF = secas frías.
Especie
Pastizal-huizache (1,838 m snm)
Matorral-pastizal (1,896 m snm)
Pino-encino (2,132 m snm)
Subtotales (tasa de captura)
Heteromys irroratus
0
2
0
0
0
1
0
7
0
0
0
0
10 (0.31)
Baiomys taylori
0
1
0
3
1
1
3
28
0
0
0
0
37 (1.16)
Baiomys musculus
1
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
2 (0.063)
Sigmodon hispidus
0
0
0
2
0
0
0
0
0
0
0
0
2 (0.063)
Sigmodon mascotensis
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
1(0.031)
Oligoryzomys fulvescens
0
1
0
0
0
0
0
0
1
0
0
0
2 (0.063)
Peromyscus labecula
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
1
0
1(0.031)
Peromyscus melanotis
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
1
1(0.031)
Peromyscus difficilis
0
1
0
0
0
0
0
1
0
1
4
5
12 (0.37)
Peromyscus hylocetes
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
1
2 (0.063)
Peromyscus kilpatricki
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
3
4 (0.12)
Peromyscus pectoralis
0
2
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2 (0.063)
Peromyscus gratus
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
3
1
4 (0.12)
Peromyscus zamorae
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2
0
2 (0.063)
Reithrodontomys sumichrasti
0
0
0
0
0
0
0
0
1
0
0
5
6 (0.18)
Reithrodontomys fulvescens
0
0
0
0
0
0
0
1
0
0
1
0
2 (0.063)
Mus musculus
0
3
1
1
2
0
1
0
0
0
0
0
8 (0.25)
Submuestra por sitio (%)
21 (21.4)
47 (47.9)
30 (30.6)
98 (100%)
Riqueza de especies por sitio
11
6
10
17
Tasa de captura/área
1.98
4.45
2.84
3.09
Especies exclusivas por sitio
3
0
5
8
Tabla 2
Parámetros de riqueza, abundancia (en paréntesis) y tasa de captura de la comunidad de roedores en 3 asociaciones vegetales en función a la época.
Secas
Húmedas
Posterior a lluvias
Secas frías
Pastizal-huizache
1-(1)-0.56
6-(10)-4.1
1-(1)-0.3
6-(9)-2.5
Matorral-pastizal
3-(4)-2.2
2-(2)-0.83
2-(4)-1.4
4-(37)-10.4
Pino-encino
2-(2)-1.1
1-(1)-0.42
5-(11)-3.9
6-(16)-4.5
Esfuerzo de muestreo/trampas-noche
540
720
840
1,068
Especies
5
6
7
12
Especies exclusivas
1
1
2
6
Sub muestra estacional (%)
7 (7.1)
13 (13.2)
16 (16.3)
62 (63.2)
Tasas de captura general/estación
1.30
1.81
1.90
5.81
El matorral-pastizal está integrado proporcionalmente por las familias Asteraceae (18%), Poaceae (16%), Fabaceae (14%) y Euphorbiaceae (11%). Difiere del pastizal al presentar variación estacional en la estructura y composición de las plantas en el año. Por ejemplo, en secas Lolium presentó la mayor abundancia y cobertura horizontal (AR = 43%; CH = 32%); en temporada húmeda Marina (AR = 29%; CH = 21%), Euphorbia (AR = 22%; CH = 13%) y Adenophyllum (AR = 20%; CH = 19%); en la temporada posterior a lluvias Simsia (AR = 20%; CH = 20%) y Eragrostis (AR = 16%; CH = 16%), y en secas frías, una especie de gramínea (AR = 42%; CH = 55%), que por su fenología no pudo ser identificada. También se presentaron elementos aislados de Opuntia.
Figura 2. A, Curvas de rarefacción de riqueza de especies en función de las abundancias de roedores en sitios de colecta; B, curva de rarefacción con riqueza de especies en función abundancias de roedores colectadas durante el ciclo anual en los 3 sitios.
La vegetación en el área de pino-encino se caracterizó en el estrato arbóreo por la presencia de Pinus y Quercus. El estrato herbáceo se caracterizó por el predominio de las familias Poaceae, Rosaceae, Asteraceae, Oxiladaceae, Fabaceae, Anacardiaceae, Pteridaceae y Cyperaceae con 78% de la muestra total. El género Rubus (AR = 29%; CH = 13%) predominó en secas, mientras que en húmedas fue Oxalis (AR = 31%; CH = 9%) y Centella (AR = 19%; CH = 17%); en la temporada post-lluvias (AR = 19%; CH = 11%) y secas frías (AR = 27%; CH = 13%) fueron macollos de gramíneas que carecían de espiga por lo que no se identificaron, posiblemente del género Microstegium (apéndice 1).
La muestra de roedores capturados incluyó 98 individuos. Los ejemplares se identificaron como 16 especies nativas y Mus musculus (introducida), pertenecientes a 7 géneros en las familias Cricetidae (15), Heteromyidae (1) y Muridae (1) (tabla 1).
Con base en la curva de rarefacción, se interpreta el esfuerzo de muestreo como suficiente en registrar la riqueza esperada de los 3 sitios; con una cobertura de la muestra de 93% en matorral-pastizal, 83% en el bosque de pino-encino y 72% en pastizal-huizache (fig. 2A). A nivel regional, según los estimadores Chao 2 y bootstrap, la riqueza se espera entre 18-19 especies, solo 2 por encima de la riqueza observada, lo que permite asumir un muestreo de inventario de especies de roedores para la zona suficientemente completo, y que se corrobora con una cobertura de muestra total de 97% en la curva de rarefacción (fig. 2B). Siendo en el pastizal-huizache y en el bosque de pino-encino donde existe mayor oportunidad de registrar otras especies.
La mayor riqueza de especies se observó en el pastizal-huizache, seguido de la asociación de pino-encino y la asociación matorral-pastizal, y en este mismo orden las abundancias se comportaron de menor a mayor (tabla 1; fig. 3A). En relación con la temporada de recolecta, la riqueza y abundancia en secas es en la que se obtuvo la menor cantidad de ejemplares. Posteriormente, se incrementó el éxito de captura para las temporadas siguientes hasta llegar a secas frías (tabla 2); sumando los datos de riqueza y abundancia de las 3 comunidades se observa un incremento en la complejidad (fig. 3B). En las temporadas invernales (secas frías) se destaca la mayor abundancia y tasas de captura de todo el estudio, particularmente en el matorral-pastizal. También se registró la mayor riqueza de especies (n = 12), la mayor abundancia absoluta (62 individuos) y la mayor tasa de captura de 5.8/100 trampas-noche (tabla 2).
Figura 3. A, Curvas de rango-abundancia entre los sitios de estudio; B, curvas de rango-abundancia entre las temporadas del año de estudio sumando los 3 hábitats.
Baiomys taylori fue la especie más abundante, representó 33% del total de individuos recolectados, con los valores más altos en la temporada de secas frías, se presentó durante todo el año principalmente en matorral-pastizal (n = 33), seguido de pastizal-huizache (n = 4). La especie que resultó con mayor abundancia en el hábitat de pastizal-huizache fue Mus musculus, que también se registró en matorral-pastizal y presente durante todo el año. Para el bosque de pino-encino las especies con más individuos fueron Peromyscus difficilis y Reithrodontomys sumichrasti, la primera se encontró todo el año exceptuando en secas, además destaca por ser la única registrada para las 3 localidades. Por el contrario, las especies Peromyscus labecula, Peromyscus melanotis, y Sigmodon mascotensis, estuvieron representadas por solo 1 individuo; mientras que Baiomys musculus, Oligoryzomys fulvescens, Peromyscus hylocetes, Peromyscus zamorae, Peromyscus pectoralis, Reithrodontomys fulvescens y Sigmodon hispidus contaron con 2 ejemplares, estas especies en conjunto representan 59% de la riqueza total del estudio (fig. 3; tabla 1).
Tabla 3
Valores con el índice de diversidad de Shannon-Wiener (H´), índice dominancia de Simpson (D) e índice de equidad de Pielou (J) para la comunidad de roedores de la cuenca de Cuitzeo. Prueba de t modificada por Hutchenson H´/D para diferencias significativas (*).
Prueba de t modificada por Hutchenson
H´
D
J
Matorral-pastizal
Pastizal-huizache
Pino-encino
Matorral-pastizal
0.97
0.52
0.54
D = 3.8822E-05*
D = 0.00042*
Pastizal-huizache
2.19
0.13
0.91
H´ = 3.035E-06*
D = 0.3657
Pino-encino
1.93
0.18
0.84
H´ = 6.886E-05*
H´ = 0.276
Mediante el índice de diversidad de Shannon-Wiener (H´) y la equitatividad de Pielou (J), con límites de confianza (LC) de 95%, se concluye que el hábitat que presentó mayor diversidad y equitatividad en la comunidad de pequeños roedores fue el pastizal-huizache con H´ = 2.19 (LC = 1.69-2.29) y J = 0.91 (LC = 0.81-0.96), en cambio matorral-pastizal fue poco diverso con H´ = 0.97 (LC = 0.66-1.22) y su equitatividad fue las más baja con J = 0.54 (LC = 0.42-0.70); el bosque de pino-encino presento una diversidad de H´ = 1.93 (LC = 1.68-2.13) y J = 0.84 (LC = 0.74-0.92). La prueba de t modificada por Hutchenson no muestra diferencias significativas entre pastizal-huizache y pino-encino, pero sí entre matorral-pastizal con respecto a las otras 2 comunidades. Este efecto también se observa con el cálculo de los límites de confianza en donde solamente en pastizal-huizache y pino-encino existe traslape tanto en H´ como en J. En relación con la temporada de recolecta y como se observa en la tabla 1, en algunos casos solo se capturaron 1 o 2 ejemplares por sitio y temporada, por tanto, conocer la diversidad de los sitios en función de las temporadas no es posible. Aun así, si se toma la sumatoria de los 3 hábitats por época de recolecta se observa poca variación de la diversidad: secas, H´ = 1.55 (LC = 0.79-1.55); húmedas H´ = 1.73 (LC = 1.26-1.73); post lluvias, H´ = 1.84 (LC = 1.35-1.87) y finalmente secas frías, H´ = 1.75 (LC = 1.41-1.99), sin diferencias significativas entre temporadas del año y traslape de los intervalos de confianza en todos los casos.
Por su parte, con el índice de dominancia de Simpson (D) el valor más alto se registró en matorral-pastizal con D = 0.52 y su dominancia con la especie B. taylori es diferente a los otros 2 sitios, en donde no se observaron especies dominantes (tabla 3).
De acuerdo con el índice de similitud de Jaccard para la composición de la comunidad de roedores, el matorral-pastizal y pastizal-huizaches presentan mayor similitud, a diferencia de la comparación entre matorral-pastizal y bosque pino-encino con menor similitud; considerando las abundancias, este patrón se repite según el índice de Bray-Curtis (tabla 4). Con el análisis de similitud entre comunidades (Anosim) se estima diferencias significativas (R = 0.35; p = 0.008) en la composición y abundancia entre los hábitats matorral-pastizal y bosque de pino-encino (p = 0.030) (fig. 4).
Tabla 4
Índice de similitud de Jaccard (ISJ) y Bray-Curtis (BC) para la comunidad de roedores en las 3 asociaciones vegetales examinadas de la cuenca de Cuitzeo.
Matorral-pastizal
Pastizal-huizache
Pino-encino
Matorral-pastizal
1
BC = 0.32
BC = 0.05
Pastizal-huizache
ISJ = 0.41
1
BC = 0.15
Pino-encino
ISJ = 0.14
ISJ = 0.23
1
Figura 4. Boxplot y valores de probabilidad del análisis de similitudes (Anosim) entre las 3 asociaciones vegetales para la comunidad de roedores en de la cuenca de Cuitzeo (R = 0.35; p = 0.008). M-P = Matorral-pastizal, P-E = bosque de pino-encino y P-H = pastizal-huizache.
Discusión
Los resultados obtenidos ofrecen 4 aspectos emergentes: riqueza de especies, baja abundancia general, mayores abundancias invernales y baja similitud relativa entre los ambientes muestreados. Recientemente, se evaluó la mastofauna que habita en la cuenca de Cuitzeo. En total se registraron 68 especies de mamíferos, con 28 del orden Rodentia, que representaron 54% de las especies registradas en Michoacán (Monterrubio et al., 2019). Con el presente trabajo se suman al registro de Rodentia para la región a B. musculus, P. pectoralis y O. fulvescens, especies que están presentes en otras áreas del eje Neovolcánico y el bajío (Sánchez et al., 2005), pero que no habían sido registradas para la cuenca. Al incluir estos nuevos registros para la cuenca, en esta zona se presenta 60% de las especies de roedores documentadas para Michoacán (Monterrubio et al., 2014). Otro aspecto notable, es que el esfuerzo de muestreo desarrollado proporcionó el registro del mayor número de especies (16) en cualquier estudio efectuado para la cuenca (Apéndice 2). Esta riqueza sobresale también en el contexto nacional, ya que los intervalos de riqueza específica reportados suelen estar entre 5 y 18 especies (Apéndice 3), generalmente se observan valores bajos en áreas pequeñas y aumentan cuando el estudio es a escala regional.
En contraste, fue sorpresiva la baja abundancia general, con solo 98 registros, en comparación con otros estudios de diferentes regiones del país, en los que con esfuerzos entre 455 y 28,242 noches/trampa se obtienen capturas superiores a 100 individuos (Apéndice 3). Una razón probable de la baja abundancia para la mayoría de especies puede ser la disminución de las precipitaciones en la región. Con base en los datos históricos y comparando con los últimos años, se ha experimentado sequía en algunas partes de la cuenca (Hernández et al., 2023), para lo que probablemente hayan respondido las poblaciones de roedores con menor reproducción o migración. Otra evidencia es la cifra de capturas del muestreo de la temporada de secas frías (fig. 3B) y posterior a la época de lluvia de la cuenca, dado que se registró un incremento notable en el número de capturas, tanto en riqueza específica como en abundancia. Este fenómeno es similar al observado en otros estudios (Flores y Vázquez, 2016; Zaragoza et al., 2022). El aumento poblacional en esta época ocurrió para B. taylori, P. difficilis y H. irroratus; en las primeras 2 especies ya se ha registrado aumento en densidades poblacionales en temporadas frías del año (Eshelman y Cameron, 1987; Fernández et al., 2010), mientras que el aumento de H. irroratus, según antecedentes, se reporta de agosto a noviembre (Dowler y Genoways, 1978).
El índice de diversidad no muestra variación significativa entre épocas del año, esto podría indicar que la diversidad es explicada en mayor medida por el hábitat y que genera niveles importantes de estabilidad reflejada en los valores de equitatividad obtenidos (entre 0.57 y 1), lo cual también sugieren Luévano et al. (2008), particularmente en zonas de matorrales.
Las 3 comunidades de roedores examinadas muestran en general baja similitud, y parece observarse una posible influencia de la estratificación de la vegetación. En general, a mayor complejidad estructural de la vegetación con presencia del estrato arbóreo, se observa mayor riqueza de especies. Este patrón se presentó para el pastizal-huizache y el bosque de pino-encino en donde no existió diferencia significativa de diversidad y tampoco hubo traslape de intervalos de confianza. En cambio, la abundancia de roedores fue mayor en el matorral-pastizal y en el pino-encino, en ambos hábitats se observa mayor riqueza de la vegetación a nivel herbáceo. El patrón de aumento en las abundancias para ambientes de mayor heterogeneidad también lo encontraron Morales et al. (2019) y contrasta con la homogeneidad del estrato herbáceo y baja densidad de roedores registrada para el pastizal-huizache de este estudio. Todavía no es clara la relación entre la estructura de la comunidad de roedores y la conectividad de los hábitats. La dinámica de la cuenca de Cuitzeo implica un aumento de la colonización humana y más actividades agropecuarias en las últimas décadas (Escamilla y Aguilar, 2010). Dicha expansión ha degradado y fragmentado los hábitats originarios, hasta llegar a tener 6% con asentamientos humanos y 50% de la cuenca destinado a zonas de cultivo y pastoreo (INEGI, 2023). Con este panorama, es posible que la estructura y composición de las comunidades de pequeños roedores observada puede deberse al grado de aislamiento diferenciado entre los distintos hábitats. Los pastizales presentan conectividad con los extensos cultivos, permitiendo la cohesión espacial de algunas especies, mientras que las zonas de matorral y arbóreas presentan índices muy bajos de conectividad (Correa et al., 2014). El aislamiento en estos hábitats, principalmente matorrales, puede disminuir a los depredadores, lo que se ve reflejado en el aumento de poblaciones de roedores más generalistas y menor riqueza especifica (Young et al., 2015); este proceso puede estar presente en el sitio de matorral-pastizal. Aunque en el caso de las zonas montañosas de la cuenca con bosques, todavía parece existir mayor conectividad y esta se ve reflejada en la riqueza de la mastofauna (Monterrubio et al., 2019).
El pastizal-huizache se extendía originalmente en forma extensa (López et al., 2010), ahora es un ambiente con elevada fragmentación y es quizás uno de los hábitats más amenazados por el elevado establecimiento de asentamientos humanos y campos de cultivo. Sin embargo, la diversidad de roedores observada en este hábitat parece todavía estar explicada por la vegetación más que por la antropización vecina. Los 3 géneros de plantas herbáceas más representativos de la zona (Chloris, Distichlis y Panicum) son gramíneas no invasivas y componentes de la vegetación original (Herrera y Pámanes, 2010). Peromyscus pectoralis, Sigmodon hispidus y S. mascotensis resultaron exclusivas a esta localidad entre los 3 hábitats estudiados, y parecen coincidir con ambientes en que se han registrado regularmente, que incluyen aridez relativa, pastizales y ambientes rocosos (Baccus et al., 2009; Fleharty y Olson, 1969; Martínez et al., 2017). En hábitats similares la exclusividad reportada suele ser de 1 a 2 especies (Cimé et al., 2010; Elizalde et al., 2014; Hernández et al., 2012), lo cual coincide con lo registrado en este trabajo. Además, la cercanía con sembradíos parece proveer de alimento, lo que facilita la coexistencia entre especies, ya que los roedores también consumen materiales de los cultivos, como se ha documentado en plantaciones de caña (Peña et al., 2009).
Para el matorral-pastizal, la baja diversidad de roedores podría explicarse en parte por la poca conectividad y por la biología de la comunidad vegetal, ya que los géneros más abundantes están asociados con ambientes alterados. En temporada seca el género herbáceo Lolium (Poaceae), especie introducida en México (Herrera y Pámanes, 2010), fue la más abundante y fue en esta temporada cuando se recolectaron pocos roedores (n = 4), 2 de los cuales fueron M. musculus, especie que puede considerarse indicadora de deterioro del hábitat. En relación con las plantas de temporadas restantes del año, son géneros nativos con distribución principalmente en matorrales como Marina (M. cf. nutans) y Adenophyllum, y junto con Euphorbia (E. cf. dentata), Simsia (S. cf. foetida) y Eragrostis (E. cf. intermedia), pero crecen en afinidad a lugares ruderales con tendencia a disturbios (Rzedowski y Rzedowski, 2005). En los recorridos de campo se observaron asentamientos humanos e infraestructura inconclusa, indicativa de la expansión de la mancha urbana, así como fauna doméstica, perros principalmente, caminando en búsqueda de alimento entre la vegetación.
El registro de B. taylori, especie que se conoce con una mayor densidad de individuos distribuyéndose en matorrales y zonas áridas (Packard, 1960), coincidió con el hábitat de recolecta. Este cricétido junto con H. irroratus podrían ilustrar su resiliencia a los ambientes perturbados, tendencia que se ha reportado para mamíferos de tallas pequeñas, particularmente en roedores y murciélagos (Dirzo et al., 2014), aunque también pudiesen ser evidencia de que el hábitat de matorral-pastizal en la región experimenta un proceso de homogeneización de la comunidad de roedores.
Por su parte, el bosque de pino-encino (La Planta) solo se diferencia con el pastizal-huizache por tener una especie menos (la invasora M. musculus); pero en índices cuantitativos la similitud fue baja. Este hábitat, donde cobertura y dominancia de biomasa vegetal corresponden a Pinus y Quercus (Gómez-Tagle et al., 2015), no se recolectaron especies de roedores introducidas. O. fulvescens, R. sumichrasti y las especies del género Peromyscus se reportan en bosques conservados y áreas con corrientes de agua cercanas (Fernández et al., 2010; Spencer y Cameron, 1982), lo cual coincide en lo general con este estudio. Sin embargo, aunque parece un espacio conservado por la estructura de su comunidad de roedores y su flora, también presenta cambio en el uso de suelo en los alrededores, principalmente por expansión del cultivo del aguacate y arándano. Aquí se presentaron 5 especies exclusivas, y coincide con lo registrado en otros estudios en ambientes semejantes en los que la exclusividad de especies va de 1-4 (Flores y Vázquez, 2016; Mendoza y Horváth, 2013; Villanueva, et al., 2017; Zalapa et al., 2012).
Es importante continuar con muestreos con el fin de conocer mejor la dinámica estacional y espacial de las poblaciones de roedores en los distintos ambientes, ya que cada hábitat difiere de nivel de fragmentación y extensión en la cuenca, sobre todo en esta región considerada de importancia para la conservación de la biodiversidad en todos los niveles (Aguilar et al., 2010). Finalmente, en el centro de México desaparecen rápidamente los hábitats naturales, es urgente utilizar la información generada por múltiples inventarios para la priorización y establecimiento de áreas a restaurar y para conservar espacios representativos de todos los hábitats, especialmente donde habitan especies endémicas como lo es Peromyscus ensinki (Bradley et al., 2021). En la cuenca debe estudiarse el grado de tolerancia que especies listadas en categorías de riesgo tienen a la perturbación y como coexisten con especies introducidas, anticipando y examinando los riesgos potenciales de enfermedades zoonóticas, sin olvidar que el bienestar económico no puede lograrse en un entorno sin servicios ambientales y biodiversidad (Villafán et al., 2021; Young et al., 2014).
Referencias
Aguilar, V., Kolb, M., Koleff, P. y Urquiza-Haas, T. (2010). Las cuencas de México y su biodiversidad: una visión integral de las prioridades de conservación. En H. Cotler, A. Garrido, N. Luna, C. Enríquez y M. L. Cuevas (Eds.), Las cuencas hidrográficas de México. Diagnóstico y priorización (pp. 142–151). Ciudad de México: Instituto Nacional de Ecología.
Aragón, E. E., Garza, A. y Cervantes, F. A. (2009). Estructura y organización de los ensambles de roedores de un bosque de la Sierra Madre Occidental, Durango, México. Revista Chilena de Historia Natural, 82, 523–542. http://dx.doi.org/10.4067/S0716-078X2009000400007
Baccus, J. T., Hardwick, J. M., Huffman, D. G. y Kainer, M. A. (2009). Seasonal trophic ecology of the white-ankled mouse, Peromyscus pectoralis (Rodentia: Muridae) in central Texas. Texas Journal of Science, 61, 97–118.
Barragán, F., Lorenzo, C., Morón, A., Briones, M. A. y López, S. (2010). Bat and rodent diversity in a fragmented landscape on the Isthmus of Tehuantepec, Oaxaca, México. Tropical Conservation Science, 3, 1–16. https://doi.org/10. 1177/194008291000300101
Bradley, R. D., Francis, J. Q., Platt, R. N., Soniat, T. J., Álvarez, D. y Lindsey, L. L. (2019). Mitochondrial DNA sequence data indicate evidence for multiple species within Peromyscus maniculatus. Lubbock, TX: Museum of Texas Tech University.
Bradley, R. D., Ordóñez, N., Ceballos, G., Rogers, D. S. y Schmidly, D. J. (2017). A new species in the Peromyscus boylii species group (Cricetidae: Neotominae) from Michoacán, México. Journal of Mammalogy, 98, 154–165. https://doi.org/10.1093/jmammal/gyw160
Bradley, R. D., Ordóñez, N., Thompson, C. W., Wright, E. A., Ceballos, G., Kilpatrick, C. W. et al. (2021). Two new species of Peromyscus (Cricetidae: Neotominae) from the Transverse Volcanic Belt of México. Journal of Mammalogy, 103, 255–274. https://doi.org/10.1093/jmammal/gyab128
Bravo-Espinosa, M., García-Oliva, F., Ríos-Patrón, E., Mendoza-Cantú, M. E., Barrera-Camacho, G., López-Granados, E. et al. (2008). La cuenca del lago de Cuitzeo: problemática, perspectivas y retos hacia su desarrollo sostenible. Morelia Michoacán, México: Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Michoacán (COECYT). https://doi.org/10.22201/ciga.9789707035782p.2008
Carlón, T. y Mendoza, M. (2007). Análisis hidrometeorológico de las estaciones de la cuenca del lago de Cuitzeo. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAM, 63, 56–76. https://doi.org/10.14350/rig.29910
Castro, A., Salame, A., Vergara, J., Castillo, A. y Ramírez, J. (2008). Fluctuaciones de micromamíferos terrestres en bosques templados aledaños a la Ciudad de México, Distrito Federal. En C. Lorenzo, E. Espinoza y J. Ortega (Eds.), Avances en el estudio de los mamíferos de México II (pp. 391–410). San Cristóbal de las Casas, Chiapas: Asociación Mexicana de Mastozoología.
Ceballos, G. y Oliva, G. (2005). Los mamíferos silvestres de México. México D.F.: Conabio/ Fondo de Cultura Económica.
Chao, A., Gotelli, N. J., Hsieh, T. C., Sander, E. L., Ma, K. H., Colwell, R. K. et al. (2014). Rarefaction and extrapolation with Hill numbers: a framework for sampling and estimation in species diversity studies. Ecological Monographs, 84, 45–67. https://doi.org/10.1890/13-0133.1al/gyw160
Chao, A., Ma, K. H. y Hsieh, T. C. (2016) iNEXT (iNterpolation and EXTrapolation) Online: Software for interpolation and extrapolation of species diversity. Program and user’s guide. http://chao.stat.nthu.edu.tw/wordpress/software_download/inext-online/
Cimé, J. A., Hernández, S. F., Barrientos, R. C. y Castro, A. A. (2010). Diversidad de pequeños roedores en una selva baja caducifolia del noreste de Yucatán, México. Therya, 1, 23–39. https://doi.org/10.12933/therya-10-2
Correa, C. A., Mendoza, M. E. y López, E. (2014). Análisis del cambio en la conectividad estructural del paisaje (1975-2008) de la cuenca de Cuitzeo, Michoacán, México. Revista de Geografía Norte Grande, 59, 7–23. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-34022014000300002
Dirzo, R., Young, H. S., Galetti, M., Ceballos, G., Isaac, N. J. B. y Collen, B. (2014). Defaunation in the Anthropocene. Science, 345, 401–406. https://www.science.org/doi/10.1126/science.1251817
Dowler, R. C. y Genoways, H. H. (1978). Liomys irroratus. Mammalian Species, 82, 1–6. https://doi.org/10.2307/3503813
Elizalde, C., López, J. C., Hernández, L., Laundré, J. W., Cervantes, F. A., Morales-Mejía, F. M. et al. (2014). Registro de presencia y actividades de algunos mamíferos en el Desierto Chihuahuense, México. Therya, 5, 793–816. https://doi.org/10.12933/therya-14-252
Escamilla, I. y Aguilar, G. (2010). Urbanización. En S. Cram, L. Galicia, I. Israde, C. López y B. Ávila (Eds.), Atlas de la cuenca del lago de Cuitzeo: análisis de su geografía y entorno socioambiental (pp. 160–163). México D.F.: UNAM/ UMSNH.
Eshelman, B. D. y Cameron, G. N. (1987). Baiomys taylori. Mammalian Species, 285, 1–7. https://doi.org/10.2307/3503776
Fernández, J. A., García-Campusano, F. y Hafner, M. S. (2010). Peromyscus difficilis (Rodentia: Cricetidae). Mammalian Species, 42, 220–229. https://doi.org/10.1644/867.1
Fleharty, E. D. y Olson, L. E. (1969). Summer food habits of Microtus ochrogaster and Sigmodon hispidus. Journal of Mammalogy, 50, 475–486. https://doi.org/10.2307/1378774
Flores, R. y Vázquez, G. (2016). Influence of vegetation type and season on rodent assemblage in a mexican temperate forest mosaic. Therya, 7, 357–369. https://doi.org/10.12933/therya-16-390
García, U. O. y Flores, O. A. (2010). Biodiversidad: anfibios y reptiles. En S. Cram, L. Galicia, I. Israde, C. López y B. Ávila (Eds.), Atlas de la cuenca del lago de Cuitzeo: análisis de su geografía y entorno socioambiental (pp. 94–95). México D.F.: UNAM/ UMSNH.
García, C., Romero, M. L. y Sánchez C. (2002). Comparison of rodent communities in sites with different degrees of disturbance in deciduous forest of southeastern Morelos, México. Acta Zoológica Mexicana, 85, 153–168. https://doi.org/10.21829/azm.2002.85851819
Gloria-Tapia, G., López, C., González, A. y Hernández, S. F. (2012). Diversidad de roedores y su relación con la heterogeneidad ambiental en la cuenca del río Nazas, Durango, México. En F. A. Cervantes y C. Ballesteros (Eds.), Estudio sobre la biología de roedores silvestres mexicanos (pp. 59–70). México D.F.: Instituto de Biología, UNAM.
Godinez, E. y Guerrero, S. (2014). Los roedores de Jalisco, México: clave de determinación. Therya, 5, 633–678. https://doi.org/10.12933/therya-14-212
Gómez-Tagle, A., Gómez-Tagle, A. F., Ávila, J. A. y Bruijnzeel, L. (2015). Partición de la precipitación en un bosque tropical montano de pino-encino en el centro de México. Bosque, 36, 505–518. https://doi.org/10.4067/S0717-92002015000300017
González, A., Rodríguez, N. V. y Marín, G. (2012). Composición del ensamble de pequeños mamíferos del borde de un bosque mesófilo de montaña en Veracruz, México. En F. A. Cervantes y C. Ballesteros (Eds.), Estudio sobre la biología de roedores silvestres mexicanos (pp. 85–96). México D.F.: Instituto de Biología, UNAM.
Hamer, Q., Harper, D. A. T. y Ryan, P. D. (2001). PasT: Paleontological Statistics Software Package for Education and Data Analysis. Paleontologia Electronica, 4, 1–9.
Hernández, S. F., Cimé, J. A., Medina, S. y Durán C. M. (2012). Parámetros poblacionales del ratón yucateco Peromyscus yucatanicus de una selva baja caducifolia del norte de Yucatán, México. En F. A. Cervantes y C. Ballesteros. (Eds.), Estudio sobre la biología de roedores silvestres mexicanos (pp. 151–164). México D.F.: Instituto de Biología, UNAM
Hernández, L., Laundré, J. W., González, A., López, J. y Grajales, K. M. (2011). Tale of two metrics: density and biomass in a desert rodent community. Journal of Mammalogy, 94, 840–851. https://doi.org/10.1644/10-MAMM-A-175.1
Hernández, A., Ortiz, C. F. y Alcaraz, J. V. (2023). El riesgo agrícola ante el cambio climático en la región de Cuitzeo del estado de Michoacán, México. Acta Universitaria Multidisciplinary Scientific Journal, 33, 1–19. https://doi.org/10.15174/au.2023.3763
Herrera, Y. y Pámanes, D. S. (2010). Guía de pastos de Zacatecas. Durango, Durango, México: IPN/ Conabio.
Hutchenson, K. (1970). A test for comparing diversities base on the Shannon formula. Journal of Theoretical Biology, 29, 151–154.
INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática). (2023). Anuario de estadística por entidad federativa. https://www.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/889463906353.pdf
López, C., García, D. F., López, J. C. y Elizalde, C. (2019). Multiple lines of evidence reveal a composite of species in the plateau mouse, Peromyscus melanophrys (Rodentia Cricetidae). Journal of Mammalogy, 100, 1583–1598. https://doi.org/10.1093/jmammal/gyz106
López, E., Mendoza, M. E. y Bocco, G. (2010). Cobertura vegetal y uso del terreno. En S. Cram, L. Galicia, I. Israde, C. López y B. Ávila (Eds.), Atlas de la cuenca del lago de Cuitzeo: análisis de su geografía y entorno socioambiental (pp. 52–57). México D.F.: UNAM/ UMSNH.
Luévano, J., Mellink, E., Riojas, M. E. y Flores, J. L. (2008). Comunidades de roedores nocturnos en un ecotono de matorrales micrófilos y zacatal gipsófilo en San Luis Potosí, México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 79, 197–203. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2008.001.528
Madrigal, X. y Guridi, L. L. (2009). Especies arbóreas en riesgo de la cuenca de Cuitzeo, Michoacán y Guanajuato, México. Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Magurran, A. E. (2004). Measuring biological diversity. Reino Unido: Blackwell Science Ltd.
Mammal Diversity Database. (2024). Explore current mammalian taxonomy. Recuperado el 16 de junio, 2024 de: https://www.mammaldiversity.org/taxa.html
Martínez, S. T., Schnell, G. D., Sánchez, C. y Romero, M L. (2017). Sigmodon mascotensis (Rodentia: Cricetidae). Mammalian Species, 49, 109–118. https://doi.org/10.1093/mspecies/sex013
Medina, M. y Ortega, J. M. (2010). Biodiversidad: peces. En S. Cram, L. Galicia, I. Israde, C. López y B. Ávila (Eds.), Atlas de la cuenca del lago de Cuitzeo: análisis de su geografía y entorno socioambiental (pp. 90–93). México D.F.: UNAM/ UMSNH.
Mendoza, V. H. y Horváth, A. (2013). Roedores y murciélagos en la zona cafetalera del volcán Tacaná, Chiapas, México. Therya, 4, 409–423. https://doi.org/10.12933/therya-13-116
Monroy, O., Zarco, M. M., Ramírez, J. y Ulises Aguilera, U. (2011). Diversidad de mamíferos de la Reserva Natural Sierra Nanchititla, México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 82, 237–248. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2011.1.377
Monterrubio, T. C., Charre, J. F., Colín, C. Z. y León, L. (2014). Los mamíferos del estado de Michoacán. Revista Mexicana de Mastozoología Nueva Época, 4, 1–17. https://doi.org/10.22201/ie.20074484e.2014.4.2.193
Monterrubio, T. C., Guido, D., Alanís, L., León, L. y Medellín, J. F. (2019). Mamíferos silvestres de la cuenca de Cuitzeo, México. Acta Universitaria Multidisciplinary Scientific Journal, 29, 1–15. https://doi.org/10.15174/au.2019.1892
Morales, S. P., Álvarez, M. Y., Zamora, M. E., Dirzo, R., Oyama, K. y Ávila, L. D. (2019). Rodent community responses to vegetation and landscape changes in early successional stages of tropical dry forest. Forest Ecology and Management, 433, 633–644. https://doi.org/10.1016/j.foreco.2018.11.037
Núñez, A. y Pastrana, G. (1990). Los roedores michoacanos: manual de identificación. Morelia, Michoacán: Coordinación de la investigación científica, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Packard, R. L. (1960). Speciation an evolution of pygmy mice, genus Baiomys. University of Kansas Publications, Museum of Natural History, 9, 579–670. https://doi.org/10.5962/bhl.part.6498
Peña, J. L., López, J., Alarcón, B., Vargas, M., Vázquez, I. y Landeros, C. (2009). Composición de la dieta de Sigmodon hispidus (Rodentia: Cricetidae) en caña de azúcar. Mastozoología Neotropical, 16, 365–378.
Pérez-Arteaga, A., Gaston, K. J. y Kershaw, M. (2002). Undesignated sites in Mexico qualifying as wetlands of international importance. Biological Conservation, 107, 47–57. https://doi.org/10.1016/S0006-3207(02)00043-5
Pérez, M. y Santos, A. (2010). Movements and capture-recapture data analysis of the vesper rat (Nyctomys sumichrasti: Rodentia, Muridae) in a tropical forest in northeastern Oaxaca, México. Acta Zoológica Mexicana, 26, 627–638. https://doi.org/10.21829/azm.2010.263804
Ponce, J. y Quijano, A. F. (2010). Biodiversidad: insectos y arácnidos. En S. Cram, L. Galicia, I. Israde, C. López y B. Ávila (Eds.), Atlas de la cuenca del lago de Cuitzeo: análisis de su geografía y entorno socioambiental (pp. 82–84). México D.F.: UNAM/ UMSNH.
Ramírez, J., González, N., Gardner, A. L. y Arroyo, J. (2014). List of recent land mammals of México. Lubbock, TX: Museum of Texas Tech University.
Rojas, A., Aguilar, M., Sánchez, C. y Noguera, O. (2012). Uso del espacio y dinámica poblacional del ratón de los volcanes (Neotomodon alstoni) en el Cerro del Ajusco, Distrito Federal, México. En F. A. Cervantes y C. Ballesteros (Eds.), Estudio sobre la biología de roedores silvestres mexicanos (pp. 211–224). México D.F.: Instituto de Biología, UNAM.
Romero, M. L., Sánchez, C., García, C. y Owen, R. (2007). Mamíferos pequeños. Manual de técnicas de captura, preparación preservación y estudio. México D.F.: UNAM.
Ruán, I., Manson, R. H. e Íñiguez, L. I. (2008). Respuesta al borde en poblaciones de pequeños mamíferos en remanentes de bosque mesófilo de montaña del centro de Veracruz. En C. Lorenzo, E. Espinoza y J. Ortega (Eds.), Avances en el estudio de los mamíferos de México II (pp. 511–530). San Cristóbal de las Casas, Chiapas: Asociación Mexicana de Mastozoología.
Rzedowski, G. y Rzedowski, J. (2005). Flora fanerogámica del valle de México. Pátzcuaro, Michoacán: Instituto de Ecología, A.C./ Conabio.
Sánchez, C., García, C. y Romero, M. L. (2005). Distribución y diversidad de roedores del estado de Michoacán, y su asociación con las provincias fisiográficas. En V. Sánchez y R. A. Medellín (Eds). Contribuciones mastozoológicas en homenaje a Bernardo Villa (pp. 451–460). México D.F.: Instituto de Biología; Instituto de Ecología, UNAM/ Conabio.
Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales). (2010). Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Protección ambiental – Especies nativas de México de flora y fauna silvestres – Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio – Lista de especies en riesgo. Diario Oficial de la Federación. 30 de diciembre de 2010, Segunda Sección, México.
Senasica (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria). (2024). Manual de muestreo programa de vigilancia epidemiológica fitosanitaria. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/895962/MANUAL_DE_MUESTREO_2024.pdf
Sikes, R. S. (2016). 2016 Guidelines of the American Society of Mammalogists for the use of wild mammals in research and education. Journal of Mammalogy, 97, 663–688. https://doi.org/10.1093/jmammal/gyw078
Spencer, S. R. y Cameron, G. N. (1982). Reithrodontomys fulvescens. Mammalian Species, 174, 1–7. https://doi.org/10.2307/3503795
Vázquez, L. B., Medellín, R. A. y Camerón, G. N. (2000). Population and community ecology of small rodents in montane forest of western México. Journal of Mammalogy, 81, 77–85. https://doi.org/10.1644/1545-1542(2000)081<0077:PACEOS>2.0.CO;2
Villafán, K. B., Arellanes, Y., López, R. y Ayala, D. A. (2021). Situación socioambiental en el lago de Cuitzeo, Michoacán (México), desde la responsabilidad social. Economía, Sociedad y Territorio, 21, 599–629. https://doi.org/10.22136/est20211694
Villanueva, A. I., Delgado, D. A., Heynes, S. A., Ruacho, L. y López, C. (2017). Habitat selection by rodents at the transition between the Sierra Madre Occidental and the Mexican Plateau, México. Journal of Mammalogy, 98, 293–301. https://doi.org/10.1093/jmammal/gyw173
Villaseñor-Gómez, L. E. y Villaseñor-Gómez, F. J. (2010). Biodiversidad: avifauna. En S. Cram, L. Galicia, I. Israde, C. López y B. Ávila (Eds.), Atlas de la cuenca del lago de Cuitzeo: análisis de su geografía y entorno socioambiental (pp. 96–99). México D.F.: UNAM/ UMSNH.
Young, H. S., Dirzo, R., Helgen, K. M., McCauley, D. J., Billeter, S. A., Kosoy, M. Y. et al. (2014). Declines in large wildlife increase landscape-level prevalence of rodent-borne disease in Africa. Proceedings of the National Academy of Sciences, 111, 7036–7041. https://doi.org/10.1073/pnas.1404958111
Young, H. S., McCauley, D. J., Dirzo, R., Goheen, J. R., Agwanda, B., Brook, C. et al. (2015). Context-dependent effects of large-wildlife declines on small-mammal communities in central Kenya. Ecological Applications, 25, 348–360. https://doi.org/10.1890/14-0995.1
Zalapa, S. S, Guerrero, S., Badii, M. H. y Cervantes F. A. (2012). Variación espacial del ensamble de pequeños mamíferos de tres áreas de bosque tropical subcaducifolio en la costa norte de Jalisco, México. En F. A. Cervantes y C. Ballesteros (Eds.), Estudio sobre la biología de roedores silvestres mexicanos (pp. 117–126). México D.F.: Instituto de Biología, UNAM.
Zaragoza, E. P., Rodríguez, N. V., Hernández, S. F., León, L. S. y González, M. C. (2022). Abundance, microhabitat and feeding of Peromyscus yucatanicus and Peromyscus mexicanus in the Mexican tropics. Therya, 12, 129–142. https://doi.org/10.12933/therya-22-1189
The number of native vascular plant species recorded in each of the 32 Mexican states was evaluated to identify and compare their floristic richness values and determine their floristic similarities. The floristic richness was further segregated to estimate the proportions documented for each of the 5 main biomes recognized in the country. We assumed that the floristic composition in the Mexican states follows a geographical association and that geographically close states will show assemblages defined by their floristic elements. The state of Oaxaca recorded the highest richness in all of Mexico and 3 biomes (Humid Mountain Forest, Temperate Forest, and Seasonally Dry Tropical Forest). Chiapas had the highest number of Tropical Humid Forest species, while Coahuila had the highest richness of Xerophytic Scrub species. Floristic similarities allowed the identification of well-defined groups, either when considering total floristic richness or when analyzing each of the main biomes. The floristic similarity is highly congruent between states with geographical proximity
Comparación de la riqueza florística entre los estados de México
Resumen
Se evaluó el número de especies de plantas vasculares nativas registradas en cada uno de los 32 estados mexicanos para identificar y comparar sus valores de riqueza florística, así como para determinar las similitudes florísticas entre ellos. Se segregó la riqueza para saber qué proporciones se documentan para cada uno de los 5 principales biomas reconocidos en el país. Postulamos que la composición florística en los estados mexicanos sigue una asociación geográfica y que los estados geográficamente cercanos entre sí mostrarán conjuntos definidos por sus elementos florísticos. Oaxaca destaca como el estado con la mayor riqueza total y la de 3 biomas (Bosque Húmedo de Montaña, Bosque Templado y Bosque Tropical Estacionalmente Seco). Chiapas contiene la mayor cantidad de especies del Bosque Tropical Húmedo, mientras que Coahuila ocupa el primer lugar por su número de especies del Matorral Xerófilo. Las similitudes permitieron identificar grupos florísticos bien definidos, independientemente de si se analizaba toda la riqueza florística o la documentada en cada uno de los principales biomas. Se observa una congruencia entre la proximidad geográfica de los estados y su similitud florística.
Biodiversity knowledge requires a good inventory of taxa in the region of interest. Mexico has the fifth richest flora in the world with more than 24,000 species (Sosa et al., 2023; Ulloa-Ulloa et al., 2017; Villaseñor, 2016; Villaseñor & Meave, 2022), which is distributed throughout a wide range of habitats. This richness results from the country’s heterogeneous geography, which causes a varied topography and climatic regimes.
Regional diagnoses put floristic knowledge into perspective and can be informative as strategies to improve biodiversity knowledge at that scale. To date, such diagnoses have been performed for northern Mexico (González-Elizondo et al., 2017) and the Yucatán Peninsula (Pérez-Sarabia et al., 2017). On the other hand, the National Commission for the Knowledge and Use of Biodiversity (Conabio) has coordinated a series of publications entitled State Studies, which contain a diagnosis of biodiversity, including plants, for each state. By 2022, the official Conabio website reported the publication of 24 state studies, which provides an idea of the magnitude of plant diversity in each of the evaluated states (https://www.biodiversidad.gob.mx/region/EEB/estudios). However, 60% of these studies unfortunately do not include a floristic inventory, which limits their usefulness for the specific characterization and comparison of flora across states.
Mexico’s floristic knowledge, although still fragmented, is approaching a level that allows the identification of diversity patterns that would have been impossible to achieve 2 or 3 decades ago. At present, in addition to the biodiversity information discussed in the state studies, floristic inventories have been published for 24 of the 32 Mexican states. This has increased from the 18 state inventories counted by Villaseñor (2016), adding Sinaloa (Vega-Aviña et al., 2021), Hidalgo (Villaseñor et al., 2022), Coahuila, Nuevo León, and Tamaulipas (Villaseñor et al., 2023). Furthermore, regional and local inventories provide additional information that helps to synthesize the floristic richness of each state where they were carried out (Villaseñor & Meave, 2022).
Inventories at the state level help to understand floristic diversity in various ways, for example, to comprehend the taxonomic composition, the environments within the state where species are distributed, the levels of endemism (at both the national and state levels) or restrictedness (non-endemic known from a single state), etc. In addition, the decisions on the conservation of biodiversity are carried out alternately between the federal and state governments (Íñiguez-Dávalos et al., 2015). Hence, a good knowledge of a state’s flora is essential for the success of conservation strategies.
In this study, we used a database of the floristic knowledge of the Mexican flora at the state level to examine patterns of floristic similarities. The database included the occurrence by state of all vascular plants recognized as constituting the flora of Mexico. Species were grouped by state occurrence to generate maps of total diversity and the richness documented in each main biome. We focused on determining variations in floristic composition among the 32 Mexican states.
This paper postulates that floristic composition in the Mexican states follows a geographical association and that states that are geographically close to each other will show assemblages that are defined by their floristic elements (species). In addition, these assemblages (floristic units or regions) are related to the biomes found in their territory in response to the abiotic features (climate, soil, topography, etc.) that characterize each biome. We used a descriptive approach to note floristic similarities between states, as a classification exercise to understand species’ distributions.
Materials and methods
We compiled a database containing the list of known species for each Mexican state (Operational Geographic Unit or OGU), which was an update of the information reported in recent inventories (Villaseñor, 2016; Villaseñor & Meave, 2022) and summarized in Abamap (Serrano-Estrada et al., 2022, https://abamap2.abaco2.org/). It included the species richness for each state. For each species, we also included the biome(s) (Villaseñor & Ortiz, 2014) where it has been recorded, based on literature review or specimens housed in different herbaria in Mexico and abroad, provided as online resources (Conabio, www.conabio.gob.mx; IBdata, https://www.ibdatav4pgsql.virtualhalls.net/web/; TROPICOS, www.tropicos.org).
We used the records to build an incidence matrix to evaluate floristic similarities. Using the states as OGUs, we carried out a floristic similarity analysis utilizing the Sørensen-Dice similarity coefficient and WPGMA as the grouping method. The Sørensen-Dice coefficient is among the most used and recommended to analyze presence-absence data (e.g., Vellend, 2001), and WPGMA is the preferred clustering method, since it weights the contributions of the groupings considering the number of terminal nodes (states) they contain, ensuring that each contributes equally to each nesting to which it belongs (González-Orozco et al., 2014). The analyses were carried out using NTSYS-pc software, version 2.21 (Rohlf, 2007). The floristic similarities among the states and the biomes were explored and mapped. On one hand, this allowed us to evaluate floristic relationships among the states and to identify potential floristic regions (assemblages or floristic units); but, most importantly, it allowed us to identify the main floristic elements (species) that characterize each chorology (floristic unit).
We used information on the species’ occurrence by biome to evaluate floristic similarities among the states according to the number of species recorded in each of the 5 major biomes in Mexico (Villaseñor & Ortiz, 2014). For this analysis, we included only the species occurring in 3 or fewer biomes; those recorded in 4 or 5 biomes were discarded. This selection was intended to evaluate just those species characterizing the biome and at least 2 contiguous biomes. All these floristic assessments were compared to evaluate possible similarities between the floristic groups obtained based on total richness and those based on the subset of species occurring in the different biomes found in the state.
Results
A total of 23,412 native species were documented and analyzed (Supplementary material). This figure does not include 1,118 species recorded as exotic (introduced) and naturalized; although they are part of the country’s floristic diversity, this study focused on native species. The greatest number of species occurred in the states located in southeastern Mexico: Oaxaca (10,534), Chiapas (9,313), and Veracruz (8,992, Table 1). The median number of species per state is 4,335.5, ranging from a minimum of 1,479, recorded in Tlaxcala, to a maximum of 10,534, recorded in Oaxaca.
Figure 1 shows the quartile of species richness for each state. The states located on both peninsulas (Baja California and Yucatán) had lower species richness than the more continental states. The 4 states with the smallest area (Aguascalientes, Colima, Mexico City, and Tlaxcala) had comparatively low richness. Morelos, which is similar in area to these states, had greater species richness, placing it in the second quartile. The states located in the north of the country, except Durango, had lower richness than those in the south, with Oaxaca standing out as the state with the greatest plant richness.
Richness by biome. Table 1 shows the number of species in each state by biome. The 14,915 species that are documented as present in 3 or fewer biomes, which were considered for analyses by biome, accounted for 63.7% of the total richness. Not all biomes occur in each state (Table 1). However, we classified for the biome any species recorded in another state where it positively occurs. For example, in Baja California there are no Humid Mountain Forests (HMF) or Humid Tropical Forests (HTF), but 64 species recorded in the state are distributed in HMF and 49 in HTF in other states. In Tabasco, Xerophytic Scrub (XER) is not documented, but 164 species that are characteristic of the XER are documented in its flora, mainly associated with coastal communities.
The greatest richness of species by biome did not always follow the same pattern as the total richness. When considering richness by biome, the 3 richest states for each biome were as follows: for Humid Mountain Forest (HMF) Oaxaca, Chiapas, and Veracruz; for Humid Tropical Forest (HTF), Chiapas, Veracruz, and Oaxaca; for Seasonally Dry Tropical Forest (STF), Oaxaca, Guerrero, and Michoacán; for Temperate Forests (TEM), Oaxaca, Jalisco, and Veracruz; and for Xerophytic Scrub (XER), Coahuila, Chihuahua, and San Luis Potosí. Oaxaca was among the 3 richest states in 4 biomes (HMF, HTF, STF, and TEM), Veracruz in 3 (HMF, HTF, and TEM), and Chiapas in 2 (HMF, HTF). Six other states had significant richness in 3 biomes: Guerrero and Michoacán in STF; Jalisco in TEM; and Chihuahua, Coahuila, and San Luis Potosí in XER.
The dominance of species by biome in some states indicates a geographical influence on richness. For example, the STF is better represented in states facing the Pacific Ocean (Guerrero, Michoacán, and Oaxaca). In contrast, the Humid Mountain Forests (HMF) and Humid Tropical Forests (HTF) are richer in species towards the southeast of the country, in Chiapas, Oaxaca, and Veracruz. Likewise, the Xerophytic Scrub (XER) is better represented in the north-central part of Mexico, especially in Chihuahua, Coahuila, and San Luis Potosí.
Floristic similarities. Most species characterize floristic units that are consistent with their geographic distribution (Table 2, Fig. 2A). The 2 peninsulas —Baja California (comprising the states of Baja California and Baja California Sur) and Yucatán (including the states of Campeche, Quintana Roo, and Yucatán)— aggregated as floristic units (Table 2, Fig. 2A). Tabasco was more floristically related to the Yucatán Peninsula than to any floristic region in eastern Mexico. The other states divide the country into 4 important floristic groups: one includes the northwestern states (Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa, and Sonora); a second group includes the states located in the central east and northeast (Aguascalientes, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas, and Zacatecas); a third group includes the states located in west-central (Colima, Guerrero, Jalisco, México, and Michoacán); and the fourth group includes the southeastern states (Chiapas, Oaxaca, Puebla, and Veracruz). The 2 states with the lowest number of species recorded (Mexico City and Tlaxcala) are positioned as outliers; however, due to their geographical position and their richness shared with other states, they can be placed in the third group (both states share a greater number of species with the Estado de México). Table 2 provides a summary of the identified floristic groups, and the number of species recorded; it also includes the number of species only known in their territory (restricted species).
Table 1
Floristic richness recorded in the Mexican states overall and in each of the major biomes. V2016 = Species according to Villaseñor (2016), Species = figures reported in this study, HMF = Humid Mountain Forest, HTF = Humid Tropical Forest, STF = Seasonally Dry Tropical Forest, TEM = Temperate Forest, XER = Xerophytic Scrub. The full names of the states are indicated in Figure 1. An asterisk indicates the absence of the biome in the state.
State
V2016
Species
HMF
HTF
STF
TEM
XER
AGS
1,871
2,251
367*
64*
553
1,068
930
BC
2,336
2,408
64*
49*
453
543
1,542
BCS
1,988
2,108
92*
106*
735
440
1,256
CAMP
2,369
2,472
495*
1,275
787
299
210*
CHIS
8,790
9,313
3,781
4,047
2,064
2,621
751*
CHIH
4,291
5,055
625*
227*
1,239
2,403
2,317
CDMX
1,978
1,979
549
69*
332*
1,032
633
COAH
3,780
4,097
456*
134*
596
1,795
2,444
COL
4,333
2,812
652
574
1,073
767
323
DGO
4,472
5,701
956
457*
1,578
2,761
2,094
GTO
3,206
3,551
714*
171*
828
1,633
1,393
GRO
6,551
7,120
2,279
1,551
2,548
2,901
1,090
HGO
4,734
5,195
1,706
752
1,015
2,312
1,632
JAL
7,155
7,608
1,983
1,257
2,621
3,400
1,530
MEX
5,177
5,557
1,524
671
1,681
2,612
1,223
MICH
5,885
6,458
1,768
1,054
2,364
2,734
1,209
MOR
3,491
3,848
975
464*
1,228
1,560
793
NAY
3,964
4,391
1,034
835
1,591
1,680
689
NL
3,740
4,161
604
179*
613
1,855
2,110
OAX
10,229
10,534
3,889
3,352
2,964
3,934
1,727
PUE
5,232
6,638
2,180
1,416
1,782
2,659
1,710
QRO
4,411
4,609
1,252
567*
1,006
1,943
1,593
QROO
2,276
2,393
465*
1,235
747
264*
183*
SLP
5,413
5,673
1,390
856
1,243
2,286
2,154
SIN
3,736
4,280
844
575
1,689
1,671
950
SON
4,106
4,661
508*
266*
1,364
1,932
2,136
TAB
2,826
3,641
1,105
2,194
778*
551*
164*
TAMS
4,278
5,107
1,041
706
1,034
1,953
1,983
TLAX
1,297
1,479
403*
42*
214
781
495
VER
8,497
8,992
3,339
3,362
1,914
3,020
1,584
YUC
1,900
2,042
322*
953
727
217*
219
ZAC
3,705
3,894
660*
206*
1,007
1,890
1,552
Total
23,314
23,412
5,922
5,031
5,414
8,912
6,008
Southeastern Mexico (floristic group VI in Table 2) contained the largest number of total species and restricted species. In contrast, the 2 peninsulas had lower richness values, although the Baja California Peninsula (floristic group I) had a significant number of restricted species, comparable to continental regions.
When species richness was segmented by biome, the same general floristic groups were recovered (Fig. 2B-F). Several of these groups remain constant regardless of whether the entire flora or groups of species by biome are analyzed. For example, the floristic composition of group I (Table 2), corresponding to the Baja California Peninsula, was identified chorologically as a cohesive floristic unit in all analyses (Figs. 2, 3). Similarly, the Yucatán Peninsula plus Tabasco (group II) formed a floristic unit in all the analyses, except for HTF species, in which Tabasco was placed with the southeastern states, which had the highest richness in this biome (Figs. 2C, 3C).
Figure 3 shows the relationships between the states obtained through the cluster analysis in the geographical space. This representation shows that neighboring states shared a greater number of species, which sorted them into the same floristic group.
Discussion
The first step toward achieving a comprehensive Flora of Mexico is to have a functional and accessible list of species; Villaseñor’s (2016) contribution aimed at this effort. Although the current number of species accepted and that of Villaseñor (2016) is practically identical (Table 1), differences in taxonomic circumscriptions (accepted species) are not shown here. Such differences are mainly the result of the description of new taxa, the revision of taxonomic groups, and other products of taxonomic work that sometimes result in a substantial number of species now considered synonyms, especially when the species are harmonized with the nomenclature accepted by the World Checklist of Vascular Plants (wcvp.science.kew.org, Murguía-Romero et al., 2023). Therefore, a review of the list of species that reflect all these taxonomic and nomenclatural changes is needed.
Table 2
Floristic groups identified with clustering analysis. The restricted species occur only in the floristic group.
Floristic group
Recorded species
Restricted species
I. Baja California Peninsula (Baja California, Baja California Sur)
3,270
1,144 (35.0%)
II. Yucatán Peninsula (Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán)
4,630
171 (3.7%)
III. Northwestern (Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa, and Sonora)
9,281
1,144 (12.3%)
IV. Central-Northeastern (Aguascalientes, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas, and Zacatecas)
10,507
1,457 (13.9%)
V. West-Central (Colima, Guerrero, Jalisco, México, Mexico City, Michoacán, Morelos, and Tlaxcala)
11,051
1,490 (13.5%)
VI. Southeastern (Chiapas, Oaxaca, Puebla, and Veracruz)
14,673
3,967 (27.0%)
In this work, we present an update of the figures published more than 7 years ago (Villaseñor, 2016), and evaluate changes in floristic composition at the state level (Table 1). Although the use of political divisions is not the most recommended for the analysis of richness and diversity per se, they are important because currently in Mexico, political boundaries define the basis and scope of most conservation decisions, which is one of the main uses of floristic information. The results shown here do not constitute a measurement of the real species distribution; a species can be recorded in a state only in a small fraction of its territory. Consequently, occurrence in each state only reflects their distribution across Mexican territory. More precise assessments of species distribution at the within-state level will reflect additional patterns of richness and distribution at more local scales (see for example Villaseñor et al., 2022, 2023).
Figure 1. Species richness by state represented by quartiles (see Table 1 for raw values). Gray = first quartile (Q1 = 2,726.5 species), yellow = second quartile (Q2 = 4,335.5), red = third quartile (Q3 = 5,680 species), and purple = fourth quartile (Q4 = 10,534 species). AGS = Aguascalientes, BC = Baja California, BCS = Baja California Sur, CAMP = Campeche, COAH = Coahuila, COL = Colima, CHIS = Chiapas, CHIH = Chihuahua, CDMX = Mexico City, DGO = Durango, GTO = Guanajuato, GRO = Guerrero, HGO = Hidalgo, JAL = Jalisco, MEX = Estado de México, MICH = Michoacán, MOR = Morelos, NAY = Nayarit, NL = Nuevo León, OAX = Oaxaca, PUE = Puebla, QRO = Querétaro, QROO = Quintana Roo, SLP = San Luis Potosí, SIN = Sinaloa, SON = Sonora, TAB = Tabasco, TAMPS = Tamaulipas, TLAX = Tlaxcala, VER = Veracruz, YUC = Yucatán, ZAC = Zacatecas. Map by E. Ortiz.
Table 1 shows that the hierarchical placement of the states has not changed compared to the figures published by Villaseñor (2016). The 10 richest states in this study were the same as in Villaseñor (2016); the only change was the number of species recorded. On average, more than 400 species have been added to each state inventory since 2016, although 14 states show figures below this average. Several states have a better knowledge of their flora (for example, Mexico City or the states of the Baja California and Yucatán peninsulas); this can be inferred by the fewer new species described and added as new records. In contrast, states like Durango and Puebla record many additions to their inventory, several of them constituting recently described species. It is necessary to have more precise analyses at the state level to know the addition rates of both new species and new records to its flora.
Richness by biome. The occurrence of species among states responds to their biome fidelity; the more widely represented the biome in the state, the broader the species’ distribution (Fig. 3). The richness of species by state and region is associated with the diversity of existing habitats (heterogeneity), as well as their latitudinal position. The greater environmental heterogeneity observed in Chiapas, Oaxaca, and Veracruz, which are located at lower latitudes than Chihuahua, Coahuila, and Sonora, is undeniable. This heterogeneity helps to explain the greater species richness in the former than in the latter.
The use of political states as units of study provides valuable information to begin to understand differences in richness and the probable causes of such inequality (Table 1). For example, there are more biomes in the states of Chiapas and Oaxaca than in Campeche or Chihuahua. In the first 2, there are large areas of humid forests, both lowland (HTF) and mountain (HMF), forming a colorful mosaic where they mix with other biomes, which helps to explain their important species richness. Meanwhile, Campeche and Chihuahua contain fewer biomes, and although they have important floristic richness, their distribution is more homogeneous, forming broad and continuous patches; this explains their lower species richness.
Figure 2. Floristic similarities among Mexican states. A, Total floristic richness; B, Humid Mountain Forest (HMF); C, Humid Tropical Forest (HTF); D, Seasonally Dry Tropical Forest (STF); E, Temperate Forest (TEM); F, Xerophytic Scrub (XER). Figure 3. Geographical arrangement of the floristic groups recovered in the cluster analyses (Fig. 2) based on overall floristic richness and richness by biome. A, Total floristic richness; B, Humid Mountain Forest; C, Humid Tropical Forest; D, Seasonally Dry Tropical Forest; E, Temperate Forest; F, Xerophilous Scrub. The gray shading in figures B-F shows the distribution of the corresponding biome. Maps by E. Ortiz.
Floristic similarities. We observe congruence between the geographic proximity of states and their floristic similarities, supporting our initial postulate, regardless of whether the analysis considered total richness or was divided by biome. A similar analysis 2 decades ago showed similar results (Espinosa-García et al., 2004). Since then, the floristic cohesiveness of the peninsulas of Baja California and Yucatán (including Tabasco) has been apparent. The differences in the classification of some states between the 2 studies are indicative of the poor floristic knowledge available a couple of decades ago. For example, in that study, Nayarit and Sinaloa were grouped with states located along the Pacific slope, but currently form a floristic group that is more closely related to the northwestern states. The floristic sampling of both states 2 decades ago was biased toward the Pacific slope, especially in the municipality of Culiacán in Sinaloa (Vega-Aviña, 2002), and around the influence of the Aguamilpa hydrological project in Nayarit (Téllez-Valdés, 1995), which mainly covered tropical regions of that slope. Currently, the floras of both states are better known, with much more exploration in their mountainous regions, where the influence of the Sierra Madre Occidental shows greater floristic similarity with the northwestern states of the country.
The identified floristic groups (Figs. 2, 3) share a particular floristic composition, with a significant number of species restricted to their territory (Table 2). Once the flora of each floristic unit is known, it is possible to carry out other analyses considering the set of species that characterizes each one. For example, 3,967 species (out of 14,673) are only known from floristic group VI (Table 2); Oaxaca is first for total floristic richness, but Chiapas slightly surpasses it in exclusive species (2,316 in Chiapas, 2,255 in Oaxaca). If we consider the proportions of exclusive species by state relative to the total in the region, Chiapas contains 58%, Oaxaca 56%, Veracruz 30%, and Puebla 14%. However, although Chiapas and Oaxaca show similar proportions of restricted species, it is interesting to note that only 961 of them are shared (24% of the total), suggesting a high species turnover from one state to the other (i.e., high beta diversity). Species shared between these 2 states include Clethra pachecoana Standl. & Steyerm., Dendrosida breedlovei Fryxell, Saurauia matudae Lundell, Senegalia mirandae (L. Rico) Seigler & Ebinger, and Triplaris melaenodendron (Bertol.) Standl. & Steyerm.
The same exercise in floristic group II, which has only 171 exclusive species, shows that 70% are found in Quintana Roo, 65% in Yucatán, 57% in Campeche, and 15% in Tabasco. Eighty-six species are shared between Quintana Roo and Yucatán (50% of the total), which suggests lower beta diversity compared to group VI. The species shared between Quintana Roo and Yucatán include Harpalyce yucatanense Miranda ex São-Mateus & M.Sousa, Morisonia quintanaroensis (Iltis & Cornejo) Christenh. & Byng, Macroscepis yucatanensis Morillo, Ruellia macrophylla Vahl, Manfreda petskinil R.A.Orellana, L.Hern. & Carnevali, and Wittmackia mesoamericana (I.Ramírez, Carnevali & Cetzal) Aguirre-Santoro. The greater beta diversity in floristic group VI compared to group II suggests higher environmental heterogeneity in the former, which implies a more restricted distribution of its exclusive species than in the latter.
The combination of data from available databases and the use of multivariate techniques currently allow for more robust, refutable, and less intuitive analyses (Kreft & Jetz, 2010). Likewise, the consistent use of the same coefficient in different studies will maximize their comparability, and therefore our understanding of floristic patterns and other ecological attributes (Vellend, 2001). This allows a better knowledge of the geographical distribution of the species and the identification of species assemblages or floristic groups (Table 2), as well as the species characterizing them (floristic elements). Without a doubt, the results obtained in this way will facilitate their use in other lines of research, such as historical biogeography and conservation. The hierarchical patterns found in this study, despite using political divisions, seem to define clear floristic regions, supported even by quite a few exclusive species.
Mexico has a long tradition of interest in floristics. Thanks to this, we currently have a good knowledge of our plant diversity at a national and state level. However, recent explorations and advances in plant systematics strongly highlight the need to periodically synthesize discoveries and changes. This work focused on updating the data on floristic knowledge in each of the states and on analyzing the floristic similarities between them. The data provided here highlight the importance of good floristic knowledge at the regional level, the role played by inventories at the state level, and the botanists involved in their compilation.
Acknowledgments
The manuscript was improved by comments from Miguel Murguía. We appreciate Lynna Kiere’s insightful language revision.
References
Espinosa-García, F. J., Villaseñor, J. L., & Vibrans, H. (2004). Geographical patterns in native and exotic weeds of Mexico. Weed Technology, 18 (Suppl.), 1552–1558. https://doi.org/10.1614/0890-037X(2004)018[1552:GPINAE]2.0.CO;2
González-Elizondo, M. S., González-Elizondo, M., López-Enríquez, I. L., Tena-Flores, J. A., González-Gallegos, J. G., Ruacho-González, L. et al. (2017). Diagnóstico del conocimiento taxonómico y florístico de las plantas vasculares del norte de México. Botanical Sciences, 95, 760–779. https://doi.org/10.17129/botsci.1865
González-Orozco, C. E., Thornhill, A. H., Knerr, N., Laffan, S., & Miller, J. T. (2014). Biogeographical regions and phytogeography of the eucalypts. Diversity and Distributions, 20, 46–58. https://doi.org/10.1111/ddi.12129
Íñiguez-Dávalos, L. I., Jiménez-Sierra, C., Sosa-Ramírez, J., & Ortega-Rubio, A. (2015). Valoración de las diferentes categorías de las Áreas Naturales Protegidas en México. In A. Ortega-Rubio, M. J. Pinkus-Rendón, & I. C. Espitia-Moreno (Eds.), Las áreas naturales protegidas y la investigación científica en México (pp. 67–84). La Paz, Baja California Sur, México: Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C.
Kreft, H., & Jetz, W. (2010). A framework for delineating biogeographical regions based on species distributions. Journal of Biogeography, 37, 2029–2053. https://doi.org/10.1111/j.1365-2699.2010.02375.x
Murguía-Romero, M., Ortiz, E., Serrano-Estrada, B., & Villaseñor, J. L. (2023). The Kew’s “World Checklist of Vascular Plants” and its relevance to the knowledge of the flora of Mexico. Botanical Sciences, 101, 632–653. https://doi.org/10.17129/botsci.3223
Pérez-Sarabia, J. E., Duno-de Stefano, R., Carnevali Fernández-Concha, G., Ramírez-Morillo, I., Méndez-Jiménez, N., Zamora-Crescencio, P. et al. (2017). El conocimiento florístico de la Península de Yucatán, México. Polibotánica, 44, 39–49. https://doi.org/10.18387/polibotanica.44.3
Rohlf, R. (2007). NTSYS pc version 2.21. Numerical taxonomy analysis system for windows. New York: Exeter Softwares.
Serrano-Estrada, B., Ortiz, E., Murguía-Romero, M., &Villaseñor, J. L. (2022). Abamap: un tour electrónico para conocer la distribución de las especies de la flora de México. Macpalxóchitl, 1, 59–64.
Sosa, V., Alvarado-Cárdenas, L. O., Duno-de Stefano, R., González-Gallegos, J. G., Hernández-Sandoval, L., Jiménez-Rosenberg, R. et al. (2023). The online Flora of Mexico: eFloraMEX. Botanical Sciences, 101, 324–340. https://doi.org/10.17129/botsci.3123
Téllez-Valdés, O. (1995). Flora, vegetación y fitogeografía de Nayarit, México(Tesis de maestría). Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. México D.F.
Ulloa-Ulloa, C., Acevedo-Rodríguez, P., Beck, S., Belgrano, M. J., Bernal, R., Berry, P. E. et al. (2017). An integrated assessment of the vascular plant species of the Americas. Science, 358, 1614–1617. https://doi.org/10.1126/science.aao0398
Vega-Aviña, R. (2002). Flora del municipio de Culiacán, Sinaloa (México): un estudio preliminar para evaluar futuras áreas de protección(Tesis doctoral). Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. México D.F.
Vega-Aviña, R., Vega-López, I. F., & Delgado-Vargas, F. (2021). Flora nativa y naturalizada de Sinaloa. México D.F.: Universidad Autónoma de Sinaloa/ Colegio de Posgraduados.
Vellend, M. (2001). Do commonly used indices of β-diversity measure species turnover? Journal of Vegetation Science, 12, 545–552. https://doi.org/10.2307/3237006
Villaseñor, J. L. (2016). Checklist of the native vascular plants of Mexico. Revista Mexicana de Biodiversidad, 87, 559–902. https://doi.org/10.1016/j.rmb.2016.06.017
Villaseñor, J. L., Encina-Domínguez, J. A., Estrada-Castillón, E., Hinton, G. S., Mora-Olivo, A., Ortiz, E. et al. (2023). Diversidad florística de la región noreste de México, estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Botanical Sciences, 101, 1301–1319. https://doi.org/10.17129/botsci.3328
Villaseñor, J. L., & Meave, J. A. (2022). Floristics in Mexico today: insights into a better understanding of biodiversity in a megadiverse country. Botanical Sciences, 100 (Special No.), 14–33. https://doi.org/10.17129/botsci.3050
Villaseñor, J. L., & Ortiz, E. (2014). Biodiversidad de las plantas con flores (División Magnoliophyta) en México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 85, 134–142. https://doi.org/10.7550/rmb.31987
Villaseñor, J. L., Ortiz, E., & Sánchez-González, A. (2022). Riqueza y distribución de la flora vascular del estado de Hidalgo, México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 93, e933920. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2022.93. 3920
María Camila Bagliani a, b, Gisela Mariel Via do Pico a, Viviana G. Solis-Neffa a, b y Ercilia María Sara Moreno a, b, *
a Universidad Nacional del Nordeste, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto de Botánica del Nordeste, Sargento Cabral 2131, c.c. 209, 3400 Corrientes, Argentina
b Universidad Nacional del Nordeste, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, Av. Libertad 5460, 3400 Corrientes, Argentina
*Autor para correspondencia: em.sara.moreno@exa.unne.edu.ar (E.M.S. Moreno)
Recibido: 23 septiembre 2024; aceptado: 8 enero 2025
Resumen
Elionurus muticus posee un gran potencial industrial y capacidad de producción; no obstante, se carece de información sobre sus requerimientos ecológicos. Aquí analizamos su distribución potencial actual y futura en América del Sur mediante modelado de nicho ecológico para establecer estrategias de muestreo, identificar regiones óptimas de cultivo y evaluar el impacto del cambio climático en su distribución. Se estimó una distribución potencial de 4,573,895.843 km2. Las áreas de mayor probabilidad de presencia fueron el noroeste de la Sabana Uruguaya, Chaco Húmedo, Campos y Malezales, norte de la Sabana Inundada del Paraná, suroeste del Espinal y sureste de la Pampa Húmeda. Las variables bioclimáticas presentaron una mayor amplitud comparadas con las edáficas. La temperatura mínima del mes más frío, la precipitación del mes más cálido y el pH del suelo mostraron el mayor porcentaje de contribución al modelo. En las 12 combinaciones de escenarios futuros analizados, la distribución se mantuvo estable. La mayoría de las variables mostraron intervalos de valores uniformes. El suroeste del Cerrado, oeste de la Sabana Uruguaya, y Campos y Malezales destacaron como áreas altamente potenciales y estables propicias para el muestreo, cultivo y aprovechamiento eficiente de E. muticus en América del Sur.
Palabras clave: Distribución potencial; Cambio climático; Modelado de nicho; Cobertura de suelo
Exploratory analysis of the environmental amplitude and ecological requirements to identify potential sampling and cultivation areas for Elionurus muticus (Poaceae) in South America
Abstract
Elionurus muticus has a high industrial potential and production capacity. However, information on its ecological requirements is lacking. Here we analyze its current and future potential distribution in South America using ecological niche modelling to establish sampling strategies, identify optimal growing regions, and assess the impact of climate change on its distribution. A potential distribution of 4,573,895.843 km2 was estimated. The areas with the highest probability of occurrence were the northwest of the Uruguayan Savannah, Humid Chaco, Campos and Malezales, north of the Paraná Flooded Savannah, southwest of the Espinal and southeast of the Humid Pampa. The bioclimatic variables showed a greater amplitude compared to the edaphic variables. Minimum temperature of the coldest month, precipitation of the warmest month and soil pH showed the highest percentage contribution to the model. In the 12 combinations of future scenarios analyzed, the distribution remained stable. Most variables showed uniform ranges of values. The southwest of the Cerrado, west of the Uruguayan Savannah, and Campos and Malezales stood out as highly potential and stable areas, suitable for sampling, cultivation and efficient utilization of E. muticus in South America.
Keywords: Potential distribution; Climate change; Niche modeling; Land cover
Introducción
Elionurus muticus (Spreng.) Kuntze (Andropogoneae, Poaceae) es la especie más ampliamente distribuida del género, encontrándose en América, África y Asia. Esta especie constituye un valioso recurso renovable con múltiples aplicaciones. Bajo un manejo adecuado, que generalmente implica el uso del fuego para mejorar la palatabilidad de las hojas, E. muticus puede ser utilizada como forrajera para la alimentación del ganado (Nicola y Rúgolo-de Agrasar, 1987). Además, se han reportado varios usos en la medicina popular (Stuckert, 1904; Tredgold, 1986), así como su potencial como antioxidante natural y fuente de compuestos bioactivos útiles (Dzingirai et al., 2007). Debido a su actividad antibacteriana, antifúngica, citotóxica y antimicrobiana, también se ha sugerido su uso como alternativa a los fungicidas sintéticos en la agroindustria (Cacciabue et al., 2005; Hess et al., 2007; Sabini et al., 2006). Una de las características más interesantes de E. muticus es su potencial como productor de aceites aromáticos, ya que su resina contiene más del 90% de citral, un compuesto con un fuerte aroma cítrico, fácil de extraer (Castro y Ramos, 2003). Por este motivo, se ha propuesto a esta especie como un sucedáneo de la citronela o como una fuente alternativa de extracción de aceite (Fester et al., 1961; Füller et al., 2014; Vidal, 1954). El citral es utilizado como materia prima en la industria farmacéutica para sintetizar iononas, una de las cuales se emplea para la síntesis de vitamina A (Koshima et al., 2006), lo que confiere a esta especie un gran interés para la industria aromática, alimentaria y cosmética (Heydorn et al., 2003; Kolb et al., 2007).
A pesar de su amplia distribución, su capacidad de producción en diferentes agroecosistemas, sus propiedades bioactivas y el potencial productivo de sus aceites esenciales, E. muticus permanece subexplotada. Se carece de información detallada sobre los requerimientos ecológicos y los factores, tanto naturales como antrópicos (usos agropecuarios de la tierra, avance de los cascos urbanos, silvicultura, entre otros), que influyen en su distribución geográfica. Este tipo de información es fundamental para establecer bases que permitan proponer estrategias de muestreo de campo, identificar las regiones más adecuadas para su cultivo, y evaluar el impacto de diferentes escenarios futuros de cambio climático en la distribución de la especie. La distribución espacial y temporal de una especie refleja sus interacciones con el entorno (Brown et al., 1995), influyen sus requisitos ecológicos específicos y su tolerancia a las desviaciones de condiciones óptimas (Hirzel et al., 2002). Las predicciones acerca de la distribución geográfica de las especies pueden basarse en modelos matemáticos que relacionan las observaciones de campo con un conjunto de variables ambientales (Hirzel et al., 2006; Kirkpatrick et al., 1997). Estos factores ambientales pueden afectar de manera diferente la distribución de las especies a distintas escalas espaciales. A escala regional, el clima es el principal factor limitante, mientras que, a escala local, la distribución de los organismos puede estar condicionada por las características geomorfológicas y edáficas (Bray y Curtis, 1957; Hutchinson, 1957; Whittaker, 1956). Entre las múltiples aplicaciones que tienen los modelos de distribución de especies, los análisis de modelado de nicho ecológico (MNE) han sido empleados para analizar la distribución potencial de diversas especies cultivadas, así como para identificar las áreas óptimas para su cultivo y de especies con potencial para el cultivo (Akpoti et al., 2020; d’Eeckenbrugge et al., 2014; Ghehsareh Ardestani et al., 2021; Hao et al., 2012; Hernández et al., 2018; Idohou et al., 2017; Lentz et al., 2008; Nagahama y Bonino, 2020; Plath et al., 2016; Ramírez-Cabral et al., 2016; Ramírez-Gil et al., 2018; Vitali et al., 2015). Los análisis de distribución basados en MNE permiten describir la influencia de las condiciones ambientales actuales en la distribución geográfica real y potencial de las especies (Pulliam, 2000; Soberón y Peterson, 2005). En especies cultivadas, el MNE se ha utilizado para estudiar el impacto de los cambios climáticos sobre su distribución potencial e incluso para comprender cómo los factores antropogénicos, junto con los ambientales, influyen en el nicho ecológico realizado de las especies (Beck, 2013; Jing-Song et al., 2012; Kodis et al., 2018; Lopes et al., 2017; Spooner et al., 2010). Las predicciones espaciales realizadas a partir de los MNE permiten incrementar la eficiencia y reducir los esfuerzos y costes de muestreo en el terreno, mediante la identificación de localidades con altos valores de idoneidad del hábitat. Sobre esta base, es posible hacer predicciones y orientar estrategias de uso sostenible de los recursos naturales (Guisan et al., 2005, 2006).
En este contexto, el presente trabajo se enfocó en el modelado de la distribución potencial, actual y futura de E. muticus en América del Sur. El objetivo principal fue generar un modelo predictivo que identifique las áreas más probables de ocurrencia de la especie, determinar sus requerimientos ecológicos, contribuir a la comprensión del efecto de los cambios climático-ambientales y del uso y cobertura del suelo sobre sus patrones de distribución, y establecer las bases para futuras estrategias de muestreo y uso sostenible de la especie.
Materiales y métodos
El área de modelado espacial (área M) es el espacio geográfico y ambiental donde se ha registrado la presencia de una especie, delimitada en función del conocimiento de su biología y su capacidad de dispersión (Soberón y Peterson, 2005). Para delimitar el área M en este estudio, se utilizaron los registros de presencia de E. muticus en América del Sur y para evitar estimaciones de nicho sesgadas que surgen al tratar como ausencia áreas que son climáticamente adecuadas, pero no están ocupadas debido al aislamiento geográfico o ausencia de registros por falta de recolectas (Oney et al., 2013), se creó un área buffer de 300 km alrededor del conjunto de datos de presencia para toda la especie. Se creó una región buffer de aproximadamente 300 km, abarcando casi la totalidad de la región neotropical de América del Sur, desde 11.33° N hasta 44.51° S y desde 31.44° O hasta 78.98° O, comprendiendo 19,636,747.99 km2. Esta macroregión incluye casi todos los biomas conocidos, abarcando zonas de selvas tropicales y subtropicales húmedas y secas, sabanas y praderas tropicales y subtropicales, praderas y matorrales de montaña. Siguiendo la clasificación de ecorregiones de Olson et al. (2021), el área abarca 102 ecorregiones (fig. 1).
Figura 1. Distribución geográfica actual de Elionurus muticus en las diferentes ecorregiones de América del Sur (definidas según Olson et al., 2001) y puntos de presencia utilizados para el análisis de modelado de nicho ecológico. En línea punteada se indica el área M. Mapa elaborado por M.C. Bagliani y G.M. Via do Pico.
La macroregión se caracteriza por una gran diversidad de relieves, destacando la cordillera de los Andes, que atraviesa de norte a sur el borde occidental. También se observan extensas llanuras, mesetas y numerosas cuencas hidrográficas, algunas de las más grandes del mundo. En cuanto a los climas, los tropicales son dominantes en toda la región intertropical de América del Sur. Los climas ecuatoriales presentan temperaturas y precipitaciones muy estables en la zona ecuatorial; mientras que los climas monzónicos se encuentran a medida que se aleja del ecuador, donde las precipitaciones y las temperaturas pierden regularidad. La región intertropical también incluye climas estacionales de sabana, con una marcada estación seca y otra húmeda, a medida que se degrada la regularidad climática ecuatorial.
Elionurus muticus es una especie herbácea, cespitosa y perenne, ampliamente distribuida en América, desde México hasta la Argentina y Uruguay (Tropicos, 2022; Zuloaga et al., 2012). Esta especie puede formar extensas poblaciones, constituyendo praderas en las regiones medanosas y arenosas de la región semiárida pampeana, donde actúa como un valioso fijador de suelos. Además, es una especie dominante en las sabanas de la Mesopotamia argentina y en los aybales del Chaco semiárido, donde forma espartillares extensos y casi puros, acompañados frecuentemente por leguminosas (Marino et al., 2013). Las plantas pueden alcanzar 1 m de altura y presentan hojas de color verde grisáceo que se enrollan en los extremos durante épocas de sequía, manteniéndose verdes durante todo el año. Sus rizomas son breves y superficiales (Molina et al., 2006). Es una especie monoica, que florece entre octubre y diciembre, y aunque puede propagarse por medio de semillas, la propagación más común es mediante la división de matas (Coelho, 2018). Elionurus muticus exhibe una gran diversidad morfológica, lo que resulta en una compleja taxonomía y una gran cantidad de sinonimias (Zuloaga et al., 2003). Además de esta diversidad morfológica, se ha observado una considerable variación en la composición química de sus aceites esenciales, identificándose, según los componentes presentes, 5 quimiotipos diferentes (Füller, 2013).
Se realizó el modelado de nicho ecológico (MNE) predictivo para evaluar la distribución potencial de E. muticus tanto en el tiempo presente como en escenarios futuros. Se realizaron 2 MNE para el presente, uno utilizando variables bioclimáticas y edáficas, y el otro utilizando únicamente variables bioclimáticas. Este último fue utilizado para la extrapolación a los escenarios climáticos futuros. Se obtuvieron 2,932 puntos de presencia georreferenciados de E. muticus en todo su rango de distribución en América del Sur. Las fuentes incluyeron ejemplares del herbario del Instituto de Botánica del Nordeste (CTES) (94 registros) y las bases de datos Documenta Florae Australis (370 registros, http://www.darwin.edu.ar/iris/), SpeciesLink (580 registros, https://splink.cria.org.br/), GBIF (1,777 registros, https://www.gbif.org/es/) y Tropicos (111 registros, Tropicos.org. Missouri Botanical Garden). Las sinonimias que presenta el taxón fueron incluidas en la búsqueda de puntos de presencia, para lo cual se tuvo como criterio el catálogo de Poaceae del Nuevo Mundo (Zuloaga et al., 2003), en el cual se reconocen 60 sinónimos para la especie, como así también su basónimo. Solo se utilizaron aquellos puntos de presencia que correspondían a registros de herbario. Con la plataforma Wallace (Kass et al., 2018, 2023), habilitada en R ver. 3.3.1 (R Core Team, 2020) se eliminaron los puntos de presencia duplicados y aquellos con una distancia de separación menor a 30 km, lo cual permite evitar la sobreestimación de los modelos por el efecto de la autocorrelación espacial (Peterson y Nakazawa, 2008). Luego del filtrado de los datos, se retuvieron 391 puntos de presencia (material suplementario: tabla S1).
Se descargaron las 19 variables bioclimáticas de la base WorldClim Global Climate GIS version 2.1 (www.worldclim.org) (Fick y Hijmans, 2017; Hijmans et al., 2005, tabla 1) a una resolución espacial de 2.5 arc-min (~ 5 km) y en formato GeoTiff (.tiff). Se obtuvieron 11 variables edáficas de la base ISRIC-World Soil Information database (Hengl et al., 2014, 2017; http://soilgrids1km.isric.org; tabla 1) a una resolución de 250 m y fueron transformadas a una resolución de 2.5 arc-min (~ 5 km). Las capas ambientales fueron cortadas por el área M para la construcción de los modelos de E. muticus, se seleccionaron las variables mediante análisis de componentes principales (ACP) y de correlación de Pearson (≤ 0.8) realizados en R ver. 3.3.1. Dichos análisis se realizaron usando el conjunto de variables bioclimáticas y edáficas por separado. Las variables se seleccionaron en función del número de componentes que, sumados, explican como mínimo 85% de la variabilidad observada y luego se verificó que no se encuentren correlacionadas.
Para evaluar la distribución potencial actual de E. muticus se realizó el MNE utilizando el algoritmo de máxima entropía implementado en MaxEnt v3.4.4 (Phillips et al., 2006, 2017, www.cs.princeton.edu/~schapire/maxent/). Los parámetros utilizados para ejecutar MaxEnt se calibraron utilizando la plataforma Wallace (Kass et al., 2018, 2023) basada en R. Se seleccionó un único conjunto de parámetros para los modelos tanto del presente como del futuro tomando como criterio de elección el valor AICc más bajo, cercano a 0. Basados en estos resultados, se ejecutó MaxEnt utilizando las clases de características (“feature classes”) Linear Quadratic Hinge (LQH), el multiplicador de regularización 1, 10 réplicas, 1,000 iteraciones máximas, 10,000 puntos máximos de “background”, “replicate run type” (“Crossvalidate”) y formato de salida CogLog. Con estos ajustes se obtuvieron los modelos finales transformando los mapas probabilísticos en mapas binarios (presencia 0 – ausencia 1) empleando 10% inferior de los datos de entrenamiento como valor umbral para cada predicción. Los rangos de los valores de probabilidad de presencia considerados bajos fueron 24-48%, medio 48-73% y alto 73-100%. Para la visualización de las predicciones y edición de los mapas se utilizó Quantum GIS 3.4.2 (QGIS Development Team, http://www.qgis.org/). El análisis de la distribución potencial se llevó a cabo con base a las ecorregiones caracterizadas por Olson et al. (2021) para el área de estudio.
Con el fin de obtener una estimación más realista del área de distribución de E. muticus y analizar el impacto del uso de la tierra, se ajustó el mapa del MNE bioclimático y edáfico actual a la información de cobertura y uso del suelo. Para esto se utilizó un mapa de uso y cobertura del suelo derivado de las imágenes de ESRI 2020 Global Land Use Land Cover de Sentinel-2 de la ESA (material suplementario: fig. S1). El mismo consiste en predicciones de uso y cobertura del suelo para 10 clases a lo largo del año 2021 (material suplementario: tabla S2; ESRI 2020 Global Land Use Land Cover; Karra et al., 2021; https://www.arcgis.com/apps/instant/media/index.html?appid=fc92d38533d440078f17678ebc20e8e2). Del total de clases, se excluyeron del mapa las áreas donde la distribución de E. muticus resulta improbable (agua, vegetación inundada, cultivos, área construida, suelo desnudo y nieve/hielo).
Para predecir el impacto del cambio climático en la distribución de E. muticus se realizaron interpolaciones climáticas globales bajo distintos escenarios del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPPC) que asumen diferentes incrementos de gases de efecto invernadero. Las capas bioclimáticas de los escenarios futuros fueron extraídas de WorldClim v.2.0 con la misma resolución y formato que los datos para el presente. Se utilizaron 2 modelos de circulación global (MCG), MIROC6 y MRI-ESM2-0, para 2 trayectorias socioeconómicas compartidas (SSP por sus siglas en inglés), 2.6 (mitigación) y 8.5 (pesimista), y 3 períodos (años 2041-2060, 2061-2080 y 2081-2100). Para proyectar los modelos se utilizaron los parámetros del modelo bioclimático de distribución actual con el mejor ajuste estadístico, utilizando el mismo umbral que para los modelos del presente.
Utilizamos el análisis multidimensional de superficies de similitud ambiental (MESS) en Maxent para determinar áreas con condiciones ambientales novedosas. Este análisis nos da la posibilidad de mapear en el espacio geográfico los resultados de la comparación de espacios climáticos (Elith et al., 2010). El análisis MESS representa cuán similar es un punto a un conjunto de puntos de referencia, con respecto a un conjunto de variables predictoras. Los valores MESS negativos indican áreas de extrapolación del modelo en las que el valor de al menos un descriptor ambiental está más allá del rango ambiental cubierto por los registros de solo presencia disponibles. Por el contrario, los valores MESS positivos indican áreas de proyección del modelo en las que los valores de los descriptores ambientales están dentro del rango ambiental cubierto por los registros de solo presencia. El índice MESS se estimó siguiendo el procedimiento descrito por Elith et al. (2010). El análisis arroja 2 resultados: un mapa (MESS), donde las áreas con valores negativos presentan una o más variables fuera del rango presente en los datos de entrenamiento (MNE presente) y otro mapa que muestra la variable más disímil (MoD), es decir, la que está más alejada de su rango de entrenamiento (Elith et al., 2010).
Teniendo en cuenta los puntos de presencia de la especie, se determinó el rango de valores que adopta cada una de las variables empleadas para los distintos MNE, representándolos en gráficos de caja elaborados en R. A su vez, a partir de los gráficos de comportamiento de las variables arrojados por MaxEnt, se determinó el valor óptimo de cada una de las variables en el cual se predice el mayor valor de probabilidad de presencia de la especie.
Tabla 1
Código, descripción y unidad de medida de cada variable bioclimática y edáfica obtenida de las bases WorldClim Global Climate GIS e ISRIC-World Soil Information, respectivamente. Con un asterisco se identifican las variables no correlacionadas y utilizadas para la construcción de los modelos de nicho ecológico de Elionurus muticus. Entre paréntesis se indica la unidad de medida.
Código de la variable
Descripción
BIO 1
Temperatura media anual (°C)
BIO 2
Rango medio diurno (media mensual [temperatura máxima-temperatura mínima]) (°C)
BIO 3
Isotermalidad (BIO 2 / BIO 7) × (100) (°C)
BIO 4
Rango medio diurno (media mensual (temperatura máxima-temperatura mínima)) (°C)
BIO 5*
Temperatura máxima del mes más cálido (°C)
BIO 6*
Temperatura mínima del mes más frío (°C)
BIO 7
Rango anual de temperatura (BIO5 – BIO6) (°C)
BIO 8
Temperatura media del trimestre más húmedo (°C)
BIO 9
Temperatura media del trimestre más cálido (°C)
BIO 10
Temperatura media del trimestre más cálido (°C)
BIO 11
Temperatura media del trimestre más frío (°C)
BIO 12
Precipitación anual (mm)
BIO 13
Precipitación del mes más húmedo (mm)
BIO 14*
Precipitación del mes más seco (mm)
BIO 15*
Estacionalidad en las precipitaciones (coeficiente de variación)
BIO 16
Precipitación del trimestre más húmedo (mm)
BIO 17*
Precipitación del cuatrimestre más seco (mm)
BIO 18*
Precipitación del mes más cálido (mm)
BIO 19*
Precipitación del cuatrimestre más frío (mm)
BLDFIE*
Densidad aparente (tierra fina) (kg/m)
CECSOL
Capacidad de intercambio catiónico del suelo (cmolc/kg)
CLYPPT
Porcentaje en peso de las partículas de arcilla (< 0.0002 mm) (%)
CRFVOL*
Porcentaje volumétrico de fragmentos gruesos (> 2 mm) (%)
NITRÓGENO (N)*
Suma de nitrógeno Kjeldahl total (amoníaco, nitrógeno orgánico y reducido) y nitrato-nitrito (g/kg)
ORCDRC*
Contenido de carbono orgánico del suelo (por mil)
PHIHOX*
Índice de pH medido en solución acuosa (pH)
SLGWRB*
Grado de suelo sódico (°)
SLTPPT*
Porcentaje en peso de las partículas de limo (0.0002 – 0.05 mm) (%)
SNDPPT
Porcentaje en peso de las partículas de arena (0.05 – 2 mm) (%)
WWP*
Capacidad de agua disponible en el suelo (fracción volumétrica) hasta el punto de marchitamiento (%)
Resultados
Luego del filtrado y depuración de los datos de presencia, se obtuvo una base de datos de 391 registros para E. muticus en 16 ecorregiones (fig. 1, material suplementario: tabla S1). Se seleccionaron 7 variables bioclimáticas (BIO 5, BIO 6, BIO 14, BIO 15, BIO 17, BIO 18 y BIO 19) y 8 edáficas (BLDFIE, CRFVOL, nitrógeno, ORCDRCl, PHIHOX, SLGWRB, SLTPPT y WWP) no correlacionadas para realizar los MNE (tabla 1).
Los modelos de distribución potencial de E. muticus en el presente mostraron un buen desempeño, con un AUC promedio de 0.82 cuando solo se utilizaron variables bioclimáticas y un AUC de 0.86 cuando se utilizaron tanto variables bioclimáticas como edáficas. El valor de umbral de 10% fue de 0.28 para ambos modelos. La contribución de las variables bioclimáticas y edáficas a los modelos obtenidos se resume en la tabla 2. Las variables con mayor porcentaje de contribución al modelo presente, basado en datos bioclimáticos, fueron la temperatura mínima del mes más frío (BIO 6: 55.1%) y la precipitación del mes más cálido (BIO 18: 24%). Al añadir las variables edáficas, la BIO 6 (27.4%) y BIO 18 (19.4%) continuaron como las variables de mayor contribución al modelo, seguidas por el pH del suelo (19%).
El resultado del MNE para el presente basado en datos bioclimáticos mostró un área de idoneidad de 7,380,279.072 km2, que coincide con los respectivos puntos de presencia de la especie y se extiende ligeramente más allá de los rangos actuales. Las áreas con mayor probabilidad de presencia de la especie incluyeron las ecorregiones del Espinal, Pampas Húmedas, Sabana inundada del Paraná, sudeste del Chaco Seco, oeste de las Yungas del sur de los Andes, oeste de la Sabana Uruguaya, Chaco Húmedo, Campos y Malezales, Bosques húmedos de Araucaria, Bosques Costeros de Serra do Mar, Bosque Atlántico del Alto Paraná, el sur del Cerrado, sur de los Bosques del Interior de Bahía Yungas Bolivianas, el norte de la Cordillera oriental y parte del sureste de las Yungas Peruvianas (fig. 2A). Al incorporar datos edáficos, el MNE mostró una distribución más ajustada, con una reducción de 1,026,891 km2 de las áreas de alta probabilidad de presencia (6,353,387.492 km2), principalmente para las Pampas Húmedas, la Sabana Inundada del Paraná y el Cerrado (fig. 2B, tabla 3).
Tabla 2
Porcentaje de contribución de las variables bioclimáticas, y bioclimáticas más edáficas a los MNE del presente de Elionurus muticus.
Variable
MNE con variables bioclimáticas
MNE con variables bioclimáticas y edáficas
BIO 6
55.1
27.4
BIO 18
24
19.4
BIO 14
9.5
7.8
BIO 5
6.9
7.4
BIO 15
2.1
1.2
BIO 19
1.8
0.7
BIO 17
0.6
0.4
PHIHOX
–
19
NITRÓGENO
–
7.8
WWP
–
2.1
SLGWRB
–
2
SLTPPT
–
2
BLDFIE
–
1.8
ORCDR
–
0.6
CRFVOL
–
0.3
Al integrar las capas de cobertura y uso del suelo al MNE realizado con variables bioclimáticas y edáficas, la superficie de áreas con alta probabilidad de presenencia disminuyó notablemente (4,573,895.84 km2) con una diferencia de 2,806,383.23 km2 respecto al modelo realizado solo con variables bioclimáticas y 1,779,491.64 km2 respecto al modelo que integra también variables edáficas (tabla 3). Dicha reducción fue notable en las ecorregiones Pampa Húmeda, Campos y Malezales, Bosques húmedos de Araucaria, Bosques costeros, Bosque Atlántico del Alto Paraná y Sabana Inundada del Paraná. Las áreas de alta probabilidad se restringieron al noroeste de las ecorregiones de la Sabana Uruguaya, el Chaco Húmedo, Campos y Malezales, el norte de la Sabana inundada del Paraná, suroeste del Espinal y sureste de la Pampa Húmeda (fig. 2 C).
Se probaron 12 combinaciones de diferentes escenarios futuros para predecir los cambios en la distribución de E. muticus (material suplementario: figs. S2-S5). En general, la distribución potencial de E. muticus se mantuvo estable y similar a los modelos del presente realizados únicamente con variables bioclimáticas (tabla 3). En los modelos futuros, la temperatura mínima del mes más frío (BIO 6) continuó siendo la variable con mayor contribución a los modelos, seguida por la precipitación del mes más cálido (BIO 18) y la precipitación del mes más seco (BIO 14) (tabla 4). El análisis MESS identificó áreas con condiciones ambientales muy similares entre los escenarios climáticos actuales y futuros (material suplementario: figs. S6, S7). Las áreas de distribución potencial futura proyectadas para Elionurus muticus están asociadas con valores MESS positivos, lo que indica que los resultados de los modelos Maxent tienen una alta confiabilidad. Las proyecciones futuras que mostraron mayor disparidad ambiental (valores MESS negativos) fueron principalmente los escenarios pesimistas del período 2081-2100 para ambos MCG (material suplementario: fig. S6). La temperatura máxima del mes más cálido (BIO 5) y la temperatura mínima del mes más frío (BIO 6) fueron las variables que presentaron valores más disímiles en las proyecciones futuras (material suplementario: fig. S7).
Tabla 3
Superficie potencial predicha (km2) para los modelos de nicho ecológico (MNE) presentes y futuros de Elionurus muticus. MCG: Modelos de circulación global; SSP: trayectorias socioeconómicas compartidas.
MNE Presente
Variables climáticas
7,380,279.07
Variables climáticas + edáficas
6,353,387.49
Variables climáticas + edáficas + uso y cobertura del suelo
4,573,895.84
MNE Futuros
MCG: MIROC
SSP 2.6 (optimista)
SSP 8.5 (pesimista)
2041-2060
6,865,148.78
6,682,641.73
2061-2080
6,555,047.40
6,495,266.01
2081-2100
6,417,607.24
6,807,334.46
MCG: MRI-ESM-2-0
2041-2060
6,686,153.21
6,411,355.26
2061-2080
6,808,911.11
6,596,375.60
2081-2100
6,541,573.15
6,717,005.20
Figura 2. Mapas resultantes del modelado de nicho ecológico de Elionurus muticus en el presente. A, MNE basado en variables bioclimáticas. Los números indican las ecorregiones (definidas según Olson et al. [2001]) en las cuales existe la máxima probabilidad de presencia de la especie: 1, Espinal; 2, Pampas Húmedas; 3, Sabana inundada del Paraná; 4, Chaco Seco; 5, Yungas del sur de los Andes; 6, Sabana Uruguaya; 7, Chaco Húmedo; 8, Campos y Malezales; 9, Bosques húmedos de Araucarias; 10, Bosques Costeros de Serra do Mar; 11, Bosques Atlánticos del Alto Paraná; 12, Cerrado; 13, Bosques del Interior de Bahía; 14, Yungas Bolivianas; 15, Caatinga; 16, Yungas Peruvianas. B, MNE basado en variables bioclimáticas y edáficas. C, MNE basado en variables bioclimáticas y edáficas en combinación con el uso y cobertura de suelo. Mapas elaborados por M.C. Bagliani y G.M. Via do Pico.
En cuanto a la amplitud ambiental en la que E. muticus se encuentra actualmente en América del Sur, se observó que las variables bioclimáticas presentan una mayor amplitud en comparación con las variables edáficas (material suplementario: fig. S8). El grado de suelo sódico (SLGWRB) fue la variable con menor amplitud, seguida del porcentaje volumétrico de fragmentos gruesos (CFRVOL), el nitrógeno y el contenido de carbono orgánico del suelo (ORCDR). Por el contrario, la estacionalidad en las precipitaciones (BIO 15) fue la de mayor amplitud, seguida por la precipitación del mes más seco (BIO 14), la precipitación del cuatrimestre más seco (BIO 17), la temperatura mínima del mes más frío (BIO 6) y la temperatura máxima del mes más cálido (BIO 5).
En los diferentes escenarios futuros, la mayoría de las variables mostraron rangos de valores uniformes (material suplementario: fig. S9), destacándose la temperatura máxima del mes más cálido (BIO 5) y la temperatura mínima del mes más frío (BIO 6), que mostraron una tendencia de aumento en los valores medios entre los escenarios de mitigación y pesimista; mientras que la precipitación del cuatrimestre más frío (BIO 19) mostró un aumento únicamente en el período ESM- SSP 2.6- 2081-2100.
Tabla 4
Valores del umbral de corte, porcentaje de contribución de las variables bioclimáticas y AUC promedio de los MNE futuros de Elionurus muticus para los 2 modelos de circulación global (MCG) utilizados. Modelos: MIROC6 y MRI-ESM2-0 para 2 trayectorias socioeconómicas compartidas (SSP) 2.6 (mitigación) y 8.5 (pesimista) durante 3 períodos (2041-2060, 2061-2080 y 2081-2100). BIO 6: temperatura mínima del mes más frío (°C). BIO 18: precipitación del mes más cálido (mm). BIO 14: precipitación del mes más seco (mm). BIO 5: temperatura máxima del mes más cálido (°C). BIO 15: estacionalidad en las precipitaciones (coeficiente de variación) (mm). BIO 19: precipitación del cuatrimestre más frío (mm). BIO 17: precipitación del cuatrimestre más seco (mm).
Modelos de Circulación Global (MCG)
Trayectorias socio económicas
Periodo
Umbral 10%
Contribución de variables bioclimáticas (%)
AUC
MIROC 6
SSP 2.6 (mitigación)
2041 – 2060
0.27
BIO 6
59.90
0.81
BIO 18
21.30
BIO 14
7.70
BIO 5
5.70
BIO 19
2.40
BIO 15
2.00
BIO 17
1.10
2061 – 2080
0.27
BIO 6
60.30
0.82
BIO 18
19.14
BIO 14
10.60
BIO 5
5.50
BIO 15
2.00
BIO 17
1.20
BIO 19
1.00
2081 – 2100
0.30
BIO 6
57.60
0.82
BIO 18
19.90
BIO 14
10.20
BIO 5
7.50
BIO 15
2.00
BIO 19
1.80
BIO 17
1.00
SSP 8.5 (pesimista)
2041 – 2060
0.30
BIO 6
54.80
0.81
BIO 18
21.90
BIO 14
10.50
BIO 5
6.50
BIO 15
3.60
BIO 19
2.10
BIO 17
0.70
2061 – 2080
0.31
BIO 6
56.40
0.82
BIO 18
20.90
BIO 14
10.00
BIO 5
6.80
BIO 19
2.70
Tabla 4. Continúa
Modelos de Circulación Global (MCG)
Trayectorias socio económicas
Periodo
Umbral 10%
Contribución de variables bioclimáticas (%)
AUC
BIO 15
2.40
BIO 17
0.70
2081 – 2100
0.27
BIO 6
59.00
0.81
BIO 18
15.60
BIO 14
12.20
BIO 5
2.50
BIO 19
20.50
BIO 15
2.20
BIO 17
0.80
ESMR 2
SSP 2.6 (mitigación)
2041 – 2060
0.30
BIO 6
57.60
0.81
BIO 18
20.00
BIO 14
10.80
BIO 5
6.50
BIO 15
3.20
BIO 19
1.30
BIO 17
0.70
2061-2080
0.29
BIO 6
59.00
0.81
BIO 18
20.50
BIO 14
9.10
BIO 5
6.60
BIO 19
1.90
BIO 17
1.80
BIO 15
1.20
2081 – 2100
0.31
BIO 6
58.00
0.81
BIO 18
21.20
BIO 14
9.90
BIO 5
7.30
BIO 15
1.40
BIO 19
1.30
BIO 17
9.90
SSP 8.5 (pesimista)
2041 – 2060
0.31
BIO 6
60.50
0.81
BIO 18
19.40
BIO 14
8.00
BIO 5
6.50
BIO 15
2.30
BIO 17
1.90
BIO 19
1.60
Tabla 4. Continúa
Modelos de Circulación Global (MCG)
Trayectorias socio económicas
Periodo
Umbral 10%
Contribución de variables bioclimáticas (%)
AUC
2061 – 2080
0.29
BIO 6
57.10
0.82
BIO 18
20.30
BIO 14
12.20
BIO 5
6.70
BIO 15
2.20
BIO 19
0.80
BIO 17
0.80
2081 – 2100
0.29
BIO 6
55.10
0.82
BIO 18
21.20
BIO 14
11.10
BIO 5
7.40
BIO 15
2.40
BIO 19
1.90
BIO 17
0.90
A partir de los modelos de distribución obtenidos, se determinaron los valores óptimos de las variables no correlacionadas utilizadas para construir los MNE para el presente y el futuro (material suplementario: fig. S10, tabla S3). Estos valores están relacionados con las áreas de mayor aptitud para esta especie y representan las condiciones óptimas en las cuales la especie es capaz de desarrollarse y subsistir en la actualidad. Con respecto a las variables bioclimáticas de temperatura, se observó que las temperaturas extremas, tanto bajas como altas, son muy importantes para la habitabilidad de la especie. El valor óptimo de la temperatura mínima del mes más frío (BIO 6) es de 8.48 ºC, mientras que el de la temperatura máxima del mes más cálido (BIO 5) es de 26.82 ºC. Las variables de precipitación indican preferencia por una baja estacionalidad en las precipitaciones (BIO 15) y un amplio rango de los valores óptimos en las demás variables de precipitación (BIO 14, BIO 17, BIO 18 y BIO 19). En cuanto a las variables edáficas, se evidenciaron preferencias por suelos con pH ácido (5.55), con valores cercanos a cero de nitrógeno (0) y sodio (SLGWRB = 0), con un porcentaje de disponibilidad de agua del 18.50% (WWP), aproximadamente un 50% de partículas de limo (SLTPPT), alto grado de compactación (BLDFIE = 1,232 kg/m3), pobres en contenido orgánico (ORCDR = 1.91%) y con un bajo porcentaje de fragmentos gruesos (CRFVOL = 0.72%).
Discusión
Este estudio constituye el primer análisis exhaustivo de la distribución potencial actual y futura de una especie del género Elionurus. Los resultados obtenidos mediante los MNE basados en variables bioclimáticas, edáficas y de uso y cobertura de suelo aportan un conocimiento valioso sobre la biogeografía y los requerimientos ecológicos de E. muticus en América del Sur. Además, estos resultados permiten evaluar el impacto de diversos escenarios futuros de cambio climático sobre la distribución de la especie, identificando las condiciones ecológicas y las regiones más adecuadas para su cultivo.
La superposición de capas de uso y cobertura del suelo sobre los modelos bioclimáticos y edáficos reveló un impacto significativo de las actividades humanas en la distribución de E. muticus con una reducción de 1,779,491.649 km2 del área potencial. En este sentido, las zonas donde se observa una notable reducción de las áreas favorables para la especie coinciden con aquellas donde ha ocurrido un significativo avance de la frontera agropecuaria en las últimas décadas (Miñarro y Bilenca, 2008; Morello y Mateucci, 1999; Morello et al., 2012). Los cambios en la cobertura y en el uso de suelo pueden conducir a la fragmentación de las áreas más propicias para la distribución de las especies (Çakir et al., 2008; Nagendra et al., 2004). La fragmentación y reducción del área de distribución potencial de E. muticus podría comprometer la viabilidad de la especie, lo que hace necesaria la realización de estudios futuros para evaluar el impacto de la fragmentación ecológica en la variabilidad genética, química y morfológica de la especie, con el fin de identificar áreas propicias para su cultivo, así como de establecer estrategias de conservación y restauración.
El cambio climático global, vinculado al calentamiento atmosférico, representa una amenaza significativa para los ecosistemas. Las alteraciones en la temperatura o las precipitaciones pueden hacer que los hábitats actuales de las especies se vuelvan inadecuados en el futuro al modificar la distribución potencial de las especies (Bradley, 2009; Quesada-Quirós et al., 2017), lo que ocasiona el desplazamiento de las áreas de distribución adecuadas hacia altitudes más elevadas o latitudes mayores (Bradley, 2009; Parmesan y Yohe, 2003). No obstante, los resultados del MNE obtenidos en este estudio indican que, en general, las áreas de mayor probabilidad de presencia de E. muticus se mantendrán estables en los diferentes escenarios futuros. Esta estabilidad podría atribuirse a la amplia distribución geográfica y ecológica de la especie, así como a su adaptabilidad en diferentes ambientes y a su capacidad de recuperación (Buglia, 2021; Lewis et al., 1990; Nicora y Rúgolo de Agrasar, 1987; Sarmiento, 1992). No obstante, estos resultados deben tomarse con precaución, considerando que los mapas de distribución potencial futura han sido construidos únicamente con variables bioclimáticas.
El cambio climático no solo está relacionado con los fenómenos atmosféricos (temperatura y precipitaciones), también afecta la calidad de los suelos. El suelo desempeña un papel destacado en la regulación y abastecimiento de los servicios ecosistémicos (Martínez et al., 2014; Tarrasón et al., 2016), y la calidad y propiedades del mismo son clave para cualquier tipo de cultivo. Los cambios en los patrones de temperatura y pluviosidad pueden tener un gran impacto en la materia orgánica y los procesos que tienen lugar en los suelos, así como en las plantas y cultivos que crecen en ellos. Los resultados de este estudio mostraron que, aunque las variables bioclimáticas tienen una gran influencia en la distribución actual de E. muticus a escala regional y con base en éstas se predice una gran estabilidad en su distribución en el tiempo, la incorporación de las variables edáficas al MNE reduce considerablemente el área predicha de la distribución a escala local. Esto último subraya la importancia de las características del suelo para la viabilidad de la especie. Por lo tanto, para la conservación y el cultivo sostenible de E. muticus, es crucial considerar tanto las variables bioclimáticas como las edáficas en la planificación y gestión de su manejo.
Amplitud ambiental y requerimientos ecológicos. Los resultados del análisis conjunto de la importancia de las variables bioclimáticas y edáficas obtenidos en este trabajo han proporcionado información valiosa que contribuye a una mayor comprensión de los requerimientos ecológicos que influyen en la distribución de E. muticus. Los resultados obtenidos en este estudio corroboran algunas de las observaciones de estudios previos, en donde se abordaron, de manera independiente, la contribución de variables bioclimáticas y edáficas. En los mismos se ha mostrado que E. muticus prospera en climas subtropicales con una estación fría breve y escasas heladas (Füller, 2013), así como en suelos pobres, predominantemente arenosos o arcillosos (Nicora y Rúgolo de Agrasar, 1987), con un pH ligeramente ácido (Buglia, 2021; Coelho, 2018; Da Silva Nunes, 2008; Füller et al., 2010; Hess et al., 2007). Con base en las variables no correlacionadas sobre las cuales llevamos a cabo los análisis, se evidenció la preferencia de E. muticus por suelos con pH ácido, pobres, con bajo contenido de carbono orgánico y alto contenido de fragmentos finos y compactos (alta densidad aparente). Por otro lado, este trabajo pone de manifiesto la gran amplitud ambiental con respecto a las variables bioclimáticas y destaca la importancia de las variables edáficas en la distribución de la especie. Otros estudios han demostrado la relevancia de las características físicas —como la densidad aparente— y químicas, como el contenido de carbono orgánico en el crecimiento de otras especies de gramíneas (Ocampo-Quijano et al., 2020; Rojas-Solano et al., 2022). La información obtenida en este estudio sobre los requerimientos edáficos de E. muticus resulta especialmente relevante, ya que se observa una mayor especificidad en comparación con las variables bioclimáticas.
Existe consenso entre diferentes autores sobre los meses y estaciones en los que E. muticus florece,siendo la primavera y el verano los períodos más comunes (Buglia, 2021; Füller et al., 2010). Además, Coelho (2018) investigó los efectos de la temperatura en la floración de E. muticus, encontró que la floración y la formación de semillas ocurren en periodos con temperaturas más altas, con una media de 21 °C (± 4 °C). Estos resultados concuerdan con los valores óptimos de temperatura obtenidos en este trabajo. Además, E. muticus muestra un comportamiento acorde con una especie que requiere horas de frío durante el invierno para inducir a la floración (Füller et al., 2010). La temperatura media invernal para las Andropogoneae (la tribu a la cual pertenece E. muticus), típicas de zonas ecuatoriales y tropicales, es de 15 °C (Burkart, 1975), lo cual coincide con la temperatura mínima del mes más frío tolerada por E. muticus, según nuestros resultados.
El establecimiento de un programa de cultivo de plantas bioactivas como E. muticus, requiere la optimización de la calidad de sus compuestos secundarios (aceites), junto con otros aspectos agronómicos como la producción de biomasa y el contenido químico. Estos factores determinan el valor del producto final (Füller, 2008). Para lograr este objetivo, es fundamental asegurar que las condiciones ambientales en las que se desarrollan las plantas sean óptimas, ya que estas condiciones influyen directamente en las características de interés de la especie, o indirectamente a través del aumento de la biomasa, especialmente en plantas productoras de aceites esenciales (Coelho, 2018). El área de distribución potencial de E. muticus identificada en este estudio sugiere que la mayoría de las regiones adecuadas, con condiciones climáticas óptimas, se encuentran en regiones tropicales, como había señalado Burkart (1975), abarcando una amplia distribución a lo largo de diversas ecorregiones. Es importante destacar que todos los factores ambientales que influyen en la distribución de E. muticus y que han sido analizados en el presente trabajo, pueden influir en la concentración y calidad de los aceites esenciales de la especie (Buglia, 2021; Da Silva Nunes, 2008; Füller, 2008). Estudios previos han observado que los principales componentes de los aceites esenciales de esta especie varían según la procedencia geográfica de las plantas (Füller et al., 2010, 2014), habiéndose detectado una mayor concentración del citral en plantas provenientes del centro-oeste y sur de Río Grande do Sul, Brasil, así como en poblaciones del nordeste argentino (Cacciabue et al., 2005; Füller et al., 2010; Hess et al., 2007; Kolb et al., 2007, 2012; Mevy et al., 2002; Sabini et al., 2006; Scramim et al., 2000). Es destacable que dichas áreas, correspondientes en gran parte con el límite oeste de la Sabana Uruguaya y con la ecorregión Campos y Malezales, coinciden con algunas de las zonas de mayor probabilidad de presencia de E. muticus obtenidas después de superponer las capas del uso y cobertura del suelo al modelado realizado tanto con variables bioclimáticas como edáficas. Por lo tanto, un estudio más detallado de los patrones de distribución de la producción y concentración de aceites esenciales incluyendo poblaciones de estas áreas, permitirá identificar regiones en las que se encuentren las mejores fuentes de germoplasma en términos de producción y concentración de dichos aceites. Esto es crucial para optimizar la calidad y el rendimiento de los aceites esenciales en programas de cultivo a gran escala.
Los resultados obtenidos en este estudio permitieron identificar varias ecorregiones como propicias para el muestreo de campo, el cultivo y el aprovechamiento eficiente de E. muticus en América del Sur. Regiones como el suroeste del Cerrado, oeste de la Sabana Uruguaya, y Campos y Malezales destacan como áreas actuales altamente potenciales, incluso después de superponer el MNE bioclimático y edáfico con las capas de uso y cobertura del suelo. Estas áreas no solo presentan condiciones favorables para la especie, sino que también han registrado poblaciones con altas concentraciones de aceite esencial.
El uso combinado de variables bioclimáticas, edáficas y de uso y cobertura del suelo en los MNE, optimiza las predicciones de la distribución de E. muticus, mostrando una notable reducción de las áreas óptimas de habitabilidad. La amplia distribución actual geográfica y ambiental de E. muticus permitiría que las áreas de mayor probabilidad de presencia se mantuvieran estables en el futuro. Sin embargo, se observó que aunque E. muticus puede tolerar una mayor variedad de condiciones climáticas, sus requerimientos edáficos son más específicos. Estos hallazgos son fundamentales para el desarrollo de programas de cultivo y manejo agronómico de E. muticus. Además, subrayan la importancia de considerar no solo los factores climáticos de la especie, sino también las propiedades del suelo en la planificación de la conservación y el aprovechamiento sostenible de esta especie a escala local en América del Sur.
Agradecimientos
Los autores agradecen a Carolina Peichoto (IBONE, CONICET-UNNE) por el asesoramiento en la taxonomía de la especie en estudio. Este trabajo fue financiado por PICT 2019 2286, (ANPCyT-FONCyT), PIP 11220200103041CO (CONICET) y 22P006 (Secretaría General de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional del Nordeste). G.M. Via do Pico, E.M.S. Moreno y V.G. Solís Neffa son miembros de la Carrera del Investigador Científico del CONICET.
Referencias
Akpoti, K., Kabo-Bah, A. T., Dossou-Yovo, E. R., Groen, T. A. y Zwart, S. J. (2020). Mapping suitability for rice production in inland valley landscapes in Benin and Togo using environmental niche modeling. Science of the Total Environment, 709, 136165. http://dx.doi.org/10.1016/j.scito tenv.2019.136165
Beck, J. (2013). Predicting climate change effects on agriculture from ecological niche modeling: who profits, who loses? Climatic Change, 116, 177–189. https://doi.org/10.1007/s10584-012-0481-x
Bradley, B. A. (2009). Regional analysis of the impacts of climate change on cheatgrass invasion shows potential risk and opportunity. Global Change Biology, 15, 196–208. https://doi.org/10.1111/j.1365-2486.2008.01709.x
Bray, J. R. y Curtis, J. T. (1957). An ordination of the upland forest communities of southern Wisconsin. Ecological Monographs, 27,326–349. https://doi.org/10.2307/1942268
Brown, J. H., Mehlman, D. W. y Stevens, G. C. (1995). Spatial variation in abundance. Ecology, 76, 2028–2043. https://doi.org/10.2307/1941678
Buglia, A. G. (2021). Study on vegetative propagation of Elionurus latiflorus (Nees Ex Steud.) Hack. European Journal of Medicinal Plants, 32,29–36. https://doi.org/10.9734/ejmp/2021/v32i130361
Burkart, A. (1975). Evolution of grasses and grasslands in South America. Taxon, 24,53–66. https://doi.org/10.2307/1219001
Cacciabue, M., Gallucci, N., Cordero, G. P., Kolb, N., Demo, M. y Sabini, L. (2005). Elionurus muticus from north of Argentina: evaluation of the antibacterial activity of three essential oil chemotypes. Abstracts from the XV Biennial Scientific Meeting in the 70th Anniversary. Argentina. Biocell, 29,223.
Çakir, G., Ün, C., Baskent, E. Z., Köse, S., Sivrikaya, F. y Keleş, S. (2008). Evaluating urbanization, fragmentation and land use/land cover change pattern in Istanbul city, Turkey from 1971 to 2002. Land Degradation and Development, 19, 663–675. https://doi.org/10.1002/ldr.859
Castro, L. O. y Ramos, R. L. D. (2003). Principais gramíneas produtoras de óleos essências. Cymbopogon citratus (D.C.) Staupf., capim-cidró, Cymbopogon martinii (Rox) J. F. Watson, palma-rosa, Cymbopogon nordus (L) Rendle, citronela, Elynurus candidus (Trin) Hack., campim-limão, Vetiveria zizanioides (L) Nash, vetiver. Porto Alegre: FEPAGRO 31p. (Boletín FEPAGRO, 11). https://www.agricultura.rs.gov.br/upload/arquivos/202105/11141958-boletim-11-completo.pdf
Coelho, A. P. D. (2018). Caracterização fenotípica e determi-nação do sistema de cruzamento de Elionurus muticus (Tesis doctoral). Universidade Federal do Rio Grande do Sul. Faculdade de Agronomia. Programa de Pós-Graduação em Fitotecnia. Brasil. http://hdl.handle.net/10183/181093
Da Silva Nunes, A. C. G. (2008). Coleta, prospecçao em herbários e estudos sobre propagaçao vegetativa de capim limão (Elionurus sp.)(Tesis de maestría en Fitotecnia Área de Concentração Horticultura). Porto Alegre (RS). Brasil. http://hdl.handle.net/10183/14311
d’Eeckenbrugge, G. y Lacape, J. M. (2014). Distribution and differentiation of wild, feral, and cultivated populations of perennial upland cotton (Gossypium hirsutum L.) in Mesoamerica and the Caribbean. Plos One, 9, e107458. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0107458
Dzingirai, B., Muchuweti, M., Murenje, T., Chidewe, C., Benhura, M. A. N. y Chagonda, L. S. (2007). Phenolic content and phospholipids peroxidation inhibition by methanolic extracts of two medicinal plants: Elionurus muticus and Hypoxis hemerocallidea. African Journal of Biochemistry Research, 1, 137–41.
Elith, J., Graham, C. H., Anderson, R. P., Dudı´k, M., Ferrier, S., Guisan, A. et al. (2006). Novel methods improve prediction of species’ distributions from occurrence data. Ecography, 29, 129–151. https://doi.org/10.1111/j.2006.0906-7590.04596.x
Fester, G. A., Martinuzzi, E. A., Retamar, J. A. y Ricciardi, A. I. (1961). Aceites esenciales de la República Argentina. Córdoba: Academia Nacional de Ciencias. https://doi.org/10.1002/joc.5086
Fick, S. E. y Hijmans, R. J. (2017) WorldClim 2: new 1 km spatial resolution climate surfaces for global land areas. International Journal of Climatology, 37, 4302–4315. https://doi.org/10.1002/joc.5086
Füller, T. N. (2008). Caracterização fenotípica, fitoquímica e molecular de populações de Elionurus sp. Humb. y Bompl ex Willd (capim-limão) (Tesis de maestríaen Fitotecnia, Faculdade de Agronomia). Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, RS, Brasil.
Füller, T. N. (2013). Caracterização genética e química e atividade biológica do óleo essencial de populações naturais de Elionurus muticus Humb. y Bompl ex Willd (Tesis doctoral en Fitotecnia, Faculdade de Agronomia). Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, RS, Brasil.
Füller, T. N., Tessele, C., Barros, I. B. I. D. y Barbosa-Neto, J. F. (2010). Phenotypical, phytochemical and molecular characterization of “capim-carona” [Elionurus muticus (Spreng.) Kuntze] populations. Brazilian Journal of Medicinal Plants, 12, 261–268. https://doi.org/10.1590/S15 16-05722010000300003
Füller, T. N., Bertrand, C., Simon, A., de Barros, I. B. I. y Neto, J. F. B. (2014). Elionurus muticus as an alternative source of citral from Pampa biome, Brazil. Journal of Oleo Science, 63, 1109–1116. https://doi.org/10.5650/jos.ess13234
GBIF (Global Biodiversity Information Facility). GBIF.org. Last access on May 2022. https://doi.org/10.15468/dl.rcp6sp
Ghehsareh-Ardestani, E., Rigi, H. y Honarbakhsh, A. (2021). Predicting optimal habitats of Haloxylon persicum for ecosystem restoration using ensemble ecological niche modeling under climate change in southeast Iran. Restoration Ecology, 29, e13492. https://doi.org/10.1111/rec.13492
Guisan, A. y Thuiller, W. (2005). Predicting species distribution: offering more than simple habitat models. Ecology Letters, 8, 993–1009. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2005.00792.x
Guisan, A., Broennimann, O., Engler, R., Vust, M., Yoccoz, N. G., Lehmann, A. et al. (2006). Using niche-based models to improve the sampling of rare species. Conservation Biology, 20, 501–511. https://doi.org/10.1111/j.1523-1739.2006.00354.x
Hao, C. Y., Rui, F. A. N., Ribeiro, M. C., Tan, L. H., Wu, H. S., Yang, J. F. et al. (2012). Modeling the potential geographic distribution of black pepper (Piper nigrum) in Asia using GIS tools. Journal of Integrative Agriculture, 11, 593–599. https://doi.org/10.1016/S2095-3119(12)60046-X
Hengl, T., De Jesús, J. M., MacMillan, R. A., Batjes, N. H., Heuvelink, G. B., Ribeiro, E. et al. (2014). SoilGrids 1km —global soil information based on automated mapping. Plos One, 9, e105992. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0105992
Hengl, T., Mendes-de Jesus, J., Heuvelink, G. B., Ruiperez-Gonzalez, M., Kilibarda, M., Blagotić, A. et al. (2017). SoilGrids250m. Global gridded soil information based on machine learning. Plos One, 12, e0169748. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0169748
Hernández, H. R., García, K. L. T. y Cabrera, B. E. H. (2018). Caracterización del ambiente de los vainillales y área potencial para su cultivo en la huasteca potosina. Biotecnia, 20, 49–57. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=672971088007
Hess, S. C., Peres, M. T., Batista, A. L., Rodrigues, J. P., Tiviroli, S. C., Oliveira, L. G. et al. (2007). Evaluation of seasonal changes in chemical composition and antibacterial activity of Elyonurus muticus (Sprengel) O. Kuntze (Gramineae). Química Nova, 30, 370–373. https://doi.org/10.1590/S0100-40422007000200025
Heydorn, S., Menné, T., Andersen, K. E., Bruze, M., Svedman, C., White, I. R. et al. (2003). Citral a fragrance allergen and irritant. Contact Dermatitis, 49, 32–36. https://doi.org/10.1111/j.0105-1873.2003.00144.x
Hijmans, R. J., Cameron, S. E., Parra, J. L., Jones, P. G. y Jarvis, A. (2005). Very high resolution interpolated climate surfaces for global land areas. International Journal of Climatology: A Journal of the Royal Meteorological Society, 25, 1965–1978. https://doi.org/10.1002/joc.1276
Hirzel, A. H., Hausser, J., Chessel, D. y Perrin, N. (2002). Ecological-niche factor analysis: How to compute habitat-suitability maps without absence data? Ecology, 83, 2027–2036. https://doi.org/10.1890/0012-9658(2002)083[2027:ENFAHT]2.0.CO;2
Hirzel, A. H., Le Lay, G., Helfer, V., Randin, C. y Guisan, A. (2006). Evaluating the ability of habitat suitability models to predict species presences. Ecological Modelling, 199, 142–152. https://doi.org/10.1016/j.ecolmodel.2006.05.017
Hutchinson, H. W. (1957). Village and plantation life in Northeastern Brazil. Seattle, WA: University of Washington Press.
Idohou, R., Townsend-Peterson, A., Assogbadjo, A. E., Vihotogbe, R. L., Padonou, E. y Glèlè Kakaï, R. (2017). Identification of potential areas for wild palm cultivation in the Republic of Benin through remote sensing and ecological niche modeling. Genetic Resources and Crop Evolution, 64, 1383–1393. https://doi.org/10.1007/s10722-016-0443-7
Jing-Song, S., Guang-Sheng, Z. y Xing-Hua, S. (2012). Climatic suitability of the distribution of the winter wheat cultivation zone in China. European Journal of Agronomy, 43, 77–86. https://doi.org/10.1016/j.eja.2012.05.009
Karra, K., Kontgis, C., Statman-Weil, Z., Mazzariello, J. C., Mathi, M. y Brumby, S. P. (2021). Global land use/land cover with Sentinel 2 and deep learning. En 2021 IEEE International Geoscience and Remote Sensing Symposium IGARSS 4704-4707. IEEE. https://doi.org/10.1109/IGARSS47720.2021.9553499
Kass, J. M., Vilela, B., Aiello-Lammens, M. E., Muscarella, R., Merow, C. y Anderson, R. P. (2018). Wallace: a flexible platform for reproducible modeling of species niches and distributions built for community expansion. Methods in Ecology and Evolution, 9,1151–1156. https://doi.org/10.1111/2041-210X.12945
Kass, J. M., Pinilla-Buitrago, G. E., Paz, A., Johnson, B. A., Grisales-Betancur, V., Meenan, S. I. et al. (2023). Wallace 2: a shiny app for modeling species niches and distributions redesigned to facilitate expansion via module contributions. Ecography, 2023, e06547. https://doi.org/10.1111/ecog.06547
Kirkpatrick, M. y Barton, N. H. (1997). Evolution of a species’ range. The American Naturalist, 150, 1–23. https://doi.org/10.1086/286054
Kodis, M. O., Galante, P., Stearling, E. J. y Blair, M. E. (2018). Ecological niche modeling for a cultivated plant species: a case study on taro (Colocasia esculenta) in Hawaii. Ecological Applications, 28, 967–977. https://doi.org/10.1002/eap.1702
Kolb, N., Ferrera, D., Kolb, E., Rodriguez, R. y Vivero, L. (2007). Evaluación de la aptitud del espartillo para su explotación comercial. Misiones: Universidad Nacional de Misiones. Disponible en: http://www.unam.edu.ar/index.php?option=com_ contentytask=viewyid=243yItemid=123
Kolb, E., Kolb, N., Ferreyra, D. J., Uliana, R. F., Celaya, L. S., Puglisi, C. et al. (2012). Poaceas de Misiones: quimiotipos de Elionurus muticus. Dominguezia, 28, 76.
Koshima, F. A. T., Ming, L. C. y Marques, M. O. M. (2006). Produção de biomassa, rendimento de óleo essencial e de citral em capim-limão, Cymbopogon citratus (DC.) Stapf, com cobertura morta nas estações do ano. Revista Brasileira de Plantas Medicinais, 8, 112–116.
Lentz, D. L., Bye, R. y Sánchez-Cordero, V. (2008). Ecological niche modeling and distribution of wild sunflower (Helianthus annuus L.) in Mexico. International Journal of Plant Sciences, 169, 541–549. https://doi.org/10.1086/528754
Lewis, J. P., Stofella, S. L., Pire, E. F., Franceschi, E. A., Carnevale, N. J. y Prado, D. E. (1990). Dynamics and development of floristic richness in the vegetation of a large depressed area of the Great Chaco. Flora, 184,63–77. https://doi.org/10.1016/S0367-2530(17)31590-6
Lopes, T. M., Bailly, D., Almeida, B. A., Santos, N. C., Gimenez, B. C., Landgraf, G. O. et al. (2017). Two sides of a coin: effects of climate change on the native and non-native distribution of Colossoma macropomum in South America. Plos One, 12,e0179684. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0179684
Marino, G. D., Miñarro, F., Zaccagnini, M. E. y López-Lanús, B. (eds.). (2013). Pastizales y sabanas del cono sur de Sudamérica: iniciativas para su conservación en la Argentina. Buenos Aires: Temas de Naturaleza y Conservación, Monografía de Aves Argentinas Nº 9. Aves Argentinas, AOP/ Fundación Vida Silvestre Argentina/ Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
Martínez, J., Cajas, Y. S., León, J. D. y Osorio, N. W. (2014). Silvopastoral systems enhance soil quality in grasslands of Colombia. Applied and Environmental Soil Science, 2014, 359736. https://doi.org/10.1155/2014/359736
Mevy, J. P., Bessiere, J. M., Dherbomez, M. y Viano, J. (2002). Composition and some biological activities of the essential oils from an African pasture grass: Elionurus elegans Kunth. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 50,4240–4243. https://doi.org/10.1021/jf0115140
Miñarro, F. y Bilenca, D. (2008). The conservation status of temperate grasslands in central Argentina. Special report. Buenos Aires: Fundación Vida Silvestre Argentina.
Molina, A. M. (2006). Familia gramíneas. Flora chaqueña, Argentina (Formosa, Chaco y Santiago del Estero). Colección Científica del INTA. Buenos Aires: Argentina.
Morello, J. y Matteucci, S. D. (1999). Biodiversidad y fragmentación de los bosques en la Argentina. En S. D. Matteucci, O. T. Solbrig, J. Morello y G. Halffter (Eds.), Biodiversidad y uso de la tierra. Conceptos y ejemplos de Latinoamérica. Buenos Aires: Eudeba-Unesco.
Morello, J., Matteucci, S., Rodríguez, A. y Silva, M. (2012). Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos. Buenos Aires: Orientación Gráfica Editora.
Nagahama, N. y Bonino, M. F. (2020). Modeling the potential distribution of Valeriana carnosa Sm. in Argentinean Patagonia: a proposal for conservation and in situ cultivation considering climate change projections. Journal of Applied Research on Medicinal and Aromatic Plants, 16, 100240. https://doi.org/10.1016/j.jarmap.2020.100240
Nagendra, H., Munroe, D. K. y Southworth, J. (2004). From pattern to process: landscape fragmentation and the analysis of land use/land cover change. Agriculture, Ecosystems and Environment, 101,111–115. https://doi.org/10.1016/j.agee.2003.09.003
Nicora, E. G. y Rúgolo de Agrasar, Z. E. (1987). Los géneros de gramíneas de América Austral: Argentina, Chile, Uruguay y áreas limítrofes de Bolivia, Paraguay y Brasil. Buenos Aires: Ed. Hemisferio Sur.
Ocampo-Quijano, L. E., Osorio-Vega, W. N., Martínez-Atencia, J. y Cabrera-Torres, K. R. (2021). La densidad aparente y el tamaño de agregados del suelo controlan el crecimiento radical de Megathyrsus maximus. Acta Agronómica, 70,353–362. https://doi.org/10.15446/acag.v70n4.88785
Olson, D. M., Dinerstein, E., Wikramanayake, E. D., Burgess, N. D., Powell, G. V. G. V. E., Underwood, C. et al. (2001). Terrestrial ecoregions of the world: a new map of life on Earth. A new global map of terrestrial ecoregions provides an innovative tool for conserving biodiversity. BioScience, 51,933–938. https://doi.org/10.1641/0006-3568(2001)051[0933:TEOTWA]2.0.CO;2
Oney, B., Reineking, B., O’Neill, G y Kreyling, J. (2013). Intraspecific variation buffers projected climate change impacts on Pinus contorta. Ecology and Evolution, 3, 437–449. https://doi.org/10.1002/ece3.426
Parmesan, C. y Yohe, G. (2003). A globally coherent fingerprint of climate change impacts across natural systems. Nature, 421, 37–42. https://doi.org/10.1038/nature01286
Peterson, A. T. y Nakazawa, Y. (2008). Environmental data sets matter in ecological niche modelling: an example with Solenopsis invicta and Solenopsis richteri. Global Ecology and Biogeography, 17,135–144. https://doi.org/10.1111/j.1466-8238.2007.00347.x
Phillips, S., Anderson, R. y Schapire, R. (2006). Maximum entropy modeling of species geographic distributions. Ecological Modelling, 190, 231–259. https://doi.org/10.1016/j.ecolmodel.2005.03.026
Phillips, S. J., Anderson, R. P., Dudík, M., Schapire, R. E. y Blair, M. (2017). Opening the black box: an open-source release of MaxEnt. Ecography, 40,887–893. https://doi.org/10.1111/ecog.03049
Plath, M., Moser, C., Bailis, R., Brandt, P., Hirsch, H., Klein, A. M. y von Wehrden, H. (2016). A novel bioenergy feedstock in Latin America? Cultivation potential of Acrocomia aculeata under current and future climate conditions. Biomass and Bioenergy, 91,186–195. https://doi.org/10.1016/j.biombioe.2016.04.009
Pulliam, H. R. (2000). On the relationship between niche and distribution. Ecology Letters, 3, 349–361. https://doi.org/10.1046/j.1461-0248.2000.00143.x
Quesada-Quirós, M., Acosta-Vargas, L. G., Arias-Aguilar, D. y Rodríguez-González, A. (2017). Modelación de nichos ecológicos basado en tres escenarios de cambio climático para cinco especies de plantas en zonas altas de Costa Rica. Revista Forestal Mesoamericana Kurú, 14,1–12.
R Core Team. (2020). R: a language and environment for statistical computing. R Foundation for Statistical Computing. https://www.R-project.org/
Ramírez-Cabral, N. Y. Z., Kumar, L. y Taylor, S. (2016). Crop niche modeling projects major shifts in common bean growing areas. Agricultural and Forest Meteorology, 218,102–113. https://doi.org/10.1016/j.agrformet.2015.12.002
Ramírez-Gil, J. G., Morales, J. G. y Peterson, A. T. (2018). Potential geography and productivity of “Hass” avocado crops in Colombia estimated by ecological niche modeling. Scientia Horticulturae, 237,287–295. https://doi.org/10.1016/j.scienta.2018.04.021
Rojas-Solano, J., Brenes-Gamboa, S. y Abarca-Monge, S. (2022). Carbono en el suelo: comparación entre un área de pastos y un bosque. InterSedes, Revista Electrónica de las Sedes Regionales de la Universidad de Costa Rica, XXIII, 47. https://doi.org/10.15517/isucr.v23i47.47695
Sabini, L. I., Cordero-Gabrieli, P., Torres, C. V., Escobar, F. M., Cacciabue, M., Rovera, M. et al. (2006). Study of the cytotoxic and antifungal activity of the essential oil of Elionurus muticus against Candida spp. Molecular Medicinal Chemistry, 11,31–33. http://idecefyn.com.ar/mmcv11/14mmv11.pdf
Sarmiento, G. (1992). Adaptive strategies of perennial grasses in South American savannas. Journal of Vegetation Science, 3, 325–336. https://doi.org/10.2307/3235757
Scramin, S., Saito, M. L., Pott, A. y Ortiz-Mayo Marques, M. (2000). Essential oil of Elionurus muticus (Sprengel) O. Kuntze (Gramineae). Journal of Essential Oil Research, 12, 298–300. https://doi.org/10.1080/10412905.2000.9699520
Soberón, J. y Peterson, A. T. (2005). Interpretation of models of fundamental ecological niches and species’ distributional areas. Biodiversity Informatics, 2, 1–10. https://doi.org/10.17161/bi.v2i0.4
Spooner, D. M., Gavrilenko, T., Jansky, S. H., Ovchinnikova, A., Krylova, E., Knapp, S. et al. (2010). Ecogeography of ploidy variation in cultivated potato (Solanum sect. Petota). American Journal of Botany, 97,2049–2060. https://doi.org/10.3732/ajb.1000277
Stuckert, T. (1904). Contribución al conocimiento de las gramináceas argentinas. Buenos Aires: Ed. J. A. Alsina. https://doi.org/10.5962/bhl.title.15662
Tarrasón, D., Ravera, F., Reed, M. S., Dougill, A. J. y González, L. (2016). Land degradation assessment through an ecosystem services lens: integrating knowledge and methods in pastoral semi-arid systems. Journal of Arid Environments, 124, 205–213. https://doi.org/10.1016/j.jaridenv.2015.08.002
Tredgold, M. H. (1986). Food plants of Zimbabwe: with old and new ways of preparation. Gwero, Zimbabwe: Mambo Press.
Tropicos (Tropicos.org). (2022). Missouri Botanical Garden. Recuperado el 1 de junio del 2022 de https://tropicos.org
Vidal, A. A. 1954. Estudio químico de una gramínea argentina “Elionurus viridulus Hackel”. Revista de la Facultad de Ciencias Agrarias, 302, 167–180.
Vitali, M. S. y Katinas, L. (2015). Modelado de distribución de las especies argentinas de Smallanthus (Asteraceae), el género del “yacón”: un cultivo potencial para la agricultura familiar. Revista de la Facultad de Agronomía, 114, 110–121.
Whittaker, R. H. 1956. Vegetation of the great smoky mountains. Ecological Monographs, 26,2–80. https://doi.org/10.2307/1943577
Zuloaga, F. O., Morrone, O., Davidse, G., Filgueiras, T. S., Peterson, P. M., Soreng, R. J. et al. (2003). Catalogue of new world grasses (Poaceae): III. Subfamilies Panicoideae, Aristidoideae, Arundinoideae, and Danthonioideae. Contributions from the United States National Herbarium, 46, 1–662.
Zuloaga, F.O., Rúgolo, Z. E. y Anton, A. M. (Eds.). (2012). Flora Argentina. Plantas vasculares de la República Argentina. Monocotiledoneae: Poaceae: Aristidoideae-Pharoideae. Vol. 3. Buenos Aires: Instituto de Botánica Darwinion.
Gerardo A. Salazar a, José D. Edquén b, Jessy P. Arista b, Günter Gerlach c, d, Elmer Yrigoín e, Kely Edquen f, Mabel Enco f, Elí Pariente g, h, Manuel Oliva h y Lidia I. Cabrera a, *
a Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Biología, Circuito Zona Deportiva s/n, Ciudad Universitaria, 04510 Ciudad de México, México
b Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas, Escuela de Posgrado, Jirón Higos Urco Núm. 342, Barrio de Higos Urco, Chachapoyas, Amazonas, Perú
c Jardín Botánico de Munich-Nymphenburg, Colecciones de Ciencias Naturales del Estado de Baviera, Menzinger Str. 65, 80638 Munich, Alemania
d Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Museo de Historia Natural, Avenida Arenales 1256, Jesús María, Lima 14, Perú
e Universidad Nacional de San Martín, Jirón 20 de Abril, Moyobamba 22001, San Martín, Perú
f Universidad Católica Sedes Sapientiae, Jirón Santa Cruz cuadra 4 s.n., Sector Nuevo Edén, Nueva Cajamarca, Rioja, San Martín, Perú
g Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas, Facultad de Ingeniería y Ciencias Agrarias, Herbario KUELAP, Jirón Higos Urco No. 342, Barrio de Higos Urco, Chachapoyas, Amazonas, Perú
h Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas, Instituto de Investigación para el Desarrollo Sustentable de Ceja de Selva, Jirón Higos Urco No. 342, Barrio de Higos Urco, Chachapoyas, Amazonas, Perú
*Autor para correspondencia: lcabrera@ib.unam.mx (L.I. Cabrera)
Recibido: 10 mayo 2024; aceptado: 27 noviembre 2024
Resumen
Se registra por primera vez la presencia en el Perú de Rodriguezia vasquezii, especie conocida previamente solo de Bolivia, a partir de material recolectado recientemente en 2 áreas naturales protegidas (Área de Conservación Privada La Pampa del Burro, departamento de Amazonas y Bosque de Protección Alto Mayo, departamento de San Martín). Se presenta una descripción basada en el material peruano y se ilustra la especie con fotografías a color tomadas en el hábitat y de detalles de su morfología vegetativa y floral. Se exploran sus relaciones filogenéticas mediante un análisis de secuencias de DNA de un marcador nuclear (ITS) y otro de plastidios (un fragmento del gen matK). Su distribución conocida se muestra en un mapa y se contrastan en forma tabular sus diferencias morfológicas con las de especies más cercanamente relacionadas. Se aclara que el holotipo de R. vasquezii está depositado en SEL, no en MO como indicó el protólogo y se reproduce una fotografía de dicho ejemplar y otra de la ilustración original para facilitar futuras comparaciones.
Rodriguezia vasquezii (Orchidaceae: Oncidiinae), an addition to the Peruvian flora
Abstract
Rodriguezia vasquezii, previously known only from Bolivia, is recorded for the first time in Peru on the basis of recently collected material in 2 natural protected areas (Área de Conservación Privada La Pampa del Burro, Department of Amazonas and Bosque de Protección Alto Mayo, Department of San Martín). A description based on the Peruvian material is provided, and the species is illustrated with color photographs in habitat and of details of its vegetative and floral morphology. Its phylogenetic relationships are assessed analyzing DNA sequences of a nuclear marker (ITS) and another from plastids (a fragment of the gene matK). A distribution map shows its known distribution, and its morphological differences from closely related species are contrasted in a table. It is clarified that the holotype of R. vasquezii is housed at SEL, not MO as indicated in the protologue, and a photograph of such specimen and another of the original illustration are reproduced to facilitate future comparisons.
El género Rodriguezia Ruiz et Pav. pertenece a la subtribu neotropical Oncidiinae (Orchidaceae, Epidendroideae, Cymbidieae) y consiste en ca. 50 especies de plantas epífitas de talla reducida (5-20 cm) que habitan las ramas más externas y delgadas de las copas de los árboles y con frecuencia colonizan especies cultivadas, como cafetos (Coffea L.), guayabos (Psidium L.; Chase et al., 2009) y jícaros o totumos (Crescentia L.; G. Gerlach, obs. pers.). Se distribuye ampliamente en el neotrópico, incluyendo Centroamérica (Nicaragua, Costa Rica, y Panamá), las islas de Barlovento y Sudamérica, de Venezuela al noreste de Argentina, con una especie disyunta en el sudoeste de México (González-Tamayo, 1975; POWO, 2024). Rodriguezia se distingue de otras Oncidiinae epífitas de ramitas por una combinación de caracteres florales, como el labelo oblanceolado y apicalmente bilobado, con una proyección retrorsa basal secretora de néctar que se acumula en un mentón o tubo formado por los sépalos laterales, que están parcial o completamente connados, así como la columna con antera dorsal y un lóbulo falcado a cada lado de la cavidad estigmática (Chase et al., 2009).
En su catálogo de las angiospermas y gimnospermas de Perú, Brako y Zarucchi (1993) listaron 11 especies de Rodriguezia, incluyendo a R. batemanii Poepp. et Endl., R. caloplectron Rchb.f., R. carnea Lindl., R. chasei Dodson et D.E.Benn., R. ensiformis Ruiz et Pav., R. estradae Dodson, R. fernandezii Dodson et D.E.Benn., R. lanceolata Ruiz et Pav., R. pulchra Løjtnant, R. satipoana Dodson et D.E.Benn., y R. strobelii Garay. Subsecuentemente, Bennett y Christenson (1995) describieron una especie peruana adicional, R. bockiae D.E.Benn. et Christenson (como “bockii”).
Durante el trabajo de campo llevado a cabo por nuestro grupo de investigación, entre agosto de 2021 y diciembre de 2023 en 2 áreas naturales protegidas del norte de Perú, el Área de Conservación Privada La Pampa del Burro y el Bosque de Protección Alto Mayo, fueron registradas varias poblaciones de una orquídea epífita de ramitas cuyas características morfológicas, aunque claramente asignables al género Rodriguezia, no coincidían con ninguna de las especies previamente registradas para el país. Una revisión de la literatura permitió asignarla a Rodriguezia vasquezii Dodson, especie conocida previamente solo de Bolivia (Bock, 1997a; Dodson, 1989; Vásquez et al., 2003b). En el presente trabajo, se documenta a R. vasquezii por primera vez para la flora peruana y se le ilustra con fotografías a color tomadas en el hábitat y de detalles de su morfología vegetativa y floral. También se exploran sus relaciones filogenéticas mediante un análisis de secuencias de DNA de un marcador nuclear (ITS) y otro de plastidios (un fragmento del gen matK), se presenta un mapa de su distribución conocida y se le compara en forma tabular con sus congéneres cercanamente relacionados. Se aclara que el holotipo, indicado en el protólogo como depositado en MO, realmente se encuentra en SEL.
Materiales y métodos
Las 2 áreas naturales protegidas donde se registró la especie se ubican en la vertiente amazónica de la Cordillera Oriental de los Andes, en el norte de Perú (fig. 1).
Figura 1. Distribución conocida de Rodriguezia vasquezii (círculos blancos). Mapa por Elmer Yrigoín.
El Área de Conservación Privada La Pampa del Burro (ACPPB) pertenece al asentamiento Perla del Imaza de la Comunidad Campesina de Yambrasbamba, provincia de Bongará, departamento de Amazonas. Tiene una extensión de 2,776.96 ha y abarca un intervalo altitudinal de 1,750-1,900 m snm (coordenadas aproximadas: 5.58°-5.64° S, 77.91°-77.97° O). Presenta 2 biomas principales, bosque achaparrado o matorral sobre arena blanca y bosque montano húmedo a muy húmedo. Por su parte, el Bosque de Protección Alto Mayo (BPAM) abarca 182,000 ha en la porción noroeste del departamento de San Martín y áreas adyacentes de los departamentos de Amazonas y Loreto, en un intervalo altitudinal de 900 a 4,000 m snm (coordenadas aproximadas: 5.47°-6.18° S, 77.19°-77.76° O). Los biomas principales presentes en el BPAM son el bosque achaparrado sobre arena blanca, bosque montano bajo, bosque pluvial montano y pastizal altoandino o jalca. Ambas áreas protegidas son de gran relevancia para la preservación del hábitat de vertebrados como el mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda Humboldt, 1812), el mono nocturno peruano (Aotus miconax Thomas, 1927), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus F.G. Cuvier, 1825) y la lechucita bigotona (Xenoglaux loweryi O’Neill et Graves, 1977) (SERNANP, 2019; Shanee et al., 2012). La diversidad vegetal de ambas áreas no ha sido documentada, pero nuestros estudios prospectivos de la riqueza táxica de Orchidaceae en ambas han resultado en el descubrimiento de especies nuevas y nuevos registros para el Perú (e.g., Arista, Hágsater, Santiago, Edquén et al., 2023; Arista, Hágsater, Santiago, Pariente et al., 2023; Edquén et al., 2023, 2024; Salazar et al., 2022).
Figura 2. Rodriguezia vasquezii. A, B, Flores de una planta boliviana sin datos precisos de colecta (Seeger s.n.; fotografía de H.-G. Seeger, cortesía de Botanischer Garten Heidelberg, www.botgart.cos.uni-heidelberg.de); C, D, fotografía y disección floral por K. Senghas de una planta boliviana (S. Leferenz s.n.; BASBG-00123123, cortesía de Herbarien Basel [BAS/BASBG/RENZ] bajo licencia CC-BY 4.0).
La descripción morfológica se basó en material peruano estudiado en fresco, complementado con dibujos y fotografías inéditas de plantas bolivianas cultivadas en Alemania (véase Otros registros; fig. 2) y la literatura (Bock, 1997a; Dodson, 1989). Dos ejemplares de la población del ACPPB y uno del BPAM fueron herborizados y depositados en el Herbario de la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas (KUELAP). Una planta viva de cada una de esas áreas fue fotografiada in vivo con una cámara digital (figs. 3, 4). Se consultó literatura adicional sobre especies sudamericanas de Rodriguezia para determinar las características morfológicas distintivas de R. vasquezii, principalmente Dodson y Bennett (1989), Bock (1993, 1996, 1997a, b), Dodson (1989, 2004) y Jiménez y Jiménez (2014).
Figura 3. Rodriguezia vasquezii. A, Planta en su hábitat en el puesto de control Venceremos del Bosque de Protección Alto Mayo, Departamento de San Martín, Perú; B, acercamiento de la inflorescencia; C, planta del paraje Río Rojo del Área de Conservación Privada La Pampa del Burro, departamento de Amazonas, Perú; D, acercamiento de una flor; E, fotografía con iluminación al trasluz del tubo formado por los sépalos laterales de una flor, mostrando la presencia de néctar (flecha). Escalas: A, B = 5 cm; C = 3 cm; D, E = 1 cm. Fotografías: Gerardo A. Salazar (A, B, E, de Salazar et al. 10829) y José D. Edquén (C, D, de Arista et al. PA-109).
Figura 4. Rodriguezia vasquezii. A, Planta en floración; B, flor, vista lateral; C, flor, vista dorsal; D, flor, vista frontal; E, disección floral; F, antera, vista lateral (izquierda) y ventral (derecha); G, de izquierda a derecha, columna en vista lateral, dorsal y ventral; H, polinario, vista dorsal (izquierda) y ventral (derecha); I, bráctea floral extendida; J, cápsula antes de la dehiscencia (izquierda) y en plena dehiscencia (derecha). Escalas: A = 5 cm; B-E, J = 1 cm; F, H = 1 mm; G, I = 5 mm. Fotografías: Gerardo A. Salazar (de Salazar et al. 10829).
La identificación del material recolectado se llevó a cabo mediante una revisión de la literatura especializada, incluyendo las descripciones e ilustraciones originales (de existir) de todas las especies sudamericanas de Rodriguezia, así como el examen directo o a través de imágenes digitales de los ejemplares de Rodriguezia disponibles en algunos herbarios peruanos (CUZ, HOXA, KUELAP, USM) y del extranjero (AMES, AMO, BAS, GH, HEID, K, LPB, M, MEXU, MO, NY, QCE, QCNE, SEL, US y W), y la consulta de los registros de tipos disponibles en JSTOR GlobalPlants (https://plants.jstor.org/plants/, acceso 25 de enero, 2024). Cabe resaltar que, pese a una búsqueda llevada a cabo por las curadoras respectivas, no se localizó material tipo de R. vasquezii ni en MO, donde el protólogo indica que fue depositado el holotipo, ni en LPB, donde fue depositado el herbario del colector tras su deceso. Sin embargo, fue posible determinar que el holotipo está ubicado en SEL (fig. 5; véase Comentarios taxonómicos).
Métodos moleculares. Se generaron secuencias de nucleótidos de la región de los espaciadores internos transcritos (ITS) del policistrón ribosomal nuclear, incluyendo el ITS 1, el ITS 2 y el gen 5.8 situado entre ellos, así como un fragmento de 773 pares de bases del gen de plastidios matK, de uno de los ejemplares de la ACPPB (Arista et al. 075). El DNA genómico fue extraído a partir de tejido foliar secado en gel de sílice usando el “Plant DNeasy Mini-kit” (QIAGEN, Hilden, Alemania) de acuerdo con las instrucciones del fabricante. La amplificación de ambos marcadores se llevó a cabo mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) en reacciones de 25 µL con el “Taq PCR Core Kit” (QIAGEN), agregando 0.25 µl de cada cebador (100 ng/µL), 0.125 µL de polimerasa, 1 µL de una solución acuosa 0.4% de albúmina de suero bovino (BSA) para neutralizar inhibidores potenciales (Kreader, 1996) y, en el caso de la región ITS, 0.5 µL of dimetilsulfóxido (DMSO) para reducir problemas asociados a la estructura secundaria del DNA (Jensen et al., 2010). La región ITS fue amplificada y secuenciada con los cebadores 17SE y 26SE (Sun et al., 1994); para el fragmento de matK se emplearon los cebadores matK-1R_KIM y matK-3F_KIM (Hollingsworth et al., 2011). Las condiciones de la PCR para ambos marcadores consistieron en 2 min de desnaturalización a 94 °C; 28 ciclos con 30 s de desnaturalización a 94 °C, 30 s de hibridación de cebadores a 50 °C y 30 s de extensión a 72 °C; y una extensión final de 7 min a 72 °C. Los productos de la PCR fueron enviados para su secuenciación Sanger al Laboratorio Nacional de Biodiversidad (LaNaBio), Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México. Los cromatogramas fueron editados y ensamblados en Geneious Prime 2023.2.1 (Biomatters Ltd.). Las secuencias fueron depositadas en GenBank (tabla 1).
Análisis filogenético. Las secuencias de ITS y matK de R. vasquezii generadas fueron alineadas visualmente con secuencias de los mismos marcadores de 10 especies adicionales de Rodriguezia descargadas de GenBank (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/genbank/; acceso 29 diciembre, 2023) y de Polyotidium huebneri (Mansf.) Garay, esta última incluida para enraizar el árbol a partir de un análisis filogenético previo (Neubig et al., 2012; tabla 1). La reconstrucción filogenética se llevó a cabo bajo el criterio de parsimonia analizando las 2 regiones de DNA concatenadas y usando el programa PAUP* v. 4.0a169 para Microsoft Windows de 64 bits (Swofford, 2023), mediante una búsqueda “branch-and-bound” con adición simple de taxones. El apoyo de las ramas se evaluó con 500 búsquedas de bootstrap bajo las mismas condiciones que el análisis de parsimonia.
Tabla 1
Especies incluidas en el análisis filogenético y números de acceso de las secuencias en GenBank.
Especie
ITS
matK
Polyotidium huebneri (Mansf.) Garay
FJ565458
FJ563960
Rodriguezia arevaloi Schltr.
FJ565331
FJ564824
Rodriguezia batemanii Poepp. et Endl.
FJ565491
FJ564975
Rodriguezia chasei Dodson et D.E.Benn.
FJ565470
FJ563967
Rodriguezia delcastilloi D.E.Benn. et Christenson
AF350543
AF350622
Rodriguezia lanceolata Ruiz et Pav.
AF350542
AF350621
Rodriguezia leeana Rchb.f.
FJ565544
FJ565027
Rodriguezia lehmannii Rchb.f.
FJ565555
FJ565040
Rodriguezia pulchra Løjtnant
FJ565476
FJ564960
Rodriguezia satipoana Dodson et D.E.Benn.
AF350544
AF350623
Rodriguezia vasquezii Dodson
PP767957
PP779611
Rodriguezia venusta (Lindl.) Rchb.f.
FJ565318
FJ564813
Resultados
Análisis filogenético. La matriz alineada consistió en 12 taxones y 1,550 caracteres, de los que 777 correspondieron a la región ITS y 773 al fragmento de matK. Un total de 48 caracteres fueron informativos para la parsimonia. El análisis recuperó un solo árbol máximamente parsimonioso (fig. 6), con una longitud de 115 pasos, CI (excluyendo caracteres no informativos) = 0.84 y RI = 0.95. Dentro de Rodriguezia se recuperaron 2 clados principales con fuerte apoyo bootstrap (BP = 100); uno de ellos consiste en una politomía que incluye a R. lanceolata, R. delcastilloi D.E.Benn. et Christenson, R. satipoana, R. venusta (Lindl.) Rchb.f., R. arevaloi Schltr. y R. batemanii. El otro clado principal incluye a R. leeana Rchb.f. como hermana de un agrupamiento con apoyo marginal (BP = 52) consistente en R. lehmannii Rchb.f. y R. vasquezii como hermanas sucesivas del par de especies fuertemente apoyado (BP = 95) formado por R. pulchra y R. chasei.
Figura 5. Holotipo de Rodriguezia vasquezii (Vásquez 112, SEL).
Descripción
Rodriguezia vasquezii Dodson, Icon. Pl. Trop., ser. 2, 4: t. 370. 1989. Tipo: “Bolivia. Cochabamba: Chapare, Río Limatambo, 1,200 m [sin fecha], R. Vásquez 112” (“holotipo: MO”, datos de acuerdo con el protólogo); “Bolivia. Cochabamba: Chapare, km 115 on the way Cochabamba [to] Villa Tunari, 1,160 m, Feb. 1978, R.Vásquez 112” en la etiqueta, holotipo SEL No. 031758 [imagen digital!]) (figs. 2-5, 7).
Figura 6. Único árbol recuperado por el análisis de parsimonia de la región nuclear ribosomal ITS y un fragmento del gen de plastidios matK de 11 especies de Rodriguezia y Polyotidium huebnerii. Los números bajo las ramas indican valores bootstrap. La escala indica el número de cambios en las ramas del árbol.
Hierba epífita de 10-16 cm de altura incluyendo la inflorescencia. Raíces blancas, glabras, 1.0-1.5 mm de diámetro. Seudobulbos estrechamente agrupados, angostamente elipsoides, lateralmente comprimidos, longitudinalmente plurisulcados, 15-20 × 6-7 mm, parcialmente cubiertos por 1-4 vainas conduplicadas, amarillo verdosas, de 5-17 × 4-5 mm, con limbos foliares, éstos verdes, planos, algo suculentos, rígidamente coriáceos, angostamente elípticos a lanceolados, agudos a obtusos y asimétricos en el ápice, con márgenes translúcidos, 18-60 × 11-20 mm, que con el tiempo se pierden y las vainas se tornan escariosas. Hoja 1 en el ápice del seudobulbo, cortamente peciolada, el pecíolo fuertemente conduplicado de 4-5 ×3.0-3.5 mm, limbo como los de las vainas del seudobulbo pero generalmente de mayor tamaño, 55-85 × 22-27 mm. Inflorescencia originada en la base del seudobulbo maduro, arqueado-péndula, hasta 15 cm de largo, con 3-6 flores, éstas simultáneas, dispuestas dísticamente; pedúnculo subterete, verde con difuminación purpúrea, 4-5 cm de largo, ca. 1.5 mm de diámetro, provisto en la base de 2 brácteas fuertemente conduplicadas, verde pálido, translúcidas, agudas, de ca. 8 mm de largo; racimo hasta ca. 10 cm de largo, con el raquis ligeramente en zigzag. Brácteas florales divergentes del raquis ca. 45°, cóncavas, triangulares, agudas, verde pálido, translúcidas, en ocasiones con una ligera difuminación purpúrea, 5-8 × 5.0-5.5 mm. Flores resupinadas, mirando hacia abajo en un ángulo de ca. 45° respecto de la vertical, sépalos blancos, amarillo pálido o amarillo verdoso, el dorsal con algunas manchas y puntos rojo vino en el interior, pétalos blancos a amarillo verdoso con ápice y márgenes blanquecinos con numerosas manchas irregulares rojo vino, labelo blanco a verde pálido en la base, el resto blanco a amarillo verdoso con manchas irregulares y puntos rojo vino en toda la superficie, menos abundantes en la parte central, columna blanca a amarillo pálido con escasos puntos rojo vino, especialmente debajo del estigma y alas amarillas con difuminación rojo vino. Sépalo dorsal cóncavo, obovado, ampliamente redondeado a truncado, 22-24 × 12-13 mm. Sépalos laterales completamente connados en un sinsépalo que en posición original es tubular, formando un tubo nectarífero retrorso, lateralmente comprimido y ligeramente incurvado cerca del ápice, al extenderse el sinsépalo elíptico, subagudo, 23-25 × 13-15 mm. Pétalos recurvados cerca del ápice, obovados, ampliamente redondeados a truncados y someramente emarginados en el ápice, 25-27 × 14-15 mm. Labelo largamente unguiculado, la uña acanalada, angostamente cuneada, 10-11 mm de largo, ca. 3 mm de ancho a la mitad, lámina del labelo pandurada, más amplia y bilobada arriba de la mitad, los lóbulos semiorbiculares, 21-23 mm de largo, 16-18 mm de ancho en la parte más amplia entre los lóbulos extendidos; centro de la lámina con dos pequeñas quillas; base del labelo con una proyección retrorsa, carnosa, sublinear, aguda, que secreta néctar y está envuelta por el tubo formado por el sinsépalo, ca. 12.5 × 3.5 mm. Columna claviforme, 15-16 mm de largo, ca. 1.5 mm de diámetro a la mitad, ca. 5 mm de diámetro en la porción ensanchada cerca del ápice, base provista a cada lado de un borde membranáceo algo prominente, ápice provisto a cada lado de la cavidad estigmática de una aurícula antrorsa, uncinada, algo membranácea, de color broncíneo con difuminación rojo vino, ca. 3 mm de largo, y una prominencia cónica a digitiforme, rojo vino, a cada lado del clinandrio, aproximadamente a la mitad de la antera. Antera 1-locular, semi-elipsoide, algo comprimida lateralmente, redondeada en la parte proximal (hacia la base de la columna), truncada en la parte distal, ca. 5.5. × 2.5 mm. Polinario ca. 4.5 mm de largo, formado por 2 polinios obovoides, amarillos, duros, ventralmente sulcados, ca. 1.5 mm de largo, con estípite tegular, elíptico, atenuado hacia el ápice y terminado en un viscidio oval, café-anaranjado. Rostelo obsoleto. Estigma suborbicular, ca. 3 mm de diámetro. Ovario angostamente obcónico, subterete, ligeramente arqueado, someramente 6-sulcado, 12-20 mm de largo, ca. 1.5 mm de diámetro en la mitad. Cápsula antes de la dehiscencia elipsoide, verde medio con 3 costillas planas, ca. 25 × 15 mm, con pedicelo de ca. 17 mm de largo y ca. 2.5 mm de diámetro a la mitad, al madurar dehiscente a lo largo de las costillas, con los 3 carpelos recurvados exponiendo las placentas y las semillas.
Resumen taxonómico
Distribución. Conocida únicamente de Bolivia (departamentos de Cochabamba y La Paz) y Perú (departamentos de Amazonas y San Martín; fig. 1).
Hábitat. Epífita, en ramitas cubiertas de musgos de árboles pequeños (3-5 m de altura) al borde del bosque montano húmedo y en matorral con palmas, melastomatáceas y Podocarpus sobre arena blanca, a 1,200-1,850 m snm.
Fenología. Floración de agosto a febrero; fructificación, incluyendo cápsulas en plena dehiscencia, observada a fines de noviembre y principios de diciembre.
Material examinado. Perú. Departamento de Amazonas, provincia de Bongará, distrito de Yambrasbamba, Área de Conservación Privada La Pampa del Burro, comunidad Perla del Imaza, Río Rojo, 1,839 m, matorral con dominancia de palmas, Melastomataceae y Podocarpus, 25-VIII-2021, Arista et al. PA-075 (KUELAP-1174!); mismos datos, 1,875 m, Arista et al. PA-109 (KUELAP-1205!). Departamento de San Martín, provincia Rioja, distrito Pardo Miguel Naranjos, Bosque de Protección Alto Mayo, puesto de control del sector Venceremos, vegetación alterada remanente de bosque montano nublado bajo, 1,662 m, epífita, en colonia de unos 6 individuos, en floración y fructificación, 3-XII-2023, Salazar et al. 10829 (KUELAP-3664!).
Otros registros. Bolivia. Sin localidad precisa, planta cultivada en el Jardín Botánico de Heidelberg, octubre 1996, H.-G. Seeger s.n. (fotografías, reproducidas aquí en la fig. 2A, B); departamento de La Paz, planta cultivada en el Jardín Botánico de Heidelberg, 13 octubre 1990, S. Leferenz s.n. (fotografías y dibujo por K. Senghas reproducidas aquí en la fig. 2C, D); departamento de La Paz, área entre Caravani y Bellavista, ca. 1,200 m, colector y fecha no indicados (ilustración de ese ejemplar en Bock, 1997a). Perú. Departamento de San Martín, provincia Rioja, distrito Pardo Miguel Naranjos, Bosque de Protección Alto Mayo, sector Venceremos, 29 enero 2018, Edquén 565, 566 (fotografías KUELAP!).
Comentarios taxonómicos
El material peruano recolectado en el ACPPB y el BPAM coincide morfológicamente con el holotipo (fig. 5) y la descripción e ilustración originales de R. vasquezii (fig. 7), así como con fotografías e ilustraciones hechas de otras plantas bolivianas cultivadas subsecuentemente en Alemania (Bock, 1997a; véase Otros registros; fig. 2). Cabe destacar que una búsqueda del holotipo de R. vasquezii en MO, donde indicó el protólogo que fue depositado, resultó infructuosa y no hay registros de que un ejemplar haya sido ingresado a la colección (Lauren Rogers, in litt. 08 enero, 2024). De igual manera, una búsqueda en el “Herbarium Vasquezianum”, que albergó el material recolectado por Roberto Vásquez durante sus más de 20 años de exploración y estudio taxonómico de las orquídeas bolivianas (Vásquez et al., 2003a), y actualmente depositado en LPB, tampoco permitió localizar un ejemplar de la colección original (Mónica Moraes, in litt. 1 marzo, 2024). Sin embargo, en LPB hay una copia de la ilustración original montada en una hoja de herbario, que porta 2 etiquetas, una tiene la anotación manuscrita “(Holotipo: SEL. Isotipo: MO. VASQ. FAA)”. A partir de dicha información, fue posible corroborar que existe un ejemplar prensado en SEL, el cual constituye el holotipo. Con el fin de facilitar el reconocimiento de la especie, se reproduce aquí una fotografía de dicho ejemplar (fig. 5), además de la ilustración original por Roberto Vásquez (fig. 7). Es importante notar que la información de la recolecta del holotipo indicada en el protólogo difiere parcialmente, tanto de la etiqueta que porta el holotipo, como de las 2 etiquetas de la hoja de herbario con una copia de la ilustración original depositada en LPB. Por ejemplo, mientras el protólogo indica “Río Limatambo”, la localidad señalada en la etiqueta del holotipo es “km 115 on the way Cochabamna [to] Villa Tunari”. Una de las 2 etiquetas de la hoja con la copia de ilustración en LPB indica también “Río Limatambo” mientras que la otra “Villa Tunari”. Por lo tanto, la información contenida en esas varias etiquetas debe considerarse complementaria a la indicada en el protólogo.
Al describir a Rodriguezia vasquezii, Dodson (1989) la comparó con “R. picta Løjtnant”, sin duda por error, pues este nombre no existe y en realidad debió referirse a R. pulchra Løjtnant, la única especie del género descrita por este último autor (Bock, 1996, 1997a; Løjtnant, 1978). Rodriguezia vasquezii se distingue de otras especies andinas del género por la siguiente combinación de caracteres: seudobulbos estrechamente agrupados; vainas del seudobulbo con lámina similar a la de la hoja apical; flores blancas, amarillo verdosas o amarillas con numerosas manchas irregulares y puntos rojo vino en toda la superficie de los pétalos y el labelo; tubo nectarífero del sinsépalo retrorso, ligeramente incurvado cerca del ápice; y lámina del labelo pandurada, con la mitad apical distintamente más amplia que la basal y netamente bilobada. Las características que permiten diferenciar a R. vasquezii de R. chasei, R. leeana, R. lehmannii y R. pulchra, especies presentes en Perú con las que está cercanamente relacionada (fig. 6), se contrastan en la tabla 2.
Figura 7. Ilustración original de Rodriguezia vasquezii por Roberto Vásquez (publicada en Dodson, C. H. [1989]. Rodriguezia vasquezii Dodson. Icones Plantarum Tropicarum, series II, lám. 370. Reproducida con autorización).
La escasez de registros de R. vasquezii parece sugerir que se trata de una especie poco común. Sin embargo, las localidades conocidas en Bolivia y Perú distan entre sí aproximadamente 1,600 kilómetros en línea recta y las áreas intermedias de la Cordillera Oriental de los Andes tienen amplias extensiones de hábitats potencialmente adecuados para esta especie, que en gran medida no han sido exploradas botánicamente (fig. 1). Por otra parte, las plantas de R. vasquezii, como otras orquídeas epífitas de ramitas de la subtribu Oncidiinae, tienen la capacidad de establecerse tanto en árboles nativos como introducidos en áreas sujetas a diferentes grados de disturbio. La talla reducida de las plantas hace difícil localizarlas entre los musgos en las ramas de sus forófitos, pasando fácilmente desapercibidas para colectores no especialistas. Por lo tanto, es probable que la escasez de registros represente una falta de recolecta en la extensa, topográficamente compleja y relativamente inaccesible vertiente amazónica de la Cordillera Oriental de los Andes. Se sugiere la categoría “Datos insuficientes” (DD; UICN, 2019) mientras no haya estudios que evalúen objetivamente el estatus de riesgo de esta especie.
Tabla 2
Comparación de Rodriguezia vasquezii con especies cercanamente relacionadas de acuerdo con el análisis filogenético de la figura 6.
R. vasquezii
R. chasei
R. leeana
R. lehmannii
R. pulchra
Disposición de los seudobulbos
Estrechamente agrupados
Estrechamente agrupados
Espaciados por segmentos del rizoma
Estrechamente agrupados
Estrechamente agrupados
Limbo de las vainas del seudobulbo
Similar al de la hoja apical
Ausente
Similar al de la hoja apical
Ausente
Ausente
Hoja apical
Elíptica a lanceolada, plana
Elíptica a lanceolada, plana
Linear-ligulada, conduplicada
Elíptica a lanceolada, plana
Elíptica a lanceolada, plana
Coloración de fondo de la flor
Blanco, amarillo-verdoso o amarillo
Blanco hialino con bases de los segmentos difuminadas de lila pálido
Blanco con difuminación café rosáceo pálido
Blanco verdoso a amarillo ocre con difuminación color rojo óxido en el lóbulo apical del labelo (en ocasiones, en todos los segmentos florales)
Blanco verdoso a verde pálido
Maculación del perianto
Sépalos inmaculados, pétalos y labelo con manchas y puntos rojo vino
Sépalos y pétalos inmaculados, labelo con manchas rojas en la uña y los márgenes del callo
Todo el perianto inmaculado
Todo el perianto inmaculado
Sépalos inmaculados, pétalos escasa a densamente manchados de rojo vino, labelo blanco con o sin puntos o manchas rojo vino en los 2/3 basales
Color del callo
Amarillo pálido
Amarillo pálido
Amarillo pálido
Amarillo intenso
Verde pálido o amarillo pálido
Tubo del sinsépalo
Ligeramente incurvado (la porción apical forma un ángulo menor a 15° respecto a la porción basal)
Ligeramente incurvado (la porción apical forma un ángulo menor a 15° respecto a la porción basal)
Fuertemente incurvado (la porción apical forma un ángulo de 90° o más respecto a la porción basal)
Ligeramente incurvado (la porción apical forma un ángulo menor a 15° respecto a la porción basal)
Ligeramente incurvado (la porción apical forma un ángulo menor a 15° respecto a la porción basal)
Forma del labelo arriba de la uña
Pandurado
Subrectangular
Trulado
Pandurado
Trulado, con un ligero ensanchamiento a cada lado de la base
Agradecimientos
Los autores agradecen el apoyo financiero del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico del gobierno peruano al proyecto “Diversidad de las Orchidaceae en el bosque montano del Área de Conservación Privada La Pampa del Burro: integrando la taxonomía tradicional y el código de barras de DNA” (contrato Núm. 058-2021-FONDECYT); al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) del Perú por las autorizaciones para colecta científica (Núm. 006-2018-SERNANP-BPAM-JBPAM y Núm. AUT-IFL-2021-033-SERFOR, respectivamente); a la comunidad de Perla del Imaza por su apoyo para llevar a cabo el trabajo de campo en el Área de Conservación Privada La Pampa del Burro; a Ivonne Paico Vera, Jefa del Bosque de Protección Alto Mayo, por permitir el acceso al área protegida y apoyar la obtención de la autorización de colecta; a Jorge Alcántara, guardaparque del puesto de control Venceremos del Bosque de Protección Alto Mayo, por su apoyo durante el trabajo de campo; a Irene Bock y Olaf Gruss por su ayuda para obtener literatura; a Jay Pfahl y Andreas Franzke (curador del Botanischer Garten Universität Heidelberg) por información sobre fotografías e ilustraciones de R. vasquezii; a Laura Márquez y Nelly López (LaNaBio) por el apoyo técnico para la secuenciación de DNA; a los curadores de AMES, AMO, BAS, CUZ, GH, HEID, HOXA, K, KUELAP, LPB, M, MEXU, MO, NY, QCE, QCNE, SEL, US, USM por las facilidades para acceder a las colecciones a su cargo, especialmente a Lauren Rogers (MO), Mónica Moraes (LPB) y Bruce Holst (SEL) por su ayuda en localización del material tipo de R. vasquezii y la autorización para reproducir la imagen digital del ejemplar en SEL; a Iván Jiménez por la información proporcionada sobre el material de Roberto Vásquez en LPB; a María Isabel Vásquez por la autorización para reproducir la ilustración original de Rodriguezia vasquezii; a Germán Carnevali, Rodolfo Solano y Lourdes Rico por sus sugerencias constructivas a versiones previas del manuscrito. JDE agradece a CONCYTEC – PROCIENCIA, Programa de Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Sustentable (contrato Núm. PE501093193-2024-PROCIENCIA-BM). JPA agradece a CONCYTEC-PROCIENCIA, Programa de Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Sustentable (contrato Núm. PE501088645-2024-PROCIENCIA-BM).
Referencias
Arista, J. P., Hágsater, E., Santiago, E., Edquén, J. D., Pariente, E., Oliva, M. et al. (2023a). New and noteworthy species of the genus Epidendrum (Orchidaceae, Laeliinae) from the Área de Conservación Privada La Pampa del Burro, Amazonas, Peru. Phytokeys, 227, 43–87. https://doi.org/ 10.3897/phytokeys.227.101907
Arista, J. P., Hágsater, E., Santiago, E., Pariente, E., Oliva, M. y Salazar, G. A. (2023b). Epidendrum edquenii (Laeliinae), a new species from montane wet forest of the Área de Conservación Privada La Pampa del Burro, Amazonas, Peru. Lankesteriana, 23, 409–417. http://dx.doi.org/10.15517/lank.v23i2.56342 http://dx.doi.org/10.15517/lank.v23i2.56342
Bennett, D. E. y Christenson, E. (1995). New species of Peruvian Orchidaceae III. Brittonia, 47, 182–209. https://link.springer.com/content/pdf/10.2307/2806958.pdf
Bock, I. (1993). Die Gattung Rodriguezia Ruiz et Pavón, Teil X. Die Orchidee (Hamburg), 44, 175–178.
Bock, I. (1996). Die Gattung Rodriguezia (Teil XIII). Die Orchidee (Hamburg), 47, 236–239.
Bock, I. (1997a). Die Gattung Rodriguezia Ruiz et Pavon (Teil XIV). Die Orchidee (Hamburg), 48, 1–4.
Bock, I. (1997b). Die Gattung Rodriguezia Ruiz et Pavon, Teil XV. Die Orchidee (Hamburg), 48, 151–154.
Brako, L. y Zarucchi, J. (1993). Catálogo de las angiospermas y gimnospermas del Perú. Monographs in Systematic Botany of the Missouri Botanical Garden Vol. 45. Saint Louis: Missouri Botanical Garden Press.
Chase, M. W., Pridgeon, A. M., Veitch, N. y Grayer, R. J. (2009). Rodriguezia. En A. M. Pridgeon, P. J. Cribb, M. W. Chase y F. N. Rasmussen (Eds.), Genera orchidacearum Vol. 5. Epidendroideae Part 2 (pp. 344–347). Oxford: Oxford University Press.
Dodson, C. H. (1989). Rodriguezia vasquezii Dodson. Icones Plantarum Tropicarum, series II, 4,lám. 370. Saint Louis: Missouri Botanical Garden Press.
Dodson, C. H. (2004). Native Ecuadorian orchids. Volume V. Rodriguezia-Zygosepalum. Sarasota: Dodson Publishing.
Dodson, C. H. y Bennett, D. E. (1989). Orchids of Peru. Icones Plantarum Tropicarum series II, 2, láms. 163–165. Saint Louis: Missouri Botanical Garden Press.
Edquén, J. D., Arista, J. P., Damián, A. y Salazar, G. A. (2023). A new species of Liparis section Decumbentes (Orchida- ceae, Epidendroideae, Malaxidinae) from the Bosque de Protección Alto Mayo, San Martín, Peru. Phytokeys, 224, 89–99. https://doi.org/10.3897/phytokeys.224.98654
Edquén, J. D., Yrigoín, E., Salazar, G. A., Hágsater, E., Santiago, E., Cabrera, L. I. et al. (2024). Los géneros de orquídeas del Bosque de Protección Alto Mayo. Guía ilustrada. Lima: SERNANP/ Conservation International-Perú.
González-Tamayo, R. (1975). Rodriguezia dressleriana, una especie nueva del occidente de México. Orquídea (Mexico City), 4, 232–240.
Hollingsworth, P. M., Graham, S. W. y Little, D. P. (2011). Choosing and using a plant DNA barcode. Plos One, 6, e19254. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0019254
Jensen, M. A., Fukushima, M. y Davis, R. W. (2010). DMSO and betaine greatly improve amplification of GC-rich constructs in de novo synthesis. Plos One, 5, e11024. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0011024
Jiménez, M. M. y Jiménez, M. M. (2014). Orquídeas de Zamora Chinchipe: ecología y descripción. Tomo I: Epidendroideae I, subtribus Zygopetalinae, Stanhopeinae, Coeliopsidinae, Catasetinae y Oncidinae (en parte). Zamora, Ecuador: Studio Creativo Zamorarte.
Kreader, C. A. (1996). Relief of amplification inhibition in PCR with bovine serum albumin or T4 gene 32 protein. Applied and Environmental Microbiology, 62, 1102–1106. https://journals.asm.org/doi/pdf/10.1128/aem.62.3.1102-1106.1996
Løjtnant, B. (1978). Rodriguezia pulchra, eine neue Orchidee aus Ecuador. Die Orchidee (Hamburg), 29, 9–12.
Neubig, K. M., Whitten, W. M., Williams, N. H., Blanco, M. A., Endara, L., Burleigh, J. G. et al. (2012). Generic recircumscriptions of Oncidiinae (Orchidaceae: Cymbidieae) based on maximum likelihood analysis of combined DNA datasets. Botanical Journal of the Linnean Society, 168, 117–146. https://doi.org/10.1111/j.1095-8339.2011.01194.x
POWO (Plants of the World Online). (2024). Facilitado por los Reales Jardines Botánicos, Kew. Recuperado el 01 mayo, 2024 de http://www.plantsoftheworldonline.org/
Salazar, G. A., Edquén, J. D. y Trujillo, D. (2022). Liparis inaudita (Orchidaceae, Malaxidinae), a new species from the Bosque de Protección Alto Mayo, San Martín, Peru. Botanical Sciences, 100, 506–514. https://doi.org/10.17129/botsci.2999
SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado). (2019). Alto Mayo. Recuperado el 01 mayo, 2024 de: https://www.gob.pe/institucion/sernanp/informes-publicaciones/1834052-bosque-de-proteccion-alto-mayo
Shanee, N., Shanee, S. y Allgas, N. (2012). Expediente técnico que sustenta el reconocimiento. Área de conservación privada “Pampa del Burro – Yambrasbamba”. Neotropical Primate Conservation (NPC) y Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
Sun, Y., Skinner, D. Z., Liang, G. H. y Hulbert, S. H. (1994). Phylogenetic analysis of Sorghum and related taxa using internal transcribed spacers of nuclear ribosomal DNA. Theoretical and Applied Genetics, 89, 26–32. https://doi.org/10.1007/BF00226978
Swofford, D. L. (2023). PAUP*. Phylogenetic analysis using parsimony (*and other methods). Version 4. Sunderland: Sinauer Associates. Disponible en https://paup.phylosolutions.com/
UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). (2019). Directrices de uso de las Categorías y Criterios de la Lista Roja de la UICN, ver. 14. Preparado por el Comité de Estándares y Peticiones. Recuperado el 01 mayo, 2024 de: https://www.iucnredlist.org/es/resources/redlistguidelines
Vásquez, R., Ibisch, P. L. y Gerkmann, B. (2003a). Diversity of Bolivian Orchidaceae —a challenge for taxonomic, floristic and conservation research. Organism’s Diversity and Evolution, 3, 93–102. https://doi.org/10.1078/1439-6092-00061
Vásquez, R., Ibisch, P. L. y Gerkmann, B. (2003b). Preliminary list of Bolivian orchid species. Organism’s Diversity and Evolution, 3(Electronic suppl.), 1–14.
Ricardo Martínez-Casas a, José Carlos Monárrez-González b, Juan Torres-Rojo c y Gustavo Perez-Verdin a, *
a Instituto Politécnico Nacional, Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional-Durango, Sigma Núm. 119, Fracc. 20 Noviembre II, 34220 Durango, Durango, México
b Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Campo Experimental Valle del Guadiana, Km 4.5 Carr. El Mezquital, 34170 Durango, Durango, México
c Universidad Iberoamericana, Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad, Prolongación Paseo de Reforma Núm. 880, Lomas de Santa Fe, 01219 Ciudad de México, México
*Autor para correspondencia: guperezv@ipn.mx (G. Perez-Verdin)
Recibido: 9 mayo 2024; aceptado: 7 noviembre 2024
Resumen
La regeneración natural está influida por una interacción entre factores ambientales y genéticos. Se evaluó la regeneración de bosques templados con cubierta forestal continua, sujetos al tratamiento de selección individual en el noroeste de Durango, México. Se establecieron 27 sitios experimentales (1,000 m2) donde se registraron variables dasométricas del arbolado y regeneración natural, diversidad, presencia de ganado y disturbios. En cada sitio, se cuantificó en 2 periodos el número de individuos que cumplen con la condición de regeneración; ésto es, menores a 7.5 cm de diámetro y mayores a 5 cm de altura. Se estimaron los índices de diversidad de Shannon-Wiener, Simpson y Margalef del arbolado adulto y regeneración. Los resultados muestran una dominancia de los géneros Quercus y Pinus. Sin embargo, no existen diferencias significativas en la diversidad de especies entre el arbolado y regeneración. Las variables más significativas que influyen positivamente en la densidad de la regeneración son el índice de diversidad de Simpson y negativamente la conductividad del suelo y la presencia de ganado, entre otros. Este estudio puede contribuir a la gestión forestal con referencias ambientales que aseguren la densidad y la diversidad de la regeneración en los bosques templados de México.
Assessment of natural regeneration in temperate forests under continuous forest cover in northwestern Mexico
Abstract
Natural regeneration is influenced by a complex interaction between environmental and genetic factors. The natural regeneration under continuous cover forestry, subject to the individual selection treatment, was evaluated in temperate forests of northwestern Durango, Mexico. Twenty-seven experimental sites (1,000 m2) were established, where dasometric variables of trees and regeneration, ecological conditions, diversity, and presence of livestock and disturbances were recorded. In each site, the number of individuals that met the regeneration condition, that is, less than 7.5 cm in diameter and taller than 5 cm, was quantified in 2 time periods. The Shannon-Wiener, Simpson, and Margalef diversity indices of the adult trees as well as the regeneration were estimated. Results showed a greater abundance of species of the genus Quercus and Pinus. However, there are no significant differences in the diversity and composition of species between trees and regeneration. The most significant variables that influence the density of natural regeneration are the Simpson diversity index, soil conductivity, and the presence of livestock, among others. This study will contribute to forest management by providing ecological references that ensure the density and diversity of the natural regeneration in temperate forests of Mexico.
La regeneración natural es el reemplazo de árboles adultos por nuevos individuos a través de semillas o reproducción vegetativa (Crouzeilles et al., 2017). El reemplazo puede ser espontáneo o asistido a través de tratamientos silvícolas y complementarios. Muchos estudios sugieren que la regeneración natural es mejor que el reemplazo mediante plantación; no obstante, frecuentemente se opta por este último debido a la incertidumbre asociada a la regeneración natural, el tiempo requerido para el establecimiento, las posibles variaciones en las condiciones de germinación de la semilla, así como la incertidumbre sobre la disponibilidad de agua y nutrientes en las primeras fases de desarrollo de la planta (Crouzeilles et al., 2020; Torres-Rojo y Velázquez-Martínez, 2023). Sin embargo, la regeneración natural brinda resultados aceptables bajo una supervisión cuidadosa, particularmente en bosques templados multiespecíficos y multietáneos o bien, cuando se aplican tratamientos de regeneración con un alto nivel de protección al renuevo como son las cortas sucesivas y selección (Pensado-Fernández et al., 2014; Latawiec et al., 2016).
El establecimiento de la regeneración natural depende de varios factores bióticos y abióticos. La humedad y fertilidad del suelo, precipitación, temperatura, pendiente, exposición, presencia de incendios y ganado, así como la aplicación de técnicas y tratamientos silvícolas son algunos de ellos (Flores Rodríguez et al., 2021; Leyva-López et al., 2010). Las buenas prácticas de manejo y tratamientos silvícolas permiten enriquecer las condiciones apropiadas para el establecimiento y desarrollo de la regeneración. Algunos ejemplos son las prácticas para reducir el riesgo de incendios, exclusión de pastoreo y el fomento de la diversidad arbórea y de la regeneración, de manera que no se comprometa la presencia de ciertas especies por preferencias comerciales (Crouzeilles et al., 2017; Leyva-López et al., 2010). En particular, se ha documentado que los incendios moderados en bosques templados, a través de quemas controladas propician una mayor regeneración natural (Flores-Rodríguez et al., 2021), mientras que la aplicación de cortas intensivas de regeneración (como el tratamiento de árboles padres) no tiene efectos aparentes en la composición y diversidad de especies (Hernández et al., 2019; Leyva-López et al., 2010).
Las características de la regeneración natural resultado de la aplicación del tratamiento silvícola de selección en bosques templados de México han sido poco estudiadas. Este tratamiento consiste en la remoción individual o de grupos de individuos en cuyos huecos o claros se desarrolla la regeneración, propiciando una cubierta forestal continua (Gustafsson et al., 2020). Los bosques tratados con esta práctica tienen diferentes intensidades de corta acorde a la densidad, calidad del sitio, factores climáticos y tipo de especies. La regeneración se establece en mosaicos o parches con diferentes edades según el área descubierta formando bosquetes incoetáneos (Torres-Rojo y Orois-Sanchez, 2005). El tratamiento silvícola de selección se ha aplicado, desde la década de 1940, en cerca de 50% de la superficie forestal bajo manejo en México y en alrededor de 65% en el estado de Durango (Hernández-Díaz et al., 2008; Moreno-Sánchez y Torres-Rojo, 2010).
A diferencia de otros tratamientos más intensivos (como el de árboles padres o semilleros), la remoción de árboles varía entre 20 y 50% de las existencias volumétricas, causando un menor impacto al bosque. El efecto de este tratamiento se traduce en la formación de bosques irregulares donde la mayoría de los árboles se encuentran en las categorías diamétricas inferiores y pocos adultos en las categorías mayores. Este patrón de crecimiento genera una distribución de frecuencias de tamaño tipo exponencial (J invertida), de tal manera que los excedentes de árboles en cada categoría son removidos en periodos de 10-15 años (Seedre et al., 2018). La remoción de árboles se hace con base en la distribución espacial de los árboles, proporción de especies y las condiciones de terreno (Monárrez-González et al., 2020; Torres-Rojo et al., 2016). Una vez que se remueven los árboles, los que se dejan en pie son los responsables de proporcionar la semilla que formará el nuevo bosque (Torres-Rojo y Orois-Sanchez, 2005). Dado el tamaño del claro que se forma, la poca intensidad de remoción y la baja densidad de plantación, es difícil y costoso establecer una regeneración artificial, por lo que el reinicio del bosque bajo el tratamiento de selección es comúnmente natural.
Para evaluar el éxito de la regeneración natural se utilizan diversos parámetros ecológicos como la densidad, diversidad, vigor y distribución de las plantas (Aguirre-Mendoza et al., 2021; Krebs, 1999). La densidad indica el número de árboles establecidos por unidad de área, mientras que la diversidad se refiere al número y composición de especies presentes en la regeneración. El vigor es una propiedad de las plantas para resistir o adaptarse a posibles disturbios en el entorno. La distribución espacial indica el patrón de ubicación de los árboles que por lo general sigue 3 tipos: agregada, uniforme y aleatoria (Romahn-Hernández et al., 2020). Idealmente, las distribuciones uniformes o aleatorias son más eficientes que la distribución por grupos debido a que la superficie sin renuevo que se forma es menor (Moreno-González et al., 2007).
El estado de Durango tiene una superficie total de aproximadamente 12.3 millones de ha, de las cuales 55% está cubierta por diversos tipos de vegetación y 45% por bosques templados de coníferas y latifoliadas. El área se divide en 13 unidades de manejo, de acuerdo al régimen de manejo forestal, como el método de ordenación, flujo de abastecimiento de productos forestales, composición de especies, etc. (Novo-Fernández et al., 2018). Particularmente, el estudio se desarrolló en la zona noroeste de la entidad, donde existen asociaciones de pino, encino y otras especies de latifoliadas. El objetivo de este trabajo fue evaluar la regeneración natural en bosques con cobertura continua a diferentes niveles de densidad residual. Específicamente, se estimó la diversidad, distribución espacial y densidad de la regeneración natural en áreas con diferentes intensidades de manejo y se evaluó el efecto que tienen variables como la cobertura, volumen, área basal y diversidad de la vegetación arbórea sobre la regeneración natural.
Materiales y métodos
El área de estudio tiene una superficie total de 120,000 ha, en las cuales se identificaron los siguientes ejidos: Los Ojitos, Salpica el Agua, Laguna de la Chaparra, Potrero de Chaidez, Los Altares, Quebrada de Cebollas, El Negro, Las Hacienditas y Salto de Camellones, municipios de Santiago Papasquiaro y Otáez, Durango (fig. 1). El área está cubierta por bosques de pino, encino y una combinación de ambos con otras latifoliadas (González-Elizondo et al., 2012). El clima de la región es templado, subhúmedo, con lluvias moderadas en el verano y parte de diciembre. La precipitación anual varía entre 850 y 1,450 mm, con un promedio ponderado de 910 mm y una temperatura promedio anual de 13.3 °C (Silva-Flores et al., 2014). El terreno es accidentado con elevaciones entre 1,500 y 3,000 m snm y pendientes entre 10 y 60%. En su gran mayoría, los bosques son tratados con el método de selección usando diferentes intensidades de corta que varían entre 20 y 40% del área basal.
Los predios seleccionados forman parte de una red de monitoreo de servicios ecosistémicos en la región establecidos en 2017 y remedidos en el 2023. Además de la regeneración natural, también se monitorean los flujos de agua, la diversidad vegetal, la cosecha de madera, el almacén de carbono, la erosión del suelo y la fauna silvestre. En cada predio, se establecieron 3 sitios experimentales de 1,000 m2 (radio = 17.84 m), con un total de 27 sitios de investigación. La selección y ubicación de estos sitios en cada predio se hizo con base en las características del arbolado, terreno y accesibilidad. En particular, se requirió que esos sitios hubieran sido intervenidos con el tratamiento de selección, que tuvieran diferentes niveles de pendiente y, además, fueran relativamente fáciles de acceder (para el monitoreo y medición de todas las variables que integran el estudio). Se recolectó información dasométrica a nivel de especie/árbol y características de sitio como regeneración, pendiente, exposición, altitud sobre el nivel del mar, entre otras. A cada árbol se le midió la altura, diámetro normal (a 1.30 m de altura), edad y diámetro de copa. Con esta información se estimaron otras variables como el área basal, volumen, biomasa y diversidad de especies. Adicionalmente, se colectaron 3 muestras de suelo, hasta 30 cm de profundidad, para evaluar la conductividad, potencial de hidrógeno (pH), sales solubles, nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y calcio. Los análisis se hicieron conforme a la Norma Oficial Mexicana NOM-021-RECNAT-2000. La estimación de materia orgánica se hizo a través del método de calcinación (Schulte y Hopkins, 1996), en donde las partículas del suelo se sometieron a una temperatura de 105 °C por un periodo de 24 horas. Luego, se depositaron en un desecador de plástico para ser pesadas y, posteriormente, se introdujeron a una mufla a una temperatura de 360 °C por 5 h. El porcentaje de materia orgánica en el suelo se calculó como la diferencia entre el peso inicial y final dividido por el peso de la muestra inicial (Izquierdo-Bautista y Arévalo-Hernández, 2021). Finalmente, en cada sitio se realizaron evaluaciones cualitativas sobre presencia de ganado, afectaciones por incendios y presencia de plagas o enfermedades en los 2 periodos de medición.
Figura 1. Ubicación de los predios participantes en la evaluación de la regeneración natural en el noroeste de Durango, México. Fuente: elaboración propia del autor responsable.
Densidad y distribución espacial de la regeneración. Para fines de este estudio, se definió como regeneración a aquel tipo de vegetación leñosa no arbustiva, cuyo origen haya sido por semilla o vegetativo, con una altura mayor a 5 cm y con diámetro normal menor a 7.5 cm (Cruz-García et al., 2019). Se eligió el método de la parcela T2 (o llamado también método del vecino más cercano o parcela 0) para evaluar la densidad y distribución espacial de la regeneración, por lo que la densidad se expresa como el número de plantas por superficie (número de individuos/ha) mientras que la distribución espacial evalúa la forma en que se distribuye la regeneración en el sitio. Las parcelas T2 son sitios circulares de tamaño desigual, pero sin plantas (de ahí su nombre como parcela 0). Los círculos se convierten en sitios de muestreo al tomar la distancia radial desde el centro hasta el renuevo más cercano. Por tanto, una categoría de parcela 0 de menor superficie significa una mayor cantidad de estos círculos por hectárea y una mayor densidad de la regeneración (Krebs, 1999).
El procedimiento consiste en ubicar el punto central que fue identificado dentro de cada sitio experimental y medir la distancia al individuo (regeneración) más cercano (X) (Cruz-García et al., 2019). Después, se mide la distancia al siguiente individuo más cercano (Z) (fig. 2).
La densidad (D, número de individuos/m2) se estimó con la expresión:
(1)
donde n es número de puntos de control, xi es la distancia al renuevo más cercano X y zj representa la distancia al siguiente árbol más cercano Z (fig. 3a). Con los resultados de la ecuación anterior, el procedimiento requiere probar la hipótesis nula para determinar el tipo de distribución de la regeneración por especie (pinos, encinos y otras especies). Dicha hipótesis se formula para conocer si la regeneración en cada sitio se distribuye de manera aleatoria o tiene otra forma de distribución. Se usó el estadístico de Hines (Hd) para evaluar tal hipótesis, el cual se expresa como:
(2)
En este caso, valores bajos del estadístico Hines (˂ a 1) indican un patrón de distribución uniforme mientras que valores altos (˃ a 1) sugieren una distribución agregada o agrupada.
Figura 2. Método de la parcela T2. El método requiere que el ángulo formado por los individuos X y Z sea mayor a 90° (Krebs, 1999). Como punto de control se eligió el centro de evaluación de la regeneración dentro de los sitios experimentales.
Figura 3. Delimitación de los sitios de muestreo para evaluar la regeneración natural de bosques templados en el noroeste de Durango. a, Delimitación con el método de T2; b, delimitación con un círculo de 25 m2.
El valor encontrado se compara con valores críticos para determinar si la hipótesis nula de que la regeneración se distribuye aleatoriamente es verdadera o no (Krebs, 1999). También, se utilizó un círculo de 2.82 m de radio (área = 25 m2) para contar directamente el número de árboles de cada especie y evaluar su vigor (fig. 3b).
Los tratamientos se definieron por diferentes intensidades de corta del tratamiento silvícola de selección. A cada sitio le fue administrado una intensidad de remoción de acuerdo con las existencias volumétricas, que en promedio fue de 28%. Además, se separaron los sitios con base en la presencia de incendios y ganado vacuno. Con los datos del arbolado y renuevo se procesaron otras variables para estimar los índices de diversidad de Shannon, Margalef y valor de importancia (IVI), con el fin de determinar cambios en la composición de especies entre tratamientos Monárrez-González et al., 2020).
Cambios en la densidad temporal de la regeneración. Con base en los datos de densidad recabados durante la instalación de las parcelas (2017), se reevaluó la densidad en el año 2023 para establecer una línea base y cambios en la densidad de regeneración. Se utilizaron los mismos sitios experimentales y métodos de muestreo, reportando los cambios en la regeneración que se encontraron antes y después del periodo de medición. Se contabilizó el número de árboles por hectárea de cada género.
Se utilizó el método de diferencias en diferencias (DiD) para comparar los cambios observados en la densidad de regeneración en el periodo estudiado. El método compara los efectos de la intensidad de corta después de su implementación a partir de la línea base. Su principal objetivo es estimar los efectos causales de una práctica de manejo a partir de comparaciones transversales de tratamiento-control y estudios de antes y después (Fredriksson y Oliveira, 2019; Stuart et al., 2014). A menudo, estas prácticas no afectan a todos al mismo tiempo y de la misma manera (Lechner, 2011). En este caso, se utilizó el período de inicio en el momento en que se aplicó el tratamiento y el período de finalización al año de la segunda medición.
El método DiD se puede diseñar en una tabla de 2×2, con una tercera fila y columna que muestran la diferencia en tratamiento y tiempo, respectivamente (tabla 1) (Stuart et al., 2014). El tratamiento se refiere a los predios que recibieron el tratamiento de selección en los últimos 5 años (1), mientras que el grupo de control incluye aquellos predios que no fueron intervenidos en ese periodo (0). La muestra resultó en 14 sitios sin tratamiento reciente y 13 con tratamiento (menos de 5 años). Se estableció un periodo de 5 años, que corresponde al lapso de tiempo en que las semillas tienen mayor viabilidad de germinación (Granstrom, 1987) y, en promedio, es el tiempo que la regeneración alcanza una altura de 1.3 m (o la altura a la cual se mide el diámetro normal). Además, se ha observado que las actividades inmediatas de extracción forestal incrementan las posibilidades de germinación al remover el suelo y eliminar la competencia por la luz solar (Li et al., 2022; Sukhbaatar et al., 2019). El efecto tiempo incluye la condición inicial de la regeneración (v) o la situación al inicio del estudio, y la condición final se refiere a la cantidad actual de renuevo en la fecha de evaluación más reciente (w). Todos los cambios en la densidad de regeneración estimados a través de la expresión de la parte inferior derecha de la tabla, se atribuyen a diversos factores que se analizan más adelante. La tabla 1 muestra el diseño de DiD, donde T representa el efecto del tratamiento de selección (T = 1 si recibieron el tratamiento en los últimos 5 años y T = 0 si no recibió el tratamiento), R es el efecto del tiempo (R = 0 representa el inicio de la regeneración, mientras R = 1 es el estado final).
Modificado de Stuart et al. (2014), pag. 169.
Se estimaron los errores estándar y niveles de significancia del método DiD. En este caso, se probó la hipótesis nula en la que el efecto promedio del tratamiento en el número de individuos por hectárea del año 2017 no fue diferente al del año 2023. El efecto promedio del tratamiento (ATET, por sus siglas en inglés) elimina la posible presencia de errores no observables por el tiempo al incluir la condición original de la variable bajo estudio (densidad de regeneración) (Lechner, 2011). Cuando el número de muestras es bajo, algunos autores recomiendan utilizar técnicas de remuestreo (“wild bootstrap”) (Roodman et al., 2019); sin embargo, los resultados a veces son más inciertos que los originales debido a que los intervalos de confianza de los coeficientes de las variables se relajan y son menos precisos. En este estudio, no hubo grandes diferencias en la aplicación de esta técnica, por lo que se optó por utilizar los resultados sin remuestreo.
A fin de probar el efecto del tratamiento en la regeneración natural, se probó un modelo incluyendo variables de control para explicar la relación entre la densidad actual de regeneración (Dreg) y ciertos factores antropogénicos (FA) (como la presencia de incendios y ganado), dasométricos (DT) (altura, área basal, cobertura de copa y volumen), diversidad arbórea (IDV) y, desde luego, el tratamiento (T).
(3)
Algunas de esas variables se integraron por revisión en la literatura como la presencia de ganado (Pensado-Fernández et al., 2014), incendios (Flores-Rodríguez et al., 2022), cobertura de copa (Toledo-Aceves et al., 2009), diversidad vegetal (Leyva-López et al., 2010; Graciano-Ávila et al., 2017; García-García et al., 2019). Otras, fueron incluidas con base en observaciones de campo y experiencias de los autores, como variables dasométricas y propiedades del suelo.
Se utilizó la prueba de Shapiro-Wilk para probar la normalidad de las variables. Particularmente, la variable dependiente regeneración total fue transformada usando el logaritmo natural (ln), cuya prueba de Shapiro-Wilk mostró que, con esta transformación, existe alta probabilidad de que los datos provengan de una distribución normal (z = -0.726, p = 0.766). También, se hizo un análisis de la correlación entre las variables independientes y con la dependiente para detectar posibles asociaciones extremas. Posteriormente, se hizo el análisis de regresión multivariante por pasos (“stepwise”) para evaluar las combinaciones de variables independientes que mayor influencia tienen sobre la densidad de regeneración (variable dependiente). El procedimiento se acompañó de un análisis de datos atípicos con el comando “rstudent” (residuales estandarizados) y descartar valores mayores a 2, que sugieren la presencia de esos datos, así como una prueba de colinealidad usando el factor de inflación de la varianza (FIV) y una prueba de White para evaluar la homocedasticidad del modelo (Tabachnick y Fidell, 2013). Los datos se procesaron con el software Stata®.
Resultados
El área basal residual del arbolado varió desde los 6 hasta 32 m2/ha, lo que representa un gradiente de densidad amplio para estudiar el efecto del tratamiento en el establecimiento de la regeneración natural. Se registraron especies de regeneración natural, pertenecientes a 4 familias: Pinaceae, Fagaceae, Ericaceae, y Cupressaceae y 4 géneros: Pinus, Quercus, Arbutus y Juniperus. Pinaceae fue la familia más representada, y el género Pinus el que tuvo un mayor número de especies. La regeneración también varió desde los 4,896 individuos hasta más de 20,000, lo que demuestra la capacidad de regeneración después del tratamiento (tabla 2).
El tipo de distribución espacial de la regeneración natural fue mayormente uniforme. Esto significa que la distancia entre los renuevos es corta, sistemática y motivada por la presencia de árboles al borde del claro. En menor cantidad, se registró la distribución de tipo aleatoria y agregada (fig. 4).
Se estimaron índices de diversidad para evaluar cambios en la composición de especies, particularmente los índices de Shannon, Margalef, Simpson y valor de importancia para el estrato adulto y la regeneración. La figura 5 indica que no existen diferencias significativas en los 3 índices al comparar la diversidad del arbolado y la de regeneración natural.
Las especies de mayor importancia (IVI) que componen la regeneración natural fueron: Quercus sideroxyla con 32.1%, Juniperus deppeana con 15.4% y Pinus teocote con 11.1%. Por su parte, las especies de mayor importancia que componen el estrato adulto fueron: Pinus cooperi con 21.3%, P. leiophylla con 17.9% y Quercus sideroxyla con 13.1%, las cuales acumulan poco más de 50% del valor de importancia en la zona de estudio. En la categoría de género, se encontró un IVI de la regeneración de 44.9% y 26.7% de Quercus y Pinus, respectivamente. Mientras en el estrato adulto, el género Pinus tuvo un IVI de 54.7% y Quercus de 21.5%.
Utilizando la base de datos del 2017, se evaluó el cambio en la densidad de los árboles al año actual 2023 con el método de diferencias-en-diferencias. Las diferencias en el tratamiento (con y sin tratamiento reciente) y periodo de evaluación (antes y después) fueron significativas para las especies de Pinus spp. y Arbutus spp. El número de árboles promedio de Pinus spp. en los sitios sin tratamiento reciente (> 5 años) en el 2017 fue de 540 individuos/ha, mientras que en el 2023 bajó a 171 individuos/ha. En los sitios con tratamiento, la regeneración de estas especies bajó ligeramente de 1,570 a 1,477 individuos/ha. De manera combinada, la regeneración de todas las especies bajó de 4,914 a 1,771 individuos/ha en los sitios sin tratamiento reciente, pero se incrementó de 4,129 a 6,461 individuos/ha en aquellos con tratamiento. Sin embargo, la diferencia general (DiD) no fue significativa en ningún género. Esto sugiere que la densidad de regeneración no es afectada por el tiempo (antes y después) y el tratamiento (con y sin tratamiento reciente) (tabla 3). Si se compara únicamente el efecto individual del tratamiento en la densidad de la regeneración, todas las especies, excepto las de Quercus, tuvieron significativamente una mayor densidad en los sitios tratados que en los no tratados. Por ello, el efecto del tratamiento se incluyó en el modelo de regresión que se describe a continuación.
El modelo que explica la relación entre la densidad actual de la regeneración y el conjunto de variables independientes tuvo un coeficiente de determinación ajustado de 96.1%, lo que significa que gran parte de la varianza esta correctamente explicada por ese conjunto de variables (F (16, 8) = 38.5, p <0.01). Aquellas con mayor significancia positiva fueron el índice Simpson de diversidad del estrato adulto y el tratamiento, mientras que las variables con signo negativo fueron la conductividad del suelo y presencia de ganado. La prueba de White para evaluar la varianza del modelo reveló que ésta es constante y no existen problemas de heterocedasticidad (χ2 = 25.0, p = 0.406). Ninguna de las variables del modelo ajustado acusó problemas de multicolinealidad (FIV < 10) (tabla 4).
Tabla 2
Caracterización de los sitios experimentales en el análisis de la regeneración natural en el periodo actual en el estado de Durango (n = 27).
Variable (unidades de medida)
Promedio
Desviación estándar
Mínimo
Máximo
Diámetro del arbolado (cm)
19.4
3.7
13.6
30.1
Área basal (m2/ha)
21.4
5.9
9.0
32.5
Altura del arbolado (m)
10.1
2.4
5.5
15.4
Volumen arbolado (m3/ha)
203.1
83.9
58.4
395.9
Cobertura arbórea (%)
57.2
11.3
36.5
78.2
Hojarasca (mm)
17.3
5.33
8
28
Regeneración pino (núm arb/ha)
800
1,327
0
4,400
Regeneración encino (núm arb/ha)
2,459
3,174
0
12,400
Regeneración otras spp (núm arb/ha)
770
1,423
0
5,600
Regeneración total (núm arb/ha)
4,029
4,896
0
20,400
Tratamiento (sí = 1, no = 0)
0.48
0.51
0
1
Altitud (m snm)
2,602
171
2,318
2,936
Pendiente (%)
17.2
11.3
2
45
Presencia de ganado (sí = 1, no = 0)
0.67
0.48
0
1
Profundidad materia orgánica (cm)
1.86
0.47
1.0
3.0
pH
5.26
0.46
4.50
6.40
Conductividad (µs/cm)
0.04
0.04
0.0
0.16
Sales solubles (mg/l)
29.01
29.13
0.78
148.20
Nitrógeno (kg/ha)
7.97
7.23
0.56
29.68
Fósforo (kg/ha)
51.62
43.46
8.40
173.60
Potasio (kg/ha)
38.10
6.92
22.40
56.00
Calcio (kg/ha)
358.53
100.31
176.96
580.16
Magnesio (kg/ha)
46.19
3.80
38.08
56.00
Figura 4. Tipos de distribución espacial de la regeneración natural en el área de estudio de bosques templados del noroeste de Durango, México. La frecuencia es mayor que el número de sitios debido que se hace por grupos de especies.
Figura 5. Índices de diversidad del arbolado adulto y regeneración natural en bosques templados del noroeste de Durango, México.
Discusión
De acuerdo con los resultados, los géneros Quercus y Pinus dominan la regeneración natural. Zavala-Chávez (2004) sugiere que la dominancia de Quercus podría deberse a la capacidad que tienen las especies de este género para adaptarse y competir bajo métodos de regeneración que involucran pequeños disturbios. En particular, el método de cortas de selección favorece a especies tolerantes y semitolerantes a la sombra (Ortiz-Colín et al., 2017; Shields et al., 2007). Rüger et al. (2007) encontraron que este tipo de tratamiento, aunque ofrece menor producción de madera, favorece mejor el desarrollo de especies tolerantes debido a que el tamaño de los claros no es muy grande. Calva-Soto et al. (2022) y Seedre et al. (2018) también atribuyen la presencia del género Quercus a su forma de reproducción primordial, la cual es en gran parte por reproducción vegetativa, mientras que el género Pinus se reproduce primordialmente por semilla (Luna-Robles et al., 2020). La reproducción por semilla de los pinos generalmente requiere de claros grandes que permitan la entrada de la luz solar para poder germinar. Sin embargo, como se mencionó, los claros dejados por la remoción de los árboles no son suficientemente amplios, por lo que la regeneración de encinos domina en las primeras etapas de la regeneración. Calva-Soto et al. (2022) encontraron densidades similares de regeneración en áreas con tratamiento de corta de selección en la sierra Madre Occidental.
Tabla 3
Prueba de diferencias-en-diferencias para evaluar el efecto del tratamiento de selección en la densidad de regeneración natural de bosques templados en el noroeste de Durango.
Género
p >|t|* Inicio
p >|t|* Final
CPET**
Coeficiente
Error est.
t
p >|t|
Pinus
0.022
0.004
275.34
615.62
0.45
0.66
Quercus
0.297
0.279
4,666.79
3,072.78
1.52
0.13
Arbutus
0.019
0.031
-33.45
237.32
0.14
0.89
Prunus
–
0.035
61.54
40.08
1.54
0.13
Juniperus
0.769
0.014
504.97
318.64
1.58
0.12
Total
0.741
0.052
5,475.19
3,334.25
1.64
0.11
* Indican la significancia en la diferencia de la densidad de la regeneración por efecto del tratamiento en cada fase (inicio y final). **El CPET se refiere al coeficiente promedio de la diferencia entre tratamientos. El género Prunus no tuvo registros de regeneración al inicio de la evaluación.
Tabla 4
Relación entre la regeneración natural actual y otras variables en bosques templados del noroeste de Durango (variable dependiente: logaritmo natural de la densidad de regeneración natural, n= 27).
Variable*
Coef.
Error est.
t
p >|t|
95% Int. Conf
FIV**
Min
Max
Pendiente
0.017
0.008
2.31
0.05
0.000
0.035
3.65
Simpson A
3.620
0.561
6.46
0.00
2.328
4.913
6.48
Hojarasca
0.022
0.013
1.75
0.12
-0.007
0.051
2.22
Ca
-0.005
0.001
-4.92
0.01
-0.008
-0.003
5.24
Humus
1.045
0.297
3.51
0.01
0.359
1.731
3.35
Presencia de ganado
-0.352
0.118
-2.98
0.02
-0.625
-0.080
5.27
Área basal actual
0.178
0.023
7.71
0.00
0.125
0.231
9.80
Trat
2.163
0.251
8.63
0.00
1.585
2.741
8.23
Mat org
0.709
0.194
3.65
0.01
0.261
1.157
4.23
pH
1.786
0.321
5.57
0.01
1.046
2.526
9.17
Conductividad eléctrica del suelo
-17.76
2.912
-6.1
0.00
-24.481
-11.05
6.43
Sales del suelo
0.013
0.005
2.78
0.02
0.002
0.024
7.99
Mg
0.110
0.020
5.44
0.01
0.063
0.156
3.07
P
0.007
0.002
3.21
0.01
0.002
0.013
4.68
K
0.035
0.010
3.47
0.01
0.012
0.058
2.57
Constante
-12.934
2.822
-4.58
0.01
-19.441
-6.426
* Trat, tratamiento de selección (1, con tratamiento; o, sin tratamiento); Simpson A, índice Simpson de estrato adulto. Otras variables están definidas en la tabla 1. **FIV, Factor de inflación de la varianza, es una medida de la multicolinealidad.
Se ha observado que la ocurrencia de incendios moderados afecta positivamente la incidencia de regeneración natural de las especies intolerantes. Flores-Rodríguez et al. (2022) concluyeron que el establecimiento de la regeneración natural de pino, está influenciado por factores como la cobertura del suelo, sotobosque y relieve; después de que el bosque ha sido afectado por incendios forestales. Flores-Rodríguez et al. (2021) encontraron que la densidad de este tipo de especies puede alcanzar hasta 160,000 individuos por hectárea. Los incendios moderados limpian el estrato inferior y favorecen la geminación de las semillas y desarrollo de la planta. En este estudio, el número máximo de plantas fue de 20,400, pero reiterando que la presencia de incendios ha sido baja o nula.
Otro factor importante en el establecimiento y desarrollo de la regeneración es el pastoreo. Los animales pisotean o se alimentan de las yemas vegetativas en proceso de crecimiento, eliminado muchas plantas; por ello, a veces es necesario cercar las áreas en proceso de regeneración. La tabla 4 muestra que existe una relación negativa y significativa entre la presencia de ganado y la regeneración. En promedio, la densidad fue 4.8 veces mayor en las áreas que tuvieron ausencia de ganado. En un resultado similar, Pensado-Fernández et al. (2014) encontraron que en los bosques del Parque Nacional Cofre de Perote, Veracruz, la regeneración natural fue 3.2 veces mayor en las áreas que fueron excluidas del ganado. Otro efecto que tiene la presencia de ganado es la compactación del suelo, lo cual reduce la aireación, infiltración y otras propiedades del suelo como la conductividad eléctrica (Pereira et al., 2022). La tabla 4 muestra también que la regeneración es mayor en suelos con baja conductividad.
Los índices de diversidad mostraron que no existen diferencias significativas en la composición de especies del estrato arbóreo y la regeneración. Esto sugiere que el tratamiento de selección, ésto es, la remoción del arbolado adulto, no tiene efectos de corto plazo en la diversidad de la regeneración por el hecho de que algunas especies son preferibles debido a la buena calidad de su madera. El efecto de la diversidad depende de las condiciones del área y de los tratamientos silvícolas aplicados. García-García et al. (2019) compararon la diversidad del arbolado con el tratamiento de selección y sin tratamiento en bosques templados de Chihuahua. Ellos no encontraron diferencias significativas y sugieren que dicho tratamiento puede mantener la diversidad estructural y de especies. Ortiz-Colin et al. (2017), también en bosques tratados con el método de selección, encontraron mucha similitud en la composición de especies entre el arbolado adulto y la regeneración y, ésta última, fue dominada por especies tolerantes como Quercus spp. En un estudio de los bosques de pino en Oaxaca, Leyva-López et al. (2010) encontraron que la aplicación del tratamiento corta de regeneración de árboles padres, mantiene la misma riqueza de especies. Sin embargo, a diferencia de este trabajo, el mayor IVI de la regeneración lo tuvieron las especies del género Pinus seguido de otras latifoliadas. Pérez-López et al. (2020) encontraron que el método de árboles padres podría mantener la diversidad y estructura del arbolado en bosques poco intervenidos, pero compromete su composición florística original.
Una posible explicación de que el tratamiento silvícola de selección no modifica la composición de especies es que la remoción de árboles no está sujeto a preferencias comerciales, sino a la proporción de especies que existen en el sitio (Monárrez-González et al., 2020). Además, debido al reducido espacio que dejan los árboles removidos, se fomenta el desarrollo vegetativo (retoños) de las especies de Quercus, que son las que dominan en las primeras etapas de la regeneración. Esta forma de reproducción, que se origina de las especies adultas, hace que la diversidad en uno y otro estrato sea similar (Mejstřík et al., 2024). Una práctica común en los bosques de esta región es el “cinchado” de los árboles de Quercus para eliminarlos lentamente, lo cual ocasiona espacios de sombra para las especies tolerantes. Una vez que estos árboles tiran su follaje y pequeñas ramas, se incrementa la luz solar y la reproducción por semilla y el desarrollo de las especies de Pinus empieza a manifestarse.
Además, cuando la diversidad es alta, generalmente hay una menor proporción de especies dominantes y las de menor importancia (IVI) están influenciadas por las prácticas silvícolas, ya que su regeneración, depende de factores que afectan su entorno de crecimiento (Oliver y Larson, 1996). Otros estudios confirman que las especies de los géneros Pinus y Quercus dominan en la regeneración natural de bosques templados. Graciano-Ávila et al. (2017) y Monárrez-González et al. (2020) reportaron altos valores de importancia (IVI) para estos géneros.
Moreno-González et al. (2007) estudiaron el establecimiento de la regeneración natural a través del método modificado de “parcela 0” en bosques de Jalisco. Ellos encontraron que la distribución espacial del renuevo sigue mayoritariamente un patrón de agregación (68%), seguido de aleatorio (11%) y uniforme (2%). A diferencia de ellos, en este estudio se encontró que el tipo de distribución espacial más común fue uniforme (57%), seguido de agregado (22%) y aleatorio (20%). Estas diferencias pueden deberse al tipo de tratamiento que se aplicó; Moreno-González et al. (2007), evaluaron el tratamiento de árboles padre, mientras que en este estudio fue el de selección individual. En el primer caso, la regeneración tiende a agruparse alrededor de los árboles semilleros y, por lo general, los claros son más grandes. Mientras que en el tratamiento de selección, los claros son más pequeños y la semilla proviene de los árboles que están en el borde del claro, generando una distribución más uniforme.
Los sitios tratados con el método de selección tuvieron, con excepción del género Quercus, una mayor densidad de individuos que los no tratados (control). Esto sugiere que las actividades de extracción de la madera, como la remoción del suelo y limpia de residuos, pueden favorecer el establecimiento de la regeneración natural, especialmente a base de semillas. Este resultado coincide con el de Sukhbaatar et al. (2019), quienes en su estudio con Pinus sylvestris L. concluyeron que con el método de cortas selectivas, incluso de otros tratamientos de baja intensidad, la densidad de regeneración incrementó por encima de áreas no tratadas. Ellos atribuyen esta diferencia a la competencia por la luz solar obstaculizada por los árboles grandes y arbustos, los cuales son reducidos o eliminados durante la corta.
Existen otros factores que no fueron considerados en este estudio. La temperatura, cobertura herbácea y arbustiva, el banco de semillas que existe en el suelo antes y después de la aplicación de los tratamientos silvícolas, son algunos de ellos. Aunque no directamente, la precipitación fue considerada utilizando alternantes como la altitud y calidad de sitio. Sitios con mayor altitud generan condiciones para una mayor condensación, humedad (Collados-Lara et al., 2018) y, eventualmente, de calidad de sitio. Sin embargo, ambas no fueron significativas. En estudios futuros, es recomendable incluir datos de precipitación aprovechando la información que se ha reunido en las estaciones climáticas de la región. Es importante también la continuación de este tipo de estudios para analizar cambios futuros en la regeneración y la incorporación de los individuos a categorías superiores en diámetro y altura.
Finalmente, podemos concluir que la cantidad promedio de la regeneración en los sitios estudiados varió desde 4,000 hasta 20,000 individuos por hectárea. No se detectaron diferencias significativas en la composición de especies de la regeneración natural en las condiciones de densidad residual del arbolado que se analizaron, por lo que el tratamiento de selección (cobertura continua) no tiene un efecto en la diversidad de regeneración. El tipo de distribución espacial más común fue uniforme y el género más importante fue Quercus seguido por Pinus. Las variables que más influyen en la densidad de la regeneración natural fueron el índice Simpson de diversidad del estrato adulto, la aplicación del tratamiento (selección), conductividad del suelo y la presencia de ganado. Sin embargo, es necesario considerar otros factores que también influyen en la regeneración, como la precipitación, temperatura, humedad y vegetación arbustiva. Los resultados pueden ayudar a entender el comportamiento de la regeneración natural en un tratamiento que minimiza el impacto en la biodiversidad y funcionamiento del ecosistema forestal.
Agradecimientos
A la Unidad Forestal Santiago Papasquiaro por los apoyos recibidos en la toma de información, especialmente a Fernando Salazar Jiménez y Luis Fernando Salazar Herrera. Al IPN por el financiamiento recibido a través de los proyectos SIP 2023-0326 y 2024-1367.
Referencias
Aguirre-Mendoza, Z., Encarnación-Criollo, A., Aguirre-Mendoza, Z. y Encarnación Criollo, A. (2021). Evaluación de parámetros poblacionales y regeneración natural de Podocarpus oleifolius D. Don (Podocarpaceae) en dos relictos boscosos del sur del Ecuador. Arnaldoa, 28, 199–216. https://doi.org/10.22497/arnaldoa.281.28112
Calva-Soto, K., Pavón, N. P. y Ramírez-Marcial, N. (2022). Banco de semillas de un bosque de encinos de Quercus delgadoana en la zona centro de la Sierra Madre Oriental, México. Acta Botanica Mexicana, 129, e1973.https://doi.org/10.21829/ABM129.2022.1973
Collados-Lara, A. J., Pardo-Igúzquiza, E., Pulido-Velázquez, D. y Jiménez-Sánchez, J. (2018). Precipitation fields in an alpine Mediterranean catchment: inversion of precipitation gradient with elevation or undercatch of snowfall? International Journal of Climatology, 38, 3565–3578. https://doi.org/10.1002/joc.5517
Crouzeilles, R., Beyer, H. L., Monteiro, L. M., Feltran-Barbieri, R., Pessôa, A. C. M., Barros, F. S. M. et al. (2020). Achieving cost-effective landscape-scale forest restoration through targeted natural regeneration. Conservation Letters, 13, e12709. https://doi.org/10.1111/conl.12709
Crouzeilles, R., Ferreira, M. S., Chazdon, R. L., Lindenmayer, D. B., Sansevero, J. B. B., Monteiro, L. et al. (2017). Ecological restoration success is higher for natural regeneration than for active restoration in tropical forests. Science Advances, 3, e1701345. https://doi.org/10.1126/sciadv.1701345
Cruz-García, F., Monárrez-González, J. C. y Pérez-Verdin, G. (2019). Manual para el establecimiento de parcelas de monitoreo de servicios ecosistémicos en bosques templados de pino-encino con manejo forestal. Vidsupra, 11, 36–64.
Flores-Rodríguez, A. G., Flores-Garnica, J. G., González-Eguiarte, D. R. y Ruíz-Guzmán, E. (2021). Regeneración natural de pino y encino bajo diferentes niveles de perturbación por incendios forestales. Revista Mexicana de Ciencias Forestales, 12, 1–23. https://doi.org/10.29298/rmcf.v12i65.776
Flores-Rodríguez, A. G., Flores-Garnica, J. G., González-Eguiarte, D. R., Gallegos-Rodríguez, A., Zarazúa Villaseñor, P., Mena-Munguía, S., Lomelí-Zavala, M. E. y Cadena-Zamudio, D. A. (2022). Variables ambientales que determinan la regeneración natural de pinos en ecosistemas alterados por incendios. Ecología Aplicada, 21, 25–33. https://doi.org/10.21704/rea.v21i1.1872
Fredriksson, A. y Oliveira, G. M. de. (2019). Impact evaluation using Difference-in-Differences. RAUSP Management Journal, 54, 519–532. https://doi.org/10.1108/RAUSP-05-2019-0112
García-García, S. A., Narvaez-Flores, R., Olivas-Garcia, J. M. y Hernández-Salas, J. (2019). Diversidad y estructura vertical del bosque de pino–encino en Guadalupe y Calvo, Chihuahua. Revista Mexicana de Ciencias Forestales, 10, 41–63. https://doi.org/10.29298/rmcf.v10i53.173
González-Elizondo, M. S., González-Elizondo, M., Tena-Flores, J. A., Ruacho-González, L. y López-Enríquez, I. (2012). Vegetación de la sierra madre occidental, México: Una síntesis. Acta Botanica Mexicana, 100, 351–404.
Graciano-Ávila, G., Aguirre-Calderón, Ó. A., Alanís-Rodríguez, E. y Lujan-Soto, J. E. (2017). Composición, estructura y diversidad de especies arbóreas en un bosque templado del Noroeste de México. Ecosistemas y Recursos Agropecuarios, 4, 535–542.
Granstrom, A. (1987). Seed viability of fourteen species during five years of storage in a forest soil. Journal of Ecology,75, 321–331. https://doi.org/10.2307/2260421
Gustafsson, L., Bauhus, J., Asbeck, T., Augustynczik, A. L. D., Basile, M., Frey, J. et al. (2020). Retention as an integrated biodiversity conservation approach for continuous-cover forestry in Europe. Ambio, 49, 85–97. https://doi.org/10.1007/s13280-019-01190-1
Hernández, F. J., Deras-Ávila, A. G., Deras-Ávila, N. I. y Colín, J. G. (2019). Influencia del método de árboles padres en la diversidad de la regeneración de bosques mixtos de Durango, México. Revista Chapingo Serie Ciencias Forestales y del Ambiente, 25, 219–234. https://doi.org/10.5154/r.rchscfa. 2018.09.066
Hernández-Díaz, J. C., Corral-Rivas, J. J., Quiñones-Chávez, A., Bacon-Sobbe, J. R. y Vargas-Larreta, B. (2008). Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental. Madera y Bosques, 14, 25–41.
Izquierdo-Bautista, J. y Arévalo-Hernández, J. J. (2021). Determinación del carbono orgánico por el método químico y por calcinación. Ingeniería y Región, 26, 20–28. https://doi.org/10.25054/22161325.2527
Krebs, C. J. (1999). Ecological methodology. Menlo Park, CA: Addison-Wesley Educational, Inc.
Latawiec, A. E., Crouzeilles, R., Brancalion, P. H. S., Rodrigues, R. R., Sansevero, J. B., Santos, J. S. et al. (2016). Natural regeneration and biodiversity: A global meta-analysis and implications for spatial planning. Biotropica, 48, 844–855. https://doi.org/10.1111/btp.12386
Lechner, M. (2011). The estimation of causal effects by difference-in-difference methods. Foundations and Trends® in Econometrics, 4, 165–224. https://doi.org/10.1561/0800000014
Leyva-López, J. C., Velázquez-Martínez, A. y Ángeles-Pérez, G. (2010). Patrones de diversidad de la regeneración natural en rodales mezclados de pinos. Revista Chapingo. Serie Ciencias Forestales y del Ambiente, 16, 227–239.
Li, R., Yan, Q., Xie, J., Wang, J., Zhang, T. y Zhu, J. (2022). Effects of logging on the trade-off between seed and sprout regeneration of dominant woody species in secondary forests of the Natural Forest Protection Project of China. Ecological Processes, 11, 16. https://doi.org/10.1186/s13717-022-00363-3
Luna-Robles, E. O., Cantú-Silva, I. y Yáñez-Díaz, M. I. (2020). Efectos del manejo forestal en la composición y diversidad de la regeneración natural arbórea en bosques de la Sierra Madre Occidental. Polibotánica, 1, 19–30. https://doi.org/10.18387/polibotanica.50.2
Mejstřík, M., Svátek, M., Pollastrini, M., Šrámek, M. y Matula, R. (2024). Differential roles of seed and sprout regeneration in forest diversity and productivity after disturbance. Forest Ecosystems, 11, 100198. https://doi.org/10.1016/j.fecs.2024.100198
Monárrez-González, J. C., González-Elizondo, M. S., Márquez-Linares, M. A., Gutiérrez-Yurrita, P. J. y Pérez-Verdin, G. (2020). Effect of forest management on tree diversity in temperate ecosystem forests in northern Mexico. Plos One, 15, e0233292. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0233292
Moreno-González, D. A., Flores-Garnica, J. G. y Benavides-Solorio, J. D. (2007). Evaluación de la regeneración en bosque de pino mediante el método de “parcela cero.” Revista Mexicana de Ciencias Forestales, 32, 79–102. https://doi.org/doi.org/10.29298/rmcf.v15i81.1428
Moreno-Sánchez, R. y Torres-Rojo, J. M. (2010). Decision support systems for forest management in Mexico: their characteristics and context for their creation and evolution. En B. Manos, K. Paparrizos, N. Matsatsinis y J. Papathanasiou (Eds.), Decision support systems in agriculture, food and the environment: trends, applications and advances (pp. 74–100). Hershey, PA, USA: IGI Global.
Novo-Fernández, A., Franks, S., Wehenkel, C., López-Serrano, P. M., Molinier, M. y López-Sánchez, C. A. (2018). Landsat time series analysis for temperate forest cover change detection in the Sierra Madre Occidental, Durango, Mexico. International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation, 73, 230–244. https://doi.org/10.1016/j.jag.2018.06.015
Oliver, C. y Larson, B. (1996). Forest stand dynamics. Update Edition. New York: Mac Graw-Hill, Inc.
Ortiz-Colín, P., Toledo-Aceves, T., López-Barrera, F. y Gerez-Fernández, P. (2017). Can traditional selective logging secure tree regeneration in cloud forest? iForest – Biogeosciences and Forestry, 10, 369–375. https://doi.org/10.3832/ifor1937-009
Pensado-Fernández, J. A., Sánchez-Velásquez, L. R., Pineda-López, M. R. y Díaz-Fleischer, F. (2014). Plantaciones forestales vs. regeneración natural in situ: el caso de los pinos y la rehabilitación en el Parque Nacional Cofre de Perote. Botanical Sciences, 92, 617–622. https://doi.org/10.17129/botsci.109
Pereira, L. C., Balbinot, L., Nnadi, E. O., Mosleh, M. H. y Tonello, K. C. (2022). Effects of Cerrado restoration on seasonal soil hydrological properties and insights on impacts of deforestation and climate change scenarios. Frontiers in Forests and Global Change, 5, 882551. https://doi.org/10.3389/ffgc.2022.882551
Pérez-López, R. I., González-Espinosa, M., Ramírez-Marcial, N. y Toledo-Aceves, T. (2020). Efectos del “método de Desarrollo Silvícola” sobre la diversidad arbórea en bosques húmedos de montaña del norte de Chiapas, México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 91, e913326. https:// doi.org/10.22201/ib.20078706e.2020.91.3326
Romahn-Hernández, L. F., Rodríguez-Trejo, D. A., Villanueva-Morales, A., Monterroso-Rivas, A. I. y Pérez-Hernández, M. J. (2020). Rango altitudinal: factor de vigor forestal y determinante en la regeneración natural del oyamel. Entreciencias: Diálogos en la Sociedad del Conocimiento, 8, 1–15. https://www.redalyc.org/journal/4576/457662386014/
Roodman, D., Nielsen, M. Ø., MacKinnon, J. G. y Webb, M. D. (2019). Fast and wild: bootstrap inference in stata using boottest. The Stata Journal, 19, 4–60. https://doi.org/10.1177/1536867X19830877
Rüger, N., Gutiérrez, A., Kissling, W., Armesto, J. J. y Huth, A. (2007). Ecological impacts of different harvesting scenarios for temperate evergreen rain forest in southern Chile —a simulation experiment. Forest Ecology and Management, 252, 52–66. https://doi.org/10.1016/j.foreco.2007.06.020
Schulte, E. E. y Hopkins, B. G. (1996). Estimation of organic matter by weight loss-on-ignition. En F. R. Magdoff (Ed.), Soil organic matter: analysis and interpretation (pp. 21–31). Madison, WI: SSSA Special Publication No. 46.
Seedre, M., Felton, A. y Lindbladh, M. (2018). What is the impact of continuous cover forestry compared to clearcut forestry on stand-level biodiversity in boreal and temperate forests? A systematic review protocol. Environmental Evidence, 7, 28. https://doi.org/10.1186/s13750-018-0138-y
Shields, J. M., Webster, C. R. y Nagel, L. M. (2007). Factors influencing tree species diversity and Betula alleghaniensis establishment in silvicultural openings. Forestry: An International Journal of Forest Research, 80, 293–307. https://doi.org/10.1093/forestry/cpm013
Silva-Flores, R., Pérez-Verdin, G. y Wehenkel, C. (2014). Patterns of tree species diversity in relation to climatic factors in the Sierra Madre Occidental, Mexico. Plos One, 9, e105034. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0105034
Stuart, E. A., Huskamp, H. A., Duckworth, K., Simmons, J., Song, Z., Chernew, M. E. et al. (2014). Using propensity scores in difference-in-differences models to estimate the effects of a policy change. Health Services and Outcomes Research Methodology, 14, 166–182. https://doi.org/10.1007/s10742-014-0123-z
Sukhbaatar, G., Baatarbileg, N., Battulga, P., Batsaikhan, G., Khishigjargal, M., Batchuluun, T. et al. (2019). Which selective logging intensity is most suitable for the maintenance of soil properties and the promotion of natural regeneration in highly continental scots pine forests? Results 19 years after harvest operations in Mongolia. Forests, 10, 141. https://doi.org/10.3390/f10020141
Tabachnick, B. G. y Fidell, L. S. (2013). Using multivariate statistics(4th Ed.). Needham Heights, MA: Pearson Education.
Toledo-Aceves, T., Purata-Velarde, S. y Peters, C. M. (2009). Regeneration of commercial tree species in a logged forest in the Selva Maya, Mexico. Forest Ecology and Management, 258, 2481–2489. https://doi.org/10.1016/j.foreco.2009.08.033
Torres-Rojo, J. M., Moreno-Sánchez, R. y Mendoza-Briseño, M. A. (2016). Sustainable forest management in Mexico. Current Forestry Reports, 2, 93–105. https://doi.org/10.1007/s40725-016-0033-0
Torres-Rojo, J. M. y Orois-Sánchez, S. (2005). A decision support system for optimizing the conversion of rotation forest stands to continuous cover forest stands. Forest Ecology and Management, 207, 109–120. https://doi.org/10.1016/j.foreco.2004.10.021
Torres-Rojo, J. M. y Velázquez-Martínez, A. (2023). Rentabilidad de la regeneración por el método de árboles padre vs regeneración asistida. Madera y Bosques, 29, e2912366. https://doi.org/10.21829/myb.2023.2912366
Zavala-Chávez, F. (2004). Desecación de bellotas y su relación con la viabilidad y germinación en nueve especies de encinos mexicanos. Ciencia Ergo-Sum, 11, 177–185.
Fernando M. Contreras-Moreno a, b, *, Khiavett Sánchez-Pinzón c, Daniel Jesús-Espinosa c, Jose Mauricio Méndez-Tun c, Jesus Lizardo Cruz-Romo d, Pedro Bautista-Ramírez c
a World Wildlife Fund Inc., Av. Insurgentes Sur No. 1216, 03100 Ciudad de México, Mexico
b Universidad Tecnológica de Calakmul, Carretera Xpujil-Dzibalchen Km. 2+260, 24640 Calakmul, Campeche, Mexico
c Grupo de Monitoreo Socioambiental, Calle 27 de febrero No. 127, 86930 Balancán, Tabasco, Mexico
d Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable, A.C., Miguel Hidalgo No. 143, Alcaldía Tlalpan, 14090 Ciudad de México, Mexico
Received: 14 April 2024; accepted: 28 October 2024
Abstract
The scarcity of available surface water affects ungulates inhabiting sites where the effects of climate change are more evident, especially for endangered species such as the Central American tapir (Tapirus bairdii). The objective of this study was to estimate tapir water use in artificial water troughs in the Calakmul Biosphere Reserve (CBR), Mexico. Between January 2019 and August 2021, 8 digital camera traps were placed in 8 artificial watering holes. The Photographic Index of Visits (PIV) was obtained, and occupancy (Psi), detectability (p), and activity patterns were calculated, and analyzed. A sampling effort of 4,672 nights/camera, and 289 grouped records of T. bairdii were obtained. The PIV, occupancy, and detectability obtained in the present study were similar to those reported in natural water bodies in the Maya Forest, which supports the idea that the water troughs could temporarily supply maintenance functions for tapirs during the dry season or in periods when water is scarce in the landscape, being this the only source of water available to satisfy their requirements for this resource in the CBR.
Uso de fuentes de agua artificiales por tapires en la selva Maya, México
Resumen
La falta de agua superficial disponible afecta a los ungulados que habitan sitios en los que los efectos de cambio climático son más evidentes, sobre todo en especies en peligro de extinción como el tapir centroamericano (Tapirus bairdii). El objetivo de este estudio fue analizar el uso que el tapir hace del agua en bebederos artificiales en la Reserva de la Biosfera Calakmul (RBC), México. Entre enero de 2019 y agosto de 2021 se colocaron 8 cámaras trampas digitales en 8 bebederos artificiales. Se obtuvo el índice fotográfico de visita (PIV) y se estimó la ocupación (Psi), la detectabilidad (p) y los patrones de actividad. Con un esfuerzo de muestreo de 4,672 noches/cámara se obtuvieron 289 registros de T. bairdii. El PIV, la ocupación y la detectabilidad obtenidos en el presente estudio fueron similares a lo reportado en cuerpos de agua naturales en la selva Maya; ésto apoya la idea de que los bebederos podrían suplir temporalmente funciones de manutención de los tapires durante la época seca o cuando el agua escasea en el paisaje, esta sería la única fuente de agua disponible para satisfacer sus requerimientos en la RBC.
People have been supplying water to wildlife since a century ago in the old West, to mitigate the consequences of its scarcity (Leopold, 1933). The implementation of artificial water troughs for wildlife has been reported as a successful strategy (Epaphras et al., 2008). These have been conceived as a strategy that can contribute to the maintenance of wildlife populations in the short term, allowing access to hydric resources during the dry season (Borges-Zapata et al., 2020; Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Sánchez et al., 2024; Mandujano-Rodríguez & Hernández-Gómez, 2019a; Pérez-Flores et al., 2021). Water is a limiting factor for large herbivores living in desert environments (Eliades et al., 2022; Krausman et al., 2006; Nagy & Gruchacz, 1994; Villarreal-Espino & Marín, 2005). But also in tropical ecosystems, lack of water is a serious threat to ungulates (Contreras-Moreno & Torres-Ventura, 2018; Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Cruz-Romo et al., 2024), adding to the long list of threats faced by large herbivores (Ripple et al., 2015).
When water becomes scarce, some mammals change their usual behavior (Pacifici et al., 2015), concentrating on available water sources (Redfern et al., 2003). Although forage can compensate for some of the hydric needs, it is sometimes not sufficient to cover total metabolic functions and thermoregulatory processes (Morgart et al., 2005; Simpson et al., 2011). The Central American tapir (Tapirus bairdii) is the largest terrestrial herbivore in the Neotropics and plays an important role in ecosystems as a seed disperser (Brooks et al., 1997; Contreras-Moreno et al., 2020, 2022). It is estimated that its distribution has been drastically reduced, possibly by up to 50% in the last 30 years (García et al., 2016), largely due to habitat loss, fragmentation, and poaching (Naranjo et al., 2015). Both in Mexico and globally, it is listed as an endangered species according to Mexican environmental laws (Semarnat, 2010: NOM-059-SEMARNAT-2010) and the Red List of Threatened Species of the International Union for Conservation of Nature (García et al., 2016).
The Maya Forest is the largest tropical forest massif in Mesoamérica, located in southeastern Mexico, northern Guatemala, and northeastern Belize, with more than 30,000 km2 under some category of protection (Reyna-Hurtado et al., 2022). This region concentrates the largest population of tapirs in Mexico (Naranjo et al., 2015). In recent years, it has been documented that temperatures in the Yucatán Peninsula have become extremely high and have longer periods (Mardero et al., 2020), which forces wildlife to resort to water sources to thermoregulate (Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Cruz-Romo et al., 2024; Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Sánchez et al., 2024; Hidalgo-Mihart et al., 2024). This is accentuated in the Maya Forest where natural water bodies are restricted to “aguadas” (i.e., small ponds that fill with rainwater; Reyna-Hurtado et al., 2022) and “sartenejas” (i.e., hollows that form in rocky soil because of erosion and accumulated rainwater; Delgado-Martínez et al., 2018).
In this region, ungulates may be seriously affected by the effects of climate change, particularly drought (Contreras-Moreno & Torres-Ventura, 2018), as it has been shown that habitat selection of these mammals is strongly influenced by water availability (Pérez-Cortéz et al., 2012; Reyna-Hurtado et al., 2019). This close relationship could be accentuated in the coming years, as an imbalance in precipitation patterns has been recorded throughout the region (Mardero et al., 2020). Droughts are expected to reduce the available surface water and could lead to changes in population dynamics (Reyna-Hurtado et al., 2022), as well as in the behavior of species in the Maya Forest region (Contreras-Moreno & Torres-Ventura, 2018). It has recently been recorded that there is a growing conflict between tapirs and rural producers (farmers, beekeepers). In the Maya Forest, beekeepers put water in the apiaries for the bees to drink, and so that the ants do not climb on the boxes and eat them, however, during the dry season, tapirs enter the apiaries, drink the water and throw the boxes of bees, which causes the annoyance of the people, in the same way when people cultivate trees, tapirs break the young species trees to eat the leaves of (i.e., Bursera simaruba and Brosimum alicastrum), which could increase with the effects of climate change in the Maya Forest region (Pérez-Flores et al., 2021).
In Mexico, the water troughs strategy has been used for decades in northern Mexico, in UMAs (Wildlife Management Units) mostly in semi-desert and xerophytic scrub sites (Mandujano-Rodríguez & Hernández-Gómez, 2019b; Villarreal, 2006). Since 2018 placing water in artificial water troughs in the Maya Forest has been conceived as a measure that can contribute to the maintenance of wildlife populations in the short term, allowing access to hydric resources during the low water season (Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Cruz-Romo et al., 2024; Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Sánchez et al., 2024).
This study describes for the first time the supplementation of water in artificial drinking troughs for the Central American tapir. Understanding the functionality of water supply for tapirs in artificial drinking troughs, as well as the patterns of use, would contribute to improve conservation programs (Fulbrigth & Ortega, 2007), therefore the objective of this study was to analyze the use that tapirs make of water in artificial drinking troughs placed in the Maya Forest region of Campeche, in southeastern Mexico.
Materials and methods
The Calakmul Biosphere Reserve (CBR) is located within the Yucatán Peninsula in the southeastern part of the state of Campeche (Fig. 1). It has an area of 728,908.58 ha (Reyna-Hurtado et al., 2022). The CBR has a warm and sub-humid climate (Aw), with a mean annual temperature of 24.6 °C. The maximum altitude is found at Cerro Champerico at 390 m asl and the minimum altitude varies from 100 to 150 m. The dominant vegetation in the area are medium sub-evergreen forests, medium, and low sub-deciduous forests (Martínez & Galindo, 2002; Martínez-Kú et al., 2008).
As part of the efforts made by the CBR in collaboration with the Global Environmental Facility (GEF) Species at Risk Project and World Wildlife Fund (WWF Mexico), to counteract the effects of climate change in the region, artificial water troughs were installed in 2018, establishing a water supply network of about 105 water troughs, of which 42 are located within the core areas of the CBR. The artificial water troughs placed in the CBR correspond to black plastic structures (Rotoplas® brand), with a capacity of 300 L each. The troughs were distributed along the access road to the CBR, with a minimum distance of 2 km between each trough (Fig. 1). The water supply at the beginning of the dry season was generally maintained twice a month (every 15 days); however, as the dry season progressed (became more severe) the supply could even be every 7 days.
Camera-trapping for mammals’ recording has been a widely used and efficient method in southeastern Mexico and particularly for the Calakmul region (Borges-Zapata et al., 2020; Contreras-Moreno, Simá-Pantí, Zúñiga-Morales et al., 2019; Contreras-Moreno et al., 2020, 2021; Delgado-Martínez et al., 2021; Hidalgo-Mihart et al., 2017). Between January 2019″ and August 2021, 8 digital camera traps Bushnell HD119876c (Tropy Cam; Outdoor Operations LLC.), Browning Strike force 850 (Browning Trail Cameras), or Cuddeback IR-20 (Cuddeback IR; Non-Typical Inc.) were placed in 8 artificial water troughs, distributed along the study area (Fig. 1) to detect and perform the analyses related to the presence of tapirs. The study area corresponds to zones adjacent to the road that leads to the archaeological zone of Calakmul (from km 20 to km 47).
The placement site of the camera traps corresponded to the same site where the water troughs were established (Fig. 1). At each site the number of days that they remained active varied depending on the operation of each device, on which the minimum sampling effort was 143 days. The cameras were placed 50 cm above the ground, in trees adjacent to the drinking trough, and were programmed to take photographs 24 hours a day, with 5-second intervals between each picture. A minimum distance of 2 km was maintained between cameras and after the placement of the cameras, they were checked for 3 weeks. In each revision, the photographs were downloaded, which were assigned a registration key. Finally, the proper functioning of the cameras was verified, and the batteries were replaced if necessary. Species identification was performed manually, generating a spreadsheet with the following data: station, camera name, date, time, species, image name, and number of individuals. After obtaining the photographs, a database was constructed using the CamtrapR package in the R 3.4.0 program (Niedballa et al., 2019; R Core Team, 2017).
Figure 1. Map showing the location of the monitored watering places in the Calakmul Biosphere Reserve, Mexico, where the study was carried out. Map by F.M. Contreras-Moreno.
To estimate the Photographic Index of Visit (PIV) the formula: PIV = C/SE*100 trap-days was used, where C = recording events, SE = sampling effort (number of camera traps per monitoring day) and 100 trap-days (standard unit) (Hernández-Pérez et al., 2020). To avoid overestimating the number of individuals recorded we grouped photographs of individuals of the same species recorded in the same site within 24 h periods. When more than 1 individual was recorded in the same picture, it was classified as a single record. Kruskall-Wallis tests were performed to compare species visitation rates by season. A Mann-Whitney test was used to compare records by year (Contreras-Moreno et al., 2020), analyses were performed in R 3.4.0 (R Core Team, 2017).
The activity pattern was evaluated for Central American tapir in the study. To compare the statistical differences between the hours of greatest activity a Kernel density analysis we used the activity and overlap packages in R 3.4. 0. (R Core Team, 2017; Ridout & Linkie, 2009; Rowcliffe, 2016).
The probability of tapir occupancy (Psi) and detection (p) were modeled with standard error (SE) estimates following the methodology proposed by MacKenzie et al. (2006). Fifteen-day capture histories with a total of 22 sampling occasions were created using a single-station occupancy model without covariates using R software (R Core Team, 2019). Models were evaluated using Akaike’s Information Criterion corrected for small sample size (AICc) and Akaike’s weights (w) (Burnham & Anderson, 2002), with 95% confidence intervals.
Results
With a sampling effort of 4,672 camera-trap days, 289 independent tapir records were obtained, and a PIV of 61.21 records/1,000 trap days in artificial water troughs in the CBR (Table 1). Regarding tapir records, highly significant differences were observed when comparing the 3 sampling years (H = 17.78, df = 2, p < 0.001; Fig. 2a), with the use of the troughs in 2019 being significantly higher than in 2020 and 2021. When comparing tapir records between sampling stations, no significant statistical differences were observed (H = 4.73, df = 7, p = 0.69).
Tapir records showed a circular mean obtained at 21:25 h. and an angular dispersion that goes from approximately 20:00 to 21:00 h. Tapirs were found to be mainly nocturnal, with peaks of activity approximately 3 hours after sunset, the number of nocturnal records in contrast was lower (Fig. 3). Tapirs showed an occupancy (Psi) at water troughs of 0.601 and a probability of detection (p) of 0.304 (ES = 0.0688).
Table 1
Independent tapir records and the photographic index of visitation (PIV) for the 3 years of sampling in the Maya Forest, Mexico.
2019
2020
2021
Total
Records
PIV
Records
PIV
Records
PIV
Records
PIV
Tapirus bairdii
242
85.45
43
31.64
1
2.08
286
61.21
Figure 2. The independent records obtained from the tapir for the 3 years of sampling in artificial watering holes in the Maya Forest are shown.
Discussion
The water troughs are constantly used by the tapirs, which is demonstrated by the number of records obtained (Table 1). The PIV showed a clear difference in records between sampling years, the number of records in 2019 was notably higher than 2020 and 2021 (Table 1), this could be related to the accumulated precipitation rate that was reflected in 2019, nationally this year presented extreme drought conditions both in intensity and prolongation (Pérez-Flores et al., 2021; SMN, 2019). The year 2019 was one of the most difficult for tapirs (in terms of lack of water) in the Maya Forest region (Fig. 4), as dehydrated tapirs were recorded on roads, entering livestock ranches and apiaries and in some cases the reports referred to dead animals near communities, so it was considered an environmental crisis (Contreras-Moreno et al., 2020).
Figure 3. Graphical representation of tapir activity patterns in the Maya Forest between 2019 and 2020.
Later analyses showed that 2019 was the year in which more cases of dehydrated tapirs were recorded in the Maya Forest; necropsies, although not conclusive, pointed to organ damage due to lack of water (dehydration; Cervantes, 2021). The greater presence of tapirs during 2019 at the watering holes could be due to the need for thermoregulation through water as happened with other ungulates that year (Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Cruz-Romo et al., 2024), so that tapirs visited the watering holes more frequently to satisfy their water needs (Pérez-Flores et al., 2021). It has been mentioned that, for large species, such as the Central American tapir (Fig. 2), the lack of water can create serious imbalances in their metabolism, since they need between 10 and 15 L of water per day (MacFarlane & Howard, 1972).
Figure 4. Example of a photographic record of Tapirus bairdii collected in the Maya forest, Mexico.
In arid regions, water is a limiting resource for several vertebrate species (McKee et al., 2015). The PIV recorded in the Maya Forest showed a large variation in the number of records per year, our PIV for artificial watering holes was higher (61.21) than that recorded by Delgado-Martínez et al. (2018) in “sartenejas”. Variation in PIV across years is something previously recorded in natural water bodies (“aguadas”) in the Maya Forest (Pérez-Cortez et al., 2012; Reyna-Hurtado et al., 2019). Pérez-Cortez et al. (2012) recorded that the tapir was present in 14 of 15 “aguadas” with an estimated relative abundance of 37.57, in contrast, Reyna-Hurtado et al. (2019) estimated an average relative abundance of 27.6 and added that the values per year exhibited a decreasing trend between sampling periods. The PIV recorded in Maya Forest in troughs was higher than that recorded in Los Chimalapas Forest in Oaxaca where the relative abundance was 6.77 (Lira-Torres et al., 2014).
Reyna-Hurtado et al. (2019) in a multi-year study found that tapir populations in the Calakmul Biosphere Reserve remained stable but decreased slightly, and in parallel, there was a drastic decrease in the availability of water in the “aguadas”, likewise the authors found that the detailed analysis on the visitation rate of each pond provided evidence that tapirs are becoming stressed due to water scarcity and that this may have important consequences at the population and behavioral level. The fact that the PIV recorded in artificial water troughs is higher than that recorded in the natural watering holes supports the idea that water troughs could temporarily supply maintenance functions for tapirs during the dry season in the Maya Forest. Placing water in water troughs in the Maya Forest has been controversial to various groups, recently studies have shown that in addition to the “aguadas” in the Maya Forest there are other natural water bodies, the “sartenejas” (Delgado-Martínez et al., 2018), and that these are of great importance for wildlife, given the constant use of tapirs, it is likely that the artificial water troughs are providing the species with real sustenance, simulating in functions a “sartenejas” (with an average capacity of 100 L; Delgado-Martínez & Mendoza, 2020).
For this study in Maya Forest, the visitation rate of tapirs decreased notably for the last 2 years (2020 and 2021), very similar to that recorded for deer (Odocoileus virginianus, Mazama temama, and M. pandora) in the same period in Maya Forest (Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Cruz-Romo et al., 2024). Contrary to what has been suggested that herbivores over time recognize water troughs as an alternative water source and resort more to them once they have located them (Berbert & Fagan, 2012). The high availability of water in the natural reservoirs of the Maya Forest for the years 2020 and 2021, could have influenced the decrease in tapir records at the artificial water troughs, as 2020 was a relatively rainy year where the first rains occurred in April (Hernández-Cerda et al., 2021), followed by tropical storm systems in May (Arthur and Bertha); ending with tropical storm Cristóbal (June 1-8) which flooded much of the region (NOAA, 2020), so natural water bodies held water until the middle of 2021 (Contreras-Moreno pers. comm.).
Regarding the estimated values of occupancy (Psi = 0.601) and detection probability (p = 0.304) for T. bairdii in watering holes are like values obtained in other studies in the Maya Forest. Reyna-Hurtado et al. (2019) obtained an occupancy rate of 0.70 and a detection probability of 0.40 in watering holes in the Calakmul Biosphere Reserve. In Belize, Martínez et al. (2021) obtained an occupancy of 0.97 and a detection probability of 0.14 in water bodies and in Guatemala in the Naatchun Dos Lagunas Protected Biotope, García et al. (2019) obtained an occupancy of 1.0 and a detection probability of 0.35. As for the PIV, the values obtained for occupation and detention in drinking troughs are very similar to those obtained in watering holes in the CBR, which corroborates the use that this species makes of these artificial water bodies and their functionality, especially in the dry season or in periods when water is scarce in the landscape, being this the only source of water available to meet their requirements for this resource in the CBR.
The activity pattern of the tapirs during the visits to the water troughs was mainly nocturnal (Fig. 3), something that has been recorded in several studies, particularly the activity peaks between 21:00 and 22:00 are very similar to those recorded in the “aguadas”of the Maya Forest (Sánchez-Pinzón et al., 2020), and in Los Chimalapas forest in Oaxaca by Lira-Torres et al. (2014), in this regard, it has been suggested that tapirs tend to become more nocturnal in response to human disturbance (Naranjo, 2009). The activity schedule of tapirs is not strictly static in the different locations, for example, in El Triunfo Biosphere Reserve tapirs recorded an average tapir mean angular mean at 18:00 (Carbajal-Borges et al., 2014), in Costa Rica that diurnal activity levels represented 20.2% and nocturnal activity 80.4%, coupled with this, during the wet season more diurnal and less nocturnal activity was observed compared to the dry season (Foerster & Vaughan, 2002). Several studies have documented that mammalian prey makes various behavioral adjustments to minimize the risk of predation by their natural predators (Mukherjee & Heithaus, 2013), in some cases noting that hunting may force ungulates to change their visits to watering holes from diurnal to nocturnal, but that the magnitude of this change may be limited by the risk of predation imposed by large nocturnal carnivores (Crosmary et al., 2012).
It was observed that the water troughs, besides allowing access to fresh water, make it possible for individuals from different populations to interact with each other, which could be considered as a site for socialization and predation, which needs a specific approach to understand these behaviors. Likewise, more studies are needed to examine both the consumption patterns of tapirs in all seasons, and ways to improve the efficiency of the current network of water troughs for large species such as tapirs.
The environmental contingency that happened in the Maya Forest in 2019 (Contreras-Moreno, 2020), could be an indicator of the effects that tapirs are suffering from climate change in the Yucatán Peninsula, several models indicate a disruption in precipitation patterns (Mardero et al., 2020) and it is considered that ungulates will be directly affected by these alterations derived from climate change (Contreras-Moreno & Torres-Ventura, 2018). Models suggest that temperature will increase, and precipitation will decrease in the Maya Forest soon (O’Farrill et al., 2014). It has been proposed that water scarcity could lead to increased negative intra- and interspecific interactions between fauna and increased metabolic costs (as animals face the need to move further to find water supplies; Delgado-Martínez et al., 2018). Added to this, the tapir has been identified as one of the species that has increased its level of conflict with people in the Maya Forest because of drought linked to climate change in the region (Pérez-Flores et al., 2021). This is of concern for the species, as climate change is considered a critical amplifier of human-wildlife conflict, as it exacerbates resource scarcity, alters human and animal behaviors and distributions, and increases human-wildlife encounters (Abrahms et al., 2023).
Artificial water troughs could play a key role in mitigating the negative effects of drought on tapirs in the Maya Forest, as they complement the functions of natural water bodies such as “aguadas” and “sartenejas”. However, further research is needed to understand and rule out possible negative effects on tapir populations, as it has been suggested that being artificial structures arbitrarily introduced into a natural system, could lead to alterations in the behavior, ecology, and health of tapirs (i.e., they could act as a focus of zoonosis).
The use of water troughs has been little analyzed in Mexico, however, in some parts of the world such as the arid western USA people have been providing water to wildlife for more than 70 years (Leopold, 1933), and mammals have been reported to respond positively (Mandujano-Rodríguez & Hernández-Gómez, 2019a, b; Borges-Zapata et al., 2020; Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Cruz-Romo et al., 2024; Contreras-Moreno, Jesús-Espinosa, Sánchez et al., 2024), and within wildlife conservation management units in Mexico it is a common practice (UMA; Gastelum-Mendoza et al., 2014). This study documents for the first time the implementation of artificial drinking troughs for water supply for tapirs, thus providing relevant information for the understanding of new strategies to maintain populations of large species such as the tapir and opens the door for further studies to develop strategies to mitigate the effects of climate change in tropical environments.
Acknowledgements
To the United Nations Development Program (UNDP) project 00092169: “Strengthening the management of the Protected Areas System to improve the conservation of species at risk and their habitats”, implemented by the National Commission of Natural Protected Areas (Conanp) and financed by the Global Environment Facility (GEF). To the colleagues of the Calakmul Biosphere Reserve, who were always willing to support the monitoring project. To the World Wildlife Fund (WWF-Mexico) for the funding granted through the Monitoring of Water Bodies in the Calakmul Biosphere Reserve Program, within the framework of the project “Saving the jaguar: ambassador of America”.
References
Abrahms, B., Carter, N. H., Clark-Wolf, T. J., Gaynor, K. M., Johansson, E., McInturff, A. et al. (2023). Climate change as a global amplifier of human-wildlife conflict. Nature Climate Change, 13, 224–234. https://doi.org/10.1038/s41558-023-01608-5
Berbert, J. M., & Fagan, W. F. (2012). How the interplay between individual spatial memory and landscape persistence can generate population distribution patterns. Ecological Complexity, 12, 1–12. https://doi.org/10.1016/j.ecocom.2012.07.001
Borges-Zapata, J. Y., Contreras-Moreno, F. M., Serrano-MacGregor, I., Sima-Pantí, D. E., Coutiño-Cal, C., Zúñiga-Morales, J. A. et al. (2020). Uso de bebederos artificiales por el sereque centroamericano (Dasyprocta punctata) en la reserva de la biosfera de Calakmul, México. Agro Produc- tividad, 13, 51–58. https://doi.org/10.32854/agrop.vi0.1575
Brooks, D. M., Bodmer, R. E., & Matola, S. (1997). Tapirs: status survey and conservation action plan. IUCN/SSC Tapir Specialist Group. Gland, Switzerland and Cambridge, UK: UICN.
Burnham, K., & Anderson, D. (2002). Model selection and multimodal inference: a practical information-theoretic approach. London: Springer.
Carbajal-Borges, J. P., Godínez-Gómez, O., & Mendoza, E. (2014). Density, abundance and activity patterns of the endangered Tapirus bairdii in one of its last strongholds in southern Mexico. Tropical Conservation Science, 7, 100–114. https://doi.org/10.1177/194008291400700102
Cervantes, A. (2021). Reporte de prácticas profesionales en la Reserva de la Biosfera Calakmul, Campeche, durante los meses de febrero a agosto de 2019: tapir centromaericano (Tapirus bairdii), estudio de caso (Tesis). Universidad Nacio- nal Autónoma de México, México D.F.
Contreras-Moreno, F. M. (2020). Crisis de los tapires en Calakmul, un efecto del cambio climático. Revista Hypatia, 53, 10–14.
Contreras-Moreno, F. M., Hidalgo-Mihart, M. G., Reyna-Hurtado, R., López-González, C. A., & Cruz, A. J. D. L. (2021). Seasonal home-range size of the white-tailed deer, Odocoileus virginianus thomasi, in a tropical wetland of southeastern Mexico. Revista Mexicana de Biodiversidad, 92, e923660. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2021.92.3660
Contreras-Moreno, F. M., Jesús-Espinosa, D., Cruz-Romo, L., Sánchez-Pinzón, K. G., Méndez-Tun, J. M., Pérez-Méndez, F. et al. (2024). Water supply in artificial troughs: a strategy to mitigate the impacts of climate change in the Maya forest. Agro Productividad, 17, 69–77. https://doi.org/10.32854/agrop.v17i4.2647
Contreras-Moreno, F. M., Jesús-Espinosa, D., Sánchez, K., Méndez-Tun, J., & Cruz-Romo, L. (2024). Use of artificial water troughs by deer in the Maya forest, México. Therya, 15, 103–111. https://doi.org/10.12933/therya-24-5947
Contreras-Moreno, F. M., Reyna-Hurtado, R., Méndez-Saint Martin, G., & Simá-Pantí, D. (2022). El tapir, un vecino poco conocido. Therya ixmana, 1, 36–37. https://doi.org/10.12933/therya_ixmana-22-195
Contreras-Moreno, F. M., Sima-Pantí, D. E., Coutiño-Cal, C., & Zúñiga-Morales, J. (2020). Registro del coyote (Carnivora: Canidae) en la Reserva la Biosfera de Calakmul, México. UNED Research Journal, 12, e2890-e2890. https://doi.org/10.22458/urj.v12i1.2890
Contreras-Moreno, F. M., Simá-Pantí, D., Cruz-Romo, L., Méndez-Saint Martin, G., Petrone, S., Jesús-Espinosa, D. et al. (2022). Interacciones de dos mamíferos medianos con el olor del puma en la Reserva de la Biosfera de Calakmul, México. Mammalogy Notes, 7, 286–286. https://doi.org/ 10.47603/mano.v7n2.286
Contreras-Moreno, F. M., Simá-Pantí, D., Zúñiga-Morales, J. A., Coutiño-Cal, C., Borges-Zapata, J. Y., & Serrano-MacGregor, I. (2019). Registro fotográfico de un murciélago capturado por Leopardus pardalis (Carnivora: Felidae) en la Reserva de la Biosfera de Calakmul, México. Mammalogy Notes, 5, 6–9. https://doi.org/10.47603/manovol5n2.6-9
Contreras-Moreno, F. M., & Torres-Ventura, Y. (2018). El cambio climático y los ungulados silvestres. Desde el Herbario CICY, 10, 144–150.
Crosmary, W. G., Valeix, M., Fritz, H., Madzikanda, H., & Coté, S. (2012). African ungulates and their drinking problems: hunting and predation risks constrain access to water. Animal Behaviour, 83, 145–153.
Delgado-Martínez, C. M., Alvarado, M. F, Mendoza, E., Flores-Hernández, S., Navarrete, A., Navarrete, E. et al. (2018). An ignored role of sartenejas to mitigate water shortage hazards for tropical forest vertebrates. Ecology, 99, 758–760. https://doi.org/10.1002/ecy.2078
Delgado-Martínez, C. M., & Mendoza, E. (2020). La importancia de las sartenejas como fuente de agua para la fauna silvestre en la región de Calakmul, Campeche. Biodiversitas, 151, 2–6.
Delgado-Martínez, C. M., Spaan, D., Contreras-Moreno, F. M., Simá-Pantí, D. E., & Mendoza, E. (2021). Spider monkey use of natural and artificial terrestrial water sources in Calakmul, Mexico. Behaviour, 158, 161–175.
Eliades, N. G. H., Astaras, C., Messios, B. V., Vermeer, R., Nicolaou, K., Karmiris, I. et al. (2022). Artificial water troughs use by the mountain ungulate Ovis gmelini ophion (Cyprus Mouflon) at Pafos Forest. Animals, 12, 3060. https://doi.org/10.3390/ani12213060
Epaphras, A. M., Gereta, E., Lejora, I. A., Ole Meing’ataki, G. E., Ng’umbi, G., Kiwango, Y. et al. (2008). Wildlife water utilization and importance of artificial waterholes during dry season at Ruaha National Park, Tanzania. Wetlands Ecology and Management, 16, 183–188. https://doi.org/10. 1007/s11273-007-9065-3
Foerster, C. R., & Vaughan, C. (2002). Home range, habitat use, and activity of Baird’s tapir in Costa Rica1. Biotropica, 34, 423–437.
Fulbright, T. E., & Ortega-Santos, J. A. (2007). Ecología y manejo de venado cola blanca. College Atation, TX: Texas A&M University Press.
García, M. J., Leonardo, R. S., González-Castillo, V. R., Guzmán-Flores, G. D., Jurado, N., Sandoval, M. A. et al. (2019). Primera aproximación al uso de la ocupación del tapir (Tapirella bairdii Gill, 1865) como indicador de la integridad ecológica en la Reserva de la Biosfera Maya, Guatemala. Ciencia, Tecnología y Salud, 6, 120–131. https://doi.org/10.36829/63CTS.v6i2.780
García, M., Jordan, C., O´Farrill, G., Poot, C., Meyer, N., Estrada, R. et al. (2016). Tapirus bairdii, The IUCN Red List of Threatened Species 2016: e.T21471A45173340. https://doi.org/10.2305/IUCN.UK.2016-1.RLTS.T21471A45173340
Gastelum-Mendoza, F. I., Arroyo-Ortega, J. P., & León-López, L. I. (2014). Estimación de la abundancia poblacional de fauna silvestre, mediante el uso de cámaras-trampa. Agro Productividad, 7, 32–36.
Hernández-Cerda, M., Romero, E., & Barrié, C. (2021). Cristóbal, la tormenta tropical del 2020 que dejó precipitaciones atípicas en la Península de Yucatán. Entorno Geográfico, 21, 125–156.
Hernández-Pérez, E. L, Vela, G. C., García-Marmolejo, G., Hidalgo-Mihart, G., Contreras-Moreno, F. M., de la Cruz, A. J. et al. (2020). Relaciones ecológicas entre pecaríes de collar y cerdos asilvestrados en el sur de México: ¿evidencia de la división de nicho? Revista Mexicana de Biodiversidad, 91, e912977. https://doi.org/10.22201/ib20078706e.2020.91.2977
Hidalgo-Mihart, M. G., Contreras-Moreno, F. M., Jesús-de la Cruz, A., Juárez-López, R., de la Cruz, Y. B., Pérez-Solano, L. A. et al. (2017). Inventory of medium-sized and large mammals in the wetlands of Laguna de Términos and Pantanos de Centla, Mexico. Checklist, 13, 711–726. https://doi.org/10.15560/13.6.711
Hidalgo-Mihart, M. G., Jesús-de la Cruz, A., Bravata-de la Cruz, Y., & Contreras-Moreno, F. M. (2024). Activity patterns and use of artificial water ponds by white-tailed deer (Odocoileus virginianus) in western Campeche. Therya, 15, 123–131. https://doi.org/10.12933/therya-24-5705
Krausman, P. R., Rosenstock, S. S., & Cain, J. (2006). Developed waters for wildlife: science, perception, values, and controversy. Wildlife Society Bulletin, 34, 563–569. https://doi.org/10.2193/0091-7648(2006)34[563:DWFWSP]2.0.CO;2
Leopold, A. S. (1933). Game management. New York: Charles Scribner’s Sons.
Lira-Torres, I., Briones-Salas, M., & Sánchez-Rojas, G. (2014). Abundancia relativa, estructura poblacional, preferencia de hábitat y patrones de actividad del tapir centroamericano Tapirus bairdii (Perissodactyla: Tapiridae), en la Selva de Los Chimalapas, Oaxaca, México. Revista de Biología Tropical, 62, 1407–1419. https://doi.org/10.15517/rbt.v62i4.12584
MacFarlane, W. V., & Howard, B. (1972). Comparative water and energy economy of wild and domestic mammals. Symposium of the Zoological Society of London, 31, 261–296.
MacKenzie, D. L., Nichols, J. D., Royle, J., Pollock, K., Bailey, L., & Hines, J. (2006). Occupancy estimation and modeling. Burlington, USA: Academic Press.
Mandujano-Rodríguez, S., & Hernández-Gómez, C. (2019a). Use of artificial drinking containers by collared peccary during the dry season in a semi-arid tropical habitat in Central Mexico. Suiform Soundings, 18, 11–19.
Mandujano-Rodríguez, S., & Hernández-Gómez, C. (2019b). Uso de bebederos artificiales por el venado cola blanca en una UMA extensiva en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, México. Agro Productividad, 12, 37–42. https://doi.org/10.32854/agrop.v0i0.1406
Mardero, S., Schmook, B., Christman, Z., Metcalfe, S. E., & De la Barreda-Bautista, B. (2020). Recent disruptions in the timing and intensity of precipitation in Calakmul, Mexico. Theoretical and Applied Climatology, 140, 129–144. https://doi.org/10.1007/s00704-019-03068-4
Martínez, E., & Galindo, C. (2002). La vegetación de Calakmul, Campeche, México: clasificación, descripción y distribución. Boletín de la Sociedad Botánica de México, 7, 7–32.
Martínez, W. E., Reyna-Hurtado, R. A., Naranjo, E. J., Thornton, D., Cal, R. N., & Figueroa, O. A. (2021). Occupancy rate and observations of Baird’s tapir (Tapirella bairdii) near waterholes in the Maya forest corridor, Belize. Therya, 12, 37–43. https://doi.org/10.12933/therya-21-969
Martínez-Kú, D. H., Escalona-Segura, G., & Vargas-Contreras, J. (2008). Importancia de las aguadas para los mamíferos de talla mediana y grande en Calakmul, Campeche, México. In C. Lorenzo, E. Espinoza, & J. Ortega (Eds.), Avances en el estudio de los mamíferos II. México D.F.: Asociación Mexicana de Mastozoología A.C.
McKee, C. J., Stewart, K. M., Sedinger, J. S., Bush, A. P., Darby, N. W., Hughson, D. L. et al. (2015). Spatial distributions and resource selection by mule deer in an arid environment: Responses to provision of water. Journal of Arid Environments, 122, 76–84. https://doi.org/10.1016/j.ja ridenv.2015.06.008
Morgart, J. R., Hervert, J. J., Krausman, P. R., Bright, J. L., & Henry, R. S. (2005). Sonoran pronghorn use of anthropogenic and natural water sources. Wildlife Society Bulletin, 33, 51–60. https://doi.org/10.2193/0091-7648(2005)33[51:SPUOAA]2.0.CO;2
Mukherjee, S., & Heithaus, M. (2013). Dangerous prey and daring predators: a review. Biological Reviews, 88, 550–563. https://doi.org/10.1111/brv.12014
Nagy, K. A., & Gruchacz, M. (1994). Seasonal water and energy metabolism of the desert-dwelling kangaroo rat (Dipodomys merriami). Physiological Zoology, 67, 1461–1478. https://doi.org/10.1086/physzool.67.6.30163907
Naranjo, E. J. (2009). Ecology and conservation of Baird’s tapir in Mexico. Tropical Conservation Science, 2, 140–158. https://doi.org/10.1177/194008290900200203
Naranjo, E. J., Amador-Alcalá, S. A., Falconi-Briones, F. A., & Reyna-Hurtado, R. A. (2015). Distribución, abundancia y amenazas a las poblaciones de tapir centroamericano (Tapirus bairdii) y pecarí de labios blancos (Tayassu pecari) en México. Therya, 6, 227–249. https://doi.org/10.12933/therya-15-246
Niedballa, J. A., Courtiol, A., Sollmann, R., Mathai, J., Wong, S. T., Nguyen T. T. A. et al. (2019). CamtrapR Package. Camera trap data management and preparation of occupancy and spatial capture-recapture Analyses. Methods in Ecology and Evolution, 7, 1457–1462. https://cran.r-project.org/web/packages/camtrapR/camtrapR.pdf
NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica). (2020). Hurricane season information. https://www.aoml.noaa.gov/hrd-faq/#hurricane-season
O’Farrill, G., Gauthier-Schampaert, K., Rayfield, B., Bodin, Ö., Calmé, S., & Sengupta, R. (2014). The potential connectivity of waterhole networks and the effectiveness of a protected area under various drought scenarios. Plos One, 9, e95049. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0095049
Pacifici, M., Foden, W. B., Visconti, P., Watson, J. E., Butchart, S. H., Kovacs, K. M. et al. (2015). Assessing species vulnerability to climate change. Nature Climate Change, 5, 215–224. https://doi.org/10.1038/nclimate2448
Pérez-Cortez, S., Enríquez, P. L., Sima-Panti, D., Reyna-Hurtado, R., & Naranjo, E. J. (2012). Influencia de la disponibilidad de agua en la presencia y abundancia de Tapirus bairdii en la selva de Calakmul, Campeche, México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 83, 753–761. https://doi.org/10.7550/rmb.25095
Pérez-Flores, J., Mardero, S., López-Cen, A., & Contreras-Moreno, F. M. (2021). Human-wildlife conflicts and drought in the greater Calakmul Region, Mexico: implications for tapir conservation. Neotropical Biology and Conservation, 16, 539–563. https://doi.org/10.3897/neotropical.16.e71032
R Core Team. (2017). R: a language and environment for statistical computing. Versión 3.4.3, Vienna, Austria, R Foundation for Statistical Computing. https://www.r-project.org/
Redfern, J. V., Grant, R., Biggs, H., & Getz, W. M. (2003). Surface-water constraints on herbivore foraging in the Kruger National Park, South Africa. Ecology, 84, 2092–2107. https://doi.org/10.1890/01-0625
Reyna-Hurtado, R., García-Anleu, R., García-Vetorazzi, M., Sánchez-Pinzón, K., Slater, K., Contreras-Moreno, F. M. et al. (2022). Aguadas de la selva Maya: santuarios de vida silvestre que unen esfuerzos de conservación internacional. Ciencia Nicolaita, 84, 71–80. https://doi.org/10.35830/cn. vi84.610
Reyna-Hurtado, R., Sima-Pantí, D., Andrade, M., Padilla, A., Retana-Guaiscon, O., Sánchez-Pinzón, K. et al. (2019). Tapir population patterns under the disappearance of free-standing water. Therya, 10, 353–358. https://doi.org/10.12933/therya-19-902
Ridout, M., & Linkie, M. (2009). Estimating overlap of daily activity patterns from camera trap data. Journal of Agricultural, Biological, and Environmental Statistics, 14, 322–337.
Ripple, W. J., Newsome, T. M., Wolf, C., Dirzo, R., Everatt, K. T., & Galetti, M. (2015). Collapse of the world’s largest herbivores. Science Advance, 1, e1400103. https://doi.org/10.1126/sciadv.1400103
Rowcliffe, M. J. (2016). Activity: animal activity statistics, No. R package version 1.1. https://cran.r-project.org/package=activity
Sánchez-Pinzón, K., Reyna-Hurtado, R., & Meyer, N. F. (2020). Moon light and the activity patterns of Baird’s tapir in the Calakmul region, Southern México. Therya, 11, 137–142. https://doi.org/10.12933/therya-20-654
Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales). (2010). Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, Protección ambiental – Especies nativas de México de flora y fauna silvestres – Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio – Lista de especies en riesgo. Diario Oficial de la Federación. 30 de diciembre de 2010, Segunda Sección, México.
Simpson, N. O., Stewart, K. M., & Bleich, V. C. (2011). What have we learned about water developments for wildlife? Not enough! California Fish and Game, 97, 190–209.
Villarreal-Espino, O., & Marín, M. (2005). Agua de origen vegetal para el venado cola blanca mexicano. Archivos de Zootecnia, 54, 191–196.
Jenny del Carmen Estrada-Montiel a, Liliana Ríos-Rodas b, Judith A. Rangel-Mendoza a, *, José Rogelio Cedeño-Vázquez c, J. Nicolas Urbina-Cardona d y Claudia Elena Zenteno-Ruiz a
a Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, División Académica de Ciencias Biológicas, Carretera Villahermosa-Cárdenas Km 0.5 s/n, entronque a Bosque de Saloya, 86150 Villahermosa, Tabasco, México
b Universidad Popular de la Chontalpa, División de Ciencias Básicas e Ingeniería, Carretera Cárdenas-Huimanguillo Km. 2.5. R/a Paso y Playa, 86500 Cárdenas, Tabasco, México
c El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Chetumal, Departamento de Sistemática y Ecología Acuática, Av. Centenario Km 5.5, 77014 Chetumal, Quintana Roo, México
d Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Departamento de Ecología y Territorio, Carretera 7 N 40-62, Bogotá, Colombia
*Autor para correspondencia: judith.rangel@ujat.mx (J.A. Rangel-Mendoza)
Recibido: 20 enero 2023; aceptado: 27 septiembre 2024
Resumen
El objetivo de la investigación fue analizar la influencia de las variables bióticas y abióticas en los gradientes ambientales sobre la abundancia de 3 especies de renacuajos asociados a charcas permanentes y temporales en un arroyo tropical del sureste de México. La búsqueda de los individuos y el registro de variables ambientales se realizaron de marzo a julio de 2021. Se registraron un total de 975 renacuajos de 3 especies: Lithobates vaillanti, Incilius valliceps y Exerodonta bivocata; esta última se encontró exclusivamente en charcas ubicadas en vegetación primaria, concluyendo que es especialista de hábitats conservados. El análisis multivariante de varianza (Permanova), determinó que el tipo de vegetación tuvo un efecto significativo sobre las variables medidas en cada gradiente ambiental (pseudo-F = 3.46, p [perm] = 0.0015). El modelo lineal basado en distancias DistLM sugiere que la abundancia total de los renacuajos es explicada por la temperatura, la salinidad y el pH del agua. Este estudio proporciona información clave sobre cómo los gradientes ambientales influyen en la abundancia de los renacuajos, lo cual es fundamental para la conservación y manejo de organismos especialistas, de escaso conocimiento sobre sus modos reproductivos o que se encuentren en alguna categoría de riesgo.
Palabras claves: Anuros; Arroyo tropical; Tipo de vegetación; Variables abióticas; Variables bióticas
Environmental variables influencing three tadpole species’ abundance in temporary and permanent ponds
Abstract
The objective of the research was to analyze the influence of the biotic and abiotic variables in environmental gradients on the abundance of 3 tadpole species associated with permanent and temporary ponds in a tropical stream in southeastern Mexico. The search for individuals and the environmental variables records were carried out from March to July 2021. A total of 975 tadpoles of 3 species were recorded: Lithobates vaillanti, Incilius valliceps, and Exerodonta bivocata, and this last species was recorded exclusively in ponds located in primary vegetation, so this anuran is a specialist of conserved habitats. Permutational Multivariate Analysis of Variance (Permanova) determined that vegetation type had a significant effect on the variables recorded in each environmental gradient (pseudo-F = 3.46, p [perm] = 0.0015). Distance-based Linear Model (DistLM) of tadpole assemblage suggests that total tadpole abundance is explained by water temperature, salinity and pH. This study provides key information about how environmental gradients influence tadpole abundance. This is fundamental for the conservation and management of specialist organisms that are poorly known for their reproductive modes or are in some category of risk.
El hábitat es un espacio específico que reúne condiciones bióticas y abióticas indispensables para la presencia y distribución de una especie (Delfín-Alfonso et al., 2014), por lo cual, la selección del hábitat por parte de los individuos es crucial para asegurar su supervivencia en cualquiera de sus etapas de desarrollo (Ernst et al., 2012). En especies ovíparas, los adultos son quienes seleccionan el sitio para la puesta de sus huevos y de esta manera el hábitat en donde se desarrollan las crías (Both et al., 2011), algunas características extrínsecas que influyen en la selección del sitio para ovopositar son: 1) la cobertura del dosel, que influye en la regulación de la temperatura del agua; 2) el porcentaje de hojarasca utilizado como refugio y sitio de forrajeo; 3) las propiedades fisicoquímicas del agua como conductividad, pH y oxígeno disuelto, implicadas en el desarrollo de los individuos (Borges-Júnior y Rocha, 2013; Camacho-Rozo y Urbina-Cardona, 2021; Sah y Grafe, 2020; Thomas et al., 2019); 4) el tipo de sustrato, que puede afectar las condiciones microambientales, como la estabilidad, la temperatura y la oxigenación del agua, esenciales para el desarrollo de los huevos y larvas (Wiens, 1972; Melo et al., 2018). Un factor intrínseco que influye en la selección de los sitios de ovoposición es la duración de la metamorfosis, las especies con renacuajos que presentan un ciclo larvario largo seleccionan charcas permanentes, mientras que aquellas que tienen un periodo de metamorfosis corto utilizan charcas temporales (Borges-Júnior y Rocha, 2013; Peltzer y Lajmanovich, 2004).
Los renacuajos son herbívoros especializados, se nutren a través de la filtración de algas adheridas a diferentes sustratos, de plancton y de la materia orgánica presentes en los sedimentos de los cuerpos de agua. De esta manera evitan la eutrofización e intervienen en la dinámica de los nutrientes en los hábitats acuáticos (Jacobson et al., 2019; Mohneke y Rödel, 2009; Ranvestel et al., 2004). A pesar de la importancia ecológica de los renacuajos, la mayoría de los estudios realizados se enfocan en estudiar su ecología y describir la diversidad de anuros en sitios determinados (Leyte-Manrique et al., 2018; Martín-Regalado et al., 2016; Reyna-Bustos et al., 2022; Ríos-Rodas et al., 2020). Para el caso de los renacuajos, las investigaciones incluyen descripciones taxonómicas (Canseco Márquez et al., 2003; Canseco-Márquez y Gutiérrez Mayén, 2010; Kaplan y Heimes, 2015), estudios experimentales para conocer la supervivencia de los renacuajos expuestos a distintas concentraciones de salinidad (Woolrich-Piña et al., 2015, 2017), la tasa de malformaciones por exposición a contaminantes (Aguillón-Gutiérrez y Ramírez-Bautista, 2015), pero se han dejado de lado las investigaciones acerca de la influencia de los gradientes ambientales sobre la selección de las charcas para la ovoposición y el desarrollo de renacuajos.
Los gradientes ambientales se refieren a las variaciones espaciales y temporales en las condiciones abióticas y bióticas que influyen en la estructura y dinámica de las comunidades acuáticas (Ouchi-de Melo et al., 2017; Schalk et al., 2017). En este estudio, consideramos gradientes ambientales que incluyen las variables fisicoquímicas del agua (temperatura, salinidad y pH), la estructura de la vegetación circundante (vegetación primaria, secundaria y recién talada) y las características de las charcas (permanentes y temporales). Por lo cual, el objetivo de la presente investigación fue analizar la influencia de las variables bióticas y abióticas en los gradientes ambientales sobre la abundancia de 3 especies de renacuajos asociados a charcas permanentes y temporales en un arroyo tropical del sureste de México. Nuestra hipótesis indica que las variaciones en los factores bióticos y abióticos, así como los componentes del hábitat a lo largo de los gradientes ambientales, influyen significativamente en la abundancia relativa de las 3 especies de renacuajos en charcas permanentes y temporales del arroyo, y se registra una mayor abundancia de individuos en charcas permanentes debido a las condiciones más estables y favorables para su desarrollo.
Materiales y métodos
El trabajo de campo se realizó en el arroyo La Escalera en el ejido Villa de Guadalupe (17°21’38.23” N, 93°36’30.97” O), que forma parte del Complejo Ecoturístico Agua Selva, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, México (fig. 1). El área se ubica en la zona montañosa de la región fisiográfica Sierra Norte de Chiapas, con 200 a 1,000 m snm (Alejandro-Montiel et al., 2010; Montalvo-Vargas y Castillo-Ramiro, 2018). La temperatura media anual es de 20.6 °C, presenta un clima cálido húmedo (Af), con lluvias todo el año y una precipitación media anual de 3,638 mm, lo cual contribuye a la formación de más de 100 cascadas de aguas cristalinas (algunas permanentes y otras temporales), pozas de formación natural y arroyos permanentes continuos que son aprovechados por la comunidad local para realizar actividades cotidianas y ecoturísticas (Alejandro-Montiel et al., 2010; Carvajal-Hernández et al., 2018; Castillo-Acosta et al., 2019). A lo largo del arroyo se distinguen 3 tipos de ambientes de acuerdo con el tipo y estado de la vegetación circundante: 1) vegetación primaria (VP; fig. 2a), constituida por una selva alta perennifolia con árboles de hasta 45 m de altura como palo mulato (Bursera simaruba), caoba (Swietenia macrophylla), ramón (Brosimun alicastrum), ceiba (Ceiba petandra), zopo (Guatteria anomala), jobo (Spondias mombin) y una gran diversidad de epífitas como orquídeas, helechos y musgos (Palma-López et al., 2019); 2) vegetación secundaria de selva alta perennifolia (VS; fig. 2b), caracterizada por árboles de 10 a 20 m de altura como guarumo (Cecropia obtusifolia), ciruelillo (Trichilia havanensis) y naranjillo (Bernandia interrupta) (Carvajal-Hernández et al., 2018; Palma-López et al., 2011; Rodríguez y Banda, 2016); y 3) vegetación recién talada (VRT; fig. 2c), que se consideró como pequeños fragmentos (2.5 ha aproximadamente) de vegetación secundaria con arbustos menores a 4 m de altura inmersos en espacios abiertos generados por la tala, como resultado de la acción de las comunidades humanas para disponer de terrenos que les permitieran acceder a programas gubernamentales de desarrollo rural (Challenger y Soberano, 2018). De acuerdo con los pobladores, la tala en este sitio ocurrió aproximadamente 2 meses antes de iniciar el trabajo de campo.
Se realizaron muestreos diurnos de 10:00-15:00 h, iniciando la búsqueda en los transectos de menor altitud para evitar pseudoréplicas de individuos arrastrados por la corriente (Strauß et al., 2010); el trabajo de campo se llevó a cabo de marzo a julio de 2021, con un esfuerzo de muestreo de 5 h, por 5 personas durante 2 días, obteniendo un total de 250 horas/hombres para todo el muestreo. Para el registro de los renacuajos se establecieron 5 transectos a lo largo del arroyo, 1 en VP, y 2 en VS y VRT. Cada transecto midió 200 m de largo con un ancho que varió de 10 a 15 m, todos los transectos estuvieron separados por 50 m para asegurar la independencia de los datos, con una separación mínima de 200 m entre cada tipo de vegetación. En cada transecto se localizaron charcas permanentes y temporales. Las permanentes estuvieron conectadas a la corriente del arroyo o con algún tipo de filtración superficial; mientras que las temporales fueron aquellas que se quedan sin agua en la temporada seca y se encuentran separadas del afluente principal (arroyo) por un mínimo de 2 m (Eterovick y Souza, 2003). En cada charca se buscaron renacuajos que comprenden las etapas 24 a la 41, de acuerdo con la escala de Gosner (1960), en ellas aún no hay desarrollo de extremidades y, por lo tanto, no es posible su movimiento entre las charcas (Eterovick y Souza, 2003). Para determinar la abundancia relativa, se contabilizaron visualmente los renacuajos presentes en cada una de las charcas por 5 min.
La identidad taxonómica de los renacuajos se determinó in situ, utilizando las claves dicotómicas de Köhler (2011), Limbaugh y Volpe (1957), Mijares-Urrita (1998), Segura-Solís y Bolaños (2009), los individuos que no fue posible identificar de este modo, se colectaron bajo el permiso con oficio SGPA/DGVS/00962/22. La captura se realizó utilizando redes de inmersión de diferentes dimensiones (21.5 × 17.8 cm; 10 × 8 cm), se separaron por morfoespecie y se colocaron en contenedores de 500 ml, con agua de la charca. Los organismos se trasladaron al laboratorio de la Colección de Anfibios y Reptiles de Tabasco (CART), de la División Académica de Ciencias Biológicas, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco para su posterior identificación.
Para definir los gradientes ambientales en el área de estudio, se consideró un conjunto de variables abióticas y bióticas en las charcas permanentes y temporales. Dentro de las variables abióticas se consideró la altitud, la cual se obtuvo con un sistema de geoposicionamiento global (GPS 64S, marca GARMIN); la temperatura, la conductividad, el oxígeno disuelto y la salinidad del agua se midieron con una sonda multiparamétrica Pro-230, marca YSI® Professional Series. Para medir el pH se utilizó un medidor de bolsillo marca pHep®5 de pH/temperatura con resolución 0.01, la profundidad de la hojarasca y de las charcas se midieron con una regla de 30 cm. En cada muestreo y en cada una de las charcas evaluadas se tomaron 3 medidas de las variables antes mencionadas, con el propósito de obtener un promedio para cada charca (Cruz-Ramírez et al., 2018). Posteriormente, se identificó el tipo de sustrato presente en cada una de las charcas: arenoso, limoso, arcilloso (Eterovick y Souza, 2003; Melo et al., 2018).
Figura 1. Área de estudio en la selva alta perennifolia de la Sierra Norte de Chiapas en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, México. La figura superior muestra la ubicación del área de estudio dentro de México, la figura intermedia señala en el recuadro azul la ubicación del área de estudio dentro del estado de Tabasco y la figura inferior indica la distribución de los transectos de búsqueda de las charcas sobre el arroyo La Escalera. Mapa elaborado por Josué García León.
Las variables bióticas se calcularon en cada muestreo y en cada una de las charcas evaluadas, por ejemplo, la cobertura del dosel (CD), se midió con un densiómetro esférico cóncavo, para ello se realizaron 4 lecturas con dirección a los puntos cardinales a una altura de 1.30 m sobre el suelo, los valores se promediaron y, posteriormente, se multiplicaron por la constante 1.04 (Lemmon, 1956), dando como resultado el porcentaje de la CD. Además, se consideraron como presentes o ausentes los siguientes componentes del hábitat: rocas, vegetación acuática, pastos, raíces, troncos y corriente del agua (Strauß et al., 2010), así como los organismos acuáticos (peces, gasterópodos y decápodos).
Una vez en el laboratorio, los renacuajos se mantuvieron en acuaterrarios siguiendo las recomendaciones de Poole y Grow (2012), con algunas modificaciones para asegurar la supervivencia de los organismos, como utilizar agua purificada con baja concentración de sales. Los acuaterrarios se oxigenaron con bombas de aire para peceras y plantas acuáticas, como sustrato se utilizó grava para acuario. Los renacuajos se alimentaron cada 48 h con cantidades pequeñas de espinacas previamente desinfectadas; después de 15 min se retiraron los excedentes de mayor tamaño para evitar enfermedades en los organismos (La Marca y Castellanos, 2018). Una vez que los individuos completaron su metamorfosis, fueron identificados a nivel de especie con las claves antes mencionadas; posteriormente, fueron liberados en el sitio de captura. Para el caso exclusivo de Exerodonta bivocata, se colectaron 5 individuos para conservarlos en la CART, se sacrificaron con etanol al 4% y, posteriormente, fueron fijados con formol tamponado (neutro) al 10% por 2 semanas, transcurrido ese tiempo fueron preservados en alcohol etílico al 30% (Cortez et al., 2006).
Figura 2. Vista de los tipos de ambientes presentes en el sitio de estudio en la Sierra Norte de Chiapas, municipio de Huimanguillo Tabasco, México. a) Vegetación primaria de selva alta perennifolia, b) vegetación secundaria, c) vegetación recién talada.
Análisis de datos. El grado de asociación de cada especie con los tipos de vegetación y charcas, se analizó a través de un mapa de calor representado a partir del índice de asociación de Whittaker (Somerfield y Clarke, 2013). El mapa de calor es una herramienta gráfica que se utiliza para representar, en 2 dimensiones, una matriz de datos mediante un gradiente de colores. Cada color representa el valor numérico del índice de Whittaker, con colores que varían desde tonos fríos (como el azul), para indicar valores bajos de asociación de la abundancia de una especie por una charca, hasta tonos cálidos (como el rojo) para valores altos; lo que permite identificar visualmente patrones, agrupaciones o tendencias dentro de los datos, a partir de las abundancias de las especies en cada charca; adicionalmente, se realiza una clasificación, la cual se visualiza como un clúster de agrupamiento entre estos cuerpos de agua. Posteriormente, se aplicó un análisis Permanova para determinar el efecto del tipo de vegetación sobre las variables ambientales (factor fijo con 3 niveles: vegetación primaria, vegetación secundaria y vegetación recién talada), el tipo de charca (factor fijo con 2 niveles: permanente y temporal), la altitud y sus interacciones. Las variables ambientales fueron previamente estandarizadas y convertidas en una matriz de distancias euclidianas. El Permanova se realizó bajo una suma parcial de cuadrados (tipo III) y 9,999 permutaciones de los residuales bajo un modelo reducido (Anderson y Ter-Braak, 2003). Los valores significativos y sus interacciones se analizaron mediante una comparación a posteriori con el estadístico “t de student” y 9,999 permutaciones.
Para ver gráficamente los resultados del Permanova sobre el gradiente ambiental, se realizó un análisis de coordenadas principales (PCoA), donde se representa la asociación de las variables, solo se visualizaron las variables con valores de correlación de Pearson mayores de 0.5 con alguno de los 2 primeros ejes de ordenación. Adicionalmente, se realizó un gráfico de burbujas sobre el PCoA para representar gráfica y descriptivamente la relación entre las variables ambientales con la abundancia total de renacuajos, cuanto más grande fuera la burbuja, mayor sería el número de renacuajos (Clarke y Gorley, 2015).
Las diferencias entre la abundancia total de los renacuajos y por especie se evaluaron utilizando una matriz de abundancia la cual se transformó a raíz cuadrada y posteriormente se generó una matriz de distancias euclidianas; el diseño del Permanova siguió los parámetros descritos anteriormente para las variables ambientales. Finalmente, se realizó un análisis de correlación de Pearson con el fin de determinar la relación lineal entre las variables ambientales y descartar aquellas variables colineales con un coeficiente mayor a 0.7 para análisis posteriores. A fin de seleccionar los modelos que mejor explican la abundancia total de los renacuajos y de cada especie, en función de las variables ambientales, se usó un modelo lineal basando en distancias DistLM (Anderson et al., 2008). El DistLM, es una técnica estadística que permite analizar las relaciones entre una matriz de similitud como variable de respuesta (que en este caso son las abundancias de cada especie convertida en una matriz de distancia euclidiana entre charcas) y un conjunto de variables ambientales predictoras, previamente estandarizadas (que se agrupan a partir de una matriz de distancias euclidianas entre charcas). Se basa en descomponer la varianza de esta matriz de distancias euclidianas de las abundancias (como variable de respuesta) con respecto a las distancias euclidianas de las variables predictoras, permitiendo así identificar qué variables predictoras tienen una influencia sobre la abundancia total y de cada especie de anuro en etapa larval dado el mejor modelo ajustado. Adicionalmente, se empleó el procedimiento de selección de BEST que permite identificar las variables ambientales que mejor explican cambios en la variable de respuesta (la abundancia total y de cada especie) y de esta forma se seleccionaron los modelos con mejor ajuste a partir del criterio de información de Akaike para muestras pequeñas (AICc; McArdle y Anderson, 2001). Todos los análisis se realizaron utilizando el software PRIMER v 7.0.21 y Permanova add-on v 1.04 (Anderson et al., 2008). El uso del AICc enfoca la calidad de cada modelo relativo a los otros dentro de un conjunto de modelos candidatos, permitiendo una comparación basada en la parsimonia y la explicación de la variabilidad de la variable de respuesta, en lugar de usar pruebas de hipótesis individuales; lo que evita la dependencia en valores de p en los análisis de regresión y promueve un enfoque más integral en la selección de modelos (Anderson, 2007; Burnham y Anderson, 2004; Goodenough et al., 2012).
Resultados
Se registraron 975 renacuajos de 3 especies: Lithobates vaillanti, Incilius valliceps y Exerodonta bivocata. Lithobates vaillanti presentó la mayor abundancia con 60.51% de las observaciones, seguida de I. valliceps con 28.41% y E. bivocata con 11.08%. Se contabilizaron un total de 55 charcas, en 40 de ellas se encontraron renacuajos, 25 fueron charcas permanentes y 15 temporales. De acuerdo con el mapa de calor en cada tipo de charca y según el tipo de vegetación, se determinó que no están presentes 2 especies en la misma charca. Exerodonta bivocata fue asociada a charcas permanentes ubicadas en VP, I. valliceps a charcas temporales en VS y L. vaillanti a charcas temporales y permanentes en VS y VRT (fig. 3).
Figura 3. Mapa de calor que representa la asociación de las especies con los diferentes puntos de muestreo en el arroyo La Escalera en la selva alta perennifolia de la Sierra Norte de Chiapas en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, México. El color de los pixeles representa el grado de asociación de cada especie con el estado de la vegetación y las charcas permanentes y temporales, donde los colores más cálidos representan el mayor grado de asociación. Las figuras geométricas representan el estado de la vegetación: ● vegetación secundaria; ▲ vegetación recién talada; ■ vegetación primaria. Las figuras con espacios internos sin color indican charcas temporales, mientras que las figuras rellenas de color, charcas permanentes.
El Permanova determinó que el tipo de vegetación tuvo un efecto significativo sobre las variables medidas en cada gradiente ambiental (pseudo-F = 3.46, p [perm] = 0.0015), dicho factor presentó el mayor porcentaje estimado de variación entre todos los factores evaluados (tabla 1). El PCoA muestra en el primer eje que las charcas permanentes en VP presentaron mayor profundidad, salinidad, conductividad y corriente del agua, mientras que las charcas en VS y VRT presentaron mayores valores de profundidad de hojarasca, y presencia de hojarasca y raíces. En el segundo eje, se puede observar que las charcas permanentes y temporales en VRT presentaron un sustrato más limoso, además de gasterópodos, lo que las hace totalmente diferentes a las charcas permanentes y temporales ubicadas en VS y VP (fig. 4a). La relación entre las variables ambientales con la abundancia total de renacuajos fue variada; sin embargo, el gráfico de burbuja muestra que cuando las charcas permanentes y temporales presentaron alta salinidad, conductividad y profundidad, se registró un número bajo de renacuajos (fig. 4b).
Con respecto a la abundancia total de los renacuajos, el Permanova no presentó diferencias entre el estado de la vegetación, el tipo de charca, la altitud o sus interacciones (tabla 2). No obstante, el componente estimado de variación muestra un tamaño del efecto elevado para los residuales (42%), la interacción entre el tipo de la vegetación y la altitud (tamaño del efecto = 19.1%), y la interacción entre el estado de la vegetación con el tipo de charca y la altitud (tamaño del efecto = 19%). El análisis de correlación de Pearson presentó una alta relación lineal entre suelo arenoso y limoso (-0.76), salinidad y conductividad (0.81) y oxígeno disuelto con porcentaje de saturación de oxígeno (0.84), estas variables fueron descartadas en los análisis posteriores. De acuerdo con el AICc, el modelo que mejor explica la abundancia total de los renacuajos en el arroyo incluyó un total de 8 variables predictoras, sin embargo, solo la temperatura del agua, la salinidad y pH son las variables con mayor peso y poder predictivo (AICc = 335.52, R^2 = 0.68, RSS = 17,911) (tabla 3; material suplementario).
Figura 4. a) Ordenación de las charcas muestreadas en el arroyo La Escalera en función de las variables ambientales medidas en la selva alta perennifolia de la Sierra Norte de Chiapas en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, México. Las figuras geométricas representan el tipo de la vegetación: ● vegetación secundaria; ▲ vegetación recién talada; ■ vegetación primaria. Las figuras con espacios internos sin color indican charcas temporales, mientras que las figuras rellenas de color, charcas permanentes. b) Ordenación de las charcas muestreadas en el arroyo La Escalera en función de las variables ambientales medidas en la selva alta perennifolia de la Sierra Norte de Chiapas en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, México y la abundancia total de los renacuajos. La ubicación de cada círculo representa la distancia euclidiana entre charcas dados los gradientes ambientales y el tamaño de los círculos representa la abundancia total de las 3 especies de renacuajos en cada charca, en donde círculos de menor tamaño representan alrededor de 30 individuos, mientras que el círculo de mayor tamaño representa aproximadamente 300 individuos.
El resultado del Permanova para L. vaillanti sugiere que no existen diferencias estadísticamente significativas entre la abundancia y el tipo de la vegetación, el tipo de charca, la altitud o sus interacciones (tabla 4), pero el componente estimado de variación indica un tamaño del efecto alto a nivel de los residuales (55%), la interacción entre los tipos de vegetación y la altitud (tamaño del efecto = 12.5%) y el estado de la vegetación (tamaño del efecto = 11.9%) (tabla 4). La abundancia de L. vaillanti fue explicada por 7 variables significativas al modelo y las que tuvieron un mayor poder explicativo, en orden descendente, son: la ausencia de corriente en las charcas, la profundidad de la hojarasca, la temperatura del agua de 24ºC y el sustrato limoso (AICc = 328.33, R^2 = 0.70, RSS = 16,542; tabla 3).
La abundancia de I. valliceps varió en función de la interacción entre el tipo de charca y la altitud (pseudo-F = 6.78, p [perm] = 0.0059, tamaño del efecto = 22.3%). También se presentó un componente de variación elevado en la interacción entre el estado de la vegetación, el tipo de charca y la altitud (tamaño del efecto = 26.3%) (tabla 4). La abundancia de I. valliceps fue explicada por un total de 6 variables las cuales fueron: la profundidad de la hojarasca, el sustrato limoso, la presencia de ramas y gasterópodos, la ausencia de corriente en charcas temporales, y el pH de 7.2; pero ninguna de estas variables fue significativa al modelo (AICc = 322.9, R^2 = 0.39, RSS = 15,745; tabla 3).
Por último, el bajo tamaño de la muestra para E. bivocata no permitió analizar la varianza. Sin embargo, se pudo evidenciar que el mayor componente de variación se encontró en los residuales (tamaño del efecto = 37%), seguido por la interacción entre el estado de la vegetación, el tipo de charca, la altitud (tamaño del efecto = 18%) y la interacción entre el tipo de vegetación y la altitud (tamaño del efecto = 12.4%) (tabla 4). La abundancia de E. bivocata estuvo determinada por 5 variables en el mejor modelo ajustado, las que fueron significativas y presentaron mayor poder predictivo son, en orden descendente: la presencia de decápodos, una altitud de 460 m snm, la presencia de corriente en las charcas permanentes, el pH de 7.2 y la temperatura del agua de 22 ºC (AICc = 328.33, R^2 = 0.70, RSS = 16,542; tabla 3).
Discusión
Los resultados de la presente investigación muestran que los renacuajos de L. vaillanti fueron más abundantes con respecto a E. bivocata e I. valliceps; ésto se debe a que la abundancia de los renacuajos está fuertemente influida por el tamaño de la puesta (Vogt, 1997). En el caso de L. vaillanti, se compone de alrededor de 850 huevos (Hernández-Guzmán e Islas-Jesús, 2014), mientras que para I. valliceps,el tamaño de puesta es aproximadamente de 100 huevos (Oliver-López et al., 2009), para E. bivocata se desconoce el número de huevos por puesta; sin embargo, para otras especies de la familia Hylidae se ha reportado que las puestas están conformadas de 9 a 80 huevos (Leonard et al., 1993; Luja-Molina, 2010; Luja-Molina y Rodríguez-Estrella, 2016; Stebbins, 1951). Aunado a lo anterior, las larvas de anfibios son más numerosas que los adultos y por estar confinados en las charcas, el conteo de los individuos es más preciso (Camacho-Rozo y Urbina-Cardona, 2021).
Tabla 1
Resultados del análisis del Permanova con respecto del gradiente ambiental en el arroyo La Escalera.
Variable
Respuesta
gl
SS
MS
Pseudo-F
p (perm)
Estimación de los coeficientes de variación
Raíz cuadrada del componente de variación estimado
Gradiente ambiental (Distancia euclidiana)
Tipo de vegetación (vgt)
1
64.942
64.9
3.47
0.0015
6.49
2.55
Tipo de charca (char)
1
25.437
25.4
1.36
0.1914
0.68
0.83
Altitud (alt)
2
40.228
20.1
1.07
0.3529
0.22
0.47
Interacción vgt-char
1
15.822
15.8
0.84
0.5516
0.70
-0.84
Interacción vgt-alt
2
36.267
18.1
0.97
0.4642
0.20
-0.44
Interacción char-alt
2
29.811
14.9
0.80
0.6881
0.92
-0.96
Interacción vgt-char-alt
1
14.717
14.7
0.79
0.614
1.94
-1.39
Residuales
43
805.18
18.7
18.73
4.33
Total
54
1,293.4
Tabla 2
Resultados del análisis del Permanova con respecto a la abundancia total de los renacuajos y el gradiente ambiental en el arroyo La Escalera.
Variable
Respuesta
gl
SS
MS
Pseudo-F
p (perm)
Estimación de los coeficientes de variación
Raíz cuadrada del componente de variación estimado
Abundancia total
Tipo de vegetación (vgt)
1
1,287.9
1,287.9
1.32
0.2641
43.82
6.62
Tipo de charca (char)
1
738.35
738.4
0.76
0.4216
24.10
-4.91
Altitud (alt)
2
1,931.1
965.5
0.99
0.3994
1.62
-1.27
Interacción vgt-char
1
41.63
41.6
0.04
0.9629
226.62
-15.05
Interacción vgt-alt
2
4,597.7
2,298.9
2.36
0.0735
442.04
21.03
Interacción char-alt
2
663.55
331.8
0.34
0.8093
155.1
-12.45
Interacción vgt-char-alt
1
67.502
67.5
0.07
0.9299
440.69
-20.99
Residuales
43
41,964
975.9
975.92
31.24
Total
54
56,767
La selección de las charcas por parte de los anuros adultos depende de su distribución espacial y temporal, el esfuerzo reproductivo y de diversos factores bióticos y abióticos que inciden en la dinámica de las poblaciones de renacuajos (Alford, 1999; Duellman y Trueb, 1986; Eterovick y Souza, 2003; Stebbins y Cohen, 1995). De acuerdo con nuestros resultados, la selección de las charcas permanentes y temporales difiere entre las especies estudiadas, en el caso de los renacuajos de L. vaillanti fueron registrados generalmente en charcas permanentes dentro de la VS y VRT; se ha observado que las especies que seleccionan este tipo de charcas es debido a que los renacuajos presentan periodos de desarrollo más largos (Dodd, 1992; Skelly, 1997) y que en el caso de la especie mencionada, se ha registrado un periodo de desarrollo de hasta 5 meses (Hernández-Guzmán e Islas-Jesús, 2014). Además, los adultos de esta especie están fuertemente asociados a charcas permanentes que se forman en los arroyos de la vegetación secundaria y de los potreros adyacentes a la selva (Hernández-Ordóñez et al., 2015; Ríos-Rodas et al., 2020; Urbina-Cardona et al., 2006), las cuales son utilizadas como sitio de forrajeo, reproducción y oviposición (Lee, 1996). Diversos estudios han observado que algunas especies de ranas utilizan tanto charcas permanentes como temporales para llevar a cabo su metamorfosis (Eterovick y Barata, 2006; Melo et al., 2018; Peltzer y Lajmanovich, 2004; Rodrigues et al., 2010), lo cual concuerda con lo observado en nuestro estudio, donde L. vaillanti utilizó ambos tipos de charcas. Incilius valliceps se observó solo en charcas temporales ubicadas en VS, el uso de estas charcas está relacionado con su rápido desarrollo larvario, el cual tiene una duración de 28 días (Aguilar-López, 2018; Volpe, 1957). Se conoce poco sobre la ecología y modo reproductivo de E. bivocata, sin embargo, los resultados muestran que los adultos eligen únicamente charcas permanentes en VP para la oviposición de su progenie durante los meses de mayo y junio; de acuerdo con nuestras observaciones en campo, el desarrollo embrionario de esta especie tiene una duración aproximadamente de 5 semanas. Además, se han registrado renacuajos en noviembre, lo que sugiere que esta especie puede tener más de un pico explosivo de reproducción durante las épocas de seca y lluvia (Comentario personal Ríos-Rodas). Dado estas condiciones, el seleccionar charcas permanentes les permite aumentar la probabilidad de que los renacuajos completen su metamorfosis, ya que presentan menores riesgos de desecación, incluso durante la época de seca (Alford, 1999; Torres-Orozco et al., 2002).
Tabla 3
Modelos mejor ajustados por el número de variables, ordenados de menor a mayor con respecto al número de AICc, dichos modelos explican la abundancia total y la abundancia de cada una de las especies encontradas en el arroyo La Escalera. El modelo mejor ajustado de acuerdo con el valor de AICc se muestra en negritas.
AICc
R^2
RSS
Núm. variables
Variables
Abundancia total
335.52
0.68169
17911
8
3,10,12,13,15,16,17,19
335.64
0.66341
18939
7
3,12,13,15-17,19
335.86
0.66206
19015
7
3,10,12,13,15,16,19
336.25
0.64173
20159
6
3,12,13,15,16,19
Lithobates vaillanti (abundancia)
328.33
0.70594
16542
7
2,3,4,7,15,16,20
328.38
0.69024
17425
6
2,3,4,7,15,16
328.76
0.67235
18431
5
2,3,4,15,16
328.89
0.67155
18476
5
2,3,7,15,16
Incilius valliceps (abundancia)
322.9
0.395
15745
6
2,3,7,12,15,17
324.32
0.40991
15357
7
2,3,7,8,12,15,17
324.44
0.40859
15391
7
1,2,3,7,12,15,17
324.99
0.40246
15550
7
2,3,7,12,15,17,21
Exerodonta bivocata (abundancia)
276.44
0.69424
6995.3
5
13,15,16,17,21
276.48
0.70867
6665.1
6
10,13,15,16,17,21
276.51
0.70853
6668.4
6
8,10,13,15,16,21
276.66
0.7077
6687.3
6
1,8,13,15,16,21
Variables: (1) profundidad de charca; (2) espesor de hojarasca; (3) sustrato limoso; (4) sustrato arcilloso; (5) rocas; (6) hojarasca; (7) ramas; (8) troncos; (9) raíces; (10) algas; (11) peces; (12) gasterópodos; (13) decápodos; (14) mosquitos; (15) agua corriente; (16) temperatura del agua; (17) pH; (18) oxígeno disuelto; (19) salinidad; (20) cobertura de dosel; (21) altitud.
El tipo de vegetación y la temperatura son las variables que caracterizan las charcas en las que fueron registrados los renacuajos de nuestro sitio de estudio. Estas variables, están íntimamente correlacionadas, ya que la variación de la temperatura en las charcas puede ser generada por los cambios en la cobertura de la vegetación circundante (Granados-Sánchez et al., 2006). De acuerdo con nuestros resultados y lo documentado en otros estudios, existen variables que condicionan el uso de las charcas como son: altos valores de la corriente, la profundidad del agua, el oxígeno disuelto, la conductividad y la salinidad, factores que intervienen en la selección de sitios de puestas, desarrollo de huevos y larvas (Borges-Júnior y Rocha, 2013; Eterovick y Sousa, 2003; Kopp y Eterovick, 2006; Strauß et al.,2010; Thomas et al., 2019)
Cada una de las especies de estudio ocupó charcas con características específicas que influyen en el desarrollo y supervivencia de los individuos. Los renacuajos de L. vaillanti utilizaron charcas permanentes y sin corriente durante todos los meses de muestreo, este tipo de charcas mantienen un nivel de agua adecuado aún en época de seca, permitiendo que la abundancia de los renacuajos sea constante a lo largo del tiempo. Incluso se ha observado que algunos anuros pueden ocupar estas charcas por varios meses para completar su desarrollo (Almeida-Gomes et al., 2012; Borgues-Júnior, 2007; Fatorelli et al., 2010). La hojarasca es otra variable importante en las charcas donde se encuentra esta especie, ya que es utilizada como refugio ante la presencia de depredadores (Melo et al., 2018), como son los peces del género Rhamdia, los cuales se encuentran en las mismas charcas que L. vaillanti.
Los renacuajos de I. valliceps se encontraron solo en abril en charcas temporales sin corriente ubicadas exclusivamente en VS. Los adultos de esta especie tienen preferencia por los hábitats que presentan algún tipo de perturbación antropogénica, en los cuales son más abundantes (Cedeño-Vázquez et al., 2006). Además, la selección de las charcas temporales por parte de esta especie se debe a que los adultos son estrictamente terrestres y utilizan las charcas únicamente para la oviposición (Oliver-López et al., 2009). Las charcas seleccionadas por esta especie en nuestro estudio se caracterizaron por un bajo porcentaje de hojarasca y ramas, un sustrato limoso y la ausencia de depredadores. Esta última característica permite un desarrollo larvario relativamente más rápido, ya que al no tener depredadores potenciales invierten más tiempo alimentándose (Aguilar-López. 2018; Eterovick y Sazima, 2000; Peltzer y Lajmanovich, 2004). Además, los valores altos de pH registrados para las charcas son adecuados para su supervivencia, ya que se ha demostrado que un pH ácido menor a 4 afecta el desarrollo de los renacuajos (Freda y Dunson, 1985; Rosenberg y Pierce, 1995; Thabah et al., 2018).
Tabla 4
Resultados del análisis del Permanova con respecto a la abundancia de cada una de las especies de renacuajos y el gradiente ambiental en el arroyo La Escalera.
Variable
Respuesta
gl
SS
MS
Pseudo-F
p (perm)
Estimación de los coeficientes de variación
Raíz cuadrada del componente de variación estimado
Lithobates vaillanti (abundancia)
Tipo de vegetación (vgt)
1
1,770.6
1,770.6
2.55
0.1074
150.99
12.29
Tipo de charca (char)
1
307.23
307.2
0.44
0.5682
39.40
-6.28
Altitud (alt)
2
586.14
293.1
0.42
0.6884
62.76
-7.92
Interacción vgt-char
1
668.79
668.8
0.96
0.3391
6.52
-2.55
Interacción vgt-alt
2
2,339.2
1,169.6
1.68
0.1954
158.36
12.58
Interacción char-alt
2
1,760
880.0
1.26
0.2817
44.38
6.66
Interacción vgt-char-alt
1
476.78
476.8
0.69
0.4385
106.19
-10.31
Residuales
43
29,914
695.7
695.67
26.38
Total
54
57,079
Incilius valliceps (abundancia)
Tipo de vegetación (vgt)
1
76.85
76.9
0.42
0.4541
14.86
-3.85
Tipo de charca (char)
1
106.41
106.4
0.58
0.4479
7.73
-2.78
Altitud (alt)
2
882.9
441.5
2.41
0.1267
40.35
6.35
Interacción vgt-char
1
801.04
801.0
4.39
0.0586
150
12.25
Interacción vgt-alt
2
1,506.4
753.2
4.12
0.0494
190.65
13.81
Interacción char-alt
2
2,476.6
1,238.3
6.78
0.0059
254.19
15.94
Interacción vgt-char-alt
1
801.04
801.0
4.39
0.06
300
17.32
Residuales
43
7,853.2
182.6
182.63
13.51
Total
54
26,845
Exerodonta bivocata (abundancia)
Tipo de vegetación (vgt)
1
-3.9E-11
-4E-11
N.A.
N.A.
40.14
-6.33
Tipo de charca (char)
1
-2.7E-11
-3E-11
N.A.
N.A.
28.99
-5.38
Altitud (alt)
2
-1.5E-11
-8E-12
N.A.
N.A.
44.55
-6.67
Interacción vgt-char
1
-2E-11
-2E-11
N.A.
N.A.
69.32
-8.33
Interacción vgt-alt
2
-2.9E-11
-1E-11
N.A.
N.A.
95.49
-9.77
Interacción char-alt
2
-5E-11
-2E-11
N.A.
N.A.
68.82
-8.30
Interacción vgt-char-alt
1
-2.6E-12
-3E-12
N.A.
N.A.
138.64
-11.78
Residuales
43
12,289
285.79
N.A.
N.A.
285.79
16.91
Total
54
22,933
A diferencia de las otras 2 especies de estudio, los renacuajos de E. bivocata solo ocuparon charcas permanentes ubicadas en VP, ésto concuerda con lo reportado por Ríos-Rodas et al. (2020) y Santos-Barrera (2004), quienes observaron a la especie en estado adulto en áreas de vegetación primaria, lo que indica que esta especiesolo se reproduce en sitios conservados. Alford (1999) menciona que los cuerpos de agua permanentes aumentan las probabilidades de que las especies completen su proceso de metamorfosis reduciendo así, el porcentaje de mortalidad. Otra particularidad específica de las charcas en las que se registró E. bivocata es la presencia de corriente; dadas estas condiciones, los renacuajos se registraron en el fondo de la charca, donde la corriente es menor y se encuentran adheridos a las rocas para evitar el arrastre (Thomas et al., 2019). Adicionalmente, E. bivocata necesita charcas que estén rodeadas de vegetación, lo cual permitirá que conserven una temperatura promedio de 22 ºC, en cambio las charcas con una cobertura de dosel abierto pueden ser de 2 a 5 ºC más cálidas, datos que coinciden con lo registrado por Skelly et al. (2002), Werner y Glennemeier (1999). Tomando en cuenta las características necesarias para el desarrollo de este hílido, se puede concluir que es una especie especialista en la selección de charcas para el desarrollo de su progenie.
La presente investigación es la primera que aborda la influencia de las variables ambientales sobre la abundancia de los renacuajos en las charcas presentes de un arroyo tropical en México. Las 3 especies registradas representaron solo una parte de la comunidad de anuros en la zona, las cuales presentan desarrollo indirecto; además, es importante señalar que cada una de las especies habitó exclusivamente un tipo de charca. De acuerdo con nuestros resultados, se acepta la hipótesis de que las charcas permanentes, en general, sí presentaron la mayor abundancia de renacuajos, sin embargo, las charcas permanentes en VP presentaron la menor abundancia de renacuajos, mientras que las charcas permanentes en VRT y VS obtuvieron la mayor abundancia. Las variables que influyeron directamente en la abundancia de las 3 especies de renacuajos fueron el pH, la temperatura y el oxígeno disuelto en el agua, lo que concuerda con nuestra hipótesis propuesta. Para el caso particular de E. bivocata, la presencia de gasterópodos en las charcas influyó en su abundancia, estos organismos pueden ser considerados competidores o depredadores ejerciendo una presión constante en la abundancia de esta especie. Por último, este estudio también reveló la importancia del tipo de vegetación circundante a las charcas; las charcas en VP presentaron condiciones adecuadas para que especies exclusivas de ambientes conservados lleven a cabo su reproducción y desarrollo; mientras que las charcas, rodeadas de VRT fueron aprovechadas por especies generalistas. Dado que la selección de las charcas por parte de los anuros adultos depende del tipo de vegetación y que en la zona de estudio se implementan actividades que modifican la estructura de la vegetación, es necesario continuar con el monitoreo de las especies ante los cambios en la cobertura vegetal y analizar la relación entre los cambios en la configuración del paisaje y la dinámica poblacional de los anuros, en particular, de especies especialistas, de escaso conocimiento en sus modos reproductivos o que se encuentren en alguna categoría de riesgo.
Agradecimientos
Al Conahcyt, por la beca de maestría otorgada al primer autor. A José del Carmen Gerónimo Torres, Perla Chuc, a la comunidad de Villa Guadalupe por el apoyo en cada uno de los recorridos y a los revisores anónimos por su contribución para mejorar significativamente el manuscrito.
Referencias
Aguilar-López, J. L. (2018). Una vida de sapo: obra en seis actos y 28 días. Ciencias, 69, 74–77.
Aguillón-Gutiérrez, D. R. y Ramírez-Bautista, A. (2015). Anomalías frecuentes en una población de Hyila plicata (Anura:Hylidae) expuesta a plomo y fierro durante el desarrollo postembrionario. Biología, Ciencia y Tecnología, 8, 515–529
Alejandro-Montiel, C., Galmiche-Tejeda, Á., Domínguez-Domínguez, M. y Rincón-Ramírez, A. (2010). Cambios en la cubierta forestal del área ecoturística de la reserva Ecológica de Agua Selva, México. Tropical and Subtropical Agroecosystems, 12, 605–617.
Alford, R. A. (1999). Ecology resource use, competition and predation. En R. W. McDiarmid y R. Altig (Eds.), Tadpoles. The biology of anuran larvae (pp. 240–278). Chicago, London: The University of Chicago Press.
Almeida-Gomes, M., Laila, R. C., Hatano, F. H., Sluys, M. y Rocha C. F. D. (2012). Population dynamics of tadpole of Crossodactylus guadichaudii (Anura: Hylodidae) in the Atlantic Rainforest of Ilha Grande, southeastern Brazil. Journal of Natural History, 46, 43–44. https://doi.org/10.1080/00222933.2012.717643
Anderson, D. R. (2007). Model based inference ins the life sciences: a primer on evidence. Nueva York, NY: Springer Nature. https://doi.org/10.1007/978-0-38774075-1
Anderson, M. J. y Ter-Braak, C. J. F. (2003). Permutation tests for multi-factorial analysis of variance. Journal of Statistical Computations and Simulation, 73, 85–113. https://doi.org/10.1080/00949650215733
Anderson, M. J., Gorley, R. N. y Clarke, K. R. (2008). Permanova+ for PRIMER. Guide to software and statistical methods. Plymouth: PRIMER-E: Plymouth. UK.
Both, C., Melo, A. S., Cechin, S. Z. y Hartz, S. M. (2011). Tadpole co-occurrence in ponds: When do guilds and time matter? Acta Oecologica, 37, 140–145. https://doi.org/10.1016/j.actao.2011.01.008
Borges-Júnior, V. T. T. (2007). Ecologia de girinos e adultos de Aplastodiscus eugenioi (Anura: Hyliade) na mata atlántica da Ilha Grande, Angra dos Reis, RJ (Tesis maestría). Instituto de Biologia, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil.
Borges-Júnior, V. N. T. y Rocha, C. F. D. (2013). Tropical tadpole assemblages: which factors affect their structure and distribution? Oecologia Australis, 17, 217–228. https://doi.org/10.4257/oeco.2013.1702.04
Burnham, K. P. y Anderson, D. R. (2004). Multimodel inference: understanding AIC and BIC in model selection. Sociological Methods and Research, 33, 261–304. https://doi.org/10.1177/0049124104268644
Camacho-Rozo, C. P. y Urbina-Cardona, N. (2021). Tadpoles inhabiting natural and anthropogenic temporary water bodies: which are the environmental factors that affect the diversity of the assemblages? Frontiers in Environmental Science, 9, 1–11. https://doi.org/10.3389/fenvs.2021.667448
Canseco-Márquez, L. y Gutiérrez-Mayén, M. G. (2010). Anfibios y reptiles del valle de Tehuacán-Cuicatlán. México D.F.: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Canseco-Márquez, L., Gutiérrez-Mayén, M. G. y Mendelson III, J. R. (2003). Distribution and natural history of the hylid frog Hyla xera in the Tehuacán-Cuicatlán Valley, Mexico, with a description of the tadpole. The Southwestern Naturalist, 48, 670–675. http://dx.doi.org/10. 1894/0038-4909(2003)048%3C0670:DANHOT%3E2.0.CO;2
Carvajal-Hernández, C. I., Silva-Mijangos, L., Kessler M. y Lehnert, M. (2018). Adiciones a la pteridoflora de Tabasco, México: la importancia del bosque mesófilo de montaña. Acta Botanica Mexicana, 124, 7–18. https://doi.org/10.21829/abm124.2018.1300
Castillo-Acosta, O., Zavala-Cruz, J., López-López, D. y Almeida-Cerino, C. (2019). El bosque mesófilo de montaña. En La biodiversidad de Tabasco. Estudio de Estado Vol. II. (pp. 21–27). México D.F.: Conabio.
Cedeño-Vázquez, J. R., Calderón-Mandujano, R. R. y Pozo. C. (2006). Anfibios de la región de Calakmul, Campeche, México. Chetumal, Quintana Roo: Conabio/ ECOSUR/ Conanp/ PNUD-GEF/ SHM, A.C.
Challenger, A. y Soberano, J. (2018). Los ecosistemas terrestres. En Capital natural de México, Vol I.Conocimiento actual de la biodiversidad. (pp. 87–108). Ciudad de México: Conabio.
Clarke, K. R. y Gorley, R. N. (2015). Getting started with PRIMER v7. En PRIMER-E: Plymounth (pp 1–18). Zeanland: Massey University Albany Campus.
Cortez, F. C., Suárez-Mayorga, A. M. y López-López, F. J. (2006). Preparación y preservación de material científico. En A. Ángulo, J. V. Rueda-Almonacid, Rodríguez-Mahecha, E. La Marca (Eds.), Técnica de inventario y monitoreo para los anfibios de la región tropical andina. Conservación internacional. Serie manuales de campo Núm. 2 (pp. 173–219). Bogotá D.C.: Panamericana Formas e Impresos, S.A.
Cruz-Ramírez, A. K., Salcedo, M. Á., Sánchez, A. J., Barba-Marcías, E. y Mendoza-Palacios, J. D. (2018). Relationship among physicochemical conditions, chlorophyll‑a concentration, and water level in a tropical river–floodplain system. International Journal of Environmental Science and Technology, 16, 3869–3876. https://doi.org/10.1007/s13762-018-2127-7
Delfín-Alfonso, C. A., Gallina-Tessaro, S. A. y López-González, C. A. (2014). El hábitat: definición, dimensiones y escalas de evaluación para la fauna silvestre. En S. A. Gallina y C. A. López (Eds.), Manual de técnicas para el estudio de la fauna (pp. 285–313). México D.F.: Instituto de Ecología, A.C/ Universidad Autónoma de Querétaro/ INE-Semarnat.
Dodd, C. K. (1992). Biological diversity of a temporary pons herpetofauna in north Florida sandhills. Biodiversity and Conservation, 1, 125–142. https://doi.org/10.1007/BF00695911
Duellman, W. E. y Trueb, L. (1986). Biology of amphibians. New York: McGraw-Hill.
Ernst, T., Keller, A., Landburg, G., Grafe, T. U., Linsenmail, K. E., Mark-Oliver, R. et al. (2012). Common ancestry or environmental trait filters: cross-continental comparisons of trait–habitat relationships in tropical anuran amphibian assemblages. Global Ecology and Biogeography, 21, 704–715. https://doi.org/10.1111/j.1466-8238.2011.00719.x
Eterovick, P. C. y Barata, I. M. (2006). Distribution of tadpoles within and among Brazilian streams: the influence of predators, habitat size and heterogeneity. Herpetologica, 64, 365–377. https://doi.org/10.1655/0018-0831(2006)62[365:DOTWAA]2.0.CO;2
Eterovick, P. C. y Souza, I. B. (2003). Niche occupancy in south-eastern Brazilian tadpole communities in montane-meadow streams. Journal of Tropical Ecology, 19, 439–448. https://doi.org/10.1017/S026646740300347X
Eterovick, P. C. y Sazima I. (2000). Structure of in a montane meadow in southeastern Brazil: effects of seasonality, habitat and predation. Amphibia-Reptilia, 21, 439–461. https://doi.org/10.1163/156853800300059331
Fatorelli, P. C. C., Costa, P. N., Laila, R. C., Almeida-Santos M., Van, S. M. y Rocha, C. F. D. (2010). Description, microhabitat and temporal distribution of the tadpole of Proceratophrys tupinamba Prando and Pombal, 2008. Zootaxa, 2684, 1–23. https://doi.org/10.11646/zootaxa.2684.1.6
Freda, J. y Dunson, W. A. (1985). Field and laboratory studies of ion balance and growth rates of ranid tadpoles chronically exposed to low pH. Copeia, 2, 415–423. https://doi.org/10.2307/1444853
Granados-Sánchez, D., Hernández-García, M. A. y López-Ríos, G. F. (2006). Ecología de las zonas ribereñas. Revista Chapingo. Serie Ciencias Forestales y del Ambiente, 12, 55–69.
Goodenough, A. E., Hart, A. G. y Stafford, R. (2012). Regression with empirical variable selection: description of a new method and application to ecological datasets. Plos One, 7, e34338. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0034338
Gosner, K. L. (1960). A simplified table for staging anuran embryos and larvae with notes on identification. Herpetologica, 16, 183–190.
Hernández-Guzmán, J. e Islas-Jesús, R. E. (2014). Malformación en larvas y presencia de helmintos en la rana Lithobates vaillanti (Anura: Ranidae) de Tabasco, México. The Biologist, 12, 407–411.
Hernández-Ordóñez, O., Urbina-Cardona, N. y Martínez-Ramos, M. (2015). Recovery of amphibian and reptile assemblages during old-field succession of tropical rain forests. Biotropica, 47, 377–388. https://doi.org/10.1111/btp.12207
Jacobson, B., Cedeño-Vázquez, J. R., Espinoza-Avalos, J. y González-Solís, D. (2019). The effect of diet on growth and metamorphosis of Triprion petasatus (Anura: Hylidae) tadpoles. Herpetological Conservation and Biology, 14, 308–324.
Köhler, G. (2011). Amphibians of Central America. Offenbach, Alemania: Herpeton Verlag Germany.
Kaplan, M. y Heimes, P. (2015). The tadpole of the Mexican tree frog Charadrahyla taeniopus (Anura: Hylidae). Caldasia, 37, 399–396. https://doi.org/10.15446/caldasia.v37n2.53583
Kopp, K. y Eterovick, P. C. (2006). Factors influencing spatial and temporal structure of frog assemblages at ponds in southeastern Brazil. Journal of Natural History, 40, 29–31. https://doi.org/10.1080/00222930601017403
La Marca, E. y Castellanos, M. (2018). Formula alimenticia para criar renacuajos en cautiverio. Amphibian Ark, 48, 17–18.
Leonard, W. P., Brown, H. A., Jones, L. L. C., McAllister, K. R. y Storm, R. M. (1993). Amphibians of Washington and Oregon. Seatle Audubon Society, Trailside, Series, Washington.
Lee, J. C. (1996). The Amphibians and reptiles of the Yucatán Peninsula. Ithaca, NY: Comstock Publishing.
Leyte-Manrique, A., González-García, R. L. E., Quintero-Díaz, G. E., Alejo-Iturvide, F. y Berriozabal-Islas, C. (2018). Aspectos ecológicos de una comunidad de anuros en un ambiente tropical estacional en Guanajuato, México. Acta Zoológica Mexicana (nueva serie), 34, 1–14. https://doi.org/10.21829/azm.2018.3412138
Lemmon, P. (1956). A spherical densiometer for estimating forest overstory density. Forest Science, 2, 314–320.
Limbaugh, B. A. y Volpe, E. P. (1957). Early development of the gulf coast toad, Bufo valliceps Wiegmann. American Museum Novitates, 1842, 1–32.
Luja-Molina, V. H. (2010). Ecología, demografía y estado de conservación de poblaciones pequeñas y aisladas en oasis de Baja California, Sur, México: el caso de la rana arborícola Pseudacris hypochondriaca curta (Tesis de doctorado). Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C., México.
Luja-Molina, V. H. y Rodríguez-Estrella, R. (2016). La rana arborícola Pseudacris hypochondriaca curta. Historia natural y conservación de una especie dependiente de los oasis de Baja California Sur. Ciudad de México: Conabio/ CIBNOR.
Martín-Regalado, N., Lavariega, M. C., Gómez-Ugalde, R. M. y Rodríguez-Pérez, C. (2016). Anfibios y reptiles de la sierra de Cuatro Venados, Oaxaca, México. Arxius de Miscel·lània Zoològica, 14, 217–232. https://doi.org/10.32800/amz.2016.14.0217
McArdle, B. H. y Anderson, M. J. (2001). Fitting multivariate models to community data: a comment on distance-bases redundancy analysis. Ecology, 82, 290–297. https://doi.org/10.1890/0012-9658(2001)082[0290:FMMTCD]2.0.CO;2
Melo, L. S. O., Garey, M. V. y Rossa-Feres, D. C. (2018). Looking for a place: How are tadpoles distributed within tropical ponds and streams? Herpetology Notes, 11, 379–386.
Mijares-Urrita, A. (1998). Los renacuajos de los anuros (Amphibia) altoandinos de Venezuela: morfología externa y claves. Revista de Biología Tropical, 46, 119–143. https://dx.doi.org/10.15517/rbt.v46i1.19360
Mohneke, M. y Rödel, M. O. (2009). Declining amphibian populations and possible ecological consequences – a review. Salamandra, 45, 203–2010.
Montalvo-Vargas, R. y Castillo-Ramiro, J. (2018). Estimación de la capacidad de carga turística en Agua Selva (Tabasco, México). Base para la planificación y el desarrollo regional. Estudios y Perspectiva en Turismo, 27, 295–315.
Oliver-López, L., Woolrich-Piña, G. A. y Lemos-Espial, J. A. (2009). La familia Bufonidae en México. Facultad de Estudios Superiores-Iztacala, UNAM/ Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Diversidad. México D.F.
Palma-López, D. J., Vázquez, N. C. J., Chable, P. R., Rodríguez, O. L., Mata, Z. E. E., Morales, G. M. A. et al. (2019). Servicios ambientales brindados por los ecosistemas y agroecosistemas en la región de La Chontalpa. En La biodiversidad de Tabasco. Estudio de estado. Vol. III (pp. 297–307). México D.F.: Conabio.
Palma-López, D. J., Vázquez, N. C. J., Mata, Z. E. E., López, C. A., Morales, G. M. A., Chable, P. R. et al. (2011). Zonificación de ecosistemas y agroecosistemas susceptibles de recibir pagos por servicios ambientales en la Chontalpa, Tabasco. Colegio de Postgraduados-Campus Tabasco, Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental. Villahermosa, Tabasco, México.
Peltzer, P. M. y Lajmanovich, R. C. (2004). Anuran tadpole assemblages in riparian areas of the Middle Paraná River, Argentina. Biodiversity and Conservation, 13, 1833–1842. https://doi.org/10.1023/B:BIOC.0000035870.36495.fc
Poole, V. A. y Grow S. (2012). Amphibian husbandry resource guide, Edition 2.0. Silver Spring, MD: Association of Zoos and Aquariums.
Ranvestel, A. W., Lips, K. R., Pringle, C. M., Whiles, M. T. y Bixby, R. J. (2004). Neotropical tadpoles influence stream benthos: evidence for the ecological consequences of decline in amphibian populations. Freshwater Biology, 49, 274–285. https://doi.org/10.1111/j.1365-2427.2004.01184.x
Rosenberg, E. A. y Pierce, B. A. (1995). Effect of initial mass on growth and mortality at low pH in tadpoles of Pseudacris clarkii and Bufo valliceps. Journal of Herpetology, 29, 181–185. https://doi.org/10.2307/1564555
Reyna-Bustos, O. F., Huerta-Martínez, F. M. y Muñoz-Arias, A. (2022). Ecología de los anuros de la Sierra de Quila, Jalisco, México: un análisis en dos escalas espaciales. Caldasia, 44, 190–141. https://doi.org/10.15446/caldasia.v44n1.89182
Ríos-Rodas, L., Zenteno-Ruíz, C. E., Pérez-De la Cruz, M., Arriaga-Weiss, S. L., Jiménez-Pérez, N. C. y Bustos-Zagal, M. G. (2020). Anfibios riparios en dos ecosistemas tropicales del sureste de México. Ecosistemas, 29, 1–7. https://doi.org/10.7818/ECOS.2098
Rodríguez, O. L. y Banda, I. H. (2016). El ecoturismo en Agua Selva Tabasco, México: medios de promoción. International Journal of Scientific Managment Tourism, 2, 291–306.
Rodrigues, D. J., Lima, A. P., Magnuusson, W. E. y Costa, F. R. C. (2010). Temporary pond availability and tadpole species composition in Central Amazonia. Herpetologica, 66, 124–130. https://doi.org/10.1655/09-020R2.1
Ouchi-de Melo, L. S., Gonçalves-Souza, T., Varajão-Garey, M. y de Cerqueria, D. (2017). Tadpole species richness within lentic and lotic microhabitats: an interactive influence of environmental and spatial factors. Herpetological Journal, 27, 339–345. https://doi.org/10.1016/S0003-3472(72)80038-1
Sah, H. H. A. y Grafe, U. T. (2020). Larval anuran assemblages in tropical rainforest streams in Borneo. Herpetological Conservation and Biology, 15, 105–117.
Santos-Barrera, G. (2004). Exerodonta bivocata. The IUCN Red List of Threatened Species. E.T55414a11304478. Recuperado el 07 diciembre, 2022 de: https://www.iucnred list.org/species/55414/11304478
Schalk, C. M., Montaña, C. G., Winemiller, K. O. y Fitzgerald, L. A. (2017). Trophic plasticity, environmental gradients and food-web structure of tropical pond communities. Freshwater Biology, 62, 519–529. https://doi.org/10.1111/fwb.12882
Segura-Solís, S. y Bolaños, F. (2009). Desarrollo embrionario y larva del sapo Incilius aucoinae (Bufonidae) en Golfito, Costa Rica. Revista de Biología Tropical, 57, 291–299.
Skelly, D. K. (1997). Tadpole communities: pond permanence and predation are powerful forces shaping the structure of tadpole communities. American Scientist, 85, 36–45.
Skelly, D. K., Freidenburg, L. K. y Keisecker, J. M. (2002). Forest canopy and the performance of larval amphibians. Ecology, 83, 983–992. https://doi.org/10.1890/0012-9658 (2002)083[0983:FCATPO]2.0.CO;2
Somerfield, P. J. y Clarke, K. R. (2013). Inverse analysis in non-parametric multivariate analyses: Distinguishing groups of associated species which covary coherently across samples. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, 449, 261–273. https://doi.org/10.1016/j.jembe.2013.10.002
Strauß, A. M., Reeve, E., Randrianiaina, R. D., Vences, M. y Glos, J. (2010). The world’s richest tadpole communities show functional redundancy and low functional diversity: ecological data on Madagascar’s stream-dwelling amphibian larvae. BioMed Central, 10, 1–10. http://dx.doi.org/10.1186/1472-6785-10-12
Stebbins, R. C. (1951). Amphibians of Western North America. Berkely, California: University of California, Press.
Stebbins, R. C y Cohen, N. W (1995). A natural history of amphibians. Princeton, New York: Princeton University Prees.
Thabah, C. M., Devi, L. M., Hooroo, R. N. K. y Dey, S. (2018). Morphological alterations in the external gills of some tadpoles in response to ph. Journal of Morphological Sciences, 35, 142–152. https://doi.org/%2010.1055/s-0038-1669476
Thomas, A., Das, S. y Manish, K. (2019). Influence of stream habitat variables on distribution and abundance of tadpoles of the endangered Purple frog Nasikabatrachus sahyadrensis (Anura:Nasikabatrachidae). Journal of Asia-Pacific Biodiversity, 12, 144–151. https://doi.org/10.1016/j.japb.2019.01.009
Torres-Orozco, R. E., Jiménez-Sierra, C. L., Vogt, R. C. y Villarreal-Benitez, J. L. (2002). Neotropical tadpoles: spatial and temporal distribution and habitat in a seasonal lake in Veracruz, México. Phyllomedua, 1, 81–91. https://doi.org/10.11606/issn.2316-9079.v1i2p81-91
Urbina-Cardona, N., Olivares-Pérez, M. y Reynoso, V. H. (2006). Herpetofauna diversity and microenvironment correlates across a pasture-edge-interior ecotone in tropical rainforest fragments in the Los Tuxtlas Biosphere Reserve of Veracruz, Mexico. Biological Conservation, 13, 61–75. https://doi.org/10.1016/j.biocon.2006.03.014
Vogt, R. C. (1997). Las ranas de la Laguna del Zacatal. En E. González-Soriano, R. Dirzo y R. C. Vogt (Eds.), Historia natural de los Tuxtlas (pp. 500–503). México D.F.: UNAM.
Volpe, E. P. (1957). Embryonic temperature tolerance and rate of development in Bufo valliceps. Physiological Zoology, 30, 164–176. https://doi.org/10.1086/physzool.30.2.30155366
Werner, E. E. y Glennemeier, K. S. (1999). Influence of forest canopy cover on the breeding pond distributions of several Amphibian species. Copeia, 1, 1–12. https://doi.org/ 10.2307/1447379
Wiens, J. A. (1972). Anuran habitat selection: early experience and substrate selection in Rana cascadae Tadpoles. Animal Behaviour, 20, 218–220. https://doi.org/10.1016/S 0003-3472(72)80038-1
Woolrich-Piña, G. A., Smith, G. R. y Lemos-Espinal, J. A. (2015). Effects of salinity and density on tadpoles of two anurans from the Río Salado, Puebla, Mexico. Journal of Herpetology, 40, 17–22. https://doi.org/10.1670/13-127
Woolrich-Piña, G. A., Smith, G. R., Benítez-Tadeo, R. A., Lemos-Espinal, J. A. y Morales-Garza, M. (2017). Effects of salinity and density on tadpole of Incilius occidentalis from Oaxaca, México. Copeia, 105, 43–45. https://doi.org/10.1643/CH-16-495
Universidad Científica del Sur, Facultad de Ciencias Ambientales, Panamericana Sur Km. 19, Villa El Salvador, Lima, Perú
*Autor para correspondencia: nortoncuba92@gmail.com (N. Cuba-Melly)
Recibido: 8 diciembre 2023; aceptado: 17 septiembre 2024
Resumen
El desierto costero sudamericano es un ambiente de extrema aridez que recibe agua en forma de neblina oceánica y precipitaciones discontinuas provistas por El Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés). Sus particulares condiciones climáticas y geográficas son refugio de especies de flora, y fauna altamente especializada, que además de poseer un alto grado de endemismo se encuentran amenazadas por actividades humanas. Los objetivos del presente estudio fueron: proponer una delimitación del ecosistema de lomas en una localidad del norte del Perú conocida como cerro Ochiputur usando herramientas de teledetección y el análisis del Índice de Vegetación Diferencial Normalizado (o NDVI por su acrónimo en inglés), y efectuar una línea base de flora vascular e identificar impulsores de cambio en el área de estudio. El análisis NDVI permitió estimar la cobertura vegetal del ecosistema, aunque aún presenta limitaciones, asimismo, se evidencia la influencia del ENSO sobre la cobertura vegetal y el avance de actividades antrópicas perjudiciales. Se registraron 134 especies de plantas vasculares distribuidas en 3 unidades del paisaje del ecosistema de lomas. Finalmente, se discute una conexión entre el desierto y ecosistemas altoandinos, y la eficiencia de la teledetección en la delimitación de ecosistemas desérticos.
Palabras clave: Desierto costero; Impulsores de cambio; Inventarios florísticos; La Libertad; Teledetección
Composition of vascular flora, delimitation and state of conservation of lomas of Ochiputur mountain (Trujillo, Peru): a scope for the identification and management of desert ecosystems
Abstract
The South American coastal desert is an extremely arid environment that receives water in the form of ocean mist and discontinuous precipitation provided by the El Niño-Southern Oscillation (ENSO). Its particular climatic and geographical conditions are a refuge for highly specialized flora and fauna species, which in addition to having a high degree of endemism are threatened by human activities. The objectives of the present study were: to propose a delimitation of the lomas ecosystem in a locality in northern Peru known as Ochiputur mountain using remote sensing tools and the analysis of the Normalized Differential Vegetation Index (NDVI), and to carry out a vascular flora baseline and identify drivers of change in the area of study. The NDVI analysis allowed us to estimate the vegetation cover of the ecosystem, although it still has limitations. Likewise, the influence of ENSO on the vegetation cover and the advance of harmful anthropic activities is evident. We recorded 134 species of vascular plants distributed in 3 landscape units of the lomas ecosystem. Finally, a connection between the desert and high Andean ecosystems, and the efficiency of remote sensing in the delimitation of desert ecosystems, were discussed.
Keywords: Coastal desert; Drivers of change; Floristic inventories; La Libertad; Remote sensing
Introducción
Los desiertos alrededor del mundo son biomas singulares que abarcan vastas extensiones de la superficie terrestre, caracterizados por sus condiciones de extrema aridez, escasez de precipitaciones y se pueden clasificar, según su zona climática, como: subtropicales, polares, invernales y costeros fríos (Smith y Pettorelli, 2020). Estos parajes de apariencia inhóspita pueden desplegar altas tasas de endemismo debido a procesos adaptativos de la biocenosis, como respuesta a sus condiciones ambientales extremas, por lo que representan refugios de diversidad para especies de distribución restringida y amenazada (Brito y Pleguezuelos, 2020). Los desiertos costeros fríos son particularmente diferentes a los que se encuentran al interior de los continentes, ya que poseen temperaturas promedio más estables y una alta humedad relativa como consecuencia de su proximidad a corrientes de aguas frías, producto de la surgencia de aguas marinas y a una fuerte subsidencia atmosférica que da origen a anticiclones (DellaSalla y Goldstein, 2020; Laity, 2009). Durante el invierno austral, los desiertos costeros fríos reciben aportes de agua temporal y espacialmente variables, donde destacan principalmente: la presencia de nubes de estratocúmulos que puede producir ligera precipitación o garúas, el ingreso de niebla advectiva proveniente del océano transportada por el anticiclón y el desarrollo de niebla orográfica que se forma con el enfriamiento del aire al encontrarse con diversas formaciones geográficas en el litoral de la costa, ambos tipos de neblina se pueden condensar en forma de garúa o formar gotas de rocío al encontrarse con una superficie más fría (Cereceda et al., 2002; Eckardt et al., 2013). Asimismo, la formación de una capa de inversión térmica reduce la evaporación del agua del suelo y el impacto de la radiación solar, promoviendo condiciones favorables para el desarrollo de la vida en el desierto. Dentro de los desiertos costeros fríos, también conocidos como desiertos de niebla, se destacan el desierto peruano-chileno en Sudamérica y el desierto de Namib en el sur de África (Smith y Pettorelli, 2020).
El desierto peruano-chileno forma un estrecho cinturón hiperárido en gran parte de la costa de Sudamérica, interrumpido brevemente por valles y humedales que se originan dentro de la cuenca hidrográfica del Pacífico (modificado de Dillon et al., 2003). Las condiciones ambientales del desierto costero sudamericano se encuentran principalmente influenciadas por la Cordillera de los Andes, la corriente fría de Humboldt y el anticiclón del Pacífico sur (Garreaud et al., 2010; Hartley y Chong, 2002). Estos factores climáticos y geográficos originan una marcada estacionalidad; en los meses de junio a octubre, con el ingreso de niebla oceánica al continente, se constituye una época húmeda, que es testigo de un auge en la composición de flora y fauna del desierto, así como del recubrimiento del suelo por vegetación predominantemente herbácea, mientras que a inicios de noviembre, con el aumento de la temperatura y la exposición solar que inhibe la condensación de la humedad atmosférica, comienza una época seca, donde la vegetación culmina su ciclo de vida o entra en estado de latencia, devolviéndole al paisaje desértico su aspecto estéril; sin embargo, existen especies perennes que continúan su ciclo de floración a lo largo del verano como arbustos, subarbustos, tillandsias, cactus, hierbas perennes y árboles (Cornejo-Badillo et al., 2023; Cuba-Melly y Odar, 2018; Rundel et al., 1991; Velarde, 1945). De igual forma, los componentes bióticos de este desierto se encuentran influenciados por la oscilación del sur El Niño (o ENSO, su acrónimo en inglés), un evento cíclico, pero no periódico, que en su fase positiva suministra precipitaciones extraordinarias en los meses del verano austral desencadenando un incremento sustancial en la extensión de la cobertura vegetal y la producción primaria, así como una alteración en el ciclo fenológico de las especies (Dillon y Rundel, 1990; Tovar et al., 2018; Vining et al., 2022). Este ecosistema desértico es conocido como lomas en Perú u oasis de neblina en Chile y sus nombres usualmente coinciden con la provincia en la que se encuentran ubicadas o la elevación natural que más predomine en el terreno, conocidas localmente como cerros.
La flora de lomas es el grupo más estudiado en la literatura científica para este ecosistema, debido a ello, existen múltiples inventarios florísticos, especialmente para Perú (Dillon et al., 2011; Gonzáles et al., 2023; Lleellish et al., 2015; Weberbauer, 1945; Whaley et al., 2019). De igual forma, se han realizado esfuerzos denodados a escala local que contribuyen al conocimiento colectivo de la flora de lomas, principalmente en el centro y sur del país (Cuba-Melly y Odar, 2018; Leiva et al., 2008; Montesinos-Tubée y Mondragón, 2020; Quipuscoa et al., 2016; Trinidad et al., 2012), por el contrario, en el norte, existe un gran vacío de información para la mayor parte de localidades, con excepción de lomas del cerro Campana (Leiva et al., 2014; Sagástegui et al., 1988; Weberbauer, 1945). Asimismo, aún se desconoce la extensión total de las localidades donde se desarrollan las formaciones de lomas en el desierto peruano, siendo solamente las más conocidas las que se encuentran representadas en el mapa nacional de ecosistemas de Perú (MINAM, 2019). Sin embargo, el uso reciente de herramientas de teledetección ha expuesto que la superficie de lomas se encuentra subestimada (Moat et al., 2021). La ausencia de una delimitación concreta y de conocimiento sobre la composición florística de lomas ha profundizado el desinterés por su conservación, provocando el avance de actividades socioeconómicas con impactos negativos sobre el ecosistema como el cambio de uso de suelo para la agricultura, la minería no metálica, la expansión urbana, la ganadería intensiva, el establecimiento de granjas avícolas y la depredación de flora y fauna, entre las más comunes (Alonso y Solórzano, 2021; Pollack et al., 2020). Estas alteraciones en sistemas naturales son denominadas también como impulsores de cambio, que son factores naturales o inducidos por el hombre que producen modificaciones en la biodiversidad y procesos ecosistémicos (Ferrier et al., 2016; MA, 2005).
En la región La Libertad, en el norte del Perú, se han identificado hasta la fecha solo 7 formaciones de lomas: cerro Cabezón, cerro Campana, cerro Prieto, cerro Cabras, cerro Ochiputur, cerro Negro y Virú, de la más septentrional a la más austral, respectivamente (Dillon et al., 2011). El cerro Ochiputur se destaca por su imponente elevación de 1,000 m snm, que se puede observar desde la ciudad de Trujillo, capital de la región. A pesar de su cercanía, son exiguas las publicaciones científicas sobre flora y fauna que nos permiten valorar su diversidad biológica y evaluar su estado de conservación. Desde 1940 y hasta finales de 1990, personajes ilustres de la botánica peruana realizaron expediciones florísticas en lomas del cerro Ochiputur, dentro de los que destacan Nicolás Angulo, Abundio Sagástegui, Arnaldo López, Octavio Velarde, Michael Dillon y José Mostacero, sus colecciones fueron incorporadas al Herbarium Truxillense (HUT) (Sagástegui et al., 1988); lamentablemente estos hallazgos nunca fueron publicados. Rundel et al. (1991) menciona brevemente la presencia de 100 especies de flora vascular para esta localidad, sin brindar una lista formal, citando el trabajo de Sagástegui et al. (1988), no obstante, esta publicación enfoca sus resultados en brindar un análisis del clima, suelo y composición florística solamente del cerro Campana, por lo que no ha sido posible corroborar esta información. Finalmente, el último estudio florístico realizado en el cerro Ochiputur fue realizado por Corcuera (2017), quien reportó un total de 34 especies.
Ante la ausencia de conocimiento en la que se encuentra el ecosistema de lomas del cerro Ochiputur, el presente estudio busca revalorar el esfuerzo realizado por diversos botánicos en el siglo XX y generar nueva información sobre la composición de flora vascular del área de estudio. Asimismo, explora el concepto actual de lomas, propone una metodología para la delimitación del ecosistema e identifica impulsores de cambio con la finalidad de mejorar la gestión de ecosistemas desérticos y evitar el avance de actividades perjudiciales para la biodiversidad.
Materiales y métodos
El ecosistema de lomas del cerro Ochiputur se encuentra ubicado en el distrito de Salaverry, provincia de Trujillo, región de La Libertad, Perú (UTM Zona 17 L 726254 9094206). La única vía de acceso asfaltada que se encuentra cerca al área de estudio es la carretera Panamericana Norte a la altura del km 551. Geológicamente, la zona abarca mantos arenosos conformados por la acumulación de arenas cuarzosas transportadas por el viento (depósito eólico no consolidado) formando dunas y pampas amplias hasta llegar a montañas constituidas por afloramientos de rocas ígneas intrusivas como la granodiorita y el granito (INGEMMET, 2016), cuya elevación máxima es conocida localmente como cerro Ochiputur, Chiputur o Apu Leo. Anualmente recibe visitantes, sin embargo, no cuenta con señalización, rutas establecidas para el turismo o hitos que denoten la existencia del ecosistema. El área de estudio cuenta con la presencia parcial de 2 sitios arqueológicos: El área IX-X Cerro Alto Salaverry y Cerro Ochiputur que reporta restos del periodo Formativo Tardío de la cultura Salinar (MINCUL, 2001a) y el área VIII Quebrada La Mina que reporta evidencias arqueológicas correspondientes a periodos Lítico-Paijanense, Formativo Temprano y Medio-Cupisnique, Formativo Tardío-Salinar y Estados Regionales Tardíos-Chimú (MINCUL, 2001b). En dirección oeste y suroeste, entre la llanura desértica y las dunas se han constituido campos agrícolas, irrigados por el canal del proyecto especial Chavimochic (PECH), zonas urbanas, la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de Trujillo y torres de alta tensión que cruzan líneas de transmisión de energía eléctrica de 220 kV, administrados por la Red de Energía del Perú, S.A. (fig. 1)
Figura 1. Mapa del área de estudio.
El ecosistema de lomas del cerro Ochiputur fue reconocido como Ecosistema Frágil (EF) por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), quien las define como “áreas de alto valor de conservación por su biodiversidad y los servicios ambientales que brindan, y son altamente vulnerables a consecuencia de las actividades antrópicas que se desarrollan en ellas o en su entorno”, y se rigen en un marco normativo distinto al de las Áreas Naturales Protegidas (MINAGRI, 2020). Dentro de esta área se conservan 883.75 ha que circunscriben solamente el macizo rocoso y sus quebradas (SERFOR, 2018a). Su altitud oscila entre 396 y 1,112 m snm. La ficha técnica de campo elaborada para este reconocimiento registra un total de 12 especies de flora, 10 de aves, 1 de mamífero y 1 de reptil. La evaluación fue realizada en una sola visita de campo, el 17 de agosto de 2016. Asimismo, la delimitación de la cobertura vegetal se realizó con base en una interpretación visual, obtenida mediante el análisis NDVI de una imagen satelital LANDSAT 8 OLI/TIRS, con fecha 04 de agosto de 2014 y corregida con observaciones en campo. Finalmente, reporta la presencia de residuos sólidos y expansión urbana (SERFOR, 2018b).
Para entender el concepto actual de lomas y proponer una delimitación es necesario realizar una distinción en la terminología, entre el ámbito geomorfológico y el ecológico. En el ámbito geomorfológico, loma o lomada es una elevación natural del terreno menor a 300 metros de altura desde su base y con inclinación de laderas promedio superior a 16% (Villota, 2005). En el ámbito ecológico, lomas es un ecosistema que se desarrolla en el bioma del desierto costero sudamericano, donde las condiciones climáticas del invierno austral permiten el desarrollo de vegetación estacional y predominantemente herbácea, con la presencia de otras formas de crecimiento perenne en menor proporción, en altitudes que van desde 0 hasta 1,000 m snm (Dillon, 2003; MINAM, 2019; Rauh, 1985; Rundel et al., 1991). Se propone evitar el uso de años ENSO positivos para la delimitación de ecosistemas de lomas debido a que son eventos no periódicos, en los que ocurren precipitaciones extraordinarias que distorsionan la temporalidad y cobertura del ecosistema (Tovar et al., 2018; Vining et al., 2022). No obstante, su análisis en el presente estudio resulta de interés para evaluar los patrones de distribución y cobertura de la vegetación que implica este evento sobre el ecosistema de lomas.
Se evaluaron imágenes satelitales Landsat 8 OLI/TIRS C2 L1 (path:9, row:66) procedentes de los años 2013 a 2022 extraídas de forma gratuita del Servicio Geológico de los Estados Unidos (o USGS por su acrónimo en inglés). El satélite Landsat 8 tiene disponibilidad de imágenes desde su fecha de lanzamiento en el año 2013, su intermitencia es de 16 días y la resolución espacial de sus imágenes es de 30 × 30 m (USGS, 2022). Se escogieron imágenes que tuvieran porcentaje de nubosidad menor a 15% entre los meses de agosto y septiembre para años regulares, por ser los meses que mejor evidencian el desarrollo de vegetación en época húmeda. Para el evento ENSO del 2017 se utilizó el mes de abril, por ser mes que mejor reflejó el desarrollo de vegetación para este evento. Se hizo un preprocesamiento de las imágenes con el complemento SCP del software QGIS, con el que se ejecutó una corrección atmosférica DOS1 y se empleó la herramienta Pansharpening para obtener una resolución espacial de 15 × 15 m.
Para estimar la extensión de la cobertura vegetal del ecosistema se utilizó el software QGIS con el que se efectuó el cálculo del índice de vegetación diferencial normalizado (o NDVI por su acrónimo en inglés), el cual es adimensional y tiene un rango de valores que van de -1 a 1 (Weier y Herring, 2000). El NDVI se calcula aplicando la siguiente fórmula:
Esta métrica estándar para superficies terrestres se basa en el principio de que la actividad fotosintética de las plantas absorbe la luz roja y refleja la luz infrarroja en las plantas sanas (Pettorelli et al., 2005). Cuando ocurren procesos fotosintéticos al incrementar o disminuir la clorofila en las plantas, una serie temporal del NDVI expone una tendencia positiva cuando el desarrollo es óptimo o negativa cuando el suelo se encuentre desprovisto de vegetación o presente cuerpos de agua (Lepage et al., 2023). El NDVI como índice espectral de vegetación es utilizado en ecosistemas desérticos debido a su alta sensibilidad, que permite evidenciar un contraste entre la presencia y ausencia de vegetación (Chávez et al., 2019).
Después de realizar algunos ensayos, se decidió delimitar la vegetación de lomas con valores de NDVI mayores a 0.15, que coincide con el valor umbral utilizado por Chávez et al. (2019) y Moat et al. (2021) para este ecosistema.
Establecimiento de línea base de flora vascular. El presente estudio con fines de investigación científica de flora silvestre fue autorizado por la Resolución de Dirección General Núm. 342- 2018-MINAGRI-SERFOR- DGGSPFFS, emitida por la autoridad nacional competente en materia de flora y fauna silvestre. Se realizaron recolectas libres de plantas vasculares entre septiembre de 2018 y diciembre de 2019 para abarcar la época seca y húmeda. Las colecciones botánicas fueron depositadas en el Herbarium Truxillense (HUT). Actualmente, el EF lomas de cerro Ochiputur solo incluye el macizo rocoso y sus quebradas, por lo que también se incluyó el sistema de dunas dentro del estudio. Además, se realizaron visitas entre los años 2014 y 2022, se tomaron anotaciones sobre la flora y el estado del ecosistema. Las especies fueron registradas con imágenes fotográficas y georreferenciadas con un dispositivo GPS GARMIN. Para realizar la línea base también se consultaron las colecciones botánicas, que tuvieran como localidad cerro Ochiputur o Chiputur, en el Herbarium Truxillense (HUT), así como en bases de datos virtuales de los herbarios United States National Herbarium (US) y Field Museum Herbarium (F). Los acrónimos de herbarios se indican según lo establecido por Thiers (2023).
El ordenamiento taxonómico de las especies se realizó utilizando el sistema de clasificación de APG IV (Chase et al., 2016). Para la determinación de especies se emplearon diversos trabajos de sistemática y taxonomía como León et al. (2002), Ostolaza (2014), Peralta et al. (2005), Robinson (1906), Tovar (1993), entre otros. La revisión de los epítetos, nombre de autores y procedencia de las especies (endémica del Perú, nativa o introducida) se realizó usando las bases de datos: GBIF (2023), POWO (2023) y Tropicos (2023). Se consideran como especies nativas a aquellas que son encontradas de forma natural en el continente americano, e introducidas a aquellas que provengan de un continente diferente al americano o sean especies cultivadas.
Identificación de amenazas al ecosistema y estado de conservación actual. Se clasificaron impulsores de cambio según la definición y el modelo conceptual propuesto por Ferrier et al. (2016). Asimismo, se solicitó información al gobierno regional de La Libertad y a la municipalidad provincial de Trujillo sobre el estado de conservación actual de lomas del cerro Ochiputur.
Resultados
Delimitación de lomas del cerro Ochiputur usando herramientas de sistemas de información geográfica (SIG). Se obtuvieron 6 imágenes satelitales con las características propuestas en la metodología para el análisis NDVI correspondientes a los años: 2014, 2016, 2017, 2019, 2021 y 2022 (fig. 2).
Figura 2. Mapa de índice de vegetación diferencial normalizado.
Los valores de NDVI en los arenales que se encuentran entre 0.15 y 0.25 manifiestan el desarrollo de hierbas anuales, perennes, subarbustos y cactus. En esta unidad del paisaje, la vegetación se detecta desde el valor de 0,10; sin embargo, al reducir el umbral a este valor, se dificulta visualizar el contraste de presencia/ausencia de vegetación entre la montaña y los arenales. Igualmente ocurre en áreas donde se despliegan poblaciones de Tillandsia spp. Por otra parte, estos valores para la montaña significan que tiene una cobertura de vegetación escasa o en estrés hídrico, y que no hay suficiente humedad para el desarrollo foliar de arbustos, lo cual ha sido corroborado con observaciones en campo. Cuando los valores de NDVI son mayores a 0.35 indican un mejor desarrollo herbáceo y arbustivo. Se reportan por primera vez tilandsiales en el cerro la Mina y en el cerro Enano, siendo el primero el de mayor extensión. Se encuentran principalmente compuestos por T. latifolia y T. purpurea, en asociación con cactus y arbustos bastante dispersos como: N. arequipensis, H. pacalaensis, L. boerhaviifolium, T. cacalioides y S. spicata. El análisis de NDVI demostró no ser suficientemente sensible para diferenciar la vegetación de lomas en los arenales.
El año 2014 fue el de mejor desarrollo vegetativo con un valor de NDVI que llegó hasta 0.79; a pesar de ello, la vegetación en los arenales tuvo una cobertura casi desapercibida y se encontró solamente cercana a la montaña. Los años 2016, 2019 y 2022 fueron años con escasa cobertura vegetal y valores promedio inferiores a 0.25, coincidiendo con los reportes de campo, en donde la vegetación se encontraba dispersa, con porte bajo y poco o nulo desarrollo foliar en los arbustos. En estos años, una alta exposición solar y una cobertura nubosa que se comenzó a disipar paulatinamente en agosto forzó una transición temprana hacia la época seca, mientras que en el 2014, el verdor se mantuvo hasta octubre-noviembre. En abril de 2017, bajo la influencia de lluvias extraordinarias por un evento ENSO positivo, se manifestó una mayor cobertura vegetal en la quebrada La Mina con un valor máximo de NDVI de 0.75, menor al de 2014. Igualmente, los arenales registraron un revestimiento de herbáceas, esencialmente provisto por T. paronychioides, que se extendió de forma homogénea hasta 320 m snm, en donde comenzó a aumentar la diversidad de especies conforme se aproximaba hacia el macizo rocoso. En la montaña las especies más usuales fueron: P. purpureodisca, N. humifusa, S. arcanum, N. paniculata y Sicyos baderoa Hook. et Arn. En este año, también se observó una formación de vegetación continua del ecosistema de lomas desde el cerro Queneto, en la provincia de Virú hasta el cerro Ochiputur y ésta, a su vez, unía con el matorral andino de La Libertad, lo que no ocurre en años regulares. La vegetación herbácea en los arenales se secó por completo llegando a los meses de invierno, sin embargo, en los años consecutivos, volvió a emerger solamente en la época húmeda, aunque con menor cobertura. El análisis de NDVI también permitió dar cuenta de la ampliación de la frontera agrícola y la urbanización en los arenales entre el año 2014 y 2022.
Composición de la flora vascular. Se registraron un total de 134 especies de plantas vasculares pertenecientes a 43 familias. Las familias con mayor número de especies fueron: Asteraceae (20 spp.), Solanaceae (16 spp.), Malvaceae (9 spp.), Boraginaceae (8 spp.), Cactaceae (7 spp.), Fabaceae (6 spp.) y Poaceae (5 spp.) (figs. 3-9). Se evidencia que un total de 42 especies son endémicas del Perú, lo cual equivale a 31.34% del total de especies evaluadas. La familia Solanaceae contiene la mayor cantidad de endemismos con 9 especies, seguida por las familias Asteraceae (7 spp.) y Malvaceae (4 spp). Las especies nativas fueron 83, mientras que las introducidas 7, es decir, 61.94% y 5.22% del total, respectivamente. Se registraron 19 especies de flora vascular solamente en herbarios, pero no se encontraron en las visitas de campo. Las colecciones de herbarios exhiben muestras del área de estudio comprendidas entre los años 1948-1986 (tabla 1).
Tabla 1
Lista de flora vascular de lomas de cerro Ochiputur. Distribución: NAT (nativa), EN (endémica de Perú), INT (introducida); rf!: registro en campo; *registro solo de herbario.
Núm.
Familia
Especies
Registro
Distribución
1
Acanthaceae
Dicliptera peruviana (Lam.) Juss
A. Sagástegui et J. Mostacero 11037 (HUT!)
NAT
2
Aizoaceae
Tetragonia crystallina L´Hér.
Dillon et al. 4688 (F!) [F barcode 1981589]; N. Cuba-Melly et J. Odar 040 (HUT!), N. Angulo 1993 (HUT!)
NAT
3
Amaranthaceae
Alternanthera truxillensis Kunth
N. Cuba-Melly et J. Odar 041 (HUT!), A. Sagástegui et J. Mostacero 11036 (HUT!)
NAT
4
Amaranthaceae
Atriplex rotundifolia Dombey ex Moq.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11034 (HUT!) [ F barcode 1934192]
EN
5
Amaranthaceae
Chenopodium petiolare Kunth
A. Sagástegui et J. Mostacero 11060 (HUT!) [ F barcode 1933652]
NAT
6
Amaryllidaceae
Ismene amancaes (Ruiz et Pav.) Herb.
N. Cuba-Melly et J. Odar 121 (HUT!)
EN
7
Amaryllidaceae
Stenomesson sp.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11063 (HUT!) [F barcode 1933650]; N. Cuba-Melly et J. Odar 042 (HUT!)
–
8
Apiaceae
Cyclospermum laciniatum (DC.) Constance
Dillon et al. 4690 (F!) [F barcode 1981587]
NAT
9
Apocynaceae
Peruviasclepias aliciae (Morillo) Morillo
N. Cuba-Melly et J. Odar 122 (HUT!)
EN
10
Apocynaceae
Philibertia solanoides Kunth*
A. Sagástegui, A. López et S. López 9148 (HUT!)
NAT
Tabla 1. Continúa
Núm.
Familia
Especies
Registro
Distribución
11
Asparagaceae
Anthericum viruense Ravenna
(rf!)
EN
12
Asparagaceae
Furcraea occidentalis Trel.
(rf!)
NAT
13
Asteraceae
Acmella alba (L’Hér.) R.K. Jansen
A. Sagástegui, A. López et S. López 9157 (HUT!), A. López 4629 (HUT!)
NAT
14
Asteraceae
Baccharis spartea Benth.
N. Cuba-Melly et J. Odar 043 (HUT!), N. Angulo 1182 (HUT!)
EN
15
Asteraceae
Chionopappus benthamii S.F. Blake
N. Cuba-Melly et J. Odar 123 (HUT!)
EN
16
Asteraceae
Cotula australis (Sieber ex Spreng.) Hook. f.
(rf!)
INT
17
Asteraceae
Encelia canescens Lam.
Dillon et al. 4684 (F!) [F barcode 1981594]
NAT
18
Asteraceae
Erigeron bonariensis L.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11057 (HUT!) [F barcode 1933624], N. Cuba-Melly et J. Odar 124 (HUT!)
NAT
19
Asteraceae
Erigeron leptorhizon DC.
A. López et M. Diestra 9168 (HUT!) [F barcode 1934242], N. Angulo et A. López 1184 (HUT!), N. Angulo 1400 (HUT!)
EN
20
Asteraceae
Gamochaeta subfalcata (Cabrera) Cabrera*
A. Sagástegui et A. López 9161 (HUT!)
NAT
21
Asteraceae
Lomanthus arnaldii (Cabrera) B.Nord. et Pelser*
N. Angulo 1405 (HUT!)
NAT
22
Asteraceae
Onoseris odorata (D. Don) Hook. et Arn.
A. López 9150 (HUT!) [F barcode 1934243], N. Angulo 1402 (HUT!)
EN
23
Asteraceae
Ophryosporus galioides (DC.) R.M.King et H.Rob.
N. Cuba-Melly et J. Odar 125 (HUT!)
EN
24
Asteraceae
Ophryosporus peruvianus (J.F. Gmel.) R.M. King et H. Rob.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11052 (HUT!) [F barcode 1933661]
NAT
25
Asteraceae
Philoglossa purpureodisca H. Rob.
N. Cuba-Melly et J. Odar 044 (HUT!)
EN
26
Asteraceae
Sigesbeckia flosculosa L’Hér.
A. López 9163 (HUT!) [ F barcode 1934246]
NAT
27
Asteraceae
Simsia dombeyana DC.*
N. Angulo et A. López 1181 (HUT!)
NAT
28
Asteraceae
Sonchus oleraceus L.
Dillon et al. 4692 (F!) [F barcode 1981584]
INT
29
Asteraceae
Trixis cacalioides (Kunth) D. Don.
N. Cuba-Melly et J. Odar 045 (HUT!); A. Sagástegui et J. Mostacero 11046 (HUT!) (US barcode 3247976), A. Sagástegui et A. López 9164 (HUT!)
NAT
30
Asteraceae
Verbesina saubinetioides S.F. Blake
A. Sagástegui et J. Mostacero 11049 (HUT!) [F barcode 1933657]
EN
31
Asteraceae
Villanova oppositifolia Lag.
N. Angulo 1995 (HUT!)
NAT
32
Asteraceae
Wedelia calycina Rich.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11039 (HUT!) [F barcode 1933596]; N. Cuba-Melly et J. Odar 046 (HUT!)
NAT
33
Begoniaceae
Begonia geraniifolia Hook.
N. Angulo et A. López 830 (HUT!)
EN
34
Begoniaceae
Begonia tumbezensis Irmsch.
N. Angulo et A. López 829 (HUT!)
NAT
35
Boraginaceae
Euploca ferreyrae (I.M.Johnst.) M.W.Frohl. et M.W.Chase
A. Sagástegui et J. Mostacero 11051 (HUT!)
EN
36
Boraginaceae
Heliotropium angiospermum Murray
N. Cuba-Melly et J. Odar 126 (HUT!)
NAT
37
Boraginaceae
Heliotropium corymbosum Ruiz et Pav.
N. Cuba-Melly et J. Odar 127 (HUT!)
NAT
38
Boraginaceae
Nama dichotoma (Ruiz et Pav.) Choisy
N. Angulo 1400 (HUT!)
NAT
39
Boraginaceae
Pectocarya lateriflora (Lam.) DC.*
N. Angulo 1996 (HUT!)
NAT
40
Boraginaceae
Tiquillia dichotoma (Ruiz et Pav.) Pers.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11066 (HUT!) [ F barcode 1933660], N. Cuba-Melly et J. Odar 047 (HUT!), A. Sagástegui et A. López 9139 (HUT!)
EN
41
Boraginaceae
Tiquilia paronychioides (Phil.) A.T. Richardson
A. Sagástegui et J. Mostacero 11065 (HUT!) [F barcode 1933623]
NAT
42
Boraginaceae
Varronia macrocephala Desv. *
N. Angulo et A. López 838 (HUT!)
NAT
43
Brassicaceae
Cremolobus chilensis (Lag. ex DC.) DC.
N. Cuba-Melly et J. Odar 048 (HUT!)
NAT
44
Bromeliaceae
Puya ferruginea (Ruiz et Pav.) L.B. Sm.
N. Angulo 1128 (HUT!)
NAT
45
Bromeliaceae
Tillandsia latifolia Meyen
N. Cuba-Melly et J. Odar 049 (HUT!)
NAT
46
Bromeliaceae
Tillandsia purpurea Ruiz et Pav.
N. Cuba-Melly et J. Odar 050 (HUT!)
NAT
47
Bromeliaceae
Tillandsia recurvata (L.) L.
N. Cuba-Melly et J. Odar 051 (HUT!)
NAT
48
Cactaceae
Armatocereus cf. matucanensis Backeb. ex A.W. Hill
(rf!)
EN
49
Cactaceae
Haageocereus pacalaensis Backeb.
Dillon et al. 4695 (F!) [F barcode 1981581]
EN
50
Cactaceae
Loxanthocereus trujilloensis F. Ritter
Dillon et al. 4683 (F!) [F barcode 1981593]
EN
51
Cactaceae
Melocactus peruvianus Vaupel
(rf!)
NAT
52
Cactaceae
Neoraimondia arequipensis (Meyen) Backeb
(rf!)
EN
53
Cactaceae
Opuntia ficus-indica (L.) Mill.
(rf!)
INT
54
Cactaceae
Opuntia quitense F.A.C. Weber
(rf!)
NAT
55
Calceolariaceae
Calceolaria pinnata L.
(rf!)
NAT
56
Capparaceae
Beautempsia avicenniifolia (Kunth) Gaudich.
N. Cuba-Melly et J. Odar 052 (HUT!)
NAT
57
Capparaceae
Capparicordis crotonoides (Kunth) Iltis et Cornejo
A. Sagástegui et J. Mostacero 11038 (HUT!) [F barcode 1934191], N. Angulo et A. López 837 (HUT!)
NAT
58
Capparaceae
Capparidastrum petiolare (Kunth) Hutch.
(rf!)
NAT
59
Caprifoliaceae
Valeriana chaerophylloides Sm. *
N. Angulo 1398 (HUT!)
NAT
60
Caprifoliaceae
Valeriana pinnatifida Ruiz et Pav.
N. Angulo et A. Lopez 833 (HUT!)
EN
61
Caricaceae
Vasconcellea candicans (A. Gray) A. DC.
(rf!)
NAT
62
Caryophyllaceae
Drymaria paposana Phil.
A. López 367 (USM!)
NAT
63
Caryophyllaceae
Stellaria cuspidata Willd. ex D.F.K. Schltdl.
N. Angulo 1988 (HUT!)
NAT
64
Convolvulaceae
Cuscuta cf. odorata Ruiz et Pav.
N. Cuba-Melly et J. Odar 053 (HUT!)
NAT
65
Convolvulaceae
Ipomoea dubia Roem. et Schult.
A. Sagástegui et A. López 9166 (HUT!)
NAT
66
Convolvulaceae
Ipomoea dumetorum Willd. *
N. Angulo 1084 (HUT!)
NAT
67
Commelinaceae
Commelina fasciculata Ruiz et Pav.
N. Angulo 1814 (HUT!)
NAT
68
Crassulaceae
Crassula connata (Ruiz et Pav.) A. Berger
(rf!)
NAT
69
Cucurbitaceae
Apodanthera ferreyrana Mart. Crov.
N. Angulo 1396 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 054 (HUT!)
EN
70
Cucurbitaceae
Cyclanthera mathewsii Arn. ex A.Gray*
N. Angulo 1394 (HUT!)
NAT
71
Cucurbitaceae
Sicyos baderoa Hook. et Arn.
N. Angulo 831 (HUT!)
NAT
72
Ephedraceae
Ephedra americana Humb. et Bonpl. ex Willd.
N. Cuba-Melly et J. Odar 055 (HUT!), N. Angulo et A. López 827 (HUT!)
NAT
73
Euphorbiaceae
Croton alnifolius Lam.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11040 (HUT!) [F barcode 2100149]
NAT
74
Euphorbiaceae
Euphorbia sp.
N. Cuba-Melly et J. Odar 128 (HUT!), N. Angulo 1188 (HUT!)
–
75
Euphorbiaceae
Euphorbia viridis (Klotzsch et Garcke) Boiss.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11056 (HUT!) [F barcode 2233307], N. Cuba-Melly et J. Odar 056 (HUT!)
NAT
76
Euphorbiaceae
Ricinus communis L.
(rf!)
INT
77
Fabaceae
Dalea onobrychis DC.*
N. Angulo 1298 (HUT!)
EN
78
Fabaceae
Hoffmannseggia prostrata Lagerh. ex DC.
A. Sagástegui, A. López et S. López 9154 (HUT!)
NAT
79
Fabaceae
Mimosa albida Humb. et Bonpl. ex Willd. *
A. Sagástegui et J. Mostacero 11053 (HUT!) [F barcode 1979234]
NAT
80
Fabaceae
Tara spinosa (Molina) Britton et Rose
(rf!)
NAT
81
Fabaceae
Tephrosia cinerea (L.) Pers. *
A. Sagástegui et J. Mostacero 11061 (HUT!) [F barcode 2026934]
NAT
82
Fabaceae
Vachellia macracantha (Humb. et Bonpl. ex Willd.) Seigler et Ebinger
N. Cuba-Melly et J. Odar 057 (HUT!)
NAT
83
Geraniaceae
Erodium cicutarium (L.) L’Hér. ex Aiton
N. Angulo 1994 (HUT!)
INT
84
Geraniaceae
Geranium limae R. Knuth
N. Angulo 1998 (HUT!)
EN
85
Lamiaceae
Salvia oppositiflora Ruiz et Pav. *
A. Sagástegui et J. Mostacero 11059 (HUT!) [F barcode 1933595]
EN
86
Loasaceae
Mentzelia scabra Kunth
A. Sagástegui et J. Mostacero 11041 (HUT!)
NAT
87
Malvaceae
Cristaria multifida (Dombey ex Cav.) Cav.
Dillon et al. 4677 (F!) [F barcode 1981599]; N. Cuba-Melly et J. Odar 058 (HUT!)
EN
88
Malvaceae
Fuertesimalva chilensis (A. Braun et C.D. Bouché) Fryxell
(rf!)
NAT
89
Malvaceae
Fuertesimalva limensis (L.) Fryxell
N. Cuba-Melly et J. Odar 129 (HUT!)
NAT
90
Malvaceae
Fuertesimalva peruviana (L.) Fryxell
Dillon et al. 4691 (F!) [F barcode 1981586]
NAT
91
Malvaceae
Gaya weberbaueri Ulbr.
N. Angulo et A. López 1412 (HUT!), A. Sagástegui, A. López et S. López 9149 (HUT!)
EN
92
Malvaceae
Palaua malvifolia Cav.
Dillon et al. 4689 (F!) [F barcode 1981588]
EN
93
Malvaceae
Palaua rhombifolia Graham
N. Angulo et A. López 1190 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 059 (HUT!)
EN
94
Malvaceae
Sida jatrophoides L’Hér.
N. Angulo et A. López 1408 (HUT!)
NAT
95
Malvaceae
Urocarpidium albiflorum Ulbr.
N. Cuba-Melly et J. Odar 060 (HUT!)
NAT
96
Montiaceae
Calandrinia alba (Ruiz et Pav.) DC.
Dillon et al. 4687 (F!) [F barcode 1981590]
EN
97
Montiaceae
Cistanthe lingulata (Ruiz et Pav.) Hershk.
Dillon et al. 4686 (F!) [F barcode 1981591]
EN
98
Montiaceae
Cistanthe paniculata (Ruiz et Pav.) Carolin ex Hershk.
Dillon et al. 4693 (F!) [F barcode 1981583]
EN
99
Onagraceae
Oenothera arequipensis Munz et I.M. Johnst.
Dillon et al. 4680 (F!) [F barcode 1981597]; N. Cuba-Melly et J. Odar 061 (HUT!), A. Sagástegui 4626 (HUT!)
NAT
100
Oxalidaceae
Oxalis latifolia Kunth
N. Angulo et A. López 836 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 130 (HUT!)
NAT
101
Oxalidaceae
Oxalis lomana Diels
(rf!)
EN
102
Oxalidaceae
Oxalis megalorrhiza Jacq.
Dillon et al. 4682 (F!) [F barcode 1981585]
NAT
103
Piperaceae
Peperomia inaequalifolia Ruiz et Pav.
N. Angulo 1297 (HUT!); N. Angulo 1395 (HUT!), N. Cuba-Melly et J. Odar 062 (HUT!)
NAT
104
Piperaceae
Peperomia umbilicata Ruiz et Pav. *
N. Angulo 1311 (HUT!)
EN
105
Plantaginaceae
Plantago limensis Pers.
N. Cuba-Melly et J. Odar 063 (HUT!)
EN
106
Poaceae
Aristida adcensionis L.*
A. Sagástegui, A. López et S. López 9159 (HUT!)
NAT
107
Poaceae
Chloris virgata Sw.
A. Sagástegui, A. López et S. López 9153 (HUT!)
NAT
108
Poaceae
Eragrostis mexicana (Hornem.) Link
N. Angulo et A. López 1183 (HUT!)
NAT
109
Poaceae
Paspalum racemosum Lam.
(rf!)
NAT
110
Poaceae
Rostraria trachyantha (Phil.) Soreng
N. Cuba-Melly et J. Odar 064 (HUT!)
NAT
111
Polygalaceae
Monnina herbacea DC.*
N. Angulo 1414 (HUT!), N. Angulo et A. López 1177 (HUT!)
NAT
112
Polygalaceae
Monnina pterocarpa Ruiz et Pav.
N. Cuba-Melly et J. Odar 131 (HUT!); A. Sagástegui et A. López 9156 (HUT!)
NAT
113
Polypodiaceae
Pleopeltis pycnocarpa (C. Chr.) A. R. Sm.
N. Cuba-Melly et J. Odar 065 (HUT!); A. López 834 (HUT!), A. López 138 (BM barcode 013859443)
NAT
114
Portulacaceae
Portulaca oleraceae L.
(rf!)
INT
115
Rhamnaceae
Scutia spicata (Humb. et Bonpl. ex Willd.) Weberb.
N. Cuba-Melly et J. Odar 066 (HUT!)
NAT
116
Solanaceae
Browallia americana L.
N. Angulo 1185 (HUT!), N. Angulo 1279 (HUT!), A. Sagástegui et J. Mostacero 11054 (HUT!) (F barcode 2110863)
NAT
117
Solanaceae
Browallia truxillana S. Leiva, Florián et Tantalean
N. Cuba-Melly et J. Odar 067 (HUT!)
EN
118
Solanaceae
Exodeconus maritimus (Benth.) D’Arcy
(rf!)
NAT
119
Solanaceae
Exodeconus prostratus (L’Hér.) Raf. *
N. Angulo et A. López 1406 (HUT!)
EN
120
Solanaceae
Leptoglossis schwenckioides Benth.*
N. Angulo et A. López 1410 (HUT!); A. Sagástegui, A. López et S. López 9160 (HUT!)
EN
121
Solanaceae
Lycianthes lycioides (L.) Hassl.
N. Angulo 1397 (HUT!)
NAT
122
Solanaceae
Lycium boerhaviifolium L. f.
N. Angulo 2290 (HUT!)
NAT
123
Solanaceae
Nicandra john-tyleriana S. Leiva et Pereyra
N. Cuba-Melly et J. Odar 134 (HUT!), N. Angulo et A. López 1407 (HUT!), N. Angulo 1404 (HUT!)
EN
124
Solanaceae
Nicotiana paniculata L.
A. Sagástegui et J. Mostacero 11055 (HUT!) [F barcode 1933651]
EN
125
Solanaceae
Nolana gayana (Gaudich.) Koch
A. Sagástegui et J. Mostacero 11031 (HUT!) [F barcode 1933658]; N. Cuba-Melly et J. Odar 068 (HUT!)
EN
126
Solanaceae
Nolana humifusa (Gouan) I.M. Johnst.
Dillon et al. 4694 (F!) [F barcode 1981582]; A. López 4639 (HUT!)
EN
127
Solanaceae
Solanum arcanum Peralta
A. Sagástegui et J. Mostacero 11035 (HUT!) [F barcode 1933620], N. Cuba-Melly et J. Odar 134 (HUT!)
EN
128
Solanaceae
Solanum mochiquense Ochoa
N. Angulo et A. López 835 (HUT!); N. Angulo 1178 (HUT!); N. Cuba-Melly et J. Odar 069 (HUT!), A. López 4628 (HUT!)
EN
129
Solanaceae
Solanum montanum L.
Dillon et al. 4685 (F!) [F barcode 1981592 (F!)]
NAT
130
Solanaceae
Solanum multifidum Lam. *
N. Angulo 1296 (HUT!)
NAT
131
Solanaceae
Solanum pennellii Correll
N. Cuba-Melly et J. Odar 133 (HUT!)
NAT
132
Tropaeolaceae
Tropaeolum minus L.
N. Angulo 1411 (HUT!)
NAT
133
Urticaceae
Parietaria debilis G. Forst.
N. Cuba-Melly et J. Odar 135 (HUT!)
INT
134
Verbenaceae
Lantana scabiosiflora Kunth
A. Sagástegui et J. Mostacero 11048 (HUT!), A. Sagástegui et A. López 9162 (HUT!)
NAT
Las precipitaciones estacionales que reciben las lomas del cerro Ochiputur tienen influencia en la proliferación de vegetación principalmente en 3 unidades del paisaje: 1) arenales, conformados por depósitos eólicos que se extienden en la parte baja del cerro Ochiputur, entre 240 y 600 m snm. En la época seca, los mantos de arena se perciben como un paraje inhóspito y desprovisto de vegetación con la excepción de la presencia de cactus y tillandsias. Aquí se advierten comunidades dispersas de Haageocereus pacalaensis Backeb. en asociación con Tillandsia latifolia Meyen y Tillandsia purpurea Ruiz et Pav. En años donde la humedad es suficiente, se observa durante el invierno el desarrollo de hierbas anuales y perennes entre julio e inicios de septiembre, tales como: Cistanthe paniculata (Ruiz et Pav.) Carolin ex Hershk., C. lingulata (Ruiz et Pav.) Hershk., Cristaria multifida (Dombey ex Cav.) Cav., Oenothera arequipensis Munz et I.M. Johnst., Palaua malvifolia Cav., Palaua rhombifolia Graham, Nolana humifusa (Gouan) I.M. Johnst., Nolana gayana (Gaudich.) Koch, Chenopodium petiolare Kunth y Tiquilia paronychioides (Phil.) A.T. Richardson. Entre las dunas, la presencia de rocas y cantos rodados brindan refugio a especies como: Plantago limensis Pers., Tillandsia recurvata (L.) L., Ephedra americana Humb. et Bonpl. ex Willd., Atriplex rotundifolia Dombey ex Moq. y Alternanthera truxillensis Kunth, además de las previamente mencionadas. Se registran también subarbustos de Tiquilia dichotoma (Ruiz et Pav.) Pers., que junto con H. pacalaensis, se encuentran formando y estabilizando las dunas a partir de los 350 m snm. Un total de 9 especies están restringidas a los arenales dentro de las que destacan especies de los géneros: Oenothera, Palaua, Cistanthe, Cristaria, Ephedra y Plantago. A lo largo de su gradiente altitudinal no se observan cambios que denoten mayor heterogeneidad en la composición vegetal de los arenales, el factor con mayor impacto en la diversidad para esta unidad de paisaje es la presencia de roquedales que permiten mayor acumulación de humedad; 2) piedemonte, los arenales se ven interrumpidos por la elevación de la montaña, donde existe una gran depresión que forma un espacio interdunal de hasta 20 m de altura. El piedemonte se constituye del ecotono entre las dunas y la montaña, con suelos arenosos que reciben sedimentos de las partes altas, así como material aluvial que se acumulan en la falda de la montaña. Estas características particulares hacen que las especies anuales puedan conservarse por más tiempo y vigor, incluso hasta inicios de la época seca, igualmente sirve de hábitat para arbustos y cactus de mayor tamaño que en la montaña. El piedemonte más extenso se encuentra en la base de la quebrada La Mina donde se encuentran depósitos aluviales de aproximadamente 7 ha entre 380 y 440 m snm. Aquí se establece un matorral disperso con arbustos como: Lycium boerhaviifolium L. f., Capparicordis crotonoides (Kunth) Iltis et Cornejo, Beautempsia avicennifolia (Kunth) Gaudich. y cactus: H. pacalaensis, Melocactus peruvianus Vaupel y Neoraimondia arequipensis (Meyen) Backeb, en menor proporción alberga Encelia canescens Lam., Trixis cacalioides (Kunth) D. Don. y Vachellia macracantha (Humb. et Bonpl. ex Willd.) Seigler et Ebinger. En época húmeda proliferan algunas herbáceas como N. humifusa, T. paronychioides, Exodeconus maritimus (Benth.) D’Arcy, Solanum arcanum Peralta, Fuertesimalva peruviana (L.) Fryxell, Eragrostis mexicana (Hornem.) Link y Chloris virgata Sw., entre las más importantes; 3) montaña, en los meses de invierno, las quebradas, laderas y paredes rocosas del cerro Ochiputur otorgan diversos hábitats para la mayor diversidad de especies, entre 450 y 750 m snm. Las primeras especies en emerger, gracias al ingreso de la niebla en junio, son hierbas perennes, de ciclo histeranto, con órganos de reserva como: Ismene amancaes (Ruiz et Pav.) Herb., Begonia geraniifolia Hook. y Oxalis megalorrhiza Jacq. A continuación, entre los meses de julio-agosto empiezan a florecer la mayor parte de las especies: Apodanthera ferreyrana Mart. Crov., Lycianthes lycioides (L.) Hassl., Valeriana pinnatifida Ruiz et Pav., Peperomia inaequalifolia Ruiz et Pav., Philoglossa purpureodisca H. Rob., Cremolobus chilensis (Lag. ex DC.) DC., Stellaria cuspidata Willd. ex D.F.K. Schltdl., Nicandra john-tyleriana S. Leiva et Pereyra, N. humifusa, entre las más relevantes. En las laderas occidentales se pueden observar poblaciones de Tillandsia latifolia y Puya ferruginea (Ruiz et Pav.) L.B. Sm., entre 500 y 700 m snm, que sirven como refugio para el desarrollo de hierbas perennes y arbustos caducifolios al prevenir la pérdida completa de agua en el suelo, con la llegada del verano. A partir de septiembre-octubre, se inicia la transición hacia la época seca, en esta etapa se puede observar principalmente la floración de Dicliptera peruviana (Lam.) Juss., Puya ferruginea (Ruiz et Pav.) L.B. Sm., Browallia truxillana S. Leiva, Florián et Tantalean y Euphorbia viridis (Klotzsch et Garcke) Boiss. Finalmente, en verano se advierte la floración de Stenomesson sp., V. macracantha, Baccharis spartea Benth., Ophryosporus peruvianus (J.F. Gmel.) R.M. King et H. Rob., C. crotonoides, Scutia spicata (Humb. et Bonpl. ex Schult.) Weberb.y T. cacalioides. La presencia de especies arbóreas de Tara spinosa (Molina) Britton et Rose y Capparidastrum petiolare (Kunth) Hutch. fueron excepcionales dentro del área, restringida en las partes altas de las quebradas por encima de 500 m snm, no excediendo los 5 individuos en conjunto, mientras que, V. macracantha es más común, pero su porte es mayormente arbustivo y solamente arbóreo en la cima de la montaña. En la cumbre, entre 750-1,000 m snm, se pueden observar especies más xerofíticas como M. peruvianus, B. avicennifolia, Wedelia calycina Rich., Verbesina saubinetioides S.F. Blake, H. pacalaensis y Lantana scabiosiflora Kunth, por ser un área menos húmeda debido a la pérdida de la cobertura nubosa provista por la capa de inversión térmica.
La especie Stenomesson flavum (Ruiz et Pav.) Herb. es característica del ecosistema de lomas y su floración en verano es usada como indicador del inicio de la temporada seca (Cuba-Melly y Meerow, 2021), ha sido reportada en diversas ocasiones para lomas de la región Lima (Lleellish et al., 2015; Madrid-Ibarra y Cabanillas-Rodríguez, 2020; Trinidad et al., 2012) y en menor cantidad para la región La Libertad (Leiva et al., 2014). No obstante, una minuciosa evaluación de muestras obtenidas en lomas de cerro Ochiputur y de otras lomas de la región La Libertad [N. Angulo 2052 (HUT!); A. Sagástegui, J. Mostacero et M. Diestra 11011 (HUT!); A. Sagástegui et J. Mostacero 11063 (HUT!) (F! barcode 1933650); M. Dillon, U. Molau et P. Matekaitis 2706 (F! barcode 1912889)] revela que se trata de una especie diferente. Stenomesson flavum presenta un escapo floral de entre 10 y 30 cm de largo, perigonio cilíndrico-tubular de color anaranjado amarillento, el paraperigonio o copa estaminal se encuentra libre (8 mm de largo), culminando en 6 dientes irregulares o bífidos (4 mm de largo) que se intercalan entre los estambres, mientras que Stenomesson sp.(fig. 3C), presenta un escapo de entre 10 y 70 cm de largo, un perigonio cilíndrico-campanulado de color anaranjado rojizo, una copa estaminal membranosa que se encuentra fusionada al perigonio, a excepción del ápice, culminando en 6 dientes truncos de borde irregular (1 mm de largo) que se intercalan entre los estambres. Las características mencionadas pertenecen a la sección Adnata, que incluyen a especies como Stenomesson gasteroides Ravenna, S. cuzcoense (Vargas) Ravennay S. weberbaueri (Vargas) Ravenna (Ravenna, 1988), lamentablemente las especies tipo del herbario personal de Pierfelice Ravenna están presuntamente destruidas (IPNI, 2023). Un aumento en el análisis de las poblaciones en estado silvestre y la tipificación de las especies de la sección Adnata permitirá determinar con mayor certeza a Stenomesson sp. Por la evidencia expuesta, se descarta la presencia de S. flavum para lomas de La Libertad y su distribución geográfica se mantiene para la región de Áncash y Lima (Leiva et al., 2008; Lleellish et al., 2015).
La especie Heliotropium corymbosum Ruiz et Pav. (fig. 4E) fue posicionada como sinónimo de H. arborescens L. por Johnston (1928), aún vigente en herbarios locales y bases de datos como Tropicos, POWO y WFO Plant List. No obstante, el epíteto H. corymbosum fue restablecido con base en la elección del epitipo de H. arborescens, originario de los Andes ecuatorianos, caracterizado por tener un estilo más corto o igual a la cabeza estigmática, un cáliz de lóbulos agudos, hojas más pequeñas con superficie rugosa y venación profundamente impresa, mientras que H. corymbosum, endémica del Perú, presenta un estilo del doble de largo que la cabeza estigmática y sépalos acuminados (Luebert et al., 2010). Más adelante, se incluyó el epíteto H. lanceolatum Ruiz et Pav.como sinónimo de H. corymbosum (Luebert y Hilger, 2014). Cabe destacar que aún falta una revisión más detallada de especies de los géneros Heliotropium y Euploca en ecosistemas áridos del Perú (com. pers. Federico Luebert).
Figura 3. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte I. A, Atriplex rotundifolia; B, Ismene amancaes; C, Stenomesson sp.; D, Peruviasclepias aliciae; E, Baccharis spartea (♀); F, Baccharis spartea (♂).
Commelina fasciculata y Commelina hispida fueron descritas por Ruiz y Pavón (1798) de 2 localidades pertenecientes a formaciones de lomas de las regiones de Lima y Arequipa, respectivamente. Ambas especies fueron tipificadas y reducidas a sinonimia de Commelina tuberosa L. por Hassemer (2018a, 2018b, 2019). Commelina tuberosa es una hierba perenne de hábito erecto a decumbente; hojas lanceoladas pubescentes a glabras; inflorescencia en cimas, flores con 3 sépalos hialinos y 3 pétalos deltados a semicirculares, subiguales, unguiculados en la base; estambres fértiles 3: los 2 laterales más largos con anteras oblongas, azules y el central, más corto con una antera sagitada, azul, ascendentes proximalmente; presenta estaminodios amarillos, cruciformes y un estilo filiforme de estigma capitado, curvado hacia arriba en la parte apical; su distribución va desde EUA hasta Argentina (Espejo-Serna et al., 2009; Hurrell et al., 2023).
Figura 4. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte II. A, Chionopappus benthamii; B, Ophryosporus peruvianus;C, Philoglossa purpureodisca;D, Euploca ferreyrae;E, Heliotropium corymbosum; F, Tiquillia dichotoma.
No obstante, después de analizar material turgente y herborizado de especímenes del área de estudio y otras formaciones de lomas del centro y sur del país, se debe resaltar que se diferencian de C. tuberosa por ser herbáceas decumbentes; con pétalos ovados de ápice obtuso; 3 estambres fértiles de subiguales, con anteras blancas y oblongas; estaminodios de 2 a 3, ovados, orbiculares o irregulares y un estilo filiforme de estigma trífido. Además, cabe destacar que esta sinonimia se basó en una circunscripción amplia de C. tuberosa propuesta por Hassemer (2018a), Hunt (1994) y Hunt y Arroyo-Leuenberger (2017), que exhibe un análisis morfológico del tamaño, forma e indumento de tallos, hojas y brácteas, sin incluir las características de flores y frutos, es por ello que Hassemer (2019) resalta la necesidad de un estudio morfológico comparativo de aspectos florales, semillas y cariología del grupo C. tuberosa en el continente americano. Por otro lado, el análisis morfológico a los especímenes de formaciones de lomas muestra que C. hispida y C. fasciculata se tratarían de la misma especie al presentar las mismas características en la parte vegetativa y estructura floral, diferenciado solamente por indumentos híspidos en la primera, la cual es una variabilidad común que se puede observar entre individuos de una misma población o de diferentes localidades.
Figura 5. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte III. A, Tiquilia paronychioides; B, Tillandsia purpurea; C, Haageocereus pacalaensis; D, Loxanthocereus trujilloensis; E, Opuntia quitensis; F, Valeriana pinnatifida.
Por lo tanto, se propone una sinonimia entre ambas especies. Por haber sido descritas simultáneamente y según el Art. 11.5, y la nota 3 del Art. 11 del código Shenzhen (Turland et al., 2018), se propone priorizar a C. fasciculata. Con base en un mayor uso académico, según la búsqueda de literatura científica indexada en Google Scholar, para ambos epítetos (23 de mayo de 2024), se muestran 134 resultados para C. fasciculata y 16 resultados para C. hispida, asimismo, porque la pubescencia en los indumentos, que van desde glabros hasta híspidos, es variable. Por las razones expuestas, se propone el restablecimiento de la especie Commelina fasciculata Ruiz y Pav. (fig. 6A).
Figura 6. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte IV. A, Commelina fasciculata; B, Apodanthera ferreyrana; C, Euphorbia sp.; D, Fuertesimalva chilensis; E, Palaua rhombifolia; F, Urocarpidium albiflorum.
Commelina fasciculata Ruiz et Pav., Fl. Peruv. 1: 44. 1798 – lectotipo (designado por Hassemer, 2018a): Perú. S.d., anónimo s.n. MA-810456! = Commelina hispida Ruiz et Pav., Fl. Peruv. 1: 43. 1798, syn. nov. – lectotipo (designado por Hassemer, 2018b): Perú. Arequipa: Camaná: s.d., H. Ruiz L. et J.A. Pavón J. MA- 810458! ≠ Commelina tuberosa L., Sp. Pl. 1: 41. 1753 – lectotipo (designado por Hunt, 1994) Mexico, s.d., anonymous s.n. LINN-65.8!
Figura 7. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte V. A, Oxalis megalorrhiza; B, Peperomia inaequalifolia; C, Paspalum racemosum; D, Monnina pterocarpa; E, Lycium boerhaviifolium; F, Solanum pennellii.
Identificación de impulsores de cambio y estado de conservación actual. Se registraron 7 impulsores de cambio (IC) en lomas de cerro Ochiputur: cambio de uso de suelo por agricultura industrializada, crecimiento demográfico y urbanización, perturbación por vehículos motorizados, contaminación por residuos sólidos, introducción de especies exóticas, turismo no planificado y debilidad en la gobernanza ambiental. El 100% de IC fueron reportados en los arenales. En dirección noroeste y sur de la montaña encontramos la presencia de agricultura industrializada irrigada por el canal del Proyecto Especial Chavimochic (PECH) II Etapa, donde se cultiva principalmente espárrago (Asparagus officinalis L.) protegido por cercos vivos de aromo africano (Vachellia karroo (Hayne) Banfi et Galasso).
Figura 8. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte VI. A, Nicandra john-tyleriana; B, Exodeconus maritimus; C, D, arenales; E, F, piedemonte/depósitos aluviales.
A partir del 2014 y con la ampliación de la frontera agrícola, se desplazó la presencia de comunidades de H. pacalaensis, T. latifolia y T. purpurea que se encontraban en las zonas bajas del arenal cercanas a la carretera (fig. 9F). En dirección suroeste se ha establecido un complejo urbano: Urbanización Sol de Trujillo, que continúa en expansión. Entre la planicie arenosa y las dunas se distinguen huellas de vehículos motorizados a causa del uso de cuatrimotos como medio recreativo sin ninguna restricción (fig. 9C).Los residuos sólidos son comunes cercanos a la carretera donde bolsas plásticas se encuentran atrapadas entre las espinas de los cactus (fig. 9D). De igual forma, se observan residuos en la montaña producto del turismo no planificado. Asimismo, se pudo registrar la introducción de la especie Opuntia ficus-indica (L.) Mill. entre los médanos y el piedemonte, sembradas de la partición de cladodios entre cantos rodados y con presencia de botellas plásticas vacías a su alrededor (fig. 9E); en los arenales, los individuos mostraban indicios de estrés hídrico, sin embargo, en el piedemonte se observaron individuos mejor establecidos, lo cual podría ser perjudicial para las poblaciones de la especie nativa Opuntia quitensis F.A.C.Weber.
Figura 9. Flora vascular de lomas de cerro Ochiputur parte VII. A, B, Montaña; C, uso de vehículos motorizados; D, acumulación de residuos sólidos; E, introducción de especies exóticas; F, agricultura en el desierto.
Lomas del cerro Ochiputur cuenta con un reconocimiento como Ecosistema Frágil, cuyos estatutos se rigen por el Decreto Supremo Núm. 007-2020-MINAGRI, no obstante, aún no se ha realizado la ficha técnica de actualización del área, debido a ello, todavía no tiene saneamiento físico-legal, ni está registrada dentro de la Superintendencia de Bienes Estatales hasta la fecha de elaboración del presente estudio. De igual manera, esta categoría de conservación no considera el establecimiento de una zona de amortiguamiento, ni una zonificación temática para el área. Los gobiernos regional y local no cuentan con información biológica ni ordenanzas que ayuden a perpetuar la conservación de este ecosistema. Lomas del cerro Ochiputur se encuentra mencionada brevemente en la Estrategia Regional de Diversidad Biológica de 1999 y 2019-2022, pero no cuenta con planes de manejo, señalización o un sistema de monitoreo y vigilancia. Es debido a ello, que se califica a la gobernanza ambiental para la conservación del área de estudio como débil.
Discusión
La flora vascular de lomas del cerro Ochiputur presenta una alta diversidad que hasta el momento se encontraba subvalorada. Corcuera (2017) y SERFOR (2018b) reportaron 34 y 12 spp., respectivamente, mientras que, el presente estudio obtiene un total de 134 spp. La diferencia se debe a un mayor esfuerzo de muestreo y a los registros encontrados en herbarios locales y virtuales. Estos hallazgos resaltan el importante rol que juegan los herbarios en la conservación de la diversidad biológica (Delves et al., 2023), así como para analizar su presencia, ya sea como novedades, introducción de especies exóticas, extinciones locales, o para evaluar la afectación de su desarrollo fenológico por variabilidad climática (Nualart et al., 2017; Williams et al., 2021). Se reporta una nueva localidad de registro para la especie Peruviasclepias aliciae (Morillo) Morillo (fig. 3D), un arbusto trepador endémico del Perú, cuya distribución es común en zonas áridas de las regiones de Áncash, Cajamarca, La Libertad y Piura (Morillo, 2015), aún se desconoce su importancia ecológica en estos ecosistemas. De igual manera, se reporta por primera vez para el Perú, la especie Gamochaeta subfalcata (Cabrera) Cabrera. [A. Sagástegui et A. López 9161 (HUT!)]. Colectada únicamente en febrero de 1983, un año ENSO positivo. El rango de distribución de esta especie va desde el sur de EUA hasta Sudamérica, con reportes últimamente en Chile y Ecuador, abarcando una gran cantidad de ecosistemas desde 150 hasta 4,100 m snm (Freire et al., 2016, 2022), por lo que su presencia en Perú, no sería inusual.
Lomas de cerro Ochiputur exhibe mayor diversidad de flora vascular que lomas de Ancón (36 spp.), Lomas de Carabayllo (102 spp.), lomas de Villa María del Triunfo (112 spp.) y lomas de Amancaes (51 spp.) (Cano et al., 2001; Trinidad et al., 2012), que actualmente constituyen el Área de Conservación Regional Sistema de Lomas de Lima. Solamente se encuentra detrás de lomas de Atiquipa (230 spp.) y lomas de Yuta (183 spp.) en la región Arequipa (Moat et al., 2021; Quipuscoa et al., 2016), lomas del cerro Campana (151 spp.) en la región de La Libertad (modificado de Leiva et al., 2014) y la Reserva Nacional de Lachay (266 spp.), lomas de Iguanil (166 spp.), y lomas de Asia (152 spp.) en la región de Lima (Arana, 2019), ocupando el séptimo lugar de composición de flora vascular en ecosistema de lomas a nivel nacional, según los estudios realizados hasta la fecha.
Cerca de 70% de la flora de lomas del cerro Ochiputur se comparte con la vertiente occidental de los Andes de la región La Libertad, a consecuencia de la presencia de especies en común como: A. ferreyrana, Tropaeolum minus L., Sida jatrophoides L’Hér., Monnina pterocarpa Ruiz et Pav., Leptoglossis schwenkioides Benth., N. arequipensis, Onoseris odorata (D. Don) Hook. et Arn., Chionopappus benthamii S.F. Blake, entre otras(Beltrán et al., 2017; Leiva et al., 2019). Las lomas del cerro Ochiputur se encuentran conectadas al matorral andino a través de la cuenca del río Carabamba, que se encuentra en su sotavento (MINAM, 2019), lo que podría evidenciar un corredor biológico entre el desierto y ecosistemas altoandinos de la región, cuyas poblaciones se conectan en eventos ENSO positivos como se observó en el año 2017, en concordancia con lo encontrado por Arana (2019), Galán-de Mera et al. (1997), Müller (1985), Rundel et al. (1991), Mostacero et al. (2007) en otras formaciones de lomas. Si bien el uso del análisis NDVI para exponer la cobertura vegetal en eventos ENSO positivos no es útil para la delimitación del ecosistema, por su impredecibilidad y periodicidad variable, resulta apropiado para destacar una vinculación entre el desierto y las vertientes occidentales de la cordillera de los Andes a través de su flora. A pesar de que existen numerosas expediciones botánicas en algunas localidades remotas del matorral andino de la región La Libertad, las publicaciones de estos resultados son aún exiguas y por ende nuestra comprensión sobre la conectividad entre estas áreas geográficas es incipiente.
Las formaciones de lomas han sido largamente consideradas como islas de vegetación (Dillon et al., 2003; Lleellish et al., 2015), brindándoles un aire de misticismo y singularidad dentro de la franja hiperárida del desierto sudamericano. La razón de este sobrenombre se debe a una articulación vertical que se encuentra interrumpida solamente por valles interandinos y humedales, formados por ríos de la cuenca hidrográfica del Pacífico, lo que les brinda a estos espacios una fragmentación, variabilidad florística y endemismos propios de cada localidad (Dillon et al., 2011; Ferreyra, 1983; Weberbauer,1945). Aun cuando este es el caso para algunas formaciones de lomas, como en Chile donde el desierto de Atacama forma una barrera ecogeográfica y el aislamiento ha generado un mayor grado de endemismo, en el sur de Perú las lomas y la precordillera exhiben un mayor nivel de conectividad (Ruhm et al., 2022), lo que se podría acentuar en el centro y norte debido a la aproximación entre la cordillera y el desierto. En consecuencia, lomas del cerro Ochiputur forma parte del grupo de lomas que tiene gran influencia andina, sin dejar de destacar que comparte especies de bosques secos de llanura como: C. crotonoides, B. avicennifolia, V. macracantha (La Torre-Cuadros y Linares-Palomino, 2008) y posee endemismos propios del desierto. En la actualidad, existen propuestas de clasificación para formaciones de lomas de acuerdo a su ubicación geográfica, altitud y composición florística; no obstante, no se ha logrado un consenso debido a la ausencia de información de línea base de un gran porcentaje de localidades (Arana, 2019; Whaley et al., 2019).
El ecosistema de lomas del cerro Ochiputur se encuentra conformado por 3 unidades del paisaje: arenales, piedemonte y montaña, que se encuentran vinculadas de manera indivisible y son influenciados de manera simultánea, mas no equitativa, por la humedad proveniente de la niebla oceánica en el invierno austral y episodios extraordinarios de lluvias provistos por la oscilación del sur El Niño (ENSO). Estas unidades del paisaje, comunes en biomas desérticos se distinguen entre sí por sus factores bióticos y abióticos, por lo que resulta necesario mantener un orden de escala temporal y espacial separado de la restricción de organización ecológica para que nos ayude a comprender mejor su funcionalidad y optimizar su gestión dentro del territorio (Whitford y Duval, 2020). La noción de la incorporación de arenales y piedemonte dentro del ecosistema de lomas se ha perdido en algunas localidades debido a que muchas de ellas han sufrido la disminución de estos espacios frente a la expansión de áreas urbanas, agricultura y otras actividades antrópicas (Cuba-Melly y Odar, 2018; Santa Cruz et al., 2020). Este concepto reducido sobre la conformación de lomas se ve reflejado en la falta de inclusión de los depósitos eólicos dentro del área reconocida como ecosistema frágil por el estado peruano. Siendo la costa, la región natural que aloja a 58% de la población del país, la pérdida de estos espacios podría continuar en aumento (Nieuwland y Mamani, 2017).
Los arenales son la unidad de paisaje con el mayor grado de endemismo y el más susceptible ante los impulsores de cambios identificados en el presente estudio. El agua es el principal agente limitante para el desarrollo de vida en el desierto debido a la cantidad y frecuencia de entrada al ecosistema, es por ello que las tasas de recuperación del suelo en estos biomas son procesos lentos, especialmente en suelos perturbados por actividades humanas que incrementan las probabilidades de desertificación (Belnap, 2003; Lovich y Bainbridge, 1999). Asimismo, los vehículos motorizados producen cambios en la textura y propiedades físicoquímicas del suelo ocasionando una reducción en la densidad, crecimiento y cobertura de la vegetación en los depósitos eólicos (Assaed et al., 2019; Wuerthner, 2020). En consecuencia, es necesario proteger los arenales y aplicar restricciones a la práctica de actividades recreativas y socio-económicas en estos ambientes.
El modelo pulso-reserva es utilizado para explicar cómo las precipitaciones extraordinarias de comportamiento impredecible pueden desencadenar un crecimiento exponencial de la vegetación en ambientes áridos, en el que una porción perece o es consumida, otras se conservan a través de semillas y algunas almacenan energía en raíces o tallos (Noy Meir, 1973; Whitford y Duval, 2020). El presente estudio da cuenta de este paradigma a través del análisis NDVI en imágenes Landsat 8 OLI/TIRS, donde se observa la ausencia de cobertura vegetal en el sistema de dunas entre el 2014 y 2016, mientras que, en abril de 2017 posterior a las precipitaciones por el evento ENSO positivo, se observa un aumento de la cobertura vegetal en los arenales, que se mantuvo en años consecutivos en la época húmeda, pero con menor extensión. Además, se evidencia que en algunos años se pierde la temporalidad por falta de humedad, igualmente, los patrones de distribución de la cobertura vegetal no son homogéneos, ni tienen la misma extensión, ello puede deberse a la variabilidad en las precipitaciones en el marco actual del cambio climático que representan una amenaza para estos ecosistemas (Sotomayor y Jiménez, 2008). La ocurrencia de este fenómeno excede los objetivos del presente proyecto, no obstante, a partir de estos resultados, será necesario incluir otras variables como: características físico-químicas del suelo, la posición de la capa de inversión térmica y la cantidad, y conectividad de las precipitaciones que son clave para entender la respuesta biológica ante aportes de agua al sistema desértico (Caramanica et al., 2018; Nano y Pavey, 2013; Reynolds et al., 2004).
La vegetación en los arenales no se puede observar en su totalidad con el análisis NDVI, inclusive reduciendo el valor del umbral a 0.10, lo que además disminuye la calidad del contraste entre las unidades del paisaje; estos resultados son compatibles con lo encontrado por Chávez et al. (2019) y Moat et al. (2021), por lo que se hace la recomendación de evaluar los arenales por separado. El trabajo de Moat et al. (2021) ejecutó un mapeo de ecosistemas de lomas y tillandsiales en Perú y Chile, usando imágenes satelitales MODIS y análisis NDVI, el cual tuvo resultados similares para la delimitación del ecosistema en la montaña. Sin embargo, solo se registró una pequeña fracción de la vegetación en arenales, la cual fue caracterizada como: “oasis de neblina efímeros que comprenden costras biológicas, prados de líquenes y hierbas que aparecen cada 5-30 años con una duración menor a una semana”, lo cual no es compatible con lo encontrado en el presente estudio. El desarrollo de herbáceas y subarbustos en época húmeda, puede ser anual o interanual, con una cobertura variable, altamente dependiente de las condiciones meteorológicas, tiene una duración de entre 1 y 3 meses y llega a su máxima expresión cuando ocurren eventos ENSO positivos. La incompatibilidad de los resultados puede tener como causal que la resolución espacial de las imágenes MODIS es más baja (250 × 250 m) y a la falta de muestreo en campo, por consiguiente, se recomienda que la teledetección y el análisis NDVI sirvan siempre como un complemento del muestreo de campo para delimitar ecosistemas áridos.
Lomas del cerro Ochiputur cuenta con una categorización de ecosistema frágil desde el año 2018, a pesar de ello, como área prioritaria para la conservación de la biodiversidad ha pasado desapercibida y hoy se encuentra vulnerable ante los impactos de actividades socioeconómicas y expansión urbana. En virtud de su conservación, esperamos que la actualización de su línea base de flora vascular sea un incentivo para tomar medidas para preservar esta área natural y se considera fundamental continuar con el relevamiento de línea base de otras lomas de la región de La Libertad, cuyo conocimiento es aún incipiente. Asimismo, es perentorio incluir a los arenales dentro del área de conservación por su alto grado de endemismo, su baja resiliencia y su vulnerabilidad ante actividades humanas. El presente estudio propone un modelo de trabajo para la identificación y delimitación del ecosistema desértico de lomas que inicia con el mapeo del área a través de la teledetección, el cual permite obtener localidades probables de lomas y una extensión provisional de la cobertura vegetal para el ecosistema, que luego necesita ser complementado con muestreo de campo y la revisión de registros históricos en herbario, e incluye la identificación de impulsores de cambio que puedan ser perjudiciales para el futuro del área. La unificación de estos datos permitirá la priorización de localidades con base en su estado de conservación actual y mejorará la gestión de diversidad biológica de estos ecosistemas. Por último, se enfatiza la necesidad de evaluar conceptualmente la definición de lomas en espacios político-normativos, teniendo en cuenta su límite altitudinal, su posición geográfica, su composición florística, su conexión con ecosistemas altoandinos y las unidades del paisaje que conforman el ecosistema.
Agradecimientos
A Eric Rodríguez y al Herbarium Truxillense (HUT) por su atención y acceso a las colecciones del herbario. A Hamilton Beltrán y Juan José Alegría por su ayuda en la identificación de especies de las familias Asteraceae y Poaceae, respectivamente. A Jael Odar Tavara por su apoyo en las colectas de campo. A Boris Esquerre Ibáñez y Agostina B. Sassone por sus valiosos comentarios para la versión final del manuscrito. A Gustavo Hassemer y Federico Luebert por sus preciadas observaciones para las notas taxonómicas. A Víctor Corcuera Cueva por sus constantes esfuerzos para generar información y promover la conservación del cerro Ochiputur. Esta publicación está dedicada a la memoria de Nicolás Angulo Espino, médico cirujano de profesión, botánico, catedrático y fundador del Herbarium Truxillense (HUT), cuyos registros en lomas de cerro Ochiputur han servido de insumo para el presente trabajo. Su gran aporte a la botánica y a la formación de profesionales trascienden hasta la actualidad.
Referencias
Alonso, C. y Solórzano, R. (2021). Problemática socioambiental de las lomas costeras de Lima: una revisión. Social Innova Sciences, 2, 18–28. https://doi.org/10.58720/sis.v2i2.50
Arana, C. (2019). Ecología y biogeografía de las plantas vasculares de las lomas del Perú Central(Tesis de maestría). Unidad de Posgrado, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú.
Assaeed, A., Al-Rowaily, S., I. El-Bana, M., Abood, A., Dar, B. y Hegazy, A. (2019). Impact of off-road vehicles on soil and vegetation in a desert rangeland in Saudi Arabia. Saudi Journal of Biological Sciences, 26, 1187–1193. https://doi.org/10.1016/j.sjbs.2018.05.001
Belnap, J. (2003). The world at your feet: desert biological soil crusts. Frontiers in Ecology and the Environment, 1, 181–189.
Beltrán, H., Vadillo, G. y Palomino, F. (2017). Flora y vegetación de la Reserva Nacional de Calipuy, La Libertad. Arnaldoa, 24, 267–288. https://dx.doi.org/10.22497/arnaldoa.241.24111
Brito, J. y Pleguezuelos, J. (2020). Desert biodiversity —world’s hot spots/globally outstanding biodiverse deserts. En M. Goldstein y D. DellaSala (Eds), Encyclopedia of the World’s Biomes, Vol. 2 (pp.10–22). Berlín: Elsevier. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-409548-9.11794-4
Cano, A., Arakaki, M., Roque, J., La Torre M. I., Refulio, N. y Arana, C. (2001). Flora vascular en las lomas de Ancón y Carabayllo Lima, Perú durante El Niño 1997-98. En J. Tarazona, W. E. Arntz y E. Castillo de Maruenda (Eds.) El Niño en América Latina: impactos biológicos y sociales (pp. 259–265). Lima: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Caramanica, A., Quilter, J., Huaman, L., Villanueva, F. y Morales, C. (2018). Micro-remains, ENSO, and environmental reconstruction of El Paraíso, Peru, a late preceramic site. Journal of Archeological Science: Reports, 17, 667–677. https://doi.org/10.1016/j.jasrep.2017.11.026
Cereceda, P., Osses, P., Larrain, H., Farı́as, M., Lagos, M., Pinto, R. et al. (2002). Advective, orographic and radiation fog in the Tarapacá region, Chile. Atmospheric Research, 64, 261–271. https://doi.org/10.1016/S0169-8095(02)00097-2
Chase, M., Christenhusz, M., Fay, M., Byng, J., Judd, W., Soltis, D. et al. (2016). An update of the Angiosperm Phylogeny Group classification for the orders and families of flowering plants: APG IV. Botanical Journal of the Linnean Society, 181, 1–20.
Chávez, R., Moreira-Muñoz, A., Galleguillos, M., Olea, M., Aguayo, J., Latín, A. et al. (2019). GIMMS NDVI time series reveal the extent, duration, and intensity of “blooming desert” events in the hyper-arid Atacama Desert, Northern Chile. International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation, 76, 193–203. https://doi.org/10.1016/j.jag.2018.11.013.
Cornejo-Badillo, V., Collazos-Huamán, J., Wong-Sato, A., Cruz-Ledesma, L. y Garzón-Flores, A. (2022). Composición florística y riqueza de la flora vascular de las Lomas de Mangomarca, Lima, Perú, durante el período 2013-2014. Actualidades Biológicas, 45, 1–18. https://doi.org/10.17533/udea.acbi/v45n118a03
Cuba-Melly, N. y Meerow, A. (2021). Proposal to conserve the name Pancratium flavum (Stenomesson flavum) against P. croceum (S. croceum, Clinanthus croceus) (Amaryllidaceae). Taxon, 70, 1136–1137. https://doi.org/10.1002/tax.12581
Cuba-Melly, N. y Odar, J. (2018). Diversidad de flora vascular de las lomas de Granados y posibles amenazas a su conservación, provincia de Huaral, Lima Perú. The Biologist, 16, 237−250. https://doi.org/10.24039/rtb2018162245
Decreto Supremo N° 007-2020-MINAGRI [Ministerio de Agricultura y Riego]. Protocolo de actuación interinstitucional para gestionar y proteger los ecosistemas incluidos en la Lista Sectorial de Ecosistemas Frágiles. Diario Oficial El Peruano, 14 de agosto de 2020.
Delves, J., Albán-Castillo, J., Cano, A., Fernández-Avilés, C., Gagnon, E., Gonzáles, P. et al. (2023). Small and in-country herbaria are vital for accurate plant threat assessments: a case study from Peru. Plants, People, Planet, 166, 1–12. http://dx.doi.org/10.1002/ppp3.10425
Dillon, M., Nakawaka, M. y Leiva, S. (2003). The lomas formations of Coastal Peru: composition and biogeographic history. El Niño in Peru: biology and culture over 10,000 years. Fieldiana: Botany. Chicago, 43, 1–9.
Dillon, M., Leiva, S., Zapata, M., Lezama, P. y Quipuscoa, V. (2011). Catálogo florístico de las lomas peruanas. Arnaldoa, 18, 7–32.
Dillon, M. y Rundel, P. (1990) The botanical response of the Atacama and Peruvian Desert floras to the 1982-83 El Niño event. En PW Glynn (Ed.), Global ecological consequences of the 1982-83 El Niño Southern Oscillation. Amsterdam. Elsevier Oceanographic Series, 52, 487–504.
Eckardt, F., Soderberg, K., Coop, L., Muller, A. Vickery, K., Grandin, R. et al. (2013). The nature of moisture at Gobabeb, in the central Namib Desert. Journal of Arid Environments, 93, 7–19. https://doi.org/10.1016/j.jaridenv.2012.01.011
Espejo-Serna, López-Ferrari A. y Ceja-Romero, J. (2009). Commelinaceae*. En J. Rzedowski y G. Calderón de Rzedowski (Eds.), Flora del Bajío y de regiones adyacentes, fascículo 162 (pp. 1–122). Pátzcuaro, México: Instituto de Ecología, A.C., Centro Regional del Bajío.
Ferreyra, R. (1983). Los tipos de vegetación de la costa peruana. Anales del Jardín Botánico Madrid, 40, 241–256.
Ferrier, S., Ninan, K., Leadley, P., Alkemade, R., Acosta, L., Akçakaya, H. et al. (Eds.). (2016). The methodological assessment report on scenarios and models of biodiversity and ecosystem services. Bonn, Alemania: Secretariat of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES).
Freire, S., Monti, C., Bayón, N., y Giuliano, D. (2022). Nuevos registros del género Gamochaeta (Asteraceae: Gnaphalieae) en Ecuador. Biota colombiana, 23, e201. https://doi.org/10.21068/2539200x.992
Freire, S., Salomón, L., Bayón, N., Baeza, C., Muñoz-Schick, M. y Migoya, M. (2016). Taxonomic revision of the genus Gamochaeta Wedd. (Gnaphalieae, Asteraceae) in Chile. Gayana Botánica, 73, 292–345. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-66432016000200292
Galán-De Mera, A., Vicente, J., Lucas-García, J. y Probanza, A. (1997). Phytogeographical sectoring of the Peruvian coast. Global Ecology and Biogeography Letters, 6, 349–367.
Garreaud, R., Molina, A. y Farías, M. (2010). Andean uplift, ocean cooling and Atacama hyperaridity: A climate mode- ling perspective. Earth and Planetary Science Letters, 292, 39–50. https://doi.org/10.1016/j.epsl.2010.01.017
GBIF. (2023). Global Biodiversity Information Facility. https://www.gbif.org/
Gonzáles, F., Craven, D. y Armesto, J. (2023). Islands in the mist: a systematic review of the coastal lomas of South America. Journal of Arid Environments, 2011, 104942 https://doi.org/10.1016/j.jaridenv.2023.104942
Hartley, A. y Chong, G. (2002). A late Pliocene age for the Atacama Desert: implications for the desertification of western South America. Geology, 30, 43–46.
Hassemer, G. (2018a). Taxonomic and geographic notes on the neotropical Commelina (Commelinaceae). Webbia, 73, 23–53. https://doi.org/10.1080/00837792.2018.1442967
Hassemer, G. (2018b). Typification of five neotropical species of Commelina (Commelinaceae). Phytotaxa, 350, 15–23. https://doi.org/10.11646/phytotaxa.350.1.2
Hassemer, G. (2019). Further advances to the nomenclatural, taxonomic and geographic knowledge of the New World Commelina (Commelinaceae): toward a continental treatment. Phytotaxa, 400, 89–122. https://doi.org/10.11646/PHYTOTAXA.400.3.1
Hunt, D. (1994). Commelinaceae. En G. Davidse, M. Sousa y O. Chatter (Eds.), Flora Mesoamericana. Fascículo 6. Ciudad de México: Missouri Botanical Garden/ Instituto de Biología-UNAM/ The Natural History Museum (London).
Hunt, D. y Arroyo-Leuenberger, S. (2017) Commelinaceae. En A. N. Retana (Ed.) Flora del Valle de Tehuacán-Cuicatlán, Vol. 137. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Hurrell, J., Delucchi, G. y Novara, L. (2023). Flora del valle de Lerma (Salta-Argentina). Commelinaceae Mirbel, nom. cons. Revista de Ciencias Naturales, 1, 22–48.
INGEMMET (Instituto Geológico Minero Metalúrgico). (2016). Mapa Geomorfológico. Geoportal Geocatmin. Recuperado el 15 de agosto, 2023 de https://geocatmin.ingemmet.gob.pe/geocatmin/
Johnston, I. (1928). Studies in the Boraginaceae VII. The South American species of Heliotropium. Contributions from the Gray Herbarium of Harvard University, 81, 3–73.
Laity, J. (2009). Deserts and desert environments. Environmental Systems and Global Change Series, Vol 3. Chichester: Wiley-Blackwell.
La Torre-Cuadros, M. A. y Linares-Palomino, R. (2008). Mapas y clasificación de vegetación en ecosistemas estacionales: un análisis cuantitativo de los bosques secos de Piura. Revista Peruana de Biología, 15, 31–42.
Leiva, S., Rodríguez, E., Pollack, L., Briceño J., Gayoso, G., Chang, L. et al. (2019). Diversidad de flora, fauna y disponibilidad hídrica en el centro poblado Caray, distrito, provincia Virú, Perú. Arnaldoa, 26, 223–276. https://dx.doi.org/10.22497/arnaldoa.261.26110
Leiva, S., Zapata, M., Gayoso, G., Chang, L., Dillon, M. y Quipuscoa, V. (2014). Diversidad florística de la loma Cerro Campana, provincia de Trujillo, Departamento de La Libertad-Perú. Arnaldoa, 21, 187–220.
Leiva, S., Zapata, M., Gayoso G., Lezama, P., Quipuscoa, V. y Dillon, M. (2008). Diversidad florística de la Loma Mongón, Provincia Casma, Departamento Ancash, Perú. Arnaldoa, 15, 45–62.
León, B., Cano, A. y Young, K. (2002). Los helechos de las lomas costeras del Perú. Arnaldoa, 9, 7–42.
Lleellish, M., Odar, J. y Trinidad, H. (2015). Guía de flora de las lomas de lima. Lima: Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre.
Lovich, J. y Bainbridge, D. (1999). Anthropogenic degradation of the Southern California Desert ecosystem and prospects for natural recovery and restoration. Environmental Management, 24, 309–326. https://doi.org/10.1007/s002679900235
Luebert, F. y Hilger, H. (2014). Typification of Heliotropium and Tournefortia (Heliotropiaceae) species described by Ruiz and Pavón. Anales Del Jardín Botánico de Madrid, 71, e012. https://doi.org/10.3989/ajbm.2332
Luebert, F., Weigend, M. y Hilger, H. (2010). Epitypification of Heliotropium arborescens L. (Heliotropiaceae). Taxon, 59, 1263–1266. https://doi.org/10.1002/tax.594023
MA (Millennium Assessments). (2005). Ecosystems and human well-being: biodiversity synthesis. Washington D.C.: World Resources Institute.
Madrid-Ibarra, F. M. y Cabanillas-Rodríguez, E. (2020). Diversidad florística de Lomas de Lúcumo, Lima, Perú. Biotempo, 17, 287−299. https://doi.org/10.31381/biotempo.v17i2.3368
MINAGRI (Ministerio de Agricultura y Riego). (2020). Decreto Supremo N° 007-2020-MINAGRI. Protocolo de actuación interinstitucional para gestionar y proteger los ecosistemas incluidos en la lista sectorial de ecosistemas frágiles. Diario Oficial El Peruano del 14 de agosto de 2020. https://www.gob.pe/institucion/midagri/normas-legales/1114524-007-2020-minagri
MINAM (Ministerio del Ambiente). (2019). Mapa de Ecosistemas del Perú: Memoria descriptiva. Recuperado el 18 julio, 2023 de https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/309735/Memoria_descriptiva_mapa_Nacional_de_Ecosistemas.pdf et https://geoservidor.minam.gob.pe/wp-content/uploads/2019/01/MAPA-NACIONAL-DE-ECOSISTEMAS.zip
MINCUL (Ministerio de Cultura). (2001a). Memoria descriptiva. Zona intangible del Área Cerro Alto Salaverry (Área IX) y Cerro Ochiputur (Área X). MINCUL.
MINCUL (Ministerio de Cultura). (2001b). Memoria descriptiva. Zona intangible del Área Arqueológica: Quebrada La Mina (Área VIII). MINCUL.
Moat, J., Orellana-García, A., Tovar, C., Arakaki, M., Arana, C., Cano, A. et al. (2021). Seeing through the clouds. Mapping desert fog oasis ecosystems using 20 years of MODIS imagery over Peru and Chile. International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation, 103, 1–13. https://doi.org/10.1016/j.jag.2021.102468
Montesinos-Tubée, D. y Mondragón, L. (2020). Registros de flora vascular en los distritos de Bella Unión y Acarí, provincia de Caravelí, departamento de Arequipa, Perú, durante el evento de lluvias del verano de 2020. Chloris Chilensis, 23, 94–117.
Morillo, G. (2015). Aportes al conocimiento de las Gonolobinae Parte III (Apocynaceae, Asclepiadoideae). Pittieria, 39, 191–258.
Mostacero, J., Mejía, F., Zelanda, W. y Medina, C. (2007). Biogeografía del Perú. Trujillo, Perú: Asamblea Nacional de Rectores.
Müller, G. (1985). Zur floristischen Analyse der peruanischen Loma-Vegetation. Flora, 176, 153–165.
Nano, C. y Pavey, C. (2013). Refining the ‘pulse-reserve’ model for arid central Australia: Seasonal rainfall, soil moisture and plant productivity in sand ridge and stony plain habitats of the Simpson Desert. Austral Ecology, 38, 741–753. https://doi.org/10.1111/aec.12036
Nieuwland, B. y Mamani, J. (2017). Las lomas de Lima: enfocando ecosistemas desérticos como espacios abiertos en Lima metropolitana. Espacio y Desarrollo, 29, 109–133. https://doi.org/10.18800/espacioydesarrollo.201701.005
Noy Meir, I. (1973). Desert ecosystems: environment and producers. Annual Review of Ecology and Systematics, 4, 25–51. https://doi.org/10.1146/annurev.es.04.110173.000325
Nualart, N., Ibáñez, N., Soriano, I. y López-Pujol, J. (2017). Assessing the relevance of Herbarium Collections as tools for conservation biology. The Botanical Review, 83, 303–325. https://doi.org/10.1007/s12229-017-9188-z
Ostolaza, C. (2014). Todos los cactus del Perú. Lima: Ministerio del Ambiente.
Peralta, I., Knapp, S. y Spooner, D. (2005). New Species of Wild Tomatoes (Solanum Section Lycopersicon: Solanaceae) from Northern Peru. Systematic Botany, 30, 424–434. https://doi.org/10.1600/0363644054223657
Pettorelli, N., Vik, J., Mysterud, A., Gaillard, J., Tucker, C. y Stenseth, N. (2005). Using the satellite-derived NDVI to assess ecological responses to environmental change. Trends in Ecology and Evolution, 20, 503–510. https://doi.org/10.1016/j.tree.2005.05.011
Pollack, L., Rodríguez, E., Leiva, S., Saldaña, I., Alvítez, E., Briceño, J. et al. (2020). Amenazas y desastres antrópicos frecuentes en el Área de Conservación Privada (ACP) Lomas Cerro Campana (provincias Trujillo y Ascope, región La Libertad, Perú). Arnaldoa, 27, 83–98. https://dx.doi.org/10.22497/arnaldoa.271.27103
POWO (Plants of the World Online). (2023). Royal Botanic Gardens Kew. Recuperado el 20 setiembre, 2023 de https://powo.science.kew.org/
QGIS.org. 2023. QGIS Geographic Information System. QGIS Association. Recuperado de http://www.qgis.org
Quipuscoa, V., Tejada, C., Fernández, C., Durand, K., Pauca, A. y Dillon, M. (2016). Diversidad de plantas vasculares de las Lomas de Yuta, Islay, Arequipa, Perú. Arnaldoa, 23, 517–546. http://doi.org./10.224 97/arnaldoa.232.23207
Rauh, W. (1985). The Peruvian-Chilean desert. En M. Evenary, I. Noy-Meir y D. W. Goodall (Eds.), Ecosystems of the World: hot desert and arid shrublands. Amsterdam: Elsevier.
Ravenna, P. (1988). Studies in the genus Stenomesson (Amaryllidaceae). Onira, 1, 17–21.
Reynolds, J., Kemp, P., Ogle, K. y Jiménez, R. (2004). Modifying the ‘pulse-reserve’ paradigm for deserts of North America: precipitation pulses, soil water, and plant responses. Oecologia, 41, 194–210. https://doi.org/10.1007/s00442-004-1524-4
Robinson, B. (1906). Studies in the Eupatorieae. Proceedings of the American Academy of Arts and Sciences, 42, 3–48.
Ruhm, J., Böhnert, T., Mutke, J., Luebert, F., Montesinos-Tubée, D. y Weigend, M. (2022). Two sides of the same desert: floristic connectivity and isolation along the hyperarid coast and precordillera in Peru and Chile. Frontiers in Ecology and Evolution, 10, 862846. https://doi.org/10.3389/fevo.2022.862846
Ruiz, H. y Pavón, J. (1798). Flora Peruviana et Chilensis, Vol. 1. Madrid: Gabriel de Sancha. https://doi.org/10.5962/bhl.title.814
Rundel, P., Dillon, M., Palma, B., Mooney, H., Gulmon, S. y Ehleringer, J. (1991). The phytogeography and ecology of the coastal Atacama and Peruvian deserts. Aliso, 13, 1–49.
Sagástegui, A., Mostacero, L. y López, S. (1988). Fitoecología del Cerro Campana. Boletín de la Sociedad Botánica de La Libertad, 14, 1–47.
Santa Cruz, L., Cano, A., La Torre, M. I., Campos-de la Cruz, J. y Rodríguez, E. F. (2020). Flora vascular de las Lomas de Mangomarca, San Juan de Lurigancho, Lima-Perú. Arnaldoa, 27, 649−674. http://dx.doi.org/10.22497/arnaldoa.273.27301
SERFOR (Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre). (2018a). Lista sectorial de Ecosistemas Frágiles. Recuperado el 04 de mayo, 2023 de https://www.serfor.gob.pe/portal/wp-content/uploads/2018/07/Lista-de-Ecosistemas-Fr%C3%A1giles-19-07-2018.pdf
SERFOR (Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre). (2018b). Ficha técnica de campo: Ecosistema frágil Loma Ochiputur. Recuperado el 04 de mayo, 2023 de https://www.serfor.gob.pe/portal/wp-content/uploads/2018/07/01-FTC-Ochiputur.pdf
Sotomayor, D. y Jiménez, P. (2008). Condiciones meteorológicas y dinámica vegetal del ecosistema costero Lomas de Atiquipa (Caravelí-Arequipa) en el sur del Perú. Ecología Aplicada, 7, 1–8.
Smith, J. y Pettorelli, N. (2020). Desert conservation and management: biodiversity loss. En M. Goldstein y D. DellaSala (Eds.), Encyclopedia of the World’s Biomes,Vol. 2 (pp. 193–200). Amsterdam: Elsevier. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-409548-9.11917-7
Thiers B. (2023). Index Herbariorum: a global directory of public 22 herbaria and associated staff. Recuperado el 12 de setiembre, 2023 de http://sweetgum.nybg.org/science/ih/.
Tovar, C., Sánchez-Infantas, E. y Teixeira-Roth, V. (2018). Plant community dynamics of lomas fog oasis of Central Peru after the extreme precipitation caused by the 1997-98 El Niño event. Plos One, 13, e0190572. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0190572
Tovar, O. (1993). Las gramíneas (Poáceas) del Perú. Ruizia, 13, 1–481.
Trinidad, H., Huamán-Melo, E., Delgado, A. y Cano, A. (2012). Flora vascular de las lomas de Villa María y Amancaes, Lima, Perú. Revista Peruana de Biología, 19, 149–158.
Tropicos. (2023). Missouri Botanical Garden. Recuperado el 20 setiembre, 2023 de https://www.tropicos.org/home
Turland, N., Wiersema, J., Barrie, F., Greuter, W., Hawksworth, D., Herendeen, P. et al. (Eds.). (2018). International Code of Nomenclature for algae, fungi, and plants (Shenzhen Code) adopted by the Nineteenth International Botanical Congress Shenzhen, China, July 2017. Regnum Vegetabile 159. Glashütten: Koeltz Botanical Books. https://doi.org/ 10.12705/Code.2018
USGS. (2022). United States Geological Survey. Earth Explorer. Recuperado el 15 de agosto, 2023 de http://earthexplorer.usgs.gov/
Velarde, M. (1945). Estudio sobre la vegetación y flora de las lomas de Lupín. Revista de Ciencias, 47, 665–700.
Villota, H. (2005). Geomorfología aplicada a levantamientos edafológicos y zonificación física de tierras (2a ed.). Bogotá: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Vining, B., Hillman, A. y Contreras, D. (2022). El Niño Southern Oscillation and enhanced arid land vegetation productivity in NW South America. Journal of Arid Environments, 198, 104695. https://doi.org/10.1016/j.jaridenv.2021.104695.
Weberbauer, A. (1945). El mundo vegetal de los Andes peruanos. Estudio fitogeográfico. Estación Experimental Agrícola de La Molina. Lima: Ministerio de Agricultura.
Weier, J. y Herring, D. (2000). Measuring vegetation (NDVI y EVI). Disponible en: http://earthobservatory.nasa.gov/Features/MeasuringVegetation/measuring_vegetation_1.php
Whaley, O., Orellana-García, A. y Pecho-Quispe, J. (2019). An annotated checklist to vascular flora of the Ica Region, Peru —with notes on endemic species, habitat, climate and agrobiodiversity. Phytotaxa, 389. https://doi.org/10.11646/phytotaxa.389.1.1
Whitford, W. y Duval, B. (2020). Ecology of desert systems (Second Edition). Londres: Academic Press, Elsevier. https://doi.org/10.1016/C2017-0-02227-9
Wiesman, Z. (2009). Key characteristics of the desert environment, Chapter 3. En Z. Wiesman (Ed.), Desert olive oil cultivation (pp. 31–53). San Diego, CA: Academic Press. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-374257-5.00003-8
Williams, T., Schlichting, C. y Holsinger, K. (2021). Herbarium records demonstrate changes in flowering phenology associated with climate change over the past century within the Cape Floristic Region, South Africa. Climate Change Ecology, 1, 1–10. https://doi.org/10.1016/j.ecochg.2021.100006
Wuerthner, G. (2020). Mechanical recreation impacts on desert ecosystems. En M. I. Goldstein y D. A. DellaSala (Eds.), Encyclopedia of the World’s Biomes,Vol. 2 (pp. 230–235). Amsterdam: Elsevier. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-409548-9.12111-6
Ilse E. Segura-Zarzosa a, b, Hortencia Obregón-Barboza c, Gopal Murugan c, Christopher B. Boyko d, e, Gabino A. Rodriguez-Almaraz a, Humberto García-Velazco f, Alejandro M. Maeda-Martínez c, *
a Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Ciencias Biológicas, Avenida Universidad s/n, Ciudad Universitaria, 66455 San Nicolás de los Garza, Nuevo León, Mexico
b Universidad Juárez del Estado de Durango, Facultad de Ciencias Biológicas, Centro de Estudios Ecológicos, Avenida Universidad s/n, Fraccionamiento Filadelfia, 35010 Gómez Palacio, Durango, Mexico
c Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C., Calle IPN 195, 23096 La Paz, Baja California Sur, Mexico
d American Museum of Natural History, Division of Invertebrate Zoology, Central Park West @79th St., New York, NY 10024, USA
e Hofstra University, Department of Biology, 114 Hofstra University, Hempstead, NY 11549, USA
f Unidad de Educación Media Superior Tecnológica Agropecuaria y Ciencias del Mar, CBTA-198, kilómetro 25.5 carretera Ensenada – La Paz, 22790 Ensenada, Baja California, Mexico
Received: 18 April 2024; accepted: 22 October 2024
Abstract
As part of a research project on the taxonomy of the woodlice (Oniscidea) of northern Mexico, isopod collections of Mexican academic institutions were examined. For the first time, the main diagnostic morphological traits of 4 native species are documented using SEM micrographs: Alloniscus mirabilis (Stuxberg, 1875) (Alloniscidae) and Littorophiloscia richardsonae (Holmes & Gay, 1909) (Halophilosciidae) from the northern Pacific coast of Baja California, Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) (Armadillidae) from northern central Durango, which is also the first record of this species in Mexico, and Porcellio virgatus (Budde-Lund, 1885) (Porcellionidae) from the northeastern states of Nuevo León and Tamaulipas. The first 2 COI haplotypes (mtDNA) for P. virgatus are reported. Bayesian phylogenetic analysis of COI haplotypes placed P. virgatus in a clade with a Porcellio dilatatus haplotype with high support, forming a group with Porcellio scaber.
Revisión taxonómica de cuatro isópodos terrestres (Crustacea: Oniscidea) de México
Resumen
Como parte de un proyecto de investigación sobre taxonomía de las cochinillas (Oniscidea) del norte de México se revisaron colecciones de isópodos en instituciones académicas mexicanas. En este trabajo presentamos una relación taxonómica de 4 especies nativas del norte de México y se documentan por primera vez sus características diagnósticas morfológicas principales con micrografías de MEB: Alloniscus mirabilis (Stuxberg, 1875) (Alloniscidae) y Littorophiloscia richardsonae (Holmes y Gay, 1909) (Halophilosciidae) de la costa norte del Pacífico de Baja California, Venezillo apacheus (Mulaik en Mulaik y Mulaik, 1942) (Armadillidae) de Durango, lo cual representa el primer registro de la especie en México, y Porcellio virgatus (Budde-Lund, 1885) (Porcellionidae) de los estados norteños de Nuevo León y Tamaulipas. Reportamos los primeros haplotipos de COI (ADNmt) para P. virgatus. El análisis filogenético Bayesiano de haplotipos COI colocó a P. virgatus en un clado con Porcellio dilatatus con alto soporte formando un grupo con Porcellio scaber.
The Oniscidea (Crustacea: Isopoda) from Mexico have received little attention (Souza-Kury, 2000). The last taxonomic revision of terrestrial isopods from this country was published 64 years ago by Mulaik (1960). Jass and Klausmeier (2004) concluded that 86 oniscidean species belonging to 33 genera and 16 families have been recorded in Mexico; 10 of them are considered as exotic species (Garthwaite & Sassaman, 1985; Garthwaite et al., 1995; Mulaik, 1960; Rodríguez-Almaraz et al., 2014; Segura-Zarzosa et al., 2020; Souza-Kury, 2000; Treviño-Flores & Rodríguez-Almaraz, 2012). For the northern part of Mexico (including the states of Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, and Zacatecas) 7 exotic species and only 28 native species have been recorded in this region (Jass & Klausmeier, 2004; Rodríguez-Almaraz et al., 2014; Segura-Zarzosa et al., 2020, 2022). Surprisingly, states with large geographic areas like Chihuahua, Durango, Guanajuato and Zacatecas do not have any native species registered (Jass & Klausmeier, 2004). As part of a research project on the taxonomy of the oniscideans of northern Mexico, we examined 258 isopod collection lots deposited in 4 academic institutions, from which 11 species, belonging to 8 genera and 5 families, were identified. Out of 1,820 specimens, 1,417 belong to 6 exotic species (see Segura-Zarzosa et al., 2020), and 160 specimens belong to 5 native species. The remaining 243 specimens are still under study. The first native species reported from this study, Venezillo stuckchensis (Mulaik, 1960), is endemic to the Baja California Peninsula, and was already redescribed (Segura-Zarzosa et al., 2022). In the present work we give a taxonomic account of 4 native species: Alloniscus mirabilis (Stuxberg, 1875) (Alloniscidae) and Littorophiloscia richardsonae (Holmes & Gay, 1909) (Halophilosciidae) from the northern Pacific coast of Baja California, and Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) (Armadillidae) from Durango, which represents the first record of the species in Mexico. After examination and analysis of molecular data and morphological characteristics, we agree with Schultz’s (1975, 1977, 1982) placement of Porcellionides virgatus (Budde-Lund, 1885) in the genus Porcellio Latreille, 1804. Thus, we report the fourth species, Porcellio virgatus (Budde-Lund, 1885) (Porcellionidae) from the northeastern states of Nuevo León and Tamaulipas with its first 2 identified COI haplotypes (mtDNA).
Materials and methods
The material examined is deposited in 2 scientific collections housed in the Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), Gómez Palacio, Durango, and Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C. (CIB), La Paz, Baja California Sur. Only adult specimens were examined and sorted by morphotypes according to the general shape of the cephalothorax, second antennae, pereon, pleon, uropods and pleotelson. Specimens of each morphotype were differentiated as males and females based on sexual dimorphism (Schmidt, 2002). Specimens were examined with a stereomicroscope and a digital caliper (Mitutoyo 700-113, Kawasaki, Japan) was used to record their total lengths (TL). The identity of the material examined was established following morphological descriptions published by Stuxberg (1875), Budde-Lund (1885), Holmes and Gay (1909), Van Name (1936, 1942), Mulaik and Mulaik (1942), Mulaik (1960), Schultz (1975, 1984), and Taiti and Ferrara (1986). The type material of Venezillo apacheus deposited in the Division of Invertebrates, American Museum of Natural History (AMNH) was also examined. Representative specimens of each species were prepared for SEM examination. They were dissected and dehydrated individually in 100% ethanol baths for 24 h and critical-point dried (Samdri-PVT-3B, Tousimis, Rockville, MD, USA), sputter coated with gold (desk II, Denton Vacuum, Moorestown, NJ, USA), and analyzed with a scanning electron microscope (Hitachi S-300N), at CIB.
Table 1
GenBank accession number and origin of COI sequences of Porcellionidae species used in the genetic distance and phylogenetic analyses.
Species
GenBank
Origin
Porcellio virgatus (Tamaulipas)
OK376217
Mexico
P. virgatus (Nuevo León)
OK376218
Mexico
P. dilatatus
KJ814238
Brazil
P. scaber
LC126629
Japan
P. scaber
MF748307
Canada
P. scaber
LC126628
Japan
P. spinicornis
MF748236
Canada
P. laevis
FN824121
Italy
P. laevis
MN689275
Mexico
P. laevis
KJ814239
Brazil
Porcellionides pruinosus
EU364627
Australia
P. pruinosus
MN689284
Mexico
P. pruinosus
MW449533
Egypt
P. myrmecophilus
FN824129
Italy
P. myrmecophilus
FN824131
Italy
The classification and order of the families follow Ahyong et al. (2011). The assignation of the species to their respective genera and families follows Schmalfuss and Wolf-Schwenninger (2002), Schmalfuss (2003) and Schmidt and Leistikow (2004). As we mentioned above, we agree with Schultz’s (1975) placement of Porcellionides virgatus in the genus Porcellio. Citations of authorship for species described in Mulaik and Mulaik (1942) are given as “Mulaik in Mulaik and Mulaik, 1942”, rather than “Mulaik and Mulaik, 1942” as is usually seen in publications (e.g., Schmalfuss, 2003; Schultz, 1965). This is because all species in the 1942 paper are listed as being described by “Mulaik” alone, although with no indication of which Mulaik (Stanley or Dorothea) should be so credited.
The taxonomic account includes: name, author, and year of description of the family, genus, species, species synonymy (restricted to Mexican material, except for V. apacheus and P. virgatus where a complete synonymy is provided), diagnosis, and a taxonomic summary including the type locality, distribution in Mexico, general distribution, material examined, and remarks on the material examined. The diagnoses of the species are mainly based on the publications of several authors, which are indicated in each corresponding species account, and are updated according to morphological variations found in the material examined. Types of habitus are based on the eco-morphological categories proposed by Schmalfuss (1984). For each species we present their main diagnostic morphological traits using SEM micrographs. The anatomical terminology used in this work is according to Schmidt (2002, 2003). The section of examined material is organized by state, site, geographical coordinates, collection date, collector’s name, number of males and females examined (with TL range, mean ± 1 sd, between brackets), and catalog code.
Attempts to obtain DNA from specimens of A. mirabilis, L. richardsonae, and P. virgatus were carried out, but useful genetic material was obtained only from specimens of the latter species, from 2 different localities. Genomic DNA was isolated from pereopods using the Gentra Puregene kit (Qiagen). Fragments of COI were amplified with primers 22F (modified primer of LCO1490) (CAA CAA ATC ATA AAG ATA TTG GAA C) and HCO2198 by adopting the cycling conditions of Tizol-Correa et al. (2009). The sequences were edited in DNA Baser 4.5 (www.dnabaser.com) and aligned in Clustal X (Thompson et al., 1997). Genetic distances (uncorrected p-distance) between the 2 P. virgatus sequences and also among the sequences of the porcellionids used in this study (Table 1) were determined in MEGA X (Kumar et al., 2018). The best nucleotide substitution model determined in jModeltest 2.1.10 (Darriba et al., 2012; Guindon & Gascuel, 2003) was used in the Bayesian phylogenetic analysis with MrBayes v3.2 (Ronquist et al., 2012). COI sequences of other species of Porcellionidae were obtained from GenBank (Table 1). The phylogenetic analysis was run for 10 million generations and a consensus tree was generated after eliminating 0.25 of the trees generated during the analysis. The consensus tree was viewed using the program FigTree v1.4.3.
For a more comprehensive synonymy see Schultz (1984).
Diagnosis. Habitus type runner. Pleon not narrower than pereon. Dorsal surface covered by small tubercles with triangular setae or scales (Fig. 1A, B, M, N). Cephalothorax approximately 1.3 times as wide as long (Fig. 1A, B); frontal shield (lamina frontalis) with medial prominent quadrangular process (Fig. 1B, D); lateral lobes large and conical (Fig. 1B, D). Compound eyes on sides of cephalothorax, each with 17-20 ommatidia (Fig. 1B, C). First antennae 3-jointed, distal article with subapical and apical aesthetascs, basal article longest and broadest (Fig. 1E). Second antennae not reaching pereon-tergite 3 (Fig. 1A), first article short, second approximately 2 times as long as first (Fig. 1A, D), third and fourth subequal, each a little longer than second, fifth approximately 1.5 times longer than fourth (Fig. 1A, F); flagellum 3-jointed, first article little longer than second, third article lanceolate with apical cone, approximately 1.5 times longer than second; complete flagellum approximately 1.2 times longer than fifth article (Fig. 1F, G). Pereon with pereon-tergite 1 approximately 1.5 longer than rest, which are subequal in size (Fig. 1A), proximal-lateral angles produced forward to surround cephalothorax (Fig. 1A, D) up to anterior margin of compound eyes (Fig. 1A, C), pereon-tergites 1-3 with rounded posterolateral margins, pereon-tergites 4-7 produced posteriorly (Fig. 1A), pereopod 1 with transversal antennal brush composed of groove covered by fringed scales on anterior (frontal) side of carpus (Fig. 1H, I), pereopods 1-3 of male with brush of long setae on ventral side of carpus and merus (Fig. 1H), pereopod 7 with pattern of setae similar in males and females (Fig. 1J). Pleon with pleon-tergites 1 and 2 with lateral parts undeveloped, covered at sides by pereon-tergite 7, pleon-tergites 3-5 broadly expanded laterally, lateral margins forming continuous line with lateral margins of pereon-tergites (Fig. 1K, M), pleopod 1 endopodite (copulatory appendage) elongated with tip slightly divergent (Fig. 1K). Pleotelson (pleon-tergite 6) triangular, of same length or shorter than posterior margins of pleon-tergite 5 (Fig. 1M, N), uropod sympodites with wide lobed posterolateral margins, endopodites inserted in internal margin of sympodites bearing group of long setae on apex, exopodites lanceolate (Fig. 1L, N). Sources: Stuxberg (1875) and Schultz (1984).
Taxonomic summary
Type locality. San Pedro, Los Angeles, California, USA (Schultz, 1984; Stuxberg, 1875).
Distribution in Mexico. Only in northwestern Mexico on the Pacific coast of Baja California Sur in Bahía Magdalena, and in Baja California in Isla Cedros (Schultz, 1984), and Bahía San Quintín (this study).
General distribution. From Pacific Grove, Monterey, California, USA in the north, to Bahía Magdalena, Baja California Sur, Mexico in the south (Jass & Klausmeier, 2004; Schultz, 1984).
Material examined. Bahía Falsa, San Quintín, Baja California, Mexico (30°27’14.34” N, 116°00’06.50” W), on a sand beach, 02-12-2006, coll. A. Maeda, 1 male (8.8 mm), 5 females (8.1-9.7, x 8.8 ± 0.63 s.d. mm TL) (CIB-41B).
Remarks
As reported by Stuxberg (1875) for the A. mirabilis type specimens from California, the color of the dorsal side of alcohol-fixed specimens examined exhibited a light brown color with a dorsal medial dark line and lateral light and dark spots. Schultz (1984) reported A. mirabilis from Oxnard, California with 12-13 ommatidia, while our specimens have 17-20 ommatidia.
Armadillidae Brandt in Brandt and Ratzeburg, 1831
Venezillo Verhoeff, 1928
Venezilloapacheus (Mulaik, 1942 in Mulaik & Mulaik, 1942)
(Figs. 2-8)
Cubaris apacheus Mulaik, 1942 in Mulaik and Mulaik, 1942, 8-9 (original description).
Cubaris apachea Mulaik, 1942.- Van Name, 1942, 313.
Cubaris apacheus Mulaik, 1941 [sic].- Mulaik and Mulaik, 1943, 9.
Figure 1. SEM micrographs of adult male Alloniscus mirabilis (Stuxberg, 1875) from Bahía Falsa, San Quintín, Baja California, Mexico. A, Cephalothorax, second antenna and pereon-tergites in dorsal view; B, cephalothorax in dorsal view; C, left compound eye with ommatidia in lateral view; D, cephalothorax in anteroventral view; E, left first antenna in lateral view; F, left second antenna in ventral view; G, flagellum of left second antenna in ventral view; H, left pereopod 1 in medial view; I, carpal brush of left pereopod 1 in medial view; J, left pereopod 7 in medial view (central appendage in the micrograph); K, pleopods 1-5, endopodites (copulatory appendages) of pleopods 1, uropod sympodites with endopodites and exopodites; L, uropod sympodites with endopodites and exopodites in ventral view; M, pleon-tergites 1-5, triangular pleotelson and uropod sympodites with exopodites in dorsal view; N, pleon-tergite 5, and triangular pleotelson with uropod sympodites and exopodites in dorsal view. Scale bars: A = 3 mm; B = 500 μm; C, G = 300 μm; D, F, H, J, K, L, N = 1 mm; E = 100 μm; I = 200 μm; M = 2 mm.
Figure 2. Adults of Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, C-F are SEM micrographs; B is a stereo light microscope micrograph. A, Habitus of male in right lateral view; B, habitus of female in left lateral view; C, habitus of male in ventral view; D, cephalothorax and pereon-tergite 1 of male in right anterolateral view; E, external surface of frontal shield of male covered by semi-curved scales with scattered tricorn scales; F, external surface of vertex of cephalothorax of male covered by semi-curved scales with scattered tricorn scales. Scale bars: A-C = 2 mm; D = 1 mm; E = 100 μm; F = 200 μm.
Diagnosis. Habitus type endoantennal conglobator (Fig. 2A, B). Color pale yellowish (alcohol preserved specimens). Dorsal surface with scales and tricorn process inserted in diverse positions (Figs. 2E, F; 3E; 7E, F). Cephalothorax approximately 1/3 longer than wide (Fig. 2A-D); frontal shield (lamina frontalis) with proximal lateral antennal lobes for holding proximal portion of second antenna during conglobation (Fig. 2D), posterior margin expanded, remaining a groove behind frontal shield (Figs. 2B, D; 3A). Compound eyes on sides of cephalothorax, each with 8-9 ommatidia in 2 rows (Fig. 3A-D).
Figure 3. SEM micrographs of adult Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, Cephalothorax and pereon-tergite 1 of male in lateral view showing ommatidia of the complex eye; B, left complex eye of male in anterolateral view showing ommatidia; C, right eye of female in lateral view showing ommatidia; D, left eye of female in lateral view; E, frontal shield of male in dorsal view covered with semicircular scales and tricorn scales; F, third article of right first antenna of male with aesthestascs. Scale bars: A, B = 500 µm; C, D, F = 300 µm; E = 100 µm.
First antenna 3-jointed with 13 aesthetascs on distal article (Figs. 2F; 4A), basal article wide and subequal in length as terminal one (Fig. 3A). Second antennae with first article short, second approximately 2 times as long as first, third subequal to second, fourth 1.5 times longer than third, fifth approximately 1.3-1.5 times longer than fourth (Fig. 4B); flagellum 2-jointed, distal article lanceolate, 3 times longer than first, complete flagellum approximately 2/3 of fifth antennal article (Fig. 4B, C). Right and left mandibles with similar pars incisive, lacinia mobilis, and pars molaris (Fig. 5A-D); lateral side of mandibles covered by semi-curved scales with some acute scales (Fig. 5B), pars incisive with 3 round projections, central one largest (Fig. 5C), lacinia mobilis with basal setose lobe (Fig. 5D); second maxilla membranous, laminate, inner lobe smaller, covered by abundant short setae, outer lobe wide, rounded, covered by pubescence; maxilliped palp with 3 articles (Fig. 5E, F). Pereon with pereon-tergite 1 with notch (schisma) along epimeron (Fig. 6A) into which anterior corner of pereon-tergite 2 epimeron fits when animal conglobates; pereon-tergite 2 with large digitiform lobe on anterior ventral side (Fig. 6B); pereon-tergites 3-5 with rounded epimeron (Fig. 2A, B); pereopod 1 with antennal brush composed of groove covered by transversal scales on anterior (frontal) side of carpus, inner side of merus, carpus and propodus with spines; sternite 7 with medial process apically bilobate, covering proximal portion of genital papilla (Fig. 6E, F). Pleon with pleon-tergites (pleon-segments) 1-2 with lateral parts undeveloped and covered at sides by pereon-tergite 7 (Fig. 2A, B); pleon-tergites 3-5 broadly expanded laterally, lateral margins forming continuous line with lateral margins of pereon-tergites (Fig. 2A, B); male genital papilla with lanceolate ventral shield (Fig. 6F); pleopod 1 endopodite (copulatory appendage) elongated with acute apex (Fig. 7A). Pleotelson wide at base, becoming constricted approximately at 3/4 of length, then expanding to truncate caudal margin, dorsomedial surface slightly raised, some specimens with line (somewhat keeled) (Fig. 7A-C); uropod sympodites (uropod protopodites) enlarged and flattened (Fig. 7C), filling space between caudal side of pleon-tergites 5 and lateral side of pleotelson (Fig. 7C, D), exopodites conical and small, inserted on notch in medial margin of sympodites (Fig. 7C, D), endopodites oblong, flat, covered by scales and setae, base covered by basal plate of uropodal sympodite (Fig. 8A-D). Sources: Mulaik in Mulaik and Mulaik (1942) and Van Name (1942).
Taxonomic summary
Type locality. Alice, Brooks County, Texas, USA (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942).
Type material examined. Holotype male (AMNH 17515) and allotype female (AMNH 17516) with the original label: “Cubaris apacheus M&M, Alice, Brooks Co., Texas, Dec 1939 S-D Mulaik.” Holotype (damaged), ca. 7 mm TL, allotype (partially conglobated), ca. 5 mm TL. Paratypes (AMNH 17517) with the original label: “Cubaris apacheus M&M, Alice, Brooks Co., Texas, Dec 1939 S-D Mulaik.” 12 specimens intact, partly conglobated, mixture of males and females (ca. 4.5-6.5 mm TL), and fragments of 5 specimens.
Figure 4. SEM micrographs of adult Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, Left first antenna of male in lateral view; B, right second antenna of female in dorsal view; C, flagellum of right second antenna of female in dorsal view; D, apex of distal article of flagellum of right second antenna of female in dorsal view; E, labrum and clypeus of male in anteroventral view; F, clypeus and frontal shield of female in anterior view. Scale bars: A = 100 µm; B = 500 µm; C = 200 µm; D = 50 µm; E, F = 300 µm.
Mexican material examined. Gómez Palacio, Durango, Mexico, 23-06-1994, coll. A. Bedolla, 1 male (7.0 mm TL), 2 females (7.6-9.7 mm TL) from the garden of a house (UJED-09).
Distribution in Mexico. Known only from Gómez Palacio, Durango. This is the first record of the species in Mexico, and the first record of a native oniscidean species in the state of Durango.
General distribution. Known from Alice, Kerville, Laredo (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942), and Jim Wells County (Mulaik & Mulaik, 1943), Texas, USA, and Durango, Mexico.
Remarks
The type material examined fits well the description published by Mulaik in Mulaik and Mulaik (1942). The only difference noted between the type material and the Mexican specimens is that the fifth article of the second antenna is approximately 1.3 times longer than the fourth article in the type specimens, while in the Mexican specimens it is approximately 1.5 times longer than the fourth article (Fig. 4B). According to Mulaik in Mulaik and Mulaik (1942) the most similar species to V. apacheus is V. chamberlini (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942), a oniscidean from Edinburg, Hidalgo County, Texas, USA, that can be differentiated by having 6 ommatidia, pleon-tergite 5 posterior margins visible in dorsal view, and the inner border of the epimeral schisma not visible in lateral view.
Figure 5. SEM micrographs of female Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, Left mandible in posterior view; B, left mandible in anterior view; C, pars incisus and lacinia mobilis of left mandible, from A; D, pars incisus, lacinia mobilis, and pars molaris of left mandible, from B; E, left maxilliped in anteroventral view; F, left maxilliped palp with 3 articles in anteroventral view. Scale bars: A, B, E = 500 µm; C, F = 100 µm; D = 200 µm.
Philoscia richardsonae Holmes and Gay, 1909, 378-379 (original description).
Philoscia richardsonae Holmes and Gay, 1909.- Mulaik, 1960, 158.
Littorophiloscia richardsonae (Holmes & Gay, 1909).- Leistikow and Wägele, 1999, 18; Souza-Kury, 2000, 245; Schmalfuss, 2003, 133; Jass and Klausmeier, 2004, 3, 10; Taiti and Ferrara, 1986, 1350-1354.
For a more comprehensive synonymy see Taiti and Ferrara (1986).
Diagnosis. Habitus type runner (Fig. 9A). Pleon abruptly narrower than pereon. Color brownish with spots on dorsal and ventral sides of body, pereon-tergites with 3 longitudinal dark lines, 1 medial and 2 lateral. Dorsal surface with short minute scale-spines, margins with line of small spines (Fig. 9B). Cephalothorax 2 times as wide as long (Fig. 9B), vertex convex (Fig. 9D), frontal shield prominent, rounded with posteromedial border concave (supra-antennal line) (Fig. 9D), lateral lobes small, subtriangular (Fig. 9B). Compound eyes at anterolateral sides of cephalothorax, each with 12-15 ommatidia (Fig. 9C). First antennae 3-joined with aesthetascs on distal article, basal article longest, broadest (Fig. 9E). Second antennae long, approximately 1/2 of total length, first article short, second and third 2 times as long as first, fourth 2 times longer than third, fifth 1.5 times longer than fourth (Fig. 9F); flagellum 3-joined, first and third articles subequal, slightly longer than second (Fig. 9G). Pereon with pereon-tergite 1 broadest (Fig. 9A), pereon-tergites 3-7 with rectangular lateral borders, pereopod 1 antennal brush with transversal scales on anterior (frontal) side of carpus (Fig. 9H, I). Pleon with pleon-tergites 3-5 posterolateral margins strongly produced and curved backwards, margins with line of small scale-spines (Fig. 9J, M); male pleopod 1 endopodite (copulatory appendage) elongated with acute apex (Fig. 9J); pleopods 1-5 with triangular exopodites (Fig. 9J). Pleotelson triangular with rounded tip and concave lateral borders, margins with line of small scale-spines (Fig. 9M, N); uropod sympodites as long as wide, complete structure of endopodites approximately 2/3 as long as exopodites, in dorsal view endopodites approximately 1/3 as long as exopodites, with long apical setae, inserted in sympodites before exopodites, exopodites long, subconical, lateral margin nearly straight, medial margin somewhat convex (Fig. 9J, L). Sources: Holmes and Gay (1909), Van Name (1936) and Taiti and Ferrara (1986).
Figure 6. SEM micrographs of male Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, Cephalothorax and pereon-tergite 1 with notch (schisma) along epimeron, pereon-tergite 2 with large digitiform lobe on anterior ventral side; B, lateral margins of pereon-tergites 1-4, and left pereopod 2 in ventral view; C, left pereopod 1 in anterior view; D, propodus and dactylus of left pereopod 1 in anterior view; E, sternite 7 with medial bilobate process covering proximal portion of genital papilla in posteroventral view; F, genital papilla with lanceolate ventral shield in posteroventral view. Scale bars: A = 1 mm; B, C = 500 µm; D-F = 200 µm.
Taxonomic summary
Type locality. San Diego, California, USA (Holmes & Gay, 1909).
Material examined. Bahía Falsa, San Quintín, Baja California (30°27’14.34” N, 116°00’06.50” W), on a sand beach, 02-12-2006, coll. A. Maeda, 8 males (4.8-8.3 mm, x 6.9 ± 1.02 s.d. mm TL), 10 females (4.7-8.0 mm, x 6.6 ± 0.94 s.d. mm TL) (CIB-42B).
Distribution in Mexico. Isla Cedros, Baja California (Mulaik, 1960; Taiti & Ferrara, 1986), and Bahía Falsa, San Quintín, Baja California, a new locality record for the species.
General distribution. From northwestern Mexico to Vancouver Island, Canada (Garthwaite et al., 1985; Schmalfuss, 2003; Taiti & Ferrara, 1986).
Figure 7. Adults of Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, C, D-F are SEM micrographs; B, is a stereo light microscope micrograph. A, Pleon-tergites 3-5, pleotelson and uropod sympodites of male in posterior view; B, pleon-tergites 1-5, pleotelson and uropod sympodites of male in posterodorsal view; C, pleotelson and uropod sympodites with exopodites of female in posterior view; D, left uropod exopodite in sympodite from C; E, dorsal surface of female pleotelson; F, dorsal surface of pleotelson with semicircular scales and tricorn scales from E. Scale bars: A, C = 500 µm; D = 300 µm; E = 100 µm; F = 50 µm.
Remarks
Taiti and Ferrara (1986) reviewed Littorophiloscia and recognized 15 species, 2 of them recorded in Mexico: L. richardsonae from Baja California and L. tropicalis Taiti and Ferrara, 1986 from Yucatán. Taiti and Ferrara (1986) reported specimens of L. richardsonae up to 7 mm of length with 12 or 13 ommatidia and pereopod 1 with an antennal brush with transversal scales on the anterior (frontal) side of the carpus and propodus; our examined specimens have a mean TL of 6.9 mm for males, 6.6 mm for females, the number of ommatidia varied from 13 to 15, and the antennal brush is only on the carpus (Fig. 9H, I).
Figure 8. SEM micrographs of adults of Venezillo apacheus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Gómez Palacio, Durango, Mexico. A, Pleotelson and uropod sympodites with endopodites of male in ventral view; B, pleotelson and uropod sympodites with endopodites of female in ventral view; C, uropod endopodites of male in ventral view; D, uropod endopodites of female in ventral view. Scale bars: A, B = 500 µm; C, D = 100 µm.
Porcellionidae Brandt in Brandt and Ratzeburg, 1831
Porcellio Latreille, 1804
Porcellio virgatus (Budde-Lund, 1885)
(Fig. 10A-L)
Metoponorthus virgatus Budde-Lund, 1879, 4 (nomen nudum).
Diagnosis. Habitus type runner. Color brown, mottled with light spots, 2 light lateral and 1 medial lines. Body surface with small tubercles and rounded tricorn scales (Fig. 10A, B, D, L). Cephalothorax approximately 2 times as wide as long (Fig. 10B), vertex with convex medial part (Fig. 10B), frontal shield with small rounded lateral lobes (Fig. 10B), posterior frontal line forming slightly medial convex margin (Fig. 10B, D), supra antennal line V-shaped absent (Fig. 10D). Compound eyes each with 19-30 ommatidia (Fig. 10C). First antennae 3-joined; basal article longest and broadest, second short, third with subapical and apical aesthetascs (Fig. 10F). Second antennae with first article short, second 2 times as long as first, third subequal to second, fourth 1.5 times longer than third, fifth approximately 1.5 times longer than fourth (Fig. 10G); flagellum 2-joined, proximal article shorter or subequal to distal article, distal article lanceolate with apical cone (Fig. 10H). Maxilliped palp with 3 articles (Fig. 10E). Pereon-tergites 1-7 with a well marked dorsal transverse furrow (Fig. 10A); pereon tergite 1 with projected anterolateral sides not reaching cephalothorax anterior margin, 1.5 times longer than pereon-tergites 2-7 (Fig. 10A); sternite 7 without medial process (Fig. 10I). Pleon not abruptly narrower than pereon (Fig. 10K); pleon-tergites with acute lateral margins posteriorly directed (Fig. 10K); male pleopod 1 endopodites (copulatory appendages) lanceolate (Fig. 10I); pleopods 2-5 with exopodites semi-quadrangular (Fig. 10I). Pleotelson triangular with rounded tip (Fig. 10K, L); uropod sympodites twice as long as wide, as long as exopodites, endopodites thin, lightly flattened, reaching tip of exopodites, exopodites subconical (Fig. 10J). Sources: Budde-Lund (1885), Richardson (1905), Van Name (1936), Mulaik (1960), and Schultz (1982).
Figure 9. SEM micrographs of male Littorophiloscia richardsonae (Holmes & Gay, 1909) from Bahía Falsa, San Quintín, Baja California, Mexico. A, Cephalothorax with right antenna and pereon-tergites 1-6 in dorsal view; B, cephalothorax in dorsal view; C, left compound eye with ommatidia in anterolateral view; D, cephalothorax in anterior view (left second antenna removed); E, left first antenna in anterior view; F, right second antenna in dorsal view; G, flagellum of right second antenna in dorsal view; H, right pereopod 1 in medial view; I, carpus with brush, protopod and dactyl of pereopod 1 in medial view (from H); J, pleon-tergites 1-5 with pleopods, copulative appendages of pleopod endopodites, uropods sympodites with endopodites and exopodites in ventral view; K, endopodites of uropod sympodites in ventral view; L, right uropod sympodite with exopodite in posteroventral view; M, pleon-tergites 2-5, triangular pleotelson and uropod sympodites with endopodites and exopodites in posterodorsal view; N, triangular pleotelson in dorsal view. Scale bars: A = 2 mm; B, G, I = 300 μm; C, E = 100 μm; D, F, H, L, M = 500 μm; J = 1 mm; K, N = 200 μm.
Figure 10. SEM micrographs of male Porcellio virgatus (Budde-Lund, 1885) from San José, Gómez Farías, Tamaulipas, Mexico. A, Cephalothorax and pereon-tergites 1-7 in dorsal view; B, cephalothorax in dorsal view; C, right compound eye in dorsal view; D, cephalothorax, first antennae, clypeus, and labrum in ventral view; E, maxillipeds in ventral view; F, left first antenna with aesthetascs in ventral view; G, second antenna in medial view; H, flagellum of second antenna in medial view; I, posterior part of body showing pereon-tergite 7, pleon-tergites 3-5, and pleopods 1-5 in ventral view; J, left uropod with sympodite, endopodite, and exopodite in ventral view; K, posterior part of body showing pereon-tergite 7, pleon-tergites 1-5, and pleotelson in dorsal view; L, pleon-tergite 5, and triangular pleotelson in dorsal view. Scale bars: A, I, K = 2 mm; B, E, H, J = 500 μm; C = 200 μm; D, L = 300 μm; F = 100 μm; G = 1 mm.
Taxonomic summary
Type locality. New Orleans and Florida, USA (Budde-Lund, 1885).
Material examined. Nuevo León: Cola de Caballo, Santiago (25°26’12.18” N, 100°09’12.68” W), under stones, 06-05-2006, coll. A. Maeda, 2 females (5.4-6.8 mm) (CIB-49B); Parque Chipinque, Km 2, San Pedro Garza García (25°36’38.1” N, 100°21’20.8” W), under stones, 06-05-2006, coll. A. Maeda, 1 male (11.0 mm) (CIB-30B1). Tamaulipas: San José, Gómez Farías (23°05’23.1” N, 99°06’40.1” W), natural zone below stones, 30-07-2006, coll. A. Maeda, 3 males (6.8-9.6 mm, mean 7.9 ± 1.21 s.d. mm TL), 2 females (7.5-7.6 mm) (CIB-09B).
Haplotypic identity. COI haplotypes were obtained from a specimen from Chipinque, Nuevo León (GenBank accession number OK376218), and a specimen from San José, Tamaulipas (GenBank accession number OK376217). The genetic distance between these haplotypes is 2.5% (Table 2). Prior to this study there was no record of DNA sequences for Porcellionides virgatus/Porcellio virgatus in GenBank. The Bayesian analysis placed these haplotypes in a well supported clade within the genus Porcellio with high support rather than with species in the genus Porcellionides (Fig. 11).
Distribution in Mexico. Santiago and San Pedro Garza García, Nuevo León, and San José, Tamaulipas. Mulaik (1960) reported Porcellio virgatus (as Porcellionides virgatus) from Villagrán, Tamaulipas, and Tepic, Nayarit.
Table 2
Genetic p-distance (%) among COI sequences (623 bp) of Porcellionidae species used in the phylogenetic analysis.
Species
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
1
Porcellio virgatus Tamaulipas
2
P. virgatus Nuevo León
2.57
3
P. dilatatus KJ814238
17.17
17.34
4
P. scaber LC126629
15.57
15.57
16.69
5
P. scaber MF748307
16.21
16.21
17.01
2.89
6
P. scaber LC126628
16.53
16.53
16.85
2.57
1.93
7
P. spinicornis MF748236
18.14
18.30
20.55
17.34
17.66
18.14
8
P. laevis FN824121
17.66
17.82
18.78
18.62
18.62
19.10
15.25
9
P. laevis MN689275
19.26
19.10
19.74
18.78
18.78
19.42
18.62
13.00
10
P. laevis KJ814239
19.58
19.42
20.55
19.26
19.26
19.90
18.94
13.16
3.21
11
Porcellionides pruinosus EU364627
19.42
19.74
21.67
18.62
18.62
18.30
18.30
15.89
16.05
16.05
12
P. pruinosus MN689284
19.58
19.90
21.51
18.46
18.46
18.14
18.14
15.73
15.89
15.89
0.16
13
P. pruinosus MW449533
19.74
20.06
21.35
18.30
18.30
17.98
17.98
15.57
16.05
16.05
0.32
0.16
14
P. myrmecophilus FN824129
21.03
20.87
21.35
19.10
18.30
18.78
18.62
18.30
18.78
18.62
17.50
17.34
17.17
15
P. myrmecophilus FN824131
21.19
21.03
21.51
19.26
18.46
18.94
18.78
18.46
18.94
18.78
17.66
17.50
17.34
0.16
16
Periclimenes rathbunae KX090114
23.49
24.14
23.82
23.33
23.33
23.65
21.21
22.02
19.90
21.86
22.02
22.19
22.35
21.04
21.21
17
P. imperator GQ415636*
22.79
22.63
22.47
20.87
21.35
21.51
22.63
21.03
20.06
21.35
22.47
22.63
22.79
21.51
21.67
15.82
Figure 11. Bayesian consensus tree of phylogenetic relationships of Porcellio virgatus (Budde-Lund, 1885) COI haplotypes from Nuevo León and Tamaulipas, Mexico, with selected GenBank haplotypes of Porcellionides and Porcellio species. GenBank sequences of palaemonids Periclimenes imperator Bruce, 1967 (= Zenopontonia rex [Kemp, 1922]) (DecaNet eds., 2024), and Periclimenes rathbunae Schmitt, 1924 were used as outgroup.
General distribution. Budde-Lund (1885), Van Name (1936), Mulaik and Mulaik (1942, 1943), and Mulaik (1960) reported the species (as Porcellionides virgatus)from the USA in Florida, Louisiana, Mississippi and Texas. Schultz (1982) reported Porcellio virgatus from North Carolina and Georgia, USA.
Remarks
The species has been cited as belonging to Metoponorthus Budde-Lund, 1879(Mulaik, 1960; Richardson, 1905), and to Porcellionides (the senior synonym, see Schmalfuss & Ferrara, 1978) (Jass & Klausmeier, 2004; Leistikow & Wägele, 1999; Souza-Kury, 2000; Van Name, 1936, 1940, 1942). Schmalfuss (2003) listed it as “Porcellionides” virgatus, indicating that the species does not belong to this genus. Schultz (1975, 1977, 1982) was the first carcinologist to recognize the species as Porcellio virgatus from Georgia and North Carolina, USA. The morphological similarity between Porcellio and Porcellionides has been, to date, an issue in recognizing them as separate genera (Dimitriou et al., 2018; Mattern, 2003; Mulaik, 1960; Schmalfuss & Ferrara, 1978; Van Name, 1936). Dimitriou et al. (2018) analysed 2 mitochondrial and 3 nuclear genes and found evidence against the monophyly of both Porcellionidae and Porcellio. The genetic distances they found were considerably high between Porcellionidae genera; e.g. for COI the variation was between 16.9-50.3% (Dimitriou et al., 2018). Mattern (2003) applied small subunit rRNA analyses to study the molecular phylogeny of Oniscidea and found that the genera Porcellio and Porcellionides are not monophyletic groups. He reported that Porcellio scaber Latreille, 1804 is more closely related to Porcellionides sexfaciatus Budde-Lund, 1885 than to Porcellio spinicornis Say, 1818, the latter branching as the sister group of Porcellionides pruinosus (Brandt, 1833). However, considering Mattern’s (2003: Fig. 2) molecular phylogenies, it can be concluded that Porcellio scaber and Porcellionides pruinosus represent 2 different lineages. Herein, we report the first COI haplotypes of the species obtained from specimens from Tamaulipas and Nuevo León. Our molecular analysis is not intended as a revision of the phylogenetic systematics of the group but rather to provide the first information on the molecular identity and the generic placement of these species. The results showed that the genetic distance of our haplotypes is larger when compared with haplotypes of Porcellionides (19.40 to 21.19%) than with haplotypes of Porcellio (15.57 to 19.58%) (Table 2). Besides, the Bayesian analysis placed our haplotypes in a clade with a specimen of Porcellio dilatatus Brandt in Brandt and Ratzeburg, 1831 haplotype with high nodal support, forming a group with Porcellio scaber (Fig. 11). Our specimens fit the diagnostic morphological features of the genus Porcellio proposed by Schmalfuss and Ferrara (1978): 2 pairs of pseudotracheae, unable to conglobate, pereon tergite 1 with caudally concave epimera, eyes with more than 20 ommatidea. The typical supra antennal line V-shape showed by most species of Porcellionides (Schmalfuss & Ferrara, 1978) is absent in our specimens (Fig. 10D) and in specimens examined by Van Name (1936, Fig. 135). Our specimens have the pereon-tergites 1-7 with a well marked dorsal transverse furrow (Fig. 10A), as figured for Porcellionides virgatus by Van Name (1936, Fig. 135). Mulaik (1960) recorded specimens of P. virgatus from Nayarit and Tamaulipas with 21 ommatidia and 10 mm TL. The specimens examined herein have 6.8-11.00 mm TL for males and 5.4-7.6 mm TL for females, with 19-30 ommatidia. The molecular data and morphological characteristics mentioned support Schultz’s assignation of the species as Porcellio virgatus.
Discussion
According to Schultz (1984), 3 Alloniscus species are recognized in North America, A. perconvexus Dana, 1854, known from Laguna Beach, California, USA to Vancouver Island, British Columbia, Canada; A. mirabilis recorded from Magdalena Bay, Mexico to the Pacific Grove, California; and A. thalassophilus Rioja, 1963 known from Isla de Ixtapan, Zihuatanejo, Guerrero, Mexico. The presence of Alloniscus in Mexico was first recorded by Mulaik (1960) who reported A. perconvexus based on specimens from Bahía Magdalena, Baja California Sur, and Isla Cedros and Bahía San Quintín, Baja California. Schultz (1984) mentioned that A. mirabilis and A. perconvexus are similar species, but can be separated by the uropod sympodite which is larger in A. mirabilis resulting in a broadened, extended posterolateral margin (Schultz, 1984, Fig. 3B, H) (Fig. 1L-N), and by the cephalothorax anterolateral lobes, which are well developed and extending far beyond the eyes in A. mirabilis (Schultz, 1984, Fig. 3D, E) (Fig. 1B, D), but small and well defined in A. perconvexus (Schultz, 1984, Fig. 1D). Schultz (1984) argued that Mulaik’s (1960) A. perconvexus illustrations actually represented A. mirabilis. We disagree with Schultz’s (1984) statement because the uropod sympodite illustrated by Mulaik (1960, Fig. 175) shows a straight posterolateral margin typical of A. perconvexus as also figured by Schultz (1984, Fig. 2B), while A. mirabilis has a wide-lobed posterolateral margin (Schultz, 1984, Fig. 3B, H) (Fig. 1L-N). Thus, we agree with Jass and Klausmeier (2004) that these 2 species are native to the northwest Mexican Pacific coast. As with all Mexican oniscideans, the populations of these similar species deserve more detailed morphological and genetic studies, including examination of material from their type localities.
The record of V. apacheus, formerly known only from Texas, USA, increases the number of species of Venezillo in Mexico from 18 (Jass & Klausmeier, 2004; Schmalfuss, 2003) to 19. Venezillo tanneri (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) also has been recorded in both USA (Texas) and Mexico (Nuevo León) (Mulaik & Mulaik, 1942; Schultz, 1965). In the southern USA Venezillo arizonicus (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) has also been recorded from Robles, Nogales, Olberg and Rock Springs, Arizona, and V. chamberlini (Mulaik in Mulaik & Mulaik, 1942) from Edinburg, Texas; both species are likely also inhabiting northern Mexico (Mulaik, 1960).
The genus Littorophiloscia is not well known in Mexico. Taiti and Ferrara (1986) recognized the presence of L. richardsonae from Baja California and L. tropicalis Taiti and Ferrara, 1986 from the Yucatán. In this study, L. richardsonae was recorded as co-occurring with A. mirabilis on a sand beach of Bahía Falsa in San Quintín, Baja California, sharing a habitat under marine macroalgae.
In Mexico, the genus Porcellio is now represented by the exotic P. laevis and P. scaber, and the putative natives P. scabriusculus Mulaik, 1960 (Jass & Klausmeier, 2004; Schmalfuss, 2003; Segura-Zarzosa et al., 2020), and P. virgatus (this study). Mulaik (1960) described and figured P. scabriusculus as very different from P. virgatus, with 9 ommatidea and spinous tubercles on the dorsal side of the cephalotorax, pereion terguites, and pleon terguites (except the pleotelson). Schmalfuss (2003) suggested that P. scabriusculus is probably not a member of the genus Porcellio. Mulaik (1960) mentioned his decision to keep Porcellionides saussurei (Dollfus, 1896) (a species known from Córdova, and San Luis Potosí, Mexico) in this genus until the Porcellio–Porcellionides complex is clarified. As mentioned above, these morphologically similar genera are not monophyletic groups (Dimitriou et al., 2018; Mattern, 2003) and delimiting them is an important unsolved problem that limits the understanding of the systematics of the species involved.
Acknowledgments
We thank an anonymous reviewer and Fernando Álvarez for helpful corrections to improve this article. Ariel A. Cruz Villacorta, Laboratorio de Microscopía Electrónica, CIB, provided expert assistance in the production of SEM images, and Gerardo Rafael Hernández García, Departamento de Extensión y Divulgación Científica, CIB edited the SEM plates and cladogram. Ilse E. Segura-Zarzosa received a doctoral fellowship from Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (No. 551538).
References
Ahyong, S. T., Lowry, J. K., Alonso, M., Bamber, R. N., Boxshall, G. A., Castro, P. et al. (2011). Subphylum Crustacea Brünnich, 1772. In Z. Q. Zhang (Ed.), Animal biodiversity: an outline of higher-level classification and survey of taxonomic richness. Zootaxa, 3148, 165–191. http://dx.doi.org/10.11646/zootaxa.3148.1.33
Arcangeli, A. (1957). I generi Diploexochus, Venezillo, Paramardillo [sic] (crostacei isopodi terrestri). Bollettino dell’Istituto e Museo di Zoologia dell’Università di Torino(1955-56), 5, 101–142.
Boyko, C. B. (1997). Catalog of recent type specimens in the Department of Invertebrates, American Museum of Natural History. IV. Crustacea: Isopoda. American Museum Novitates, 3217, 1–39.
Brandt, J. F., & Ratzeburg, J. C. T. (1831). Isopoda. Gleichfüßler. In Medizinische Zoologie oder getreue Darstellung und Beschreibung der Thiere die in der Arzneimittellehre in Betracht kommen, in systematischer Folge herausgegeben, 2, 70–84.
Brandt, J. F. (1833). Conspectus monographiae crustaceorum oniscidorum Latreillii. Bulletin de la Société Impériale des naturalistes de Moscou, 6, 171–193.
Bruce, A. J. (1967). Notes on some Indo-Pacific Pontoniinae III-IX. Descriptions of some new genera and species from the western Indian Ocean and the South China Sea. Zoologische Verhandelingen, 87, 1–73.
Budde-Lund, G. (1879). Prospectus generum specierumque Crustaceorum Isopodum Terrestrium. Copenhagen. 10 pp.
Budde-Lund, G. (1885). Crustacea Isopoda terrestria per familias et genera et species descripta. Copenhagen: Nielsen & Lydiche. https://doi.org/10.5962/bhl.title.109769
Dana, J. (1854). Catalogue and descriptions of Crustacea collected in California by Dr. John L. LeConte. Proceedings of the Academy of Natural Sciences of Philadelphia, 7, 175–177.
Darriba, D., Taboada, G. L., Doallo, R., & Posada, D. (2012). jModelTest2: more models, new heuristics and parallel computing. Nature Methods, 9, 772. https://doi.org/10.1038/nmeth.2109
DecaNet eds. (2024). DecaNet. Zenopontonia rex (Kemp, 1922). Accessed through: World Register of Marine Species. https://www.marinespecies.org/aphia.php?p=taxdetails&id=871470
Dimitriou, A. C., Taiti, S., Schmalfuss, H., & Sfenthourakis, S. (2018). A molecular phylogeny of Porcellionidae (Isopoda, Oniscidea) reveals inconsistencies with present taxonomy. In E. Hornung, S. Taiti, & K. Szlavecz (Eds.), Isopods in a changing World. Zookeys, 801, 163–176. https://doi.org/10.3897/zookeys.801.23566
Dollfus, A. (1896). Sur les Crustacés Isopodes terrestres du Mexique. Bulletin de la Societe Zoologique de France, 21, 46–49. https://doi.org/10.5962/bhl.part.18717
Garthwaite, R. L., Hochberg, F. G., & Sassaman, C. (1985). The occurrence and distribution of terrestrial isopods (Oniscoidea) on Santa Cruz Island with preliminary data for the other California islands. Bulletin of Southern California Academy of Sciences, 84, 23–37.
Garthwaite, R. L., Lawson, R., & Sassaman, C. (1995). Population genetics of Armadillidium vulgare in Europe and North America. Crustacean Issues, 9, 145–199.
Garthwaite, R., & Sassaman, C. (1985). Porcellionides floria, new species, from North America: provinciality in the cosmopolitan isopod Porcellionides pruinosus (Brandt). Journal of Crustacean Biology, 5, 539–555. https://doi.org/10.2307/1547923
Guindon, S., & Gascuel, O. (2003). A simple, fast, and accurate algorithm to estimate large phylogenies by maximum likelihood. Systematic Biology, 52, 696–704. https://doi.org/10.1080/10635150390235520
Hatch, M. (1947). The Chelifera and Isopoda of Washington and adjacent regions. University of Washington Publications in Biology, 10, 155–274.
Holmes S. J., & Gay, M. E. (1909). Four new species of isopods from the coast of California. United Proceedings of the United States National Museum, 36, 375–379. https://doi.org/10.5479/si.00963801.36-1670.375
Jass, J., & Klausmeier, B. (2004). Terrestrial isopod (Crustacea: Isopoda) atlas for Mexico. Milwaukee Public Museum Contributions in Biology and Geology, 100, 1–77.
Kemp, S. (1922). Notes on Crustacea Decapoda in the Indian Museum, XV. Pontoniinae. Records of the Indian Museum, 24, 113–288.
Kumar, S., Stecher, G., Li, M., Knyaz, C., & Tamura, K. (2018). MEGA X: Molecular evolutionary genetics across computing platforms. Molecular Biology and Evolution, 35, 1547–1549. https://doi:10.1093/molbev/msy096
Latreille, P. A. (1802). Histoire naturelle générale et particulière, des crustacés et des insectes. Vol. 3. F. Dufart,Paris. https://www.biodiversitylibrary.org/page/24884921
Latreille, P. A. (1804). Histoire naturelle generale et particulière, des crustacés et des insectes. Vol. 7. F. Dufart, Paris. https://www.biodiversitylibrary.org/page/24882991
Latreille, P. A. (1817). Les crustacés, les arachnides et les insectes. Vol. 3. Le règne animal distribuè d’après son organisation, pour servir de base a l’histoire naturelle des animaux et d’introduction a l’anatomie compare. Deterville, Paris.
Leistikow, A., & Wägele, J. W. (1999). Checklist of the terrestrial isopods of the new world (Crustacea, Isopoda, Oniscidea). Revista Brasileira de Zoologia, 16, 1–72. https://doi.org/10.1590/s0101-81751999000100001
Mattern, D. (2003). New aspects in the phylogeny of the Oniscidea inferred from molecular data. In S. Sfenthourakis, P. B. De Auraujo, E. Hornung, H. Schmalfuss, S. Taiti, & K. Szlávecz (Eds.), The biology of terrestrial isopods V, Crustaceana Monographs, 2 (pp. 23–37). Koninklijke Brill NV, Leiden.
Mulaik, S. (1960). Contribución al conocimiento de los isópodos terrestres de México (Isopoda, Oniscoidea). Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, 21, 79–292. https://doi.org/10.18268/bsgm2009v61n2a15
Mulaik, S., & Mulaik, D. (1942). New species and records of American terrestrial isopods. Bulletin of the University of Utah, 32, 1–11.
Mulaik, S., & Mulaik, D. (1943). New Texas terrestrial isopods with notes on other species. Bulletin of the University of Utah, 34, 1–15.
Richardson, H. (1905). A monograph on the isopods of North America. Bulletin of the United States National Museum, 54, 1–727. https://doi.org/10.5479/si.03629236.54.i
Rioja, E. (1963) [1964]. Estudios carcinológicos XXXVI. Descripción y algunos datos morfológicos de Alloniscus thalassophilus n. sp. (Isopoda, Oniscidae) del piso supralitoral de las costas mexicanas del Pacífico. Anales del Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México, 34, 285–306.
Rodríguez-Almaraz, G. A., Ortega-Vidales, V., & Treviño-Flores, J. A. (2014). Macrocrustáceos del Parque Nacional Cumbres de Monterrey, México: distribución y estado de conservación. Revista Mexicana de Biodiversidad, 85, 276–293. https://doi.org/10.7550/rmb.34967v
Ronquist, F., Teslenko, M., van der Mark, P., Ayres, D. L., Darling, A., Höhna, S. et al. (2012). MrBayes 3.2: efficient Bayesian phylogenetic inference and model choice across a large model space. Systematic Biology, 61, 539–542. https://doi.org/10.1093/sysbio/sys029
Say, T. (1818). An account of the Crustacea of the United States (concluded). Journal of the Academy of Natural Sciences of Philadelphia, 1, 423–441.
Schmalfuss, H. (1984). Eco-morphological strategies in terrestrial isopods. Symposia of the Zoological Society of London, 53, 49–63.
Schmalfuss, H. (2003). World catalog of terrestrial isopods (Isopoda: Oniscidea). Stuttgarter Beiträge zur Naturkunde, Serie A, 654, 1–341.
Schmalfuss, H., & Ferrara, F. (1978). Terrestrial isopods from West Africa. Part 2: Families Tylidae, Ligiidae, Trichoniscidae, Styloniscidae, Rhyscotidae, Halophilosciidae, Philosciidae, Platyarthridae, Trachelipidae, Porcellionidae, Armadillidiidae. Monitore Zoologico Italiano. N. S. Supplemento, XI, 15–97. https://doi.org/10.1080/03749444.1978.10736575
Schmalfuss, H., & Wolf-Schwenninger, K. (2002). A bibliography of terrestrial isopods (Crustacea: Isopoda: Oniscidea). Stuttgarter Beiträge zur Naturkunde, Serie A (Biologie), 639, 1–120. https://doi.org/10.18476/sbna.v9.a3
Schmidt, C. (2002). Contribution to the phylogenetic system of the Crinocheta (Crustacea, Isopoda). Part 1. (Olibrinidae to Scyphacidae s. str.). Mitteilungenausdem Museum für Naturkunde in Berlin, Zoologische Reihe, 78, 275–352. https://doi.org/10.1002/mmnz.4850780207
Schmidt, C. (2003). Contribution to the phylogenetic system of the Crinocheta (Crustacea, Isopoda). Part 2. (Oniscoidea to Armadillidiidae). Mitteilungenausdem Museum für Naturkunde in Berlin, Zoologische Reihe, 79, 3–179. https://doi.org/10.1002/mmnz.20030790102
Schmidt, C., & Leistikow, A. (2004). Catalogue of genera of the terrestrial Isopoda (Crustacea: Isopoda: Oniscidea). Steenstrupia, 28, 1–118.
Schmitt, W. L. (1924). The macruran, anomuran and stomatopod Crustacea. Bijdragen tot de kennis der fauna van Curaçao. Resultaten eener reis van Dr. C.J. van der Horst in 1920. Bijdragen tot de Dierkunde, 23, 61–81.
Schultz, G. A. (1965). Terrestrial isopods from caves and mines in Texas and northern Mexico with a description of Venezillo tanneri (Mulaik and Mulaik) allotype. The Texas Journal of Science, 17, 101–109.
Schultz, G. A. (1975). Terrestrial isopod crustaceans from coastal sites in Georgia. Bulletin of the Georgia Academy of Science, 34, 185–194.
Schultz, G. A. (1977). Terrestrial isopod crustaceans (Onisco-idea) from SI. Catherines Island, Georgia. Georgia Journal of Science, 35, 151–158.
Schultz, G. A. (1982). Terrestrial isopods (Crustacea: Isopoda: Oniscoidea) from North Carolina. Brimleyana, 8, 1–26.
Schultz, G. A. (1984). Four species of Alloniscus Dana, 1854, from the west coast of North America and Hawaii (Isopoda, Oniscoidea). Crustaceana, 47, 149–167.
Segura-Zarzosa, I. E., Rodríguez-Almaraz, G. A., Obregón-Barboza, H., Murugan, G., Treviño-Flores, J. A., & Maeda-Martínez, A. M. (2020). New records of exotic species of Oniscidea (Crustacea: Isopoda) from northern Mexico. Revista Mexicana de Biodiversidad, 91, e913098. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2020.91.3098
Segura-Zarzosa, I. E., Maeda-Martínez, A. M., Murugan, G. & Obregón-Barboza, H. (2022). Redescription of Venezillo stuckchensis (Crustacea: Oniscidea: Armadillidae), a terrestrial isopod from the Baja California Peninsula, Mexico. Revista Mexicana de Biodiversidad, 93, e934028. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2022.93.4028
Souza-Kury, L. (2000). Oniscidea. In J. E. L. Bousequets, E. G. Soriano, & N. Papavero (Eds.), Biodiversidad, taxonomía y biogeografía de artrópodos de México: hacia una síntesis de su conocimiento, Vol. II (pp. 239–246). Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Stuxberg, A. (1875). Om Nord-Amerikas Oniscider. Ofversigt af kongliga Vetenskaps Akademiens Förhandlingar (Stockholm), 2, 43–64.
Taiti, S., & Ferrara, F. (1986). Taxonomic revision of the genus Littorophiloscia Hatch, 1947 (Crustacea, Isopoda, Oniscidea) with description of six new species. Journal of Natural History, 20, 1347–1380. https://doi.org/10.1080/00222938600770911
Thompson, J. D., Gibson, T. J., Plewniak, F., Jeanmougin, F., & Higgins, D. G. (1997). The CLUSTAL_X windows interface: flexible strategies for multiple sequence alignment aided by quality analysis tools. Nucleic Acids Research, 25, 4876–4882. https://doi.org/10.1093/nar/25.24.4876
Tizol-Correa, R., Maeda-Martínez A. M., Weekers, P. H. H., Torrentera, L., & Murugan, G. (2009). Biodiversity of the brine shrimp Artemia from tropical salterns in southern México and Cuba. Current Science, 96, 81–87. https://doi.org/10.1651/s-2691.1
Treviño-Flores, J. A., & Rodríguez-Almaraz, G. (2012). Primeros registros de Porcellio laevis y Porcellioscaber (Crustacea: Oniscidea) del noreste de México. In M. López-Mejía, & L. M. Mejía-Ortiz (Eds.), La carcinología en México: el legado del Dr. Alejandro Villalobos 30 años después (pp. 13–21). Universidad de Quintana Roo. Cozumel, Quintana Roo, Mexico.
Van Name, W. G. (1936). The American land and freshwater isopod Crustacea. Bulletin of the American Museum of Natural History, LXXI, 1–535.
Van Name, W. G. (1940). A supplement to the American land and fresh-water isopod Crustacea. Bulletin of the American Museum of Natural History, LXXVII, 109–142.
Van Name, W. G. (1942). A second supplement to the American land and fresh-water isopod Crustacea. Bulletin of the American Museum of Natural History, LVIII, 299–329.
Verhoeff, K. W. (1908). Uber Isopoden. 12. Aufsatz. Nene oniscoidea aus Mittel und Südeuropa und zur Klärung einiger bekannter Formen. Archiv für Naturgeschichte, 74, 163–198.
Verhoeff, K. W. (1928). Über einige Isopoden der Zoologischen Staatssammlung in München. Zoologischer Anzeiger, 76, 25–36, 113–123.
Viridiana Lizardo a, Adriana Ruggiero b y Juan J. Morrone a, *
a Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias, Departamento de Biología Evolutiva, Museo de Zoología “Alfonso L. Herrera”, Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510 Ciudad de México, México
b Universidad Nacional del Comahue, Instituto de Biodiversidad y Medio Ambiente (INIBIOMA – CONICET), Laboratorio Ecotono, Pasaje Gutiérrez 1125, 8400 San Carlos de Bariloche, Argentina
* Autor de correspondencia: morrone@ciencias.unam.mx (J.J. Morrone)
Recibido: 7 julio 2023; aceptado: 19 septiembre 2024
Resumen
Los patrones de riqueza resultan de la superposición geográfica de los nichos ecológicos de múltiples especies. El conservadurismo filogenético del nicho ecológico y la dispersión son procesos esenciales para entender patrones geográficos en la riqueza de especies. Aquí actualizamos la teoría del ensamble biótico en la Zona de Transición Mexicana (ZTM) incorporando al concepto de conservadurismo filogenético de nicho ecológico. La teoría del ensamble biótico de la ZTM recurre al concepto de cenocrón (i.e., conjunto de linajes de una misma afinidad biogeográfica que comparten una misma historia y tiempo de dispersión) para explicar gradientes en la riqueza de especies. Revisamos los fundamentos del conservadurismo filogenético de nicho ecológico, los postulados de la teoría del ensamble biótico de la ZTM y su relación con otras hipótesis propuestas para explicar los gradientes geográficos de riqueza de especies, con el fin de comparar las predicciones que se derivan para la ZTM. Ofrecemos una guía de posibilidades metodológicas para evaluar el conservadurismo filogenético del nicho ecológico aplicando el método comparativo filogenético. Incluimos una breve descripción de las técnicas y software disponibles, cómo ingresar los datos necesarios y otros requisitos para su implementación, y mostramos ejemplos de aplicación en la ZTM.
Species richness patterns and phylogenetic ecological niche conservatism in the Mexican Transition Zone: evidence and tools for their study
Abstract
Richness patterns result from the geographic overlap of multiple species’ ecological niches. Phylogenetic niche conservatism and dispersal are essential processes for understanding species richness patterns. We update the theory on the biotic assembly of the Mexican Transition Zone (MTZ) by including the phylogenetic niche conservatism concept. This theory refers to the concept of cenocron (pool of lineages of the same biogeographic affinity, sharing the same history and time of dispersal) to explain species richness gradients. We review the phylogenetic niche conservatism foundations, the statements of the MTZ theory on biotic assembly, and their relationship to other hypotheses proposed to explain geographical richness gradients to compare the predictions derived for the MTZ gradients. We present a guide of methodological possibilities to assess phylogenetic niche conservatism by applying the phylogenetic comparative method. We provide an overview of the available techniques and software, how to input the data and other requisites for their implementation and show examples of their application in the MTZ.
Kewwords: Cenocrons; Evolutionary ecology; Phylogenetic comparative method; Species richness gradients; Phylogenetic signal
Introducción
La variación geográfica de la riqueza de especies muestra patrones geográficos consistentes entre diferentes grupos taxonómicos y regiones geográficas (Rosenzweig, 1995; Worm y Titterson, 2018). Existe consenso sobre la importancia de considerar el nicho ecológico de las especies para explicar los gradientes geográficos en su riqueza. Estos gradientes resultan de la superposición de los nichos ecológicos de las especies y su dinámica a través del tiempo (Pellisier et al., 2018; Pigot et al., 2016). El conservadurismo filogenético de nicho ecológico ha sido propuesto como proceso clave para explicar los patrones de diversificación y la variación espacial en la riqueza de especies a escala global (Cooney et al., 2016; Diniz-Filho, 2023; Hawkins et al., 2006, 2007).
Los gradientes geográficos en la riqueza de especies surgen de la superposición de las distribuciones geográficas de las especies. Dichos gradientes son abstracciones de la realidad que representan la presencia de especies coexistentes en un contexto geográfico y muestran relaciones complejas con el nicho ecológico (Gaston, 2009; Soberón, 2007). Específicamente, la distribución geográfica de las especies está influenciada por su nicho fundamental, definido como el conjunto completo de variables ambientales o escenopoéticas (sensu Hutchinson, 1957) en las cuales los organismos pueden sobrevivir y reproducirse (Soberón, 2007). El nicho fundamental no corresponde exactamente al área de distribución geográfica, dado que aquel es inasequible y solo puede determinarse experimentalmente para cada especie. El área de distribución geográfica de una especie refleja su nicho realizado (sensu Hutchinson, 1957) en un espacio geográfico existente, i.e., es un subconjunto de condiciones de su nicho fundamental luego de considerar el efecto de las interacciones bióticas (Peterson et al., 2011; Soberón y Nakamura, 2009). Aunque el área de distribución cambie, el nicho fundamental tiende a mantenerse a través del tiempo (Wiens y Graham 2005), por lo que especies con relaciones filogenéticas cercanas tienden a tener nichos ecológicos más similares que especies con relaciones filogenéticas más distantes (Wiens y Donoghue, 2004). El conservadurismo filogenético del nicho ecológico fundamental implica que las tolerancias ecológicas de las especies se conservan a través del tiempo evolutivo (Losos, 2008a; Wiens et al., 2010), limitando a los linajes para colonizar áreas ecológicamente contrastantes (Crisp et al., 2009; Wiens et al., 2010), es decir, que existen restricciones a largo plazo que afectan las posibilidades de distribución de las especies (Martínez-Meyer et al., 2004). De esta manera, el nicho fundamental influye sobre las distribuciones geográficas y, en consecuencia, sobre la variación espacial en la riqueza e identidad de las especies coexistentes y sus patrones biogeográficos (Algar et al., 2009; Giehl y Jarenkow, 2012; Wiens, 2011).
Un primer objetivo de nuestro trabajo es discutir la importancia de incorporar el concepto de conservadurismo filogenético del nicho al estudio de los gradientes de riqueza de especies que componen la biota de las montañas mexicanas. Esto representa una actualización de la teoría del ensamble biótico de la Zona de Transición Mexicana (ZTM) propuesta por Halffter (1962, 1964, 1976, 1978, 1987) y Halffter et al. (1995), sintetizada en Halffter y Morrone (2017) y Morrone (2020a), y referida en este trabajo como teoría de la ZTM. Esta teoría propone que la distribución de linajes neárticos y neotropicales en la ZTM está vinculada, tanto con las condiciones climáticas actuales, como con sus distribuciones ancestrales. Esto último se debe a un fenómeno reconocido en la teoría de la ZTM que fue denominado memoria biogeográfica (Lobo, 2007) o inercia ecológica (Halffter y Morrone, 2017), lo cual implica que organismos que comparten un ancestro común tienen alta probabilidad de heredar una misma forma de vida. Por lo tanto, las adaptaciones ecofisiológicas de los ancestros y las condiciones climáticas que existían en el tiempo y área de origen de los ancestros son importantes para explicar los patrones actuales de distribución geográfica de las especies (Lobo, 2024; Martín-Piera et al., 1992).
Halffter et al. (1995) propusieron que una síntesis de los patrones de distribución de la ZTM sería posible si se contara con suficientes datos georreferenciados y una cantidad razonable de información sobre las afinidades biogeográficas para diferentes grupos de especies. Sin embargo, aun contando con esta información, la síntesis resulta compleja debido a la falta de integración entre los términos, métodos y enfoques que comúnmente usan los ecólogos y los biogeógrafos evolutivos (Halffter, 1991; Warren et al., 2014; Wiens, 2011; Wiens y Donoghue, 2004). Aquí proponemos establecer un puente conceptual para la integración de ambas disciplinas relacionando conceptos utilizados por los biogeógrafos evolutivos (i.e., memoria biogeográfica o inercia ecológica) con el concepto equivalente de conservadurismo filogenético de nicho ecológico. Por otra parte, describimos y comparamos las predicciones derivadas de hipótesis alternativas al conservadurismo filogenético de nicho ecológico para explicar los patrones de riqueza y distribución geográfica de especies en la ZTM.
En las últimas décadas se ha avanzado mucho en la integración del conservadurismo filogenético de nicho ecológico con los procesos y mecanismos universales que controlan el ensamble de la riqueza de especies y generan los patrones de diversidad (Pontarp et al., 2019). Sin embargo, aún existen desafíos metodológicos para su estudio (Cooper et al., 2010). Por lo tanto, un segundo objetivo de esta contribución es aportar una lista de posibilidades metodológicas para el estudio del conservadurismo filogenético de nicho ecológico y su relación con los gradientes geográficos en la riqueza de especies en la ZTM desde la perspectiva del método comparativo filogenético (sensu Harvey y Pagel, 1991).
Cabe aclarar que el presente trabajo no representa una revisión exhaustiva de la literatura sobre la relación entre el conservadurismo filogenético de nicho ecológico y los patrones de riqueza de especies. En cambio, nos concentramos en la revisión de trabajos seleccionados como ejemplos útiles para mostrar la importancia de incorporar el concepto de conservadurismo filogenético de nicho ecológico al estudio de los patrones de riqueza y la biogeografía de la ZTM. En este contexto, incluimos los artículos más citados en el campo, revisiones previas y algunos estudios de caso que nos permiten revisar los fundamentos del concepto de nicho ecológico, el conservadurismo filogenético de nicho ecológico y su relación con los procesos que determinan los patrones de diversidad en la ZTM. Finalmente, para complementar nuestra propuesta, incluimos una guía práctica para evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico desde la perspectiva del método comparativo filogenético. Además, ofrecemos una breve descripción de técnicas y softwares disponibles, los requisitos para su implementación, cómo incluir características del nicho ecológico en estos estudios y ejemplos de aplicación en la ZTM.
¿Qué es el conservadurismo filogenético de nicho ecológico?
El conservadurismo filogenético de nicho ecológico es la tendencia de las especies a retener características ecológicas ancestrales a través del tiempo (Wiens y Graham, 2005), siendo los nichos más parecidos cuanto mayor sea la relación filogenética debido a la falta de procesos determinísticos que afecten la evolución de sus caracteres (Losos, 2008a). Es decir, el conservadurismo filogenético de nicho ecológico es la retención del nicho ancestral, que se infiere que se encontraba el antecesor del grupo de estudio. El objetivo al estudiar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico no es simplemente detectar este fenómeno, pues los nichos ecológicos siempre tendrán algo de conservadurismo (Wiens y Graham, 2005), aunque no en todos los linajes, ni respecto de todas las variables ambientales, temporales o filogenéticas (Cooney et al., 2016; Losos, 2008a; Stigall, 2014). Una discusión profunda sobre la prevalencia de este fenómeno excede el objetivo de este trabajo (ver discusión en Losos [2008a, b] y Wiens [2008]). Aquí presentamos una breve recapitulación de las conclusiones relacionadas con el conservadurismo filogenético de nicho ecológico.
El conservadurismo filogenético de nicho ecológico es un patrón, no un proceso. Por requerir explicaciones causales en lugar de proporcionarlas (Wiens et al., 2010), el conservadurismo filogenético de nicho ecológico representa la impresión de eventos históricos sobre la filogenia (Losos, 2008a). Originalmente, Harvey y Pagel (1991) sugirieron que el conservadurismo filogenético de nicho ecológico es un patrón adaptativo producido por la adyacencia de nichos ecológicos similares. Aun así, la discusión sobre si es un patrón o un proceso ha sido extensa (Crisp y Cook, 2012; Losos, 2008a, b; Wiens, 2008; Wiens y Graham, 2005), principalmente porque el concepto también puede usarse como explicación causal de otros patrones, como el gradiente latitudinal en la riqueza de especies (Wiens y Donoghue, 2004).
El conservadurismo filogenético de nicho ecológico se refiere al nicho ecológico fundamental grinnelliano. La palabra nicho se ha utilizado con múltiples significados (Chase y Leibold, 2004); sin embargo, en el contexto del conservadurismo filogenético de nicho ecológico, se refiere al nicho grinnelliano (Soberón y Nakamura, 2009), que puede ser definido sobre una escala espacial de resolución gruesa a partir de considerar variables escenopoéticas o ambientales de tipo abiótico. El nicho ecológico puede ser caracterizado por su posición, tamaño y forma (Carscadden et al., 2020; Peterson et al., 2011). Vale la pena mencionar que algunas publicaciones evalúan atributos funcionales en el estudio del conservadurismo filogenético del nicho ecológico de las especies (Ackerly, 2009; Losos, 2008a; Starko et al., 2020), lo cual se aproximaría más al nicho eltoniano (Peterson et al., 2011).
El estudio del conservadurismo filogenético de nicho ecológico es un tema muy ligado al modelado de nicho. Por ello, es útil entender las representaciones de los distintos tipos de nichos ecológicos y su relación con la distribución geográfica en el diagrama BAM, que representa una abstracción del espacio geográfico (fig. 1, Soberón y Peterson, 2005). El nicho fundamental (A en la fig. 1) es la región que contiene el conjunto total de condiciones ambientales en que la especie responde con una tasa de incremento poblacional positiva (Soberón, 2007). El subconjunto de condiciones ambientales del nicho fundamental que existen en un espacio geográfico accesible para la especie (M en la fig. 1) en un tiempo dado se denomina nicho existente. El subconjunto de condiciones ambientales del nicho existente que se superponen con condiciones bióticas favorables (B en la fig. 1) se denomina nicho realizado (B ∩ A) y define el área geográfica ocupada por la especie (GO = área ocupada en fig. 1). Los resultados de los ejercicios de modelado de nicho ecológico que aplican un enfoque correlativo generan predicciones en el espacio ambiental que reflejan una situación intermedia entre el nicho fundamental y el nicho existente. Estas predicciones proyectadas en el espacio geográfico representan condiciones de “idoneidad” climática para la presencia de la especie, ésto es, su área geográfica potencial (GO + GI en la fig. 1).
En teoría, el conservadurismo filogenético de nicho ecológico se refiere a los cambios lentos o retención de la posición, tamaño o forma del nicho fundamental a lo largo del tiempo evolutivo, pues los cambios en el nicho realizado pueden deberse a causas ecológicas (e.g., dispersión, interacciones bióticas; Soberón y Nakamura, 2009). Sin embargo, para poner a prueba hipótesis sobre conservadurismo filogenético de nicho ecológico se analizan las distribuciones geográficas de las especies que, en realidad, son un reflejo del nicho realizado (Soberón y Nakamura, 2009).
Los estudios sobre conservadurismo filogenético del nicho ecológico que se centran en las variables climáticas predictoras de la idoneidad de hábitat y la distribución geográfica de una especie se refieren al nicho ecológico fundamental de tipo grinnelliano. A este mismo nos referimos aquí en todas las menciones al nicho, a menos que se indique lo contrario. No obstante, otras publicaciones pueden referirse a dicho nicho como nicho abiótico, nicho climático o nicho ambiental.
Las causas del conservadurismo filogenético de nicho ecológico son procesos micro y macroevolutivos. Los procesos microevolutivos, como la mutación, la dispersión, el flujo génico y la deriva, cambian las frecuencias alélicas, lo que a su vez modifica los caracteres fenotípicos de las especies y su nicho ecológico (Crisp y Cook, 2012). El conservadurismo filogenético de nicho ecológico asume que dichos caracteres cambian lentamente, debido a la falta de variabilidad genética (Wiens y Donoghue, 2004; Wiens y Graham, 2005). La importancia de la dispersión se relaciona con la tendencia de las especies a rastrear las condiciones ambientales adyacentes geográfica y ambientalmente a su nicho (Harvey y Pagel, 1991). Por este motivo, la respuesta principal de una especie ante la modificación de las condiciones ambientales es la dispersión y no la adaptación (Lobo, 2007). Como consecuencia de la dispersión, las poblaciones se aíslan y se modifica el flujo génico, resultando en especiación alopátrida y peripátrida. Finalmente, la deriva es considerada la hipótesis nula del conservadurismo filogenético de nicho ecológico (Crisp y Cook, 2012), dado que bajo condiciones de deriva los cambios observables en atributos del nicho no se deben a fuerzas externas como la adaptación. En este contexto, se asume que un carácter evoluciona siguiendo un modelo de movimiento browniano que resulta en una radiación no adaptativa basada en especiación alopátrida (ver Wiens et al. [2006, 2010] y Crisp y Cook [2012] para una discusión más detallada). Aunque existen otros modelos de evolución de carácter que podrían resultar en conservadurismo filogenético de nicho ecológico, su tratamiento excede los objetivos de nuestro trabajo (ver Cooper et al. [2010] para una discusión). Aquí basta decir que es necesario considerar aquel modelo que se ajuste mejor a los datos e hipótesis asociadas antes de poner a prueba la presencia de conservadurismo filogenético de nicho (Cooper et al., 2010).
El nicho ecológico define el contexto ambiental en que ocurre la evolución de las especies (Holt, 2009). A su vez, la combinación de los factores ambientales y geográficos que lo delimitan (bióticos, abióticos y de movimiento, fig. 1), pueden covariar con cambios macro y microevolutivos. Los factores bióticos y abióticos pueden ser causa de selección, mientras que las condiciones ambientales y barreras geográficas limitan la dispersión, y la especiación por vicarianza está dada por las barreras geográficas (fig. 1).
Figura 1. Modificación del diagrama BAM que representa una abstracción del espacio geográfico (Soberón y Nakamura, 2009). El conjunto A corresponde a la región con las condiciones abióticas adecuadas para la supervivencia y reproducción de la especie, ésto es, su nicho fundamental; el conjunto B corresponde a las regiones donde las interacciones bióticas son favorables; el conjunto M es la región a la que la especie tiene acceso. El área ocupada por la especie es GO, mientras que GI es el área disponible. Los puntos blancos son puntos de presencia y los negros son ausencias verdaderas. Se añaden los procesos claves en la generación de gradientes de riqueza (Pontarp et al., 2019): 1) la deriva ecológica representa la variación estocástica de las tasas de natalidad y muerte de las poblaciones, que afecta la abundancia en el GO; 2) la selección, incluye el efecto de los factores bióticos (B) y abióticos (A) en la supervivencia y reproducción de los individuos; 3) la dispersión está influenciada por la estructura espacial y ambiental del área accesible (M) que permite a los individuos colonizar nuevos territorios; 4) la especiación causada por vicarianza está relacionada con la modificación o creación de barreras geográficas en el área accesible (M).
Por definición, la condición mínima para que ocurra el conservadurismo filogenético de nicho ecológico es que el nicho tiene que ser heredable (Crisp y Cook, 2012). Existen trabajos teóricos que consideran al nicho ecológico como un carácter heredable (Jablonski, 1987), que puede evolucionar por selección natural (Holt y Gaines, 1992). Esto se apoya en que las características del nicho ecológico están definidas por la fisiología de la especie (Kozak y Wiens, 2010), la cual es heredable.
Los patrones y procesos de ensamble biótico en la Zona de Transición Mexicana
La teoría de la ZTM (Halffter, 1962, 1964, 1976, 1978, 1987; Halffter y Morrone, 2017; Halffter et al., 1995; Morrone, 2020a) postula que el gradiente de riqueza en la ZTM es producto de la interacción entre la heterogeneidad de las condiciones climáticas en la zona, su fisiografía y la historia evolutiva de las especies que allí habitan. Esta propuesta se originó con el estudio de la distribución geográfica de escarabajos coprófagos (Coleoptera: Scarabaeidae) de montaña en México y América Central (Halffter, 1964). El desarrollo histórico de estas ideas ha sido recapitulado en otros trabajos (Juárez-Barrera et al., 2020; Morrone, 2015, 2020a), por lo que en esta revisión nos enfocamos en los puntos clave de la teoría y su relación con el nicho ecológico de las especies.
La teoría de la ZTM propone que el ensamble biótico de la ZTM es el resultado de la superposición de biotas temporalmente disyuntas (De Mendonça y Ebach, 2020; Halffter y Morrone, 2017; Morrone, 2020a). Estas biotas son llamadas cenocrones, definidos como grupos de taxones identificables por su origen, que comparten una historia biogeográfica y que se han dispersado sincrónicamente para luego integrarse en la ZTM (Morrone, 2020a, b; Reig, 1981). El resultado de la integración es una horobiota (figura 2A, Reig, 1981), definida como el conjunto de especies que coexisten y diversifican durante un lapso extendido. Los cenocrones son unidades evolutivas que tienen características ecológicas distintivas (fig. 2B; Lobo, 2007). En la ZTM, cada cenocrón tiene una edad y origen (fig. 2A) asignados a partir de su distribución geográfica (fig. 2B), la amplitud del nicho ecológico de cada linaje, la riqueza diferencial de especies de un linaje entre áreas o regiones, y las afinidades filogenéticas de los linajes (Juárez-Barrera et al., 2020). Como resultado, se ha propuesto que los cenocrones de la ZTM se integraron en el siguiente orden (Morrone, 2020a, fig. 2A): 1) la biota Paleoamericana, originada del Jurásico al Cretácico, es la biota holártica original de México; 2) el cenocrón del Altiplano se dispersó desde América del Sur hacia la ZTM en asociación con el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno; 3) el cenocrón Mesoamericano de Montaña se dispersó desde América del Sur durante el Oligoceno-Mioceno, en relación con una disminución de temperatura; 4) el cenocrón Neártico se dispersó desde América del Norte, entre el Mioceno y el Pleistoceno; y 5) el cenocrón Neotropical Típico se dispersó desde América del Sur durante el Plioceno-Pleistoceno, durante el Gran Intercambio Biótico Americano (Pelegrin et al., 2018).
La teoría de la ZTM hace referencia a las características de los nichos ecológicos de cada cenocrón y su conservación a lo largo del tiempo (tabla 1). En la ZTM existen taxones endémicos restringidos a una región (Neártica o Neotropical) y taxones que han evolucionado in situ luego de su dispersión a la ZTM, algunos de los cuales ahora se encuentran en ambas regiones o en una diferente de la que se originaron. Según la teoría de la ZTM, el tiempo transcurrido desde la dispersión del cenocrón posibilita que los linajes pierdan la inercia ecológica o el conservadurismo filogenético de nicho ecológico, permitiendo así que se dispersen a través de la ZTM (Halffter y Morrone, 2017).
La teoría de la ZTM (Halffter, 1962, 1964, 1976, 1978, 1987; Halffter y Morrone, 2017; Halffter et al., 1995; Morrone, 2020a) propone que los cenocrones más antiguos pierden la inercia ecológica (i.e., lo que equivale a decir que presentan evolución de nicho para adaptarse a nuevas condiciones) o tienen su distribución restringida por dicha inercia (i.e., presentan conservadurismo filogenético de nicho ecológico). Por ejemplo, las especies pertenecientes al cenocrón del Altiplano se dispersaron tempranamente desde el Neotrópico y se adaptaron a ambientes áridos y estacionales en la parte sur de la región Neártica, mientras que las especies del cenocrón Mesoamericano de Montaña se establecieron en zonas húmedas y frías en lo alto de las montañas, a pesar de tener relaciones filogenéticas con especies de tierras bajas y cálidas de América del Sur. Por otro lado, las especies del cenocrón Neártico se restringieron a los picos de las montañas, por conservar su nicho templado, mientras que las especies del cenocrón Neotropical Típico no lograron superan la barrera climática que representan las montañas, debido a que conservaron su nicho especializado en ambientes cálidos y poco variables de las tierras bajas. Aunque existen trabajos que han analizado la asociación entre los cenocrones y sus patrones de distribución (ver Morrone [2020a] para una revisión), todavía existen pocas contribuciones que hayan verificado la relación entre la distribución geográfica de los cenocrones y las predicciones acerca de su nicho ecológico (Lizardo, Escobar et al., 2024; Lizardo, García-Trejo et al., 2024). Esto refuerza la necesidad de propuestas metodológicas que integren enfoques de la ecología y la biogeografía evolutiva para el estudio de los patrones de diversidad en esta área.
El conservadurismo filogenético de nicho ecológico es útil para explicar los patrones de riqueza de especies en la Zona de Transición Mexicana
El nicho ancestral determina las áreas geográficas hacia las cuales las especies que portan los rasgos ancestrales de un clado podrían dispersarse y persistir frente a un cambio climático (Wiens y Donoghue, 2004). Si el nicho ecológico de las especies es heredable y tiende a conservarse, esto producirá una acumulación de especies coexistentes (mayor riqueza de especies) a través del tiempo en aquellas áreas geográficas con condiciones climáticas similares a aquellas de las áreas donde el linaje evolucionó inicialmente. Eventualmente, si un linaje pudiera expandirse a regiones con condiciones climáticas contrastantes, allí se observará una rápida diversificación que resultará en áreas con alta aglomeración filogenética y especies de edad reciente (Qian y Ricklefs, 2016; Qian et al., 2019; Wiens y Donoghue, 2004). La presencia de conservadurismo filogenético de nicho ecológico ha sido documentada para explicar gradientes latitudinales en la riqueza de especies en distintos grupos taxonómicos, como mamíferos (Buckley et al., 2010), aves (Hawkins et al., 2006, 2007), insectos (Chazot et al., 2021; Löwenberg-Neto et al., 2011), helechos (Hernández-Rojas et al., 2021) y angiospermas (Qian et al., 2017, 2018; Yue y Li, 2021).
Figura 2. Desarrollo histórico y características ecológicas de los cenocrones de la Zona de Transición Mexicana. A) Representación diagramática del ensamble biótico de la ZTM, con la incorporación sucesiva de los cenocrones a la biota original (Paleoamericana) y las horobiotas resultantes (modificado de Morrone, 2020a); B) rangos altitudinales, vegetación y región donde se distribuyen los cenocrones de la ZTM (Halffter y Morrone, 2017; Halffter et al., 1995).
Tabla 1
Características de los cenocrones de la Zona de Transición Mexicana y predicciones sobre su nicho ecológico (Halffter y Morrone, 2017; Halffter et al., 1995).
Cenocrón
Predicciones
Factores ambientales clave
Amplitud de nicho ecológico
Conservadurismo filogenético de nicho ecológico
Señal filogenética
Altiplano Mexicano
Humedad
Amplio (estacionalidad)
No
Baja
Mesoamericano de Montaña
Humedad
Angosto (húmedo)
No
Baja
Neártico
Temperatura
Angosto (frío)
Sí
Alta
Neotropical Típico
Temperatura
Angosto (cálido)
Sí
Alta
De acuerdo con Halffter (1962, 1964, 1976, 1978, 1987) y Halffter et al. (1995), la identidad taxonómica de las especies en la ZTM (fig. 3) está dada por su nicho ancestral, el tiempo transcurrido desde su dispersión y su respuesta ante el cambio de las condiciones climáticas. Bajo este marco teórico, el conservadurismo filogenético de nicho ecológico resulta crucial para explicar la composición de especies en la ZTM donde linajes de distintas antigüedades y orígenes han pasado por un intenso desarrollo in situ resultando en una biota compleja (Halffter, 1978, 1987; Halffter et al., 1995). La ZTM representa un escenario afectado por las múltiples fluctuaciones climáticas y cambios topográficos (Mastretta-Yanes et al., 2015), que han mantenido una alta heterogeneidad ambiental e incluye ambientes equivalentes a otros encontrados tanto en la región Neotropical como en la Neártica (fig. 3).
Hipótesis alternativas al conservadurismo filogenético de nicho ecológico: predicciones sobre los patrones de riqueza de especies en la ZTM
La teoría de la ZTM ofrece un contexto útil para analizar la interacción entre factores ecológicos y evolutivos para explicar gradientes geográficos en la diversidad. Sin embargo, se han propuesto otras hipótesis para explicar los gradientes geográficos en la riqueza de especies a escala global que pueden integrarse con la teoría de la ZTM con el fin de comparar predicciones para la riqueza de especies.
Las hipótesis propuestas para explicar los gradientes geográficos en la riqueza de especies pueden agruparse en 3 categorías no excluyentes, según enfaticen el papel de los límites ecológicos, las tasas de diversificación y el tiempo de acumulación. La evidencia sugiere, sin embargo, que ninguno de estos factores aisladamente puede explicar por completo los patrones de diversidad a nivel global, por lo que se sugiere estudiar sus interacciones (Cerezer et al., 2022; Diniz-Filho, 2023; Fine, 2015; Machac, 2020; Pontarp et al., 2019). Desde esta perspectiva integradora, identificamos varias hipótesis que permiten derivar predicciones para la ZTM: fuera de los trópicos (Jablonski et al., 2006), archipiélagos de islas en el cielo (Love et al., 2023), estacionalidad y montañas tropicales (Janzen, 1967), cunas o museos (Stebbins, 1974; Vasconcelos et al., 2022) y tiempo de acumulación de especies (Willis, 1922).
Figura 3. Zona de Transición Mexicana. A) Ubicación geográfica de la ZTM (Morrone et al., 2022) con líneas de nivel cada 300 m, incluye las provincias biogeográficas de Los Altos de Chiapas, Sierra Madre del Sur, Sierra Madre Occidental, Sierra Madre Oriental y Faja Volcánica Transmexicana; B) espacio ambiental que representa la ZTM en comparación con las regiones Neártica y Neotropical, obtenida a través de un análisis de componentes principales aplicado a las 19 variables climáticas de WorldClim V.2 (Fick y Hijmans, 2017). Las dimensiones graficadas explican 80% de la variación ambiental en el área.
Fuera de los trópicos. Afirma que linajes de diferentes edades y orígenes convergen en condiciones ambientales que difieren de su nicho ancestral, debido a una expansión de nicho ecológico seguida por una diversificación lenta (Jablonski et al., 2006; Qian y Ricklefs, 2016). Este patrón originaría gradientes de riqueza de especies “suavizados” (Lobo, 2007), con mayor edad y sobredispersión filogenética de las especies en ambientes contrastantes al nicho ecológico ancestral (Hawkins et al., 2014; Jablonski et al., 2006; Qian y Ricklefs, 2016; Qian et al., 2018). Se ha documentado en plantas (Bryant et al., 2008; Cavender-Bares et al., 2011; Culmsee y Leuschner, 2013; González-Caro et al., 2014; Qian, 2014), algas (Starko et al., 2020), vertebrados (Rolland et al., 2014; Hagen et al., 2021) y opiliones (Benavides et al., 2021). De acuerdo con la teoría de la ZTM, los cenocrones del Altiplano Mexicano y Mesoamericano de Montaña se comportarían de acuerdo con esta explicación: tienen origen tropical y templado, pero se encuentran en zonas ambientales contrastantes (el del Altiplano Mexicano en zonas frías y secas, y el Mesoamericano de Montaña en zonas frías y húmedas, tabla 1). Se ha encontrado que la riqueza de especies de aves de las montañas de México y del subconjunto que pertenece al cenocrón Mesoamericano de Montaña tiene correlaciones débiles con las variables ambientales, como predice esta hipótesis (Lizardo, García-Trejo et al., 2024).
Archipiélagos de islas en el cielo. Se forman por un conjunto de picos de montañas que están rodeados por tierras bajas que limitan la dispersión y su estudio ha ayudado a entender los patrones de diversidad y especiación alopátrida (Love et al., 2023). La ZTM, en especial la Faja Volcánica Transmexicana, se considera un archipiélago de islas en el cielo (Mastretta-Yanes et al., 2015). Esta hipótesis resalta la importancia de los límites ecológicos (Pontarp et al., 2019) y la estabilidad climática (Fine, 2015). Durante las fluctuaciones climáticas del Pleistoceno, los valles de la ZTM han actuado como barreras o puentes impulsando procesos de colonización vertical y horizontal en respuesta a expansiones de nicho, cambios en la distribución geográfica y radiaciones adaptativas (Joaqui et al., 2021). Esto ha resultado en una alta tasa de diversificación (Quintero y Jetz, 2018), alta aglomeración filogenética (Qian et al., 2021), patrones de especiación vicariante explicados por fragmentación de hábitat debido a oscilaciones climáticas (Luna Vega et al., 1999) y estructura filogeográfica intraespecífica (Knowles, 2001).
Esta hipótesis podría asociarse con los patrones de riqueza de especies de los cenocrones Neártico y Mesoamericano de Montaña, cuyas especies se mantienen aisladas en zonas elevadas y frías. El cenocrón del Altiplano Mexicano no está aislado por la altitud, sino que corresponde a islas desérticas rodeadas de bosques. En contraste, el cenocrón Neotropical Típico se mantiene en zonas bajas.
Estacionalidad y montañas tropicales. Destaca la importancia de los límites ecológicos y la estacionalidad climática. Propone que las montañas son barreras fisiológicas más que topográficas (Ghalambor et al., 2006; Janzen, 1967), actuando como barreras severas en los trópicos donde el clima de las tierras bajas y altas contrasta más fuertemente que en zonas templadas. En zonas templadas, la variación estacional es similar al cambio gradual a lo largo del gradiente altitudinal (Muñoz y Bodensteiner, 2019). Es decir, la temporada cálida de zonas templadas o altas puede equipararse a la temporada fría de zonas tropicales. Por lo tanto, en la ZTM la migración estacional podría promover la colonización de los trópicos por linajes templados, que podrían encontrar condiciones favorables en zonas elevadas de las montañas (Winger et al., 2014), como ocurre, por ejemplo, con el cenocrón Neártico. Además, esta hipótesis predice la coexistencia de linajes tropicales y templados en zonas de elevación intermedia (Joaqui et al., 2021). Sin embargo, el patrón de distribución geográfica del cenocrón del Altiplano Mexicano, que involucra linajes de zonas tropicales estables que se dispersan hacia regiones con variación estacional, contradice las predicciones de esta hipótesis.
Cunas o museos. Las áreas de alta diversidad se explican por la alta especiación (cunas) o la baja extinción (museos). Stebbins (1974) propuso que la estabilidad climática y la heterogeneidad ambiental promueven la especiación, aumentando con cambios climáticos abruptos en el tiempo o el espacio (Vasconcelos et al., 2022). En las cunas se produjo una radiación adaptativa como consecuencia de la alta variabilidad ambiental y heterogeneidad espacial, mientras que los museos preservan las especies debido a la uniformidad ambiental (Vasconcelos et al., 2022). Cualquier área puede ser cuna o museo, dependiendo el grupo (Jablonski et al., 2006; Stebbins, 1974) o de las variables del nicho consideradas (Vasconcelos et al., 2022). La distinción entre cunas y museos no abarca la complejidad de los procesos tras los patrones de diversidad ni provee explicaciones causales (Rull, 2020; Vasconcelos et al., 2022). Como metáfora sirve como base para entender otras propuestas, pero los análisis deberían emplear modelos más complejos.
Las tierras bajas de la ZTM son las áreas donde cunas y museos entran en contacto. Con ésto se generan ciclos continuos de radiaciones adaptativas y persistencia de linajes, promoviendo áreas de alta riqueza (Jablonski et al., 2006; Rangel et al., 2018). Por ejemplo, los cenocrones Mesoamericano de Montaña y del Altiplano Mexicano, que tienen especies recientes, coexisten con especies descendientes de linajes neotropicales antiguos. El centro sur de México es citado como un museo por Stebbins (1974), lo que coincide con la presencia del cenocrón Neotropical Típico, el cual incluye algunas especies de linajes antiguos. Por otro lado, las montañas podrían ser cunas donde hubo alta diversificación y ésto podría explicar la presencia de mayor riqueza de especies con origen reciente como se observa, por ejemplo, para el cenocrón Neártico.
Tiempo de acumulación de especies. Propone que la zona de alta riqueza de un grupo coincide con su centro de origen, asumiendo que las tasas de diversificación son estables y que las regiones diversas contienen taxones más antiguos (Machac, 2020). De esta manera, la especiación en el tiempo contribuye al incremento de la riqueza de especies (Rosenzweig, 1995), generándose así una disparidad de la riqueza (Stephens y Wiens, 2003), con más especies en el área ancestral de un grupo. Esta hipótesis supone que la riqueza actual de especies es representativa de las condiciones ambientales presentes en la época de diversificación de un linaje (Stebbins, 1974). Este supuesto ha sido aceptado para explicar la riqueza de especies de grupos tropicales (Stephens y Wiens, 2003). Sin embargo, el área donde evolucionó inicialmente un taxón no determina la riqueza de especies (Cerezer et al., 2022), especialmente considerando las extinciones (Rosenzweig, 1995). Fine (2015) la considera una hipótesis descartada y se ha planteado que el tiempo sería una variable poco explicativa para los patrones de diversidad (Rangel et al., 2018).
La diversidad diferencial de especies de un mismo linaje entre áreas o regiones es uno de los criterios para asignar el origen y la edad de los cenocrones en las propuestas iniciales de Halffter (Juárez-Barrera et al., 2020). A partir de esta hipótesis, se propone que un género con alta riqueza en América del Norte y preferentemente distribuido en ambientes templados y fríos pertenece al cenocrón Neártico, mientras que géneros con mayor riqueza en áreas tropicales de América del Sur pertenecen a los cenocrones Neotropical Típico, del Altiplano Mexicano y Mesoamericano de Montaña.
Guía práctica para evaluar el conservadurismo filogenético del nicho ecológico en la ZTM
La integración del estudio del nicho ecológico de las especies y los métodos filogenéticos comparativos todavía es limitada. Si bien algunos autores han esgrimido fuertes críticas sobre la aplicación del método comparativo filogenético para el análisis de nichos ecológicos (Grandcolas et al., 2011), otros han considerado que esta integración constituye una oportunidad interesante (Evans et al., 2009). El método comparativo filogenético se define como el estudio analítico de especies en un contexto histórico para comprender los mecanismos que generan la diversidad de la vida (Paradis, 2014a). Cuando se realizan comparaciones de atributos a nivel interespecífico, las especies no pueden considerarse como puntos independientes en las pruebas estadísticas debido a que están relacionadas entre sí por su historia evolutiva. Si esto se ignora, se favorece la ocurrencia de un error de tipo I en los análisis estadísticos realizados a nivel interespecífico, esto es, cuando se comparan atributos del nicho ecológico entre diferentes especies (González-Voyer y Von Hardenberg, 2014). Por ello, solo las comparaciones dentro de un contexto filogenético son válidas (Felsenstein, 1985; González-Voyer y Von Hardenberg, 2014; Harvey y Pagel, 1991) y permiten separar la similitud que deriva de una historia evolutiva compartida de aquella que es producto de evolución convergente en respuesta a la variación del ambiente.
Harvey y Pagel (1991) presentaron la primera revisión de los métodos para enfrentar este problema metodológico. Para estos autores, el término “conservadurismo filogenético de nicho ecológico” es una explicación de la similitud ecológica entre especies relacionadas filogenéticamente. Dicho fenómeno es consecuencia de la dispersión de especies preadaptadas a condiciones ambientales no ocupadas (Harvey y Pagel, 1991). Es decir, las especies son capaces de rastrear los ambientes a los que están adaptadas (Ackerly, 2009). La contribución de Harvey y Pagel (1991) sentó las bases teóricas para algunos de los métodos más comunes para evaluar el nicho ecológico.
La propuesta de estudiar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico utilizando técnicas de modelado de nicho fue hecha por Peterson et al. (1999). Wiens y Graham (2005) propusieron al conservadurismo filogenético de nicho ecológico como un concepto integrador entre la ecología, la evolución y la biología de la conservación, y proporcionaron recomendaciones generales para su estudio. Este campo de estudio ha florecido con la disponibilidad de datos ambientales, software para modelado de nichos ecológicos (Sillero et al., 2023) y el método comparativo filogenético (Pennell et al., 2014; Revell, 2012). Se han publicado revisiones teóricas (Crisp y Cook, 2012; Losos, 2008a; Pyron et al., 2015; Qian y Ricklefs, 2016; Wiens y Donoghue, 2004; Wiens et al., 2010), metodológicas (Budic y Dormann, 2015; Cooper et al., 2010; Münkemüller et al., 2015; Warren et al., 2008) y de evidencias (Peterson, 2011). A continuación, presentamos una revisión de los métodos para evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico, analizando algunos problemas comunes, con énfasis en su relevancia para entender los patrones de riqueza de especies en la ZTM.
¿Qué se requiere para evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico?
Al ser un concepto basado en información filogenética, todas las pruebas están basadas en árboles filogenéticos, los cuales tienen que estar resueltos, tener longitud de ramas y ser ultramétricos. Dichos árboles se utilizan para comparar la evolución de los caracteres del nicho fundamental de las especies y dichos caracteres usualmente son medidas de nicho ecológico obtenidos a partir de registros de presencia. La mayoría de los métodos requiere un dato único para representar como un “carácter” el valor de una medida del nicho ecológico para cada especie (ver ejemplos abajo). Es importante contar con estos datos que deben ser de la mejor calidad posible, pero el objetivo final no solo debe ser mapear los caracteres en la filogenia, sino poner a prueba hipótesis ecológicas y evolutivas (Crisp y Cook, 2012).
¿Con qué caracteres se evalúa el conservadurismo filogenético del nicho ecológico?
Valores puntuales. El nicho ecológico es n-dimensional (Hutchinson, 1957) y cada una de sus dimensiones se puede caracterizar por 3 atributos: óptimo, amplitud y posición (Carscadden et al., 2020), cuyo cambio lento caracteriza al conservadurismo filogenético de nicho ecológico (Soberón y Nakamura, 200). El óptimo de un nicho ecológico teóricamente representa el valor (i.e., medido sobre cada una de las dimensiones ambientales) donde las tasas de supervivencia y de reproducción alcanzan sus valores máximos (Carscadden et al., 2020; Pagel, 1999). En la práctica se pueden utilizar medidas de tendencia central (fig. 4A, Lizardo, Escobar et al., 2024; Ringelberg et al., 2024; Schnitzleer et al., 2012) o calcular el centroide a partir de un modelo elipsoidal de nicho ecológico (fig. 4B, Osorio-Olvera et al., 2020). También se ha propuesto utilizar los valores extremos, como intervalos de confianza de 95% alrededor del óptimo, para caracterizar el nicho ecológico, por ser aquellos valores los que en teoría restringen la distribución (fig. 4A, Budic y Dormann, 2015). Se ha sugerido que la amplitud derivada de dichos valores extremos sería más informativa que el óptimo (Carscadden et al., 2020). Finalmente, la posición definida como las condiciones realmente utilizadas por la especie, no es una propiedad de la especie, sino que se relaciona con la distribución de las condiciones ambientales y solo difiere del óptimo cuando una especie se encuentra en condiciones subóptimas (Carscadden et al., 2020). Dado que la posición es un concepto difícil de interpretar y no es intrínseco a la especie, no recomendamos su uso.
Métodos multivariados. El nicho ecológico es n-dimensional (Hutchinson, 1957), por lo que frecuentemente se analiza con estos métodos, en particular el análisis de componentes principales (PCA). Esto es problemático porque los componentes principales representan combinaciones lineales de variables ambientales que son difíciles de interpretar biológicamente, además de promover la sobreparametrización de los modelos de nicho. El uso de caracteres o atributos del nicho obtenidos a partir de PCA suele favorecer la detección errónea de patrones de evolución que siguen modelos “Early burst” (Uyeda et al., 2015), caracterizados por una alta tasa de diversificación inicial seguida por estasis e interpretados usualmente como una radiación adaptativa (Harmon et al., 2010). Ante este problema, se ha sugerido utilizar otros métodos, como la escala no métrica multidimensional (NMDS; Hipp et al., 2018). Sin importar el método de análisis multivariado que se utilice, el valor a utilizar es también el óptimo, representado por la media, la amplitud o valores extremos de alguno de los ejes generados (fig. 4B). Sugerimos emplear los métodos multivariados como herramienta de visualización y analizar individualmente las variables ambientales que se incluirán en estos análisis para asegurar que no estén correlacionadas entre sí y tengan importancia biológica.
Ocupación del nicho predicho. Evans et al. (2009) propusieron utilizar los valores de idoneidad obtenidos del modelado de nicho para cuantificar la ocupación de las dimensiones climáticas y, así, obtener el valor a utilizar en la reconstrucción de carácter ancestral del nicho ecológico. Este método, llamado ocupación del nicho ecológico predicho (Predicted Niche Occupancy; Evans et al., 2009), permite integrar filogenias y los resultados de Maxent (Phillips et al., 2006). Se basa en la distribución de los valores de idoneidad de una especie respecto a los valores de una variable climática (fig. 4C), que son llamados perfiles de ocupación de nicho predicho. Este método obtiene el óptimo a partir del valor asociado a la mayor idoneidad climática y la amplitud, y los valores extremos se obtienen a partir de la distribución de la idoneidad en un intervalo de confianza dado.
Aunque se continúan proponiendo y refinando técnicas de modelado de nicho ecológico y otros criterios para su caracterización (Sillero et al., 2023), aún no existe un protocolo estandarizado para decidir qué medida del nicho ecológico utilizar en los estudios filogenéticos comparativos. Hasta entonces, es crucial definir y justificar explícitamente la decisión de la medida utilizada en cada análisis (Budic y Dormann, 2015).
Aplicación del método comparativo filogenético para evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico en la ZTM
No existe un método único para evaluar el conservadurismo filogenético del nicho ecológico. En realidad, son rutas (fig. 5) que surgen a partir de la naturaleza de la pregunta, de los datos y de las decisiones de quien investiga. Estas decisiones deben tomarse con precaución luego de evaluar los supuestos de cada análisis y la biología de los grupos estudiados (Cooper, Thomas y FitzJohn, 2016), no es aconsejable dejarse llevar por la facilidad de implementación de los análisis o la accesibilidad de datos. Las viñetas, tutoriales y el material suplementario de muchos artículos contienen códigos computacionales con instrucciones de análisis que, aunque útiles, rara vez explican cómo interpretar o reportar los resultados o cómo comprobar el ajuste. Además, la mayoría de los tutoriales sobre métodos comparativos filogenéticos está enfocada en la comparación de caracteres morfológicos y omite la complejidad teórica que involucra analizar nichos ecológicos. Sin embargo, la lista aumenta constantemente; existe una lista actualizada con paquetes de R pertinentes para estos análisis (disponible en https://cran.r-project.org/web/views/Phylogenetics.html).
En este trabajo consideramos los aportes de revisiones previas focalizados en la evaluación del conservadurismo filogenético del nicho ecológico, el método comparativo filogenético (Cooper et al., 2010, 2016; Münkemüller et al., 2015), la señal filogenética (Münkemüller et al., 2012) y la integración de nichos abióticos con lo anterior para elaborar una propuesta de aplicación a los estudios de nicho y patrones de diversidad en la ZTM (Budic y Dormann, 2015). A continuación, haremos referencia a aquellas técnicas que consideramos más relevantes en este contexto.
Figura 4. Diversas representaciones del nicho ecológico para evaluar el conservadurismo filogenético de un carácter del nicho. Se comparan 3 especies hipotéticas, con 50% de la distribución de datos resaltado en tonos más oscuros. En A y C, la línea punteada indica el óptimo, es decir, el valor del carácter en evaluación, en B el óptimo se muestra con un punto sólido. A) Distribución normal y unimodal del carácter del nicho, la línea punteada representando la media y el área sombreada delinea la amplitud del nicho, así como los posibles valores extremos; B) análisis de componentes principales basado en puntos de registro; el punto grande indica la media de los valores de los componentes (PC1 y PC2), esquemáticamente así también se obtiene el centroide de un nicho a partir del modelado de elipsoides; C) perfil de ocupación de nicho predicho, donde la idoneidad (obtenida a partir de algún método de modelado como Maxent) se muestra en el eje Y y el valor asociado al carácter del nicho en evaluación en el eje X; la línea punteada indica el valor del carácter donde la idoneidad es máxima.
Señal filogenética. La tendencia de las especies a parecerse más entre sí que lo esperado por el azar se denomina señal filogenética (Blomberg y Garland 2003) y entre sus métricas más populares están λ de Pagel (1999) y K de Blomberg et al. (2003). Estos índices asumen movimiento browniano como hipótesis nula del patrón de evolución de un carácter generado por conservadurismo filogenético de nicho ecológico (Crisp y Cook, 2012; Losos, 2008a; Wiens et al., 2010). Sin embargo, únicamente encontrando una señal filogenética muy cercana a 1 se puede proponer que hay conservadurismo filogenético de nicho ecológico (Cooper et al., 2010). Valores intermedios se pueden obtener por varios procesos (Budic y Dormann, 2015), mientras que la ausencia de señal filogenética podría significar que el nicho ecológico varía aleatoriamente, se encuentra en estasis (Wiens et al., 2010) o varía con una tendencia, es decir, no cumple el supuesto de evolucionar por movimiento browniano sino por Ornstein-Uhlembeck (ambos se describen en la siguiente sección).
Implementación. Se calcula la señal filogenética para cada dimensión del nicho ecológico que sea de interés, utilizando un valor de medida del nicho por terminal (especie) en la filogenia. Se puede utilizar el paquete “phytools” (Revell, 2012) de R (R Core Team, 2021) para calcular K y λ con la función phylosig. K también se calcula con “Kcalc” del paquete “picante” (Kembel et al., 2010). Otros paquetes útiles son “adephylo” (Jombart et al., 2010) para calcular la I de Moran y Cmean de Abouheif y “phylosignal” (Keck et al., 2016) que calcula todos los mencionados. El número de terminales afecta el desempeño del índice de señal filogenética (Münkemüller et al., 2012); para filogenias pequeñas (< 30 terminales, fig. 5) se recomienda utilizar λ o Cmean.
Ejemplo de aplicación. Tomando en cuenta los patrones de variación en la riqueza de especies de distintos cenocrones en la ZTM, se puede medir la señal filogenética en árboles de grupos de especies que han superado las barreras geográficas (e.g., cenocrón del Altiplano Mexicano) vs. aquellos que no lo han hecho (e.g., cenocrones Neártico y Neotropical Típico). Por ejemplo, Lizardo, Escobar et al. (2024) encontraron ausencia de señal filogenética en el nicho térmico de la tribu Phanaeini, un grupo que contiene especies del cenocrón del Altiplano Mexicano.
Ajuste a modelos macroevolutivos. Para discutir los valores de señal filogenética, primero es necesario evaluar el ajuste del carácter a un modelo evolutivo (Cooper et al., 2010), con base en conocimiento biológico y no solo en el ajuste estadístico. Una evolución de carácter ajustada a movimiento browniano es lo que esperaríamos en el caso de existir conservadurismo filogenético de nicho ecológico resultado de evolución por deriva (Crisp y Cook, 2012), es decir, fluctuaciones con dirección y magnitud aleatorias en el nicho ecológico a través del tiempo, de manera que la similitud fenotípica está relacionada con la relación filogenética (Losos, 2008a). Sin embargo, por lo general los datos empíricos tienden a ajustarse más al modelo Orstein-Uhlenbeck (OU), el cual se caracteriza por tener una tendencia (α) a un valor óptimo (o varios) (Cooper, Thomas, Venditti et al., 2016). Este modelo implica que las especies podrían evolucionar para adaptarse a condiciones ambientales específicas y mantenerse dentro de ciertos límites de variación que maximicen su aptitud en ese nicho ecológico particular. Una variación de OU, donde α tiende a infinito, es el modelo White Noise (WN). Este modelo representa variaciones aleatorias en el nicho ecológico, sin patrones deterministas claros que podrían ser el resultado de factores ambientales aleatorios no relacionados directamente con la evolución de una especie. Esto resulta en un cambio muy rápido en los valores de un carácter, independientemente de la estructura filogenética (Münkemüller et al., 2015).
La comparación entre estos 3 modelos es común para proponer deriva (movimiento browniano), selección estabilizadora (OU) o falta de señal filogenética (WN) (Hawkins et al., 2014; López-Estrada et al., 2019; Morinière et al., 2016). Es recomendable usar la comparación entre estos modelos como parte de la respuesta a una pregunta previamente establecida, el mejor ajuste a uno u otro no es concluyente para aceptar o descartar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico. En cambio, puede ser un punto de partida para interpretar la señal filogenética ya que en simulaciones se pueden detectar valores espurios de señal filogenética para caracteres que evolucionan siguiendo un modelo OU de un solo óptimo y con fuertes restricciones, o con múltiples óptimos (nichos lábiles) (Münkemüller et al., 2015). Solo si el carácter sigue un modelo de movimiento browniano se puede utilizar el valor de señal filogenética como evidencia parcial de conservadurismo filogenético de nicho ecológico (Cooper, Thomas y FitzJohn, 2016).
Figura 5. Diagrama de flujo con posibles enfoques y rutas metodológicas para analizar la evolución del nicho fundamental. Los rectángulos grises representan análisis, los rombos morados son situaciones donde se tienen que tomar decisiones, los círculos amarillos son datos obtenidos, los hexágonos son los valores de carácter de nicho ecológico que pueden usarse para evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico. Las vías no son excluyentes, sino que complementan la evidencia sobre el patrón de cambio en los caracteres del nicho.
El ajuste a modelos OU con parámetros variables es recomendable si la historia evolutiva del grupo en cuestión ha estado sujeta a cambios climáticos o si se sospecha una radiación adaptativa. En estos casos se puede poner a prueba el cambio en regímenes adaptativos (cambios en θ, es decir de óptimo), la variación de la atracción hacia el óptimo (cambios en α) o probar hipótesis específicas sobre regímenes adaptativos.
Implementación. Se calcula el ajuste de los datos que describen cada dimensión del nicho que sea de interés a modelos macroevolutivos, utilizando un valor de medida del nicho por terminal (especie) en la filogenia. Cualquier software que analice caracteres continuos, como son los valores de características ambientales, es válido. En R (R Core Team, 2021), la función fitContinuous del paquete “Geiger” evalúa los modelos mencionados y algunos otros descritos (Harmon et al., 2010; Pagel, 1999). Los paquetes especializados en modelos OU, como “OUwie” y “bayou” (Uyeda y Harmon, 2014), permiten la adición de error estándar obtenido a partir de la estimación del valor de la medida de nicho para cada especie. El paquete “bayou”, basado en estadística bayesiana, permite realizar ajustes a modelos OU variando parámetros con el objetivo de probar hipótesis adaptativas (Uyeda y Harmon, 2014).
Ejemplo de aplicación. La teoría de la ZTM propone la existencia de 4 cenocrones, 2 restringidos por el clima (Neotropical Típico y Neártico) y 2 adaptados a condiciones más frías que las de su nicho ancestral (del Altiplano Mexicano y Mesoamericano de Montaña). Por esto, se espera que los caracteres de taxones neárticos y neotropicales típicos se ajusten al movimiento browniano, mientras que los taxones del Altiplano y mesoamericanos sigan un modelo OU, donde el valor óptimo ha cambiado hacia las características xéricas. Esto se ha observado en las especies de Quercus de México, lo que ha llevado a sugerir que han tenido 2 cambios de óptimo en sus nichos ecológicos en asociación con su diversificación en distintos hábitats del país (Hipp et al., 2018).
Reconstrucción del carácter ancestral. La reconstrucción del nicho ancestral se puede realizar si se analiza como un carácter continuo a partir del modelo de macroevolución seleccionado (Vieites et al., 2009). Estas reconstrucciones se han hecho con modelos de nicho ecológico (Vieites et al., 2009), registros de presencia (Hipp et al., 2018) y curvas de respuesta (Evans et al., 2009). Para reconstruir el estado ancestral de alguna dimensión del nicho ecológico, se requiere un dato único de medida de nicho por cada terminal (especie) en la filogenia. Estas reconstrucciones son muy sensibles al modelo macroevolutivo con el que se construyen y a sus parámetros, pero generalmente se asume movimiento browniano. A pesar de ésto, son herramientas útiles para visualizar el cambio de un carácter a lo largo de la filogenia y, en teoría, podría proyectarse el nicho ancestral sobre variables paleoclimáticas. Sin embargo, la reconstrucción de caracteres es una herramienta exploratoria y de visualización más que un análisis, ya que no ofrecen una medida de evolución o conservación del carácter.
Implementación. El paquete de R (R Core Team, 2021) más comúnmente utilizado es “phytools” (Revell, 2012), el cual incluye varias funciones que reconstruyen caracteres con máxima verosimilitud (fastAnc y anc.ML) y estadística bayesiana MCMC (anc.Bayes). Estas funciones permiten hacer reconstrucciones con movimiento browniano e “Early Burst”, y aunque también pueden hacer reconstrucciones con OU, en este caso es preferible utilizar “bayou” (Uyeda y Harmon, 2014). Se reconstruye a partir de un valor de medida del nicho por terminal (especie) en la filogenia y, en el caso de “bayou”, se puede incluir el error estándar de dicho valor. El resultado se grafica con “phytools” (Revell, 2012), mapeando el carácter sobre la filogenia con un gradiente de color (función contMap) o en un espacio bivariado con la función phylomorphospace. También se puede reconstruir el nicho ancestral con intervalos de confianza, a partir de perfiles de ocupación del nicho predicho (Evans et al., 2009) utilizando “phyloclim” (Heibl y Calenge, 2018). Si la reconstrucción tiene valores realistas e intervalos de confianza razonables, se pueden transferir los valores de los nodos sobre variables paleoclimáticas como las disponibles en el paquete “pastclim” (Leonardi et al., 2023), que contiene intervalos temporales de hasta 800,000 años antes del presente.
Ejemplo de aplicación. Una parte importante de la teoría de la ZTM son las rutas y tiempos de dispersión en relación con eventos climáticos y cambios de topografía. Al tener los valores de nicho ecológico de nodos datados y transferir sobre paleoclimas, se podrían inferir las vías de dispersión que habrían seguido las especies al rastrear el nicho ancestral.
Biogeografía paramétrica. La biogeografía paramétrica modela la historia de las distribuciones geográficas de taxones individuales en un contexto explícitamente filogenético y espacial (Ree y Sanmartín, 2009), identificando eventos como dispersión, extinción, cladogénesis y efecto fundador (Matzke, 2014). Estos métodos permiten estimar el área ancestral, donde el área ocupada por las especies es un carácter discreto definido a priori (Albert y Antonelli, 2017; Jablonski, 1987), lo cual es desventajoso pues solo se puede evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico a partir de áreas consideradas como equivalentes a condiciones ambientales (templado vs. tropical).
Existen varios modelos para describir la historia biogeográfica de un linaje. Dos de los más populares son el de cladogénesis-dispersión-extinción (DEC, por sus siglas en inglés; Ree y Smith, 2008; Ree et al., 2005) y el de dispersión-vicarianza (DIVA; Ronquist, 1997). Otro modelo es BayArea (Landis et al., 2013), el cual asume un modelo de tiempo continuo en que los cambios ocurren por dispersión, extinción y cladogénesis (Matzke, 2013). Esta última se da por 4 procesos: simpatría con distribuciones idénticas, simpatría con distribución en subconjunto, vicarianza y especiación por evento fundador. Los procesos anagenéticos que modifican la distribución entre dos eventos de especiación son la dispersión y la extinción. Estos métodos tienen la ventaja de modelar el movimiento y establecimiento de especies en una nueva área geográfica que deja una marca en la filogenia (Hackel y Sanmartín, 2021), lo cual podría ser aplicado al espacio ambiental. Sin embargo, no hemos encontrado publicaciones donde se aplique. Una propuesta cercana modela la dispersión de los linajes fuera del área donde actualmente tienen más riqueza de especies, encontrando que la dispersión fuera de esos “hotspots” de riqueza se asocia con un incremento en la amplitud del nicho ecológico y tasas elevadas de evolución (Skeels y Cardillo, 2017).
Implementación. No se usan características del nicho sino áreas geográficas o zonas climáticas que puedan servir como equivalente (i.e., templado vs. tropical). Como datos de entrada se requiere una filogenia datada y una matriz con la presencia-ausencia de las especies en las áreas de interés. Por limitaciones computacionales, los métodos basados en estadística bayesiana, generalmente, pueden analizar menos de 10 áreas (Landis et al., 2013). Estos análisis se pueden realizar en R (R Core Team, 2021) con el paquete ‘BioGeoBEARS’ (Matzke, 2018), pero actualmente el paquete ha sido retirado del repositorio y carece de mantenimiento, por lo que es recomendable hacerlos con “RevBayes” (Höhna et al., 2016).
Ejemplo de aplicación. Para evaluar el conservadurismo filogenético de nicho ecológico se puede usar la zonación altitudinal como sustituto del clima. Esto fue aplicado para las Passalidae de América, donde hay 2 clados (Passalini y Proculini, Beza-Beza et al., 2021). Se encontró que los clados de distribución restringida son especialistas de las montañas (i.e., con conservadurismo de filogenético de nicho), mientras que aquellos de distribución amplia están en ambientes más variados (i.e., sin conservadurismo filogenético de nicho ecológico) y en tierras bajas de latitudes mayores, lo que puede deberse a condiciones climáticas equivalentes.
Patrones de riqueza de especies y aglomeración filogenética. Una pregunta focal en ecología y biogeografía es si los factores bióticos determinan la estructura de las comunidades y los patrones de riqueza a gran escala (Münkemüller et al., 2020; Qian y Ricklefs, 2016). Para analizar ésto, se compara el patrón de riqueza de especies observado con expectativas nulas. Por ejemplo, un valor de riqueza taxonómica o funcional menor que lo esperado por el azar indica que hay un filtro ambiental, mientras que valores más altos que lo esperado por el azar sugieren competencia por superposición de nicho ecológico (Münkemüller et al., 2020).
Qian y Rickleffs (2016) sugieren que se pueden contrastar los patrones de conservadurismo y convergencia de nicho ecológico a partir de la relación de variables ambientales con la riqueza, la edad y la aglomeración filogenética. Las especies con conservadurismo filogenético de nicho ecológico tienen correlación fuerte con características ambientales, con una edad menor y alta aglomeración filogenética en ambientes que difieren de su nicho ancestral. Cuando hay convergencia, los gradientes se suavizan o invierten (Lobo, 2007), mientras que a mayor edad (Jablonski et al., 2006; Qian et al., 2018) y dispersión filogenética (Hawkins et al., 2014; Qian y Ricklefs, 2016; Qian et al., 2018) los ambientes tienden a diferir del nicho ancestral. Este método tiene la ventaja de utilizar datos de registros de especies o modelos de distribución potencial, pero no se puede llegar a una conclusión general basándose únicamente en patrones de riqueza de especies (Münkemüller et al., 2020). Usando este método, se ha encontrado que la convergencia de nicho ecológico en angiospermas leñosas ocurre sobre gradientes altitudinales de riqueza de especies en ambientes templados a escala global, mientras que el conservadurismo filogenético de nicho ecológico explica gradientes latitudinales de riqueza de especies en ambientes tropicales (Qian y Ricklefs, 2016; Qian et al., 2013, 2020, 2021).
Implementación. Se requiere una gradilla, a la cual se le asignan métricas de diversidad (riqueza de especies, índices de diversidad y diversidad filogenética), valores promedios de edad o longitud de ramas de las especies que contiene y métricas de aglomeración filogenética (e.g., Nearest Taxon Index, Qian y Ricklefs, 2016). Todas estas medidas se pueden obtener con los paquetes “BAT” (Cardoso et al., 2015), “picante” (Heibl y Calenge, 2018) y “phytools” (Revell, 2012) y luego se pueden correlacionar con valores de variables ambientales obtenidos para cada celda.
Ejemplo de aplicación. De acuerdo con Halffter (1964, 1978, 1987) y Halffter et al. (1995), la ZTM es un área donde los nichos ecológicos de especies del Neártico y del Neotrópico convergen, aunque las especies de dispersión más reciente tienen una distribución restringida debido a que sus nichos ecológicos son conservados. Esta hipótesis fue verificada por Lizardo, García-Trejo et al. (2024), quienes clasificaron las especies de aves en cenocrones y evaluaron la correlación de la riqueza de especies, edad, número de nodos y endemismo con variables ambientales. Los resultados indicaron que dichas variables son estadísticamente diferentes entre los cenocrones, apoyando las predicciones de la teoría de la ZTM. Además, las correlaciones de los cenocrones Neártico y Neotropical Típico con el ambiente mostraron un patrón conforme a lo esperado por el conservadurismo filogenético de nicho ecológico. Por el contrario, las correlaciones del total de especies y del cenocrón Mesoamericano de Montaña mostraron el patrón esperado por convergencia de nicho ecológico.
Superposición de nicho. Peterson et al. (1999) evaluaron el grado en que el nicho ecológico de una especie reproduce las características ecológicas de su especie hermana. Warren (2008) propuso métricas basadas en la superposición para determinar si 2 modelos de nicho ecológico son idénticos: D de Schoener e I de Hellinger. Estos coeficientes de asociación miden la similitud ecológica (Legendre y Legendre, 1998), con un valor que va de 0 (sin superposición) a 1 (las distribuciones son idénticas). Este tipo de análisis se hace a través de comparaciones entre pares de especies, por lo que su escala temporal está restringida al tiempo de separación de las especies hermanas. A esta escala, generalmente se llega a la conclusión de que las especies hermanas son más similares de lo esperado por el azar, pero rara vez son idénticas (Warren et al., 2008), recalcando la importancia de la escala temporal en la evaluación del conservadurismo filogenético de nicho ecológico (Losos, 2008a).
En las comparaciones pareadas no se usa necesariamente una filogenia. Sin embargo, Warren et al. (2008) propusieron una metodología para comparar más de 2 especies utilizando una filogenia. La primera aproximación parte de obtener una matriz de disimilitud ecológica basada en nichos ecológicos que se correlaciona con otra matriz de distancias filogenéticas entre todos los pares de especies a través de una prueba de Mantel (usada en Jaquemyn et al., 2024). La segunda consiste en correlacionar el grado de similitud de nicho ecológico con la edad de los nodos en la filogenia. Este último método, llamado correlación de edad-rango (Fitzpatrick y Turelli, 2006) intenta encontrar cambios de nicho ecológico posteriores a la especiación, bajo la hipótesis de que la superposición depende primero de la geografía de la especiación y luego se aleatoriza (Fitzpatrick y Turelli, 2006). Para ésto, se aplica un modelo de regresión linear para medir la magnitud de la asociación (pendiente) entre el nicho ecológico (y) y la edad de separación de pares de especies (x). A partir del valor del intercepto del modelo (el valor donde x cruza el eje y) y la pendiente (que describe la magnitud de la relación entre la edad de separación de pares de especies y su nicho ecológico), es posible interpretar si hubo especiación alopátrida o competencia (Warren et al., 2008) o si existe señal filogenética en la evolución del nicho ecológico (Culumber y Tobler, 2016). Estas múltiples interpretaciones hacen problemático al método y existen métodos más directos para poner a prueba lo anterior. Además, las comparaciones focalizadas en medir la superposición de nicho entre pares de especies no tienen en cuenta la estructura filogenética, a excepción de la correlación de edad-rango.
Implementación. El cálculo de D de Schoener e I de Hellinger está disponible en el paquete “ENMtools” (Warren et al., 2010), con la función env.overlap y en “dismo” (Hijmans et al., 2017), con la función nicheOverlap. En ambos casos se requiere contar con la distribución potencial de las especies a comparar representadas como probabilidades de presencia de las especies (e.g., obtenidas a partir de Maxent (Phillips et al., 2006)), en formato ráster y que coincidan en resolución y extensión. Para realizar un ARC se utiliza el paquete “phyloclim” (Heibl y Calenge, 2018) y se aplican 3 pasos: 1) caracterizar el nicho a partir de los perfiles de ocupación de nicho predicho a partir de las capas con probabilidades obtenidas de Maxent y la capa climática de interés (que coincidan en resolución y extensión) con la función pno; 2) obtener métricas de superposición usando las funciones ya mencionadas, lo que permite generar una matriz de datos; y 3) a partir de la matriz se mide la correlación entre las métricas de superposición y la edad de separación utilizando la función age.range.correlation.
Ejemplo de aplicación. Phanaeus (Coleoptera: Scarabaeidae) es un grupo modelo para el estudio de la biogeografía de la ZTM. Al comparar la similitud de los nichos ecológicos del grupo de especies P. tridens (Moctezuma et al., 2021), se encontró que hay poca superposición entre los nichos ecológicos de especies distribuidas adyacentemente, lo que sugiere poco conservadurismo filogenético de nicho ecológico a nivel del grupo.
Simulaciones. La forma más común de evaluar la eficacia de los métodos comparativos es por medio de simulaciones que proporcionen modelos nulos a comparar con datos reales. Las simulaciones han sido una herramienta poderosa para hacer inferencias evolutivas a partir de filogenias (Paradis, 2014b). Estas simulaciones se hacen bajo los modelos evolutivos previamente mencionados y se pueden ajustar los parámetros de acuerdo con la hipótesis a comprobar, por ejemplo, la evolución de un carácter de nicho ecológico con un valor de señal filogenética determinado (Münkemüller et al., 2015), con hipótesis de cambio de nicho ecológico en ciertos clados o simulando gradientes de riqueza de especies (Pontarp et al., 2019; Uyeda y Harmon, 2014). Por otro lado, es posible crear especies hipotéticas (Leroy et al., 2016), donde los parámetros para generarlas pueden utilizarse como “priors” para evaluar la evolución del carácter por métodos bayesianos (como en “bayou”: Uyeda y Harmon, 2014). Aunque las simulaciones para historias biogeográficas concretas y su integración con modelos de evolución de nicho ecológico no ha sido implementadas para la ZTM, estas simulaciones tienen potencial de ser útiles para medir la eficiencia de los métodos previamente descritos.
Implementación. Con el paquete “ape” (Paradis et al., 2004) se pueden simular caracteres continuos (i.e., características del nicho ecológico) con la función rTraitCont y árboles ultramétricos con la función rcoal. Otro paquete útil es “diversitree” (FitzJohn, 2012), que puede simular caracteres y árboles bajo varios modelos. Para simulaciones más complejas se puede utilizar “bayou” (Uyeda y Harmon, 2014). Hay un paquete dedicado a simular especies virtuales, llamado “virtualspecies” (Leroy et al., 2016) que puede generar distribuciones a partir de curvas de respuestas conocidas.
Ejemplo de aplicación. A partir de los patrones conocidos de vicarianza, se pueden simular filogenias con valores de nicho obtenidos por especies virtuales. Con ésto se obtendrían patrones de riqueza teóricos parecidos a los propuestos por Qian y Ricklefs (2016) para comparar con los empíricos.
Consideraciones finales
La incorporación del concepto de conservadurismo filogenético de nicho ecológico al marco de la teoría de la ZTM renueva el interés por estudiar la estructuración de su diversidad biológica desde una perspectiva integradora entre la ecología y la biogeografía histórica. Actualmente, esta integración se ve favorecida principalmente por dos factores. Por un lado, los cenocrones, postulados por la teoría de la ZTM, pueden considerarse como hipótesis evolutivas y ecológicas a partir de las cuales es posible derivar predicciones sobre los nichos ecológicos de las especies en relación con sus patrones de riqueza y distribución geográfica. En este trabajo, mostramos que la ecología ofrece varias hipótesis acerca de procesos de adaptación ecológica y dispersión para explicar los patrones de riqueza de especies, las que pueden relacionarse con las características de distintos cenocrones en la ZTM. Por otro lado, aunque muchas publicaciones sobre la ZTM donde se menciona el fenómeno del conservadurismo filogenético de nicho ecológico no realizan un análisis formal, en este trabajo mostramos una amplia variedad de posibilidades metodológicas disponibles para abordar el tema desde un enfoque cuantitativo y la aplicación del método comparativo filogenético.
Vincular el conservadurismo filogenético de nicho ecológico con la teoría de la ZTM nos acerca al objetivo de descubrir patrones generales en la naturaleza y establecer conexiones con los procesos subyacentes. No obstante, esta tarea no está exenta de desafíos. El conservadurismo filogenético de nicho ecológico y la riqueza de especies son patrones y ésto complica proponer relaciones causales directas entre ellos. En lugar de explicar un patrón con otro, se ha sugerido la importancia de teorizar sobre procesos y mecanismos (Diniz-Filho, 2023). En este sentido, la teoría de la ZTM enfatiza la importancia de la historia y la geodispersión (i.e., dispersión simultánea de linajes debido a la pérdida de una barrera) para entender el patrón de ensamble de la biodiversidad en la ZTM (Halffter, 1987; Halffter y Morrone, 2017; Morrone, 2020a, b).
La teoría de la ZTM, aunque originalmente propuesta en el contexto de la biogeografía evolutiva, se aproxima a una perspectiva general de la ecología que propone el ensamble de la biodiversidad basado en dispersión y donde la diferenciación de nicho refleja una historia promediada en el tiempo de ambientes selectivos cambiantes, a los cuales los linajes ancestrales estuvieron expuestos durante sus largas historias evolutivas (Hubbell, 2011). El hecho que G. Halffter considerara inadecuado proveer una regionalización biogeográfica “estática” de la ZTM y, en cambio, propusiera considerar faunas “fluidas” en dicha región (ver discusión en Morrone, 2020a) también es consistente con una visión de ensamble de la biodiversidad basada en dispersión. Sin embargo, cabe enfatizar que en la teoría de la ZTM la dispersión es un proceso que ocurre a escala evolutiva (geodispersión), afectando simultáneamente a los distintos linajes que constituyen un cenocrón (Halffter, 1987; Halffter y Morrone, 2017; Morrone, 2020a).
Proponemos estudiar los patrones de riqueza y del conservadurismo filogenético de nicho ecológico en la ZTM teniendo en cuenta la naturaleza de la pregunta específica de investigación, el encuadre teórico de la teoría y la existencia de otras hipótesis que permiten derivar predicciones específicas. En un marco más general, recomendamos consultar las contribuciones de Hubbell (2001) y Diniz-Filho (2023) para una consideración de aspectos filosóficos y conceptuales pertinentes al estudio de los patrones de diversidad. Pontarp et al. (2019) ofrecen un marco teórico mecanístico útil para el estudio de gradientes de diversidad y Münkemüller et al. (2020) discuten prácticas de buen uso al inferir procesos a partir de patrones de riqueza de especies. Para aquellos estudios que consideren específicamente la integración del concepto de conservadurismo filogenético de nicho ecológico, sugerimos escoger métricas apropiadas que tengan en cuenta el trasfondo conceptual y considerar el uso de simulaciones y modelos mecanísticos para entender su relación con los patrones de diversidad. Si el estudio está basado en un grupo taxonómico o en un área geográfica determinada, es conveniente verificar las características de los datos, como la cantidad y calidad y su ajuste a modelos macroevolutivos, priorizando la comprensión de los supuestos y las limitaciones de cada análisis en relación con los datos y la pregunta de investigación.
Agradecimientos
Al Conahcyt por el financiamiento otorgado, así como al Posgrado en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, dentro del cual se realizó esta investigación como parte de la tesis doctoral de Viridiana Lizardo. Adriana Ruggiero agradece el financiamiento recibido a través del Programa de Estancias de Investigación (PREI) para su estancia académica en el Museo de Zoología “Alfonso L. Herrera”. Expresamos nuestra gratitud a Enrique Martínez Meyer, Patricia Dolores Dávila Aranda, Luis Antonio Sánchez González, Lázaro Guevara López e Isolda Luna Vega, por proponer el tema que dio origen a este ensayo. También a Isaac Emmanuel Díaz Ortega por las charlas acerca de los métodos. Finalmente, agradecemos a los 2 revisores anónimos y a la editora, Pilar Rodríguez, por los comentarios y sugerencias que enriquecieron y mejoraron este trabajo.
Referencias
Ackerly, D. (2009). Conservatism and diversification of plant functional traits: evolutionary rates versus phylogenetic signal. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106, 19699–19706. https://doi.org/10.1073/pnas.0901635106
Albert, J. S. y Antonelli, A. (2017). Society for the Study of Systematic Biology symposium: Frontiers in parametric biogeography. Systematic Biology, 66, 125–127. https://doi.org/10.1093/sysbio/syx036
Algar, A. C., Kerr, J. T. y Currie, D. J. (2009). Evolutionary constraints on regional faunas: Whom, but not how many. Ecology Letters, 12, 57–65. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2008.01260.x
Benavides, L. R., Pinto-da-Rocha, R. y Giribet, G. (2021). The phylogeny and evolution of the flashiest of the armored harvestmen (Arachnida: Opiliones). Systematic Biology, 70, 648–659. https://doi.org/10.1093/sysbio/syaa080
Beza-Beza, C. F., Jiménez-Ferbans, L. y McKenna, D. D. (2021). Historical biogeography of New World passalid beetles (Coleoptera, Passalidae) reveals Mesoamerican tropical forests as a centre of origin and taxonomic diversification. Journal of Biogeography, 48, 2037–2052. https://doi.org/10.1111/jbi.14134
Blomberg, S. P., Garland, T. e Ives, A. R. (2003). Testing for phylogenetic signal in comparative data: behavioral traits are more labile. Evolution, 57, 717–745. https://doi.org/10.1111/j.0014-3820.2003.tb00285.x
Bryant, J. A., Lamanna, C., Morlon, H., Kerkhoff, A. J., Enquist, B. J. y Green, J. L. (2008). Microbes on mountainsides: Contrasting elevational patterns of bacterial and plant diversity. Proceedings of the National Academy of Sciences, 105, 11505–11511. https://doi.org/10.1073/pnas.0801920105
Buckley, L. B., Davies, T. J., Ackerly, D. D., Kraft, N. J. B., Harrison, S. P., Anacker, B. L. et al. (2010). Phylogeny, niche conservatism and the latitudinal diversity gradient in mammals. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 277, 2131–2138. https://doi.org/10.1098/rspb.2010.0179
Budic, L. y Dormann, C. (2015). Climatic niches in phylogenetic comparative studies: a review of challenges and approaches [Preprint]. BioRxiv, 018796. https://doi.org/10.1101/018796
Cardoso, P., Rigal, F. y Carvalho, J. C. (2015). BAT – Biodiversity Assessment Tools, an R package for the measurement and estimation of alpha and beta taxon, phylogenetic and functional diversity. Methods in Ecology and Evolution, 6, 232–236. https://doi.org/10.1111/2041-210X.12310
Carscadden, K. A., Emery, N. C., Arnillas, C. A., Cadotte, M. W., Afkhami, M. E., Gravel, D. et al. (2020). Niche breadth: Causes and consequences for ecology, evolution, and conservation. The Quarterly Review of Biology, 95, 179–214. https://doi.org/10.1086/710388
Cavender-Bares, J., González-Rodríguez, A., Pahlich, A., Koehler, K. y Deacon, N. (2011). Phylogeography and climatic niche evolution in live oaks (Quercus series Virentes) from the tropics to the temperate zone: Live oak phylogeography and climate adaptation. Journal of Biogeography, 38, 962–981. https://doi.org/10.1111/j.1365-2699.2010.02451.x
Cerezer, F. O., Machac, A., Rangel, T. F. y Dambros, C. S. (2022). Exceptions to the rule: Relative roles of time, diversification rates and regional energy in shaping the inverse latitudinal diversity gradient. Global Ecology and Biogeography, 31, 1794–1809. https://doi.org/10.1111/geb.13559
Chase, J. M. y Leibold, M. A. (2004). Ecological niches: Linking classical and contemporary approaches. Biodiversity and Conservation, 13, 1791–1793. https://doi.org/10.1023/B:BIOC.0000029366.24837.fc
Chazot, N., Condamine, F. L., Dudas, G., Peña, C., Kodandaramaiah, U., Matos-Maraví, P. et al. (2021). Conserved ancestral tropical niche but different continental histories explain the latitudinal diversity gradient in brush-footed butterflies. Nature Communications, 12, 5717. https://doi.org/10.1038/s41467-021-25906-8
Cooney, C. R., Seddon, N. y Tobias, J. A. (2016). Widespread correlations between climatic niche evolution and species diversification in birds. Journal of Animal Ecology, 85, 869–878. https://doi.org/10.1111/1365-2656.12530
Cooper, N., Freckleton, R. P. y Jetz, W. (2010). Phylogenetic conservatism of environmental niches in mammals. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 278, 2384–2391. https://doi.org/10.1098/rspb.2010.2207
Cooper, N., Thomas, G. H. y FitzJohn, R. G. (2016). Shedding light on the ‘dark side’ of phylogenetic comparative methods. Methods in Ecology and Evolution, 7, 693–699. https://doi.org/10.1111/2041-210X.12533
Cooper, N., Thomas, G. H., Venditti, C., Meade, A. y Freckleton, R. P. (2016). A cautionary note on the use of Ornstein Uhlenbeck models in macroevolutionary studies. Biological Journal of the Linnean Society, 118, 64–77. https://doi.org/10.1111/bij.12701
Crisp, M. D., Arroyo, M. T. K. K., Cook, L. G., Gandolfo, M. A., Jordan, G. J., McGlone, M. S. et al. (2009). Phylogenetic biome conservatism on a global scale. Nature, 458, 754–756. https://doi.org/10.1038/nature07764
Crisp, M. D. y Cook, L. G. (2012). Phylogenetic niche conservatism: what are the underlying evolutionary and ecological causes? New Phytologist, 196, 681–694. https://doi.org/10.1111/j.1469-8137.2012.04298.x
Culmsee, H. y Leuschner, C. (2013). Consistent patterns of elevational change in tree taxonomic and phylogenetic diversity across Malesian mountain forests. Journal of Biogeography, 40, 1997–2010. https://doi.org/10.1111/jbi.12138
Culumber, Z. W. y Tobler, M. (2016). Ecological divergence and conservatism: spatiotemporal patterns of niche evolution in a genus of livebearing fishes (Poeciliidae: Xiphophorus). BMC Evolutionary Biology, 16, 44. https://doi.org/10.1186/s12862-016-0593-4
De Mendonça, L. H. y Ebach, M. C. (2020). A review of transition zones in biogeographical classification. Biological Journal of the Linnean Society, 131, 717–736. https://doi.org/10.1093/biolinnean/blaa120
Diniz-Filho, J. A. F. (2023). The macroecological perspective: theories, models and methods. Cham, Suiza: Springer Nature. https://doi.org/10.1007/978-3-031-44611-5
Evans, M. E. K., Smith, S. A., Flynn, R. S. y Donoghue, M. J. (2009). Climate, niche evolution, and diversification of the “bird-cage” evening primroses (Oenothera, sections Anogra and Kleinia). The American Naturalist, 173, 225–240. https://doi.org/10.1086/595757
Felsenstein, J. (1985). Phylogenies and the comparative method. The American Naturalist, 125, 1–15. https://doi.org/10.1086/284325
Fine, P. V. A. (2015). Ecological and evolutionary drivers of geographic variation in species diversity. Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics, 46, 369–392. https://doi.org/10.1146/annurev-ecolsys-112414-054102
FitzJohn, R. G. (2012). Diversitree: comparative phylogenetic analyses of diversification in R: Diversitree. Methods in Ecology and Evolution, 3, 1084–1092. https://doi.org/10.1111/j.2041-210X.2012.00234.x
Fitzpatrick, B. M. y Turelli, M. (2006). The geography of mammalian speciation: Mixed signals from phylogenies and range maps. Evolution, 60, 601–615. https://doi.org/10.1111/j.0014-3820.2006.tb01140.x
Gaston, K. J. (2009). Geographic range limits of species. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 276, 1391–1393. https://doi.org/10.1098/rspb.2009.0100
Ghalambor, C. K., Huey, R. B., Martin, P. R., Tewksbury, J. J. y Wang, G. (2006). Are mountain passes higher in the tropics? Janzen’s hypothesis revisited. Integrative and Comparative Biology, 46, 5–17. https://doi.org/10.1093/ICB/ICJ003
Giehl, E. L. H., y Jarenkow, J. A. (2012). Niche conservatism and the differences in species richness at the transition of tropical and subtropical climates in South America. Ecography, 35, 933–943. https://doi.org/10.1111/j.1600-0587.2011.07430.x
González-Caro, S., Umaña, M. N., Álvarez, E., Stevenson, P. R. y Swenson, N. G. (2014). Phylogenetic alpha and beta diversity in tropical tree assemblages along regional-scale environmental gradients in northwest South America. Journal of Plant Ecology, 7, 145–153. https://doi.org/10.1093/jpe/rtt076
González-Voyer, A. y Von Hardenberg, A. (2014). An introduction to phylogenetic path analysis. In L. Z. Garamszegi (Ed.), Modern phylogenetic comparative methods and their application in evolutionary biology (pp. 201–229). Berlín y Heidelberg: Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-662-43550-2_8
Grandcolas, P., Nattier, R., Legendre, F. y Pellens, R. (2011). Mapping extrinsic traits such as extinction risks or modelled bioclimatic niches on phylogenies: Does it make sense at all? Cladistics, 27, 181–185. https://doi.org/10.1111/j.1096-0031.2010.00324.x
Hackel, J. y Sanmartín, I. (2021). Modelling the tempo and mode of lineage dispersal. Trends in Ecology and Evolution, 36, 1102–1112. https://doi.org/10.1016/j.tree.2021.07.007
Hagen, O., Skeels, A., Onstein, R. E., Jetz, W. y Pellissier, L. (2021). Earth history events shaped the evolution of uneven biodiversity across tropical moist forests. Proceedings of the National Academy of Sciences, 118, e2026347118. https://doi.org/10.1073/pnas.2026347118
Halffter, G. (1962). Explicación preliminar de la distribución geográfica de los Scarabaeidae mexicanos. Acta Zoológica Mexicana, 5, 1–17.
Halffter, G. (1964). La entomofauna americana, ideas acerca de su origen y distribución. Folia Entomológica Mexicana, 6, 1–108.
Halffter, G. (1976). Distribución de los insectos en la Zona de Transición Mexicana. Relaciones con la entomofauna de Norteamérica. Folia Entomológica Mexicana, 45, 1–64.
Halffter, G. (1978). Un nuevo patrón de dispersión en la Zona de Transición Mexicana: El mesoamericano de montaña. Folia Entomológica Mexicana, 39, 219–222.
Halffter, G. (1987). Biogeography of the montane entomofauna of Mexico and Central America. Annual Review of Entomology, 32, 95–114. https://doi.org/10.1146/annurev.en.32.010187.000523
Halffter, G. (1991). Historical and ecological factors determining the geographical distribution of beetles (Coleoptera: Scarabaeidae: Scarabaeinae). Folia Entomológica Mexicana, 82, 195–238.
Halffter, G., Favila, M. E. y Arellano, L. (1995). Spatial distribution of three groups of Coleoptera along an altitudinal transect in the Mexican Transition Zone and its biogeographical implications. Elytron, 9, 151–185.
Halffter, G. y Morrone, J. J. (2017). An analytical review of Halffter’s Mexican transition zone, and its relevance for evolutionary biogeography, ecology and biogeographical regionalization. Zootaxa, 4226, 1–46. https://doi.org/10.11646/zootaxa.4226.1.1
Harmon, L. J., Losos, J. B., Jonathan-Davies, T., Gillespie, R. G., Gittleman, J. L., Bryan-Jennings, W. et al. (2010). Early bursts of body size and shape evolution are rare in comparative data. Evolution, 64, 2385–2396. https://doi.org/10.1111/j.15585646.2010.01025.x
Harvey, P. H. y Pagel, M. D. (1991). The comparative method in evolutionary biology. Oxford, UK: Oxford University Press.
Hawkins, B. A., Diniz-Filho, J. A. F., Jaramillo, C. A. y Soeller, S. A. (2006). Post-Eocene climate change, niche conservatism, and the latitudinal diversity gradient of New World birds. Journal of Biogeography, 33, 770–780. https://doi.org/10.1111/j.13652699.2006.01452.x
Hawkins, B. A., Diniz-Filho, J. A. F., Jaramillo, C. A. y Soeller, S. A. (2007). Climate, niche conservatism, and the global bird diversity gradient. The American Naturalist, 170, S16–S27. https://doi.org/10.1086/519009
Hawkins, B. A., Rueda, M., Rangel, T. F., Field, R. y Diniz-Filho, J. A. F. (2014). Community phylogenetics at the biogeographical scale: Cold tolerance, niche conservatism and the structure of North American forests. Journal of Biogeography, 41, 23–38. https://doi.org/10.1111/jbi.12171
Heibl, C. y Calenge, C. (2018). phyloclim: integrating phylogenetics and climatic niche modeling. Disponible en: https://CRAN.Rproject.org/package=phyloclim
Hernández-Rojas, A. C., Kluge, J., Noben, S., Reyes-Chávez, J. D., Krömer, T., Carvajal-Hernández, C. I. et al. (2021). Phylogenetic diversity of ferns reveals different patterns of niche conservatism and habitat filtering between epiphytic and terrestrial assemblages. Frontiers of Biogeography, 13, 1–16. https://doi.org/10.21425/F5FBG50023
Hijmans, R. J., Phillips, S., Leathwick, J., Elith, J. y Hijmans, M. R. J. (2017). Package ‘dismo’. Disponible en: http://cran.rproject.org/web/packages/dismo/index.html.
Hipp, A. L., Manos, P. S., González-Rodríguez, A., Hahn, M., Kaproth, M. et al. (2018). Sympatric parallel diversification of major oak clades in the Americas and the origins of Mexican species diversity. New Phytologist, 217, 439–452. https://doi.org/10.1111/nph.14773
Höhna, S., Landis, M. J., Heath, T. A., Boussau, B., Lartillot, N. et al. (2016). RevBayes: Bayesian phylogenetic inference using graphical models and an interactive model-specification language. Systematic Biology, 65, 726–736. https://doi.org/10.1093/sysbio/syw021
Holt, R. D. (2009). Bringing the Hutchinsonian niche into the 21st century: ecological and evolutionary perspectives. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 106, 19659–19665. https://doi.org/10.1073/pnas.0905137106
Holt, R. D. y Gaines, M. S. (1992). Analysis of adaptation in heterogeneous landscapes: Implications for the evolution of fundamental niches. Evolutionary Ecology, 6, 433–447. https://doi.org/10.1007/BF02270702
Hubbell, S. P. (2011) The unified neutral theory of biodiversity and biogeography. Princeton, N.J.: Princeton University Press.
Hutchinson, G. E. (1957). Concluding remarks. Quantitative Biology, 22, 415–427. https://doi.org/10.1007/978-3-642-38007-5_26
Jablonski, D. (1987). Heritability at the species level: analysis of geographic ranges of cretaceous mollusks. Science, 238, 360–363. https://doi.org/10.1126/science.238.4825.360
Jablonski, D., Roy, K., y Valentine, J. W. (2006). Out of the tropics: Evolutionary dynamics of the latitudinal diversity gradient. Science, 314, 102–106. https://doi.org/10.1126/science.1130880
Janzen, D. H. (1967). Why mountain passes are higher in the tropics. The American Naturalist, 101, 233–249.
Jacquemyn, H., De Coensel, B., Evans, A., Wang, D. y Merckx, V. S. (2024). The relationship between phylogeny, range size, niche breadth and niche overlap in European orchids (Orchidaceae). Journal of Biogeography, 51, 409-421. https://doi.org/10.1111/jbi.14769
Joaqui, T., Cultid-Medina, C. A., Dáttilo, W. y Escobar, F. (2021). Different dung beetle diversity patterns emerge from overlapping biotas in a large mountain range of the Mexican Transition Zone. Journal of Biogeography, 48, 1284–1295. https://doi.org/10.1111/jbi.14075
Jombart, T., Balloux, F. y Dray, S. (2010). adephylo: new tools for investigating the phylogenetic signal in biological traits. Bioinformatics, 26, 1907–1909. https://doi.org/10.1093/bioinformatics/btq292
Juárez-Barrera, F., Espinosa, D., Morrone, J. J., Escalante, T. y Bueno-Hernández, A. A. (2020). La complejidad biótica de la Zona de Transición Mexicana y la evolución del pensamiento biogeográfico de Gonzalo Halffter. Revista Mexicana de Biodiversidad, 91, e913402. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2020.91.3402
Keck, F., Rimet, F., Bouchez, A. y Franc, A. (2016). phylosignal: An R package to measure, test, and explore the phylogenetic signal. Ecology and Evolution, 6, 2774–2780. https://doi.org/10.1002/ece3.2051
Kembel, S. W., Cowan, P. D., Helmus, M. R., Cornwell, W. K., Morlon, H., Ackerly, D. D. et al. (2010). Picante: R tools for integrating phylogenies and ecology. Bioinformatics, 26, 1463–1464. https://doi.org/10.1093/bioinformatics/btq166
Knowles, L. L. (2001). Did the Pleistocene glaciations promote divergence? Tests of explicit refugial models in montane grasshoppers. Molecular Ecology, 10, 691–701. https://doi-org.pbidi.unam.mx:2443/10.1046/j.1365-294x.2001.01206.x
Kozak, K. H. y Wiens, J. J. (2010). Accelerated rates of climatic-niche evolution underlie rapid species diversification: Niche evolution and rapid diversification. Ecology Letters, 13, 1378–1389. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2010.01530.x
Landis, M. J., Matzke, N. J., Moore, B. R. y Huelsenbeck, J. P. (2013). Bayesian analysis of biogeography when the number of areas is large. Systematic Biology, 62, 789–804. https://doi.org/10.1093/sysbio/syt040
Legendre, P. & Legendre, L. (1998). Numerical ecology(2nd English Ed). Amsterdam: Elsevier.
Leonardi, M., Hallett, E. Y., Beyer, R., Krapp, M. y Manica, A. (2023). pastclim 1.2: An R package to easily access and use paleoclimatic reconstructions. Ecography, 2023. https://doi.org/10.1111/ecog.06481
Leroy, B., Meynard, C. N., Bellard, C. y Courchamp, F. (2016). Virtualspecies, an R package to generate virtual species distributions. Ecography, 39, 599–607. https://doi.org/10.1111/ecog.01388
Lizardo, V., Escobar, F., Martínez-Meyer, E. y Morrone, J. J. (2024). Adaptive shifts in Phanaeini dung beetles of the Mexican Plateau cenocron in the Mexican Transition Zone. Zoologica Scripta, 53, 1–10. https://doi.org/10.1111/zsc.12656
Lizardo, V., García-Trejo, E. A. y Morrone, J. J. (2024). Niche conservatism and convergence in birds of three cenocrons in the Mexican Transition Zone. PeerJ, 12, 1–27. https://doi.org/10.7717/peerj.16664.
Lobo, J. M. (2007). Los ‘patrones de dispersión’ de la fauna Ibérica de Scarabaeinae (Coleoptera). En M. Zunino y A. Melic (Eds.), Escarabajos, diversidad y conservación biológica. Ensayos en homenaje a Gonzalo Halffter (pp. 159–177). Zaragoza: Sociedad Entomológica Aragonesa, Monografías 3er. Milenio M3M.
Lobo, J. M. (2024). Hotter-is-not-better: a study on the thermal response of a winter active and nocturnal beetle. Journal of Insect Physiology, 153, 104602.
López-Estrada, E. K., Sanmartín, I., García-París, M. y Zaldívar-Riverón, A. (2019). High extinction rates and non-adaptive radiation explains patterns of low diversity and extreme morphological disparity in North American blister beetles (Coleoptera, Meloidae). Molecular Phylogenetics and Evolution, 130, 156–168. https://doi.org/10.1016/j.ympev.2018.09.014
Losos, J. B. (2008a). Phylogenetic niche conservatism, phylogenetic signal and the relationship between phylogenetic relatedness and ecological similarity among species. Ecology Letters, 11, 995–1003. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2008.01229.x
Losos, J. B. (2008b). Rejoinder to Wiens (2008): Phylogenetic niche conservatism, its occurrence and importance. Ecology Letters, 11, 1005–1007. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2008.01232.x
Love, S. J., Schweitzer, J. A., Woolbright, S. A. y Bailey, J. K. (2023). Sky islands are a global tool for predicting the ecological and evolutionary consequences of climate change. Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics, 54, 219–236.
Löwenberg-Neto, P., De Carvalho, C. J. B. y Hawkins, B. A. (2011). Tropical niche conservatism as a historical narrative hypothesis for the Neotropics: a case study using the fly family Muscidae. Journal of Biogeography, 38, 1936–1947. https://doi.org/10.1111/j.1365-2699.2011.02540.x
Luna-Vega, I., Alcántara-Ayala O., Espinosa-Organista D. y Morrone J. J. (1999). Historical relationships of the Mexican cloud forests: A preliminary vicariance model applying parsimony analysis of endemicity to vascular plant taxa. Journal of Biogeography, 26, 1299–1305. https://doi.org/10.1046/j.1365-2699.1999.00361.x
Machac, A. (2020). The dynamics of bird diversity in the New World. Systematic Biology, 69, 1180–1199. https://doi.org/10.1093/SYSBIO/SYAA028
Martín-Piera, F., Veiga, C. M. y Lobo, J. M. (1992). Ecology and biogeography of dung-beetle communities (Coleoptera, Scarabaeoidea) in an Iberian mountain range. Journal of Biogeography, 19, 677–691.
Martínez-Meyer, E., Peterson, A. T. y Hargrove, W. W. (2004). Ecological niches as stable distributional constraints on mammal species, with implications for Pleistocene extinctions and climate change projections for biodiversity. Global Ecology and Biogeography, 13, 305–314. https://doi.org/10.1111/j.1466-822x.2004.00107.x
Mastretta-Yanes, A., Moreno-Letelier, A., Piñero, D., Jorgensen, T. H. y Emerson, B. C. (2015). Biodiversity in the Mexican highlands and the interaction of geology, geography and climate within the Trans-Mexican Volcanic Belt. Journal of Biogeography, 42, 1586–1600. https://doi.org/10.1111/JBI.12546
Matzke, N. J. (2013). Probabilistic historical biogeography: new models for founder-event speciation, imperfect detection, and fossils allow improved accuracy and model-testing. Berkeley: University of California.
Matzke, N. J. (2014). Model selection in historical biogeography reveals that founder-event speciation is a crucial process in island clades. Systematic Biology, 63, 951–970. https://doi.org/10.1093/sysbio/syu056
Matzke, N. J. (2018). nmatzke/BioGeoBEARS: BioGeoBEARS: BioGeography with Bayesian (and likelihood) Evolutionary Analysis with R Scripts (v1.1.1) [Computer software]. Zenodo. https://doi.org/10.5281/ZENODO.1478250
Moctezuma, V., Halffter, G. y Lizardo, V. (2021). The Phanaeus tridens species group (Coleoptera: Scarabaeoidea): A dung beetle group with genital morphological stasis but a changing ecological niche. Acta Entomologica Musei Nationalis Pra- gae, 61, 447–482. https://doi.org/10.37520/aemnp.2021.025
Morinière, J., Van Dam, M. H., Hawlitschek, O., Bergsten, J., Michat, M. C., Hendrich, L. et al. (2016). Phylogenetic niche conservatism explains an inverse latitudinal diversity gradient in freshwater arthropods. Scientific Reports, 6, 26340.
Morrone, J. J. (2015). Halffter’s Mexican transition zone (1962-2014), cenocrons and evolutionary biogeography. Journal of Zoological Systematics and Evolutionary Research, 53, 249–257. https://doi.org/10.1111/jzs.12098
Morrone, J. J. (2020a). The Mexican Transition Zone: a natural biogeographic laboratory to study biotic assembly. Cham, Suiza: Springer International Publishing. https://doi.org/10.1007/978-3-030-47917-6
Morrone, J. J. (2020b). Biotic assembly in evolutionary biogeography: a case for integrative pluralism. Frontiers of Bio- geography, 12.4, e48819. https://doi.org/10.21425/F5FBG48819
Münkemüller, T., Boucher, F. C., Thuiller, W. y Lavergne, S. (2015). Phylogenetic niche conservatism – common pitfalls and ways forward. Functional Ecology, 29, 627–639. https://doi.org/10.1111/1365-2435.12388
Münkemüller, T., Gallien, L., Pollock, L. J., Barros, C., Carboni, M., Chalmandrier, L. et al. (2020). Dos and don’ts when inferring assembly rules from diversity patterns. Global Ecology and Biogeography, 29, 1212–1229. https://doi.org/10.1111/geb.13098
Münkemüller, T., Lavergne, S., Bzeznik, B., Dray, S., Jombart, T., Schiffers, K. et al. (2012). How to measure and test phylogenetic signal: how to measure and test phylogenetic signal. Methods in Ecology and Evolution, 3, 743–756. https://doi.org/10.1111/j.2041-210X.2012.00196.x
Muñoz, M. M. y Bodensteiner, B. L. (2019). Janzen’s hypothesis meets the Bogert Effect: Connecting climate variation, thermoregulatory behavior, and rates of physiological evolution. Integrative Organismal Biology, 1, 1–12. https://doi.org/10.1093/IOB/OBY002
Osorio-Olvera, L., Lira-Noriega, A., Soberón, J., Peterson, A. T., Falconi, M., Contreras-Díaz, R. G. et al. (2020). ntbox: an r package with graphical user interface for modelling and evaluating multidimensional ecological niches. Methods in Ecology and Evolution, 11, 1199–1206. https://doi.org/10.1111/2041-210X.13452
Pagel, M. (1999). Inferring the historical patterns of biological evolution. Nature, 401, 877–884. https://doi.org/10.1038/44766
Paradis, E. (2014a). An introduction to the phylogenetic comparative method. En L. Z. Garamszegi (Ed.), Modern phylogenetic comparative methods and their application in evolutionary biology (pp. 3–18). Berlín y Heidelberg: Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-662-43550-2_1
Paradis, E. (2014b). Simulation of phylogenetic data. En L. Z. Garamszegi (Ed.), Modern phylogenetic comparative methods and their application in evolutionary biology (pp. 335–350). Berlín y Heidelberg: Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-662-43550-2_13
Paradis, E., Claude, J. y Strimmer, K. (2004). APE: analyses of phylogenetics and evolution in R language. Bioinformatics, 20, 289–290. https://doi.org/10.1093/bioinformatics/btg412
Pelegrin, J. S., Gamboa, S., Menéndez, I. y Hernández-Fernández, M. (2018). The great American biotic interchange: a paleoecological review considering Neotropical mammals and birds. Ecosistemas, 27, 5–17. https://doi.org/10.7818/ECOS.1455
Pellissier, V., Barnagaud, J., Kissling, W., Şekercioğlu, Ç. y Svenning, J. (2018). Niche packing and expansion account for species richness–productivity relationships in global bird assemblages. Global Ecology and Biogeography, 27, 604–615. https://doi.org/10.1111/geb.12723
Pennell, M. W., Eastman, J. M., Slater, G. J., Brown, J. W., Uyeda, J. C., FitzJohn, R. G. et al. (2014). geiger v2.0: an expanded suite of methods for fitting macroevolutionary models to phylogenetic trees. Bioinformatics, 30, 2216–2218. https://doi.org/10.1093/bioinformatics/btu181
Peterson, A. T. (2011). Ecological niche conservatism: a time-structured review of evidence: Ecological niche conservatism. Journal of Biogeography, 38, 817–827. https://doi.org/10.1111/j.1365-2699.2010.02456.x
Peterson, A. T., Soberón, J. y Sánchez-Cordero, V. (1999). Conservatism of ecological niches in evolutionary time. Science, 285, 1265–1267. https://doi.org/10.1126/science.285.5431.1265
Peterson, A. T., Soberón, J., Pearson, R. G., Anderson, R. P., Martínez-Meyer, E., Nakamura, M. et al. (2011). Ecological niches and geographic distributions. Princeton University Press. Princeton.
Pigot, A., Trisos, C. y Tobias, J. (2016). Functional traits reveal the expansion and packing of ecological niche space underlying an elevational diversity gradient in passerine birds. Proceedings of the Royal Society B Biological Sciences, 283, 20152013. https://doi.org/10.1098/rspb.2015.2013
Phillips, S. J., Anderson, R. P. y Schapire, R. E. (2006). Maximum entropy modeling of species geographic distributions. Ecological Modelling, 190, 231–259.
Pontarp, M., Bunnefeld, L., Cabral, J. S., Etienne, R. S., Fritz, S. A., Gillespie, R. et al. (2019). The latitudinal diversity gradient: novel understanding through mechanistic eco-evolutionary models. Trends in Ecology and Evolution, 34, 211–223. https://doi.org/10.1016/j.tree.2018.11.009
Pyron, R. A., Costa, G. C., Patten, M. A. y Burbrink, F. T. (2015). Phylogenetic niche conservatism and the evolutionary basis of ecological speciation: Niche conservatism and speciation. Biological Reviews, 90, 1248–1262. https://doi.org/10.1111/brv.12154
Qian, H. (2014). Contrasting relationships between clade age and temperature along latitudinal versus elevational gradients for woody angiosperms in forests of South America. Journal of Vegetation Science, 25, 1208–1215. https://doi.org/10.1111/jvs.12175
Qian, H., Cao, Y., Li, D., Chu, C., Sandel, B. y Wang, X. (2020). Geographic patterns and environmental correlates of phylogenetic relatedness and diversity for freshwater fish assemblages in North America. Ecography, 43, 1814–1824. https://doi.org/10.1111/ecog.05280
Qian, H., Deng, T., Jin, Y., Mao, L., Zhao, D. y Ricklefs, R. E. (2019). Phylogenetic dispersion and diversity in regional assemblages of seed plants in China. Proceedings of the National Academy of Sciences, 116, 23192–23201. https://doi.org/10.1073/pnas.1822153116
Qian, H., Jin, Y. y Ricklefs, R. E. (2017). Patterns of phylogenetic relatedness of angiosperm woody plants across biomes and life-history stages. Journal of Biogeography, 44, 1383–1392. https://doi.org/10.1111/jbi.12936
Qian, H. y Ricklefs, R. E. (2016). Out of the tropical lowlands: Latitude versus elevation. Trends in Ecology and Evolution, 31, 738–741. https://doi.org/10.1016/j.tree.2016.07.012
Qian, H., Ricklefs, R. E. y Thuiller, W. (2021). Evolutionary assembly of flowering plants into sky islands. Nature, Ecology and Evolution, 5, 640–646. https://doi.org/10.1038/s41559-021-01423-1
Qian, H., Zhang, J. y Hawkins, B. A. (2018). Mean family age of angiosperm tree communities and its climatic correlates along elevational and latitudinal gradients in eastern North America. Journal of Biogeography, 45, 259–268. https://doi.org/10.1111/jbi.13108
Qian, H., Zhang, Y., Zhang, J. y Wang, X. (2013). Latitudinal gradients in phylogenetic relatedness of angiosperm trees in North America: Phylogenetic structure of angiosperm tree assemblages. Global Ecology and Biogeography, 22, 1183–1191. https://doi.org/10.1111/geb.12069
Quintero, I. y Jetz, W. (2018). Global elevational diversity and diversification of birds. Nature, 555, 246–250. https://doi.org/10.1038/nature25794
R Core Team (2021). R: A language and environment for statistical computing. R Foundation for Statistical Computing, Vienna. https://www.R-project.org/
Rangel, T. F., Edwards, N. R., Holden, P. B., Diniz-Filho, J. A. F., Gosling, W. D., Coelho, M. T. P. et al. (2018). Modeling the ecology and evolution of biodiversity: Biogeographical cradles, museums, and graves. Science, 361, 1–13. https://doi.org/10.1126/science.aar5452
Ree, R. H. y Sanmartín, I. (2009). Prospects and challenges for parametric models in historical biogeographical inference. Journal of Biogeography, 36, 1211–1220. https://doi.org/10.1111/j.1365-2699.2008.02068.x
Ree, R. H. y Smith, S.A. (2008) Maximum likelihood inference of geographic range evolution by dispersal, local extinction, and cladogenesis. Systematic Biology, 57, 4–14
Ree, R. H., Moore, B. R., Webb, C. O. y Donoghue, M. J. (2005) A likelihood framework for inferring the evolution of geographic range on phylogenetic trees. Evolution, 59, 2299–2311
Reig, O.A. (1981) Teoría del origen y desarrollo de la fauna de mamíferos de América del Sur. Mar del Plata: Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia.
Revell, L. J. (2012). phytools: an R package for phylogenetic comparative biology (and other things): phytools: R package. Methods in Ecology and Evolution, 3, 217–223. https://doi.org/10.1111/j.2041-210X.2011.00169.x
Ringelberg, J. J., Koenen, E. J., Sauter, B., Aebli, A., Rando, J. G., Iganci, J. R. et al. (2023). Precipitation is the main axis of tropical plant phylogenetic turnover across space and time. Science Advances, 9, eade4954. https://doi.org/10.1126/sciadv.ade4954
Rolland, J., Condamine, F. L., Jiguet, F. y Morlon, H. (2014). Faster speciation and reduced extinction in the tropics contribute to the mammalian latitudinal diversity gradient. PLoS Biology, 12, e1001775. https://doi.org/10.1371/journal.pbio.1001775
Ronquist, F. (1997). Dispersal-vicariance analysis: a new approach to the quantification of historical biogeography. Systematic Biology, 45, 195–203.
Rosenzweig, M. L. (1995). Species diversity in space and time. Cambridge, UK: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511623387
Rull, V. (2020). Neotropical diversification: historical overview and conceptual insights. En V. Rull y A. Carnaval (Eds.) Neotropicaldiversification: patterns and processes. Cham, Suiza: Fascinating Life Sciences. Springer, https://doi.org/10.1007/978-3-030-31167-4_2
Schnitzler, J., Graham, C. H., Dormann, C. F., Schiffers, K. & Linder, P. H. (2012). Climatic niche evolution and species diversification in the Cape flora, South Africa. Journal of Biogeography, 39, 2201–2211. https://doi.org/10.1111/jbi.12028
Sillero, N., Campos, J. C., Arenas-Castro, S. y Barbosa, A. M. (2023). A curated list of R packages for ecological niche modelling. Ecological Modelling, 476, 110242. https://doi.org/10.1016/j.ecolmodel.2022.110242
Skeels, A. y Cardillo, M. (2017). Environmental niche conservatism explains the accumulation of species richness in Mediterranean-hotspot plant genera: Hotspot niche conservatism. Evolution, 71, 582–594. https://doi.org/10.1111/evo.13179
Soberón, J. M. (2007). Grinnellian and Eltonian niches and geographic distributions of species. Ecology Letters, 10, 1115–1123. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2007.01107.x
Soberón J. y Peterson, A. T. (2005). Interpretation of models of fundamental ecological niches and species’ distributional areas. Biodiversity Informatics, 2, 1–10. https://doi.org/10.1093/wber/lhm022
Soberón, J. M. y Nakamura, M. (2009). Niches and distributional areas: Concepts, methods, and assumptions. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 106, 19644–19650. https://doi.org/10.1073/pnas.0901637106
Schnitzler, J., Graham, C. H., Dormann, C. F., Schiffers, K. y Linder, P. H. (2012). Climatic niche evolution and species diversification in the Cape flora, South Africa. Journal of Biogeography, 39, 2201–2211.
Starko, S., Demes, K. W., Neufeld, C. J. y Martone, P. T. (2020). Convergent evolution of niche structure in Northeast Pacific kelp forests. Functional Ecology, 34, 2131–2146. https://doi.org/10.1111/1365-2435.13621
Stebbins, G. L. (1974). Flowering plants: evolution above the species level. Cambridge, MA: Harvard University Press. https://doi.org/10.4159/harvard.9780674864856
Stephens, P. R. y Wiens, J. J. (2003). Explaining species richness from continents to communities: The time-for-speciation effect in emydid turtles. American Naturalist, 161, 112–128. https://doi.org/10.1086/345091
Stigall, A. L. (2014). When and how do species achieve niche stability over long time scales? Ecography, 37, 1123–1132. https://doi.org/10.1111/ECOG.00719
Uyeda, J. C., Caetano, D. S. y Pennell, M. W. (2015). Comparative analysis of principal components can be misleading. Systematic Biology, 64, 677–689. https://doi.org/10.1093/sysbio/syv019
Uyeda, J. C. y Harmon, L. J. (2014). A novel Bayesian method for inferring and interpreting the dynamics of adaptive landscapes from phylogenetic comparative data. Systematic Biology, 63, 902–918. https://doi.org/10.1093/sysbio/syu057
Vasconcelos, T., O’Meara, B. C. y Beaulieu, J. M. (2022). Retiring “cradles” and “museums” of biodiversity. American Naturalist, 199, 194–205. https://doi.org/10.1086/717412
Vieites, D. R., Nieto-Román, S. y Wake, D. B. (2009). Reconstruction of the climate envelopes of salamanders and their evolution through time. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106, 19715–19722. https://doi.org/10.1073/pnas.0902956106
Warren, D. L., Cardillo, M., Rosauer, D. F. y Bolnick, D. I. (2014). Mistaking geography for biology: Inferring processes from species distributions. Trends in Ecology and Evolution, 29, 572–580. https://doi.org/10.1016/j.tree.2014.08.003
Warren, D. L., Glor, R. E. y Turelli, M. (2008). Environmental niche equivalency versus conservatism: Quantitative approaches to niche evolution. Evolution, 62, 2868–2883. https://doi.org/10.1111/j.1558-5646.2008.00482.x
Warren, D. L., Glor, R. E. y Turelli, M. (2010). ENMTools: Atoolbox for comparative studies of environmental niche models. Ecography, 33, 607–611. https://doi.org/10.1111/j.1600-0587.2009.06142.x
Wiens, J. J. (2008). Commentary on Losos (2008): niche conservatism déjà vu. Ecology Letters, 11, 1004–1005. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2008.01238.x
Wiens, J. J. (2011). The niche, biogeography and species interactions. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 366, 2336–2350. https://doi.org/10.1098/rstb.2011.0059
Wiens, J. J., Ackerly, D. D., Allen, A. P., Anacker, B. L., Buckley, L. B., Cornell, H. V. et al. (2010). Niche conservatism as an emerging principle in ecology and conservation biology. Ecology Letters, 13, 1310–1324. https://doi.org/10.1111/j.1461-0248.2010.01515.x
Wiens, J. J. y Donoghue, M. J. (2004). Historical biogeography, ecology and species richness. Trends in Ecology and Evolution, 19, 639–644. https://doi.org/10.1016/j.tree.2004.09.011
Wiens, J. J. y Graham, C. H. (2005). Niche conservatism: integrating evolution, ecology, and conservation biology. Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics, 36, 519–539. https://doi.org/10.1146/annurev.ecolsys.36.102803.095431
Wiens, J. J., Graham, C. H., Moen, D. S., Smith, S. A. y Reeder, T. W. (2006). Evolutionary and ecological causes of the latitudinal diversity gradient in hylid frogs: treefrog trees unearth the roots of high tropical diversity. The American Naturalist, 168, 579–596. https://doi.org/10.1086/507882
Willis, J. C. (1922). Age and area: a study in geographical distribution and origin of species. Cambridge: Cambridge University Press. https://doi.org/10.5962/bhl.title.30741
Winger, B. M., Barker, F. K. y Ree, R. H. (2014). Temperate origins of long-distance seasonal migration in New World songbirds. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 111, 12115–12120. https://doi.org/10.1073/pnas.1405000111
Worm, B. y Tittensor, D. P. (2018). A theory of global biodiversity (MPB-60). Princeton: Princeton University Press.
Yue, J. y Li, R. (2021). Phylogenetic relatedness of woody angiosperm assemblages and its environmental deter- minants along a subtropical elevational gradient in China. Plant Diversity, 43, 111–116. https://doi.org/10.1016/j.pld.2020.08.003